La Edafología como Profesión Socialmente Necesaria (La Acreditación)
A lo largo del tiempo, el interés muchas ciencias sube y baja, según los dictados de nuestros “sabios políticos”, el interés social y las demandas del mercado. Sin embargo, unas disciplinas se encuentran más amparadas que otras. ¿Cuáles salen favorecidas? Simplemente las que disponen de Colegios Profesionales, generalmente ligadas a una facultad o carrera universitaria especifica. Ahora bien, en muchos casos, los científicos no disponen de tales estructuras que, de facto, actúan como lobbies de poder. Este es el caso de la ciencia del suelo, edafología y/o pedología en la mayor parte de los países. En EE.UU., este problema se ha resuelto (más o menos) al aprobarse recientemente una Carta Profesional por el Senado de la Nación a cerca de la imperiosa necesidad de relanzar tanto a la edafología como a los profesionales que la practican. Esta debiera ser una iniciativa a seguir en otros países. Por ejemplo, en España (que es el caso que, obviamente, mejor conozco) existen, más o menos, entre veinte y treinta cátedras de edafología. Sin embargo, su docencia se encuentra en decadencia, mientras que los profesores e investigadores de tales departamentos se ven obligados a impartir otras materias. De seguir así, no se tardarán muchos años en que el mercado padezca una severa carencia de edafólogos. La ciencia del suelo resulta capital en agronomía, medio ambiente, planificación territorial, cambio global, etc. Con independencia de los ciclos de interés-desinterés que despierte una determinada materia científica en un momento dado de su historia, la sociedad demanda profesionales, tanto para el sector público como para el privado. En nuestro caso, la Unión Europea reconoce la creciente demanda de información edafológica. La única manera de realizar buenos estudios reside en la cualificación profesional de los nuevos licenciados. Cuando una empresa o consultoría requiere de buenos profesionales, con vistas a realizar determinados estudios y/o proyectos, ¿quien garantiza la calidad de los candidatos en la materia? En España, y posiblemente en otros muchos países de Latinoamérica, nadie. La única forma posible de evitar llegar a estas tesituras (hecho que también afecta a otras capacitaciones profesionales) reside en que los expertos en tales disciplinas examinen y acrediten la cualificación de los jóvenes con vistas a realizar tales trabajos. Hoy por hoy, no encuentro alternativa a que las sociedades científicas se hagan cargo de tal labor, tras ser aprobada una legislación adecuada por parte de los gobiernos. De no ser así, nadie puede, ni tan siquiera ofrecer un mínimo de garantías a la hora de afrontar ciertos proyectos de gran calado. ¿Deseamos permanecer en esta sociedad de la chaladura y el desconocimiento? ¿Y luego hablamos de I +D + i?
Juan José Ibáñez Impartiendo una conferencia en Arequipa (Perú)
Hoy por hoy, por mucho que se desprecie a la ciencia del suelo en algunos países, como España, los edafólogos son vitales con vistas a alcanzar un desarrollo sostenible, como se ha reconocido por el senado de EE.UU.
Muchos colegas de otras disciplinas se rasgan ahora las vestiduras alegando la falta de financiación, la pérdida de una generación de investigaciones, etc., debido a los recortes del gasto público a consecuencia de la crisis económica. Sin embargo, personalmente, no me importa un comino. Los edafólogos llevamos así más de tres décadas y esos mismos llorones-egoístas jamás nos han ayudado (sino todo lo contrario), supongo que pensando que apelando a tal forma de proceder tendrían un enemigo menos con vistas a captar fondos, becas y plazas. ¿Y ahora qué?
Resulta dramático que hace unos meses me informarán de que desaparecía una cátedra concreta de edafología en una Escuela de Ingenieros Agrónomos, así como que tal materia sería impartida por ingenieros del terreno, es decir, por ingenieros civiles que, en realidad, no atesoran conocimiento alguno sobre la materia. Se trata de un hecho concreto entre otros muchos.
Ya hace algún tiempo que el entrañable y antiguo colaborador de esta bitácora, Salvador González Carcedo, defendía en esta necesidad, que yo mismo también apoyaba en los dos post anteriormente aludidos. Cuando terminé la carrera Universitaria de CC. Biológicas, carecíamos de tal Colegio Profesional, por lo que nuestro acceso laboral a las administraciones públicas, por ejemplo, se encontraba prácticamente bloqueado por “okupas” de facto de otras ramas de la ciencia que si disfrutaban de tal garantía o paraguas institucional (que de hecho intentaron frenar cualquier iniciativa por nuestra parte). Con el tiempo conseguimos tal estructura. Ahora disponemos de un modesto colegio. Empero este último defiende los intereses de sus profesionales. No soy partidario de que tales estructuras adquieran un gran poder, como ocurre en este desdichado país con algunas de ellas. Francamente detesto las mafias, se denominen como denominen. Ahora bien, una cuestión es potenciar tales estructuras de poder y otra bien distinta el desamparo duro y puro.
En Consecuencia, conseguir un cierto reconocimiento, que al menos permita a los edafólogos discernir quien se encuentra capacitado para trabajar laboralmente en nuestro ámbito y quien no, implica ante todo una garantía para el ciudadano y la propia sociedad. ¿Es pedir mucho? ¿Quién se responsabilizaría de ofrecer tales acreditaciones? Hoy por hoy, a nivel Estatal no cabe más que pensar en las propias Sociedades Nacionales de la Ciencia del Suelo. Tampoco estaría mal que estas, a nivel continental, aunaran esfuerzos a la hora de demandar sobre este serio asunto un garante, o al menos arbitraje, de instituciones internacionales, como en el caso de Europa sería la UE. Imaginémonos que por fin, la Directiva Europea de Protección de Suelos, logre romper la minoría de bloqueo y ser aprobada en la Unión Europea. Tal hecho significaría tener que afrontar en el futuro una gran cantidad de trabajo, requiriéndose un considerable número de profesionales cualificados. ¿Se encontraría España preparada? Francamente si tarda mucho en salir no.
¿Sociedad del Conocimiento? ¡Y un Cuerno!
Juan José Ibáñez
Hola Juanjo:
Creo que podemos intentar saber si España, y los edafólogos estamos preparados para acordar un título de grado.
A los lectores que como el que escribe, tenemos alguna responsabilidad sobre el futuro de nuestras cátedras y de nuestra gente, les pregunto:
Qué nombre damos al grado?
Que contenidos damos en el primer y segundo año?
Que especialidades desarrollamos en el tercer y cuarto año?
y tambien?
Qué capacidades profesionales damos a estos graduados?
Como se puede comprender, aunque quizas hay otros mas adecuadossi hay que tener un coordinador, yo me ofrezco, por aquello de dar el primer paso, para continuar mi exposición de Costa Rica.
En la medida que vaya obteniendo respuestas lo iré comunicado
Saludos cordiales
Salvador González Carcedo
Hola Salva, me parece que en la Unión Americana, existe el grado licenciatura de «Soil Scientific», que como sabemos ellos le llamana «Bachelor». Eb Néxico en la carrera de Ingeniero Agrónomo alguns universidades ofrecen la especialidad de suelos. Aunque en Chapingo ya laguidece por falta de alumnos, según me ocmentaron en un visita que hice hace algunos años. También es cierto que muchas decisiones que deberian requerir de la opinión de los especialistas, las toma cualquier hijo de vecino. Debido en gran parte a que no le damos suficiente realce a nuestras labores académicas. Existen muchos colegas que pudiendo hacerlo,tienen miedo de opinar.
[…] de un modo u otro requieran pericia en este tema. Más concretamente nos referimos a este post “La Edafología como Profesión Socialmente Necesaria (La Acreditación)”. Pues bien, la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo ha ido sensible a este tipo de […]