Origen y Expansión de la Agricultura en Eurasia: Las Lenguas Indoeuropeas

La(s) revoluciones neolíticas ocasionaron un enorme impacto sobre la edafosfera planetaria. Hoy por hoy, no existen evidencias de un origen común, sino que todo parece apuntar a  que se crearon independientemente en diferentes lugares del globo. ¿Sincrónica o asincrónicamente?. Resulta lógico inclinarse hacia la segunda hipótesis, pero (….). En cualquier caso, plantearse que pueblo resultó ser el “firts one” se me antoja más una materia que principalmente interesa a aquellos con mentes ofuscadas por los chauvinismos nacionalistas o territoriales. ¿Se trató de expansiones culturales o fueron conducidos por invasiones y guerras? Probablemente plantearse el tema como una dicotomía sea la peor manera de progresar para entender la historia de la humanidad. Por desgracia, las guerras son tan consustanciales a las sociedades humanas como sus intercambios culturales y comerciales. La interesante nota de prensa que os mostramos hoy nos informa del nacimiento de la agricultura en el sur de Anatolia (región perteneciente a la actual Turquía) hace unos 9,500 años, es decir a penas acabada la última glaciación cuaternaria, o cuando se encontraba dando sus últimos coletazos en otros lugares. Por lo tanto, al menos en Europa y este de Asia, tanto sus paisajes actuales, como los paisanajes se conformaron tanto por el incremento de las temperaturas como por una revolución agraria. Sin embargo, la mentada noticia nos ubica, tanto a europeos y asiáticosdentro en una de las ramas del árbol genealógico  cuyo tronco surgió del suelo de Anatolia. Todos tenemos pues, metafóricamente hablando, “sangre turca” (los arrogantes defensores de la supremacía aria,  también). Empero en lugar de genes, los resultados proceden de estudios lingüísticos. La expansión de la agricultura fue rastreada analizando 103 lenguas indoeuropeas, vivas o muertas.  Los criterios para la elección de los vocablos a rastrear se me antojan muy sensatos. Es decir, que en lugar de genes el trabajo se centró en los memes, dando lugar a conclusiones muy interesantes. Sin embargo, los análisis genómicos apuntan en la misma dirección. Del mismo modo, los datos obtenidos también ofrecen una cronología difusa que delata cuando llegó la agricultura a las diferentes regiones y como corolario, cuando los suelos comenzaron a ser fuertemente impactados, y hasta que medida la las comunidades naturales y sus respectivos paisajes tuvieron durante algún tiempo la posibilidad de ensamblarse sin las perturbaciones de la producción agraria de alimentos. El estudio resulta ser lo suficientemente interesante como para que leáis detenidamente, sin que os de más la lata. Hablamos de una investigación transdisciplinar que parte de las denostadas humanidades, más que de las ciencias experimentales. Lo dicho, a menudo los memes nos pueden aportar tanta o más información que los genes, cuando se hace uso de ideas ingeniosas y técnicas matemáticas novedosas. Con el tiempo, seguramente podremos averiguar como acaecieron estos procesos en América, por cuanto, hoy por hoy, no existe la más mínima evidencia de que algunos antepasados euroasiáticos las llevaran allí, en ningún momento o lugar, tan solo especulaciones.

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Origen de la Agricultura y lenguas Indoeuropeas. Fuente: Stravaganza

 Juan José Ibáñez

Las lenguas indoeuropeas nacieron en Turquía

Desde Islandia, en el extremo norte del Atlántico, hasta Sri Lanka, en el Índico, miles de millones de personas hablan más de un centenar de lenguas que una vez fueron una. Durante casi 60 años, los lingüistas se han peleado por el origen de aquel idioma primigenio.

FUENTE | Materia Publicaciones Científicas 24/08/2012

Ahora, usando un método tomado del estudio de la expansión de los virus y comparando la evolución de miles de palabras similares, investigadores de una decena de universidades han determinado que todo empezó en el sur de Anatolia, en la actual Turquía. La difusión de la agricultura habría sido el vector de expansión de la Babel en que se han convertido las lenguas indoeuropeas.

Integrada por algo más de 150 lenguas que son habladas por unos 3.200 millones de personas, la familia de lenguas indoeuropeas es la mayor de las que hay en el planeta. A primera vista, el inglés, el ruso, el griego, el hindi o el español pueden parecer idiomas sin ninguna relación de parentesco. Pero si se va a palabras básicas de su vocabulario se observa la similitud formal y fonética entre mother, mat’, mitéra, Māṁ y madre. El árbol familiar, a pesar de algunas discrepancias, parece estar claro: las subfamilias itálica, celta, germánica, balto-eslava, indo-irania, albanesa, griega, armenia y las ya desaparecidas anatolia y tocaria habrían degenerado en los idiomas de hoy.

Pero lo que no está claro es su origen. En 1956, la arqueóloga Marija Gimbutas postuló que el primer indoeuropeo debió ser el de los kurganes. Esta vieja civilización seminómada, que se desplazaba a lomos de caballo, se expandió hace unos 6.000 años desde sus tierras originales en las estepas pónticas al norte del Mar Negro por buena parte de Europa y el sur de Asia llevando consigo su idioma. Pero, en 1987 otro arqueólogo, Colin Renfrew, propuso que las lenguas indoeuropeas vienen de Anatolia. Para él, no fue la cultura del caballo sino la expansión de la agricultura del neolítico anatolio unos 9.500 años atrás por las tierras europeas y asiáticas la fuente de todo.

DOS ESCENARIOS

«Nos propusimos probar ambas hipótesis modelando la evolución de la familia de lengua en el espacio y el tiempo buscando si un escenario era significativamente más probable que el otro», explican los autores del estudio que se publica en Science. El origen anatolio ganó al de las estepas.

Para llegar a esa conclusión, primero construyeron una base de datos de cognados, palabras similares en varias lenguas que presumiblemente comparten el mismo origen. Reunieron unos 25.000 cognados de 103 lenguas, tanto muertas como vivas. Las palabras fueron elegidas entre el vocabulario básico, con términos relacionados con la familia (padre, madre), con las partes del cuerpo o que hacían referencia al mundo natural. De esta manera se podía garantizar un mayor grado de estabilidad a lo largo del tiempo y descartar que su presencia en una lengua es fruto de un préstamo de otra coetánea (como la española garaje de la francesa garaje). Después las pusieron sobre el mapa para dibujar su distribución.

Pero a esta imagen estática había que añadirle el factor tiempo para dibujar el árbol de las lenguas indoeuropeas. Para eso, modelaron la evolución de la lengua como un proceso de pérdida y ganancia de cognados a lo largo del tiempo. Aquí tomaron prestado un método estadístico usado por los biólogos evolutivos para establecer el árbol de relaciones entre especies en función de sus similitudes y diferencias en su ADN, solo que aquí cambiaron ADN por cognados.

«Combinamos nuestras inferencias sobre el árbol familiar de la lengua indoeuropea con los datos sobre dónde se hablan (o hablaban en el caso de las lenguas antiguas). Desde la conocida localización de las hojas de este árbol, fuimos para atrás por las ramas para estimar la ubicación de la raíz», explican los autores. «Nuestro análisis ha encontrado que el origen anatolio es más probable que el origen en las estepas en varios órdenes de magnitud», concluyen.

¿FUERON LOS AGRICULTORES ANATOLIOS O SUS TÉCNICAS LAS QUE LLEVARON SU LENGUA A TODA EUROPA?

Si se da como cierto el origen anatolio de las lenguas indoeuropeas, falta por saber cómo se produjo su expansión. Las fechas de su inicio coinciden con los registros de la eclosión de la agricultura en el sur de Anatolia, dando paso al Neolítico. Habría sido entonces el cultivo de la tierra el vector de difusión del indoeuropeo original. Pero, ¿hubo una emigración masiva y paulatina de agricultores anatolios que en su camino desperdigaron su lengua?

Los investigadores, reconociendo lo fascinante de la pregunta, no tienen una respuesta. Las migraciones son consustanciales a la humanidad y, en aquellas ocasiones que la población migrante impone su dominio, ya sea técnico, económico, militar o político, acaba imponiendo su lengua a los habitantes originales. En este sentido, recientes estudios revelan la presencia de genes en los europeos del Neolítico procedentes de Anatolia cuya datación coincide con la de la expansión de la agricultura desde aquellas tierras.

Pero no se puede descarta la otra posibilidad. Aunque pudiera haber un reducido movimiento de agricultores anatolios por Europa y el sur de Asia, también podría haber ocurrido que fueran sus técnicas agrícolas las que se expandieran por el territorio. En este escenario, la población aún cazadora recolectora fue adoptando la agricultura y, entonces, la agricultura hablaba indoeuropeo.

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