Este título refleja tan solo en parte el contenido de la noticia. Por un lado ofrece información de sumo interés debido a su extrema gravedad. Ahora bien, también se trata de la lucha por alcanzar más financiación y así lograr la supervivencia/expansión del ISRIC (Wageningen, Holanda). Veamos de qué hablo. De acuerdo a la FAO, durante los últimos treinta años el 25% de las tierras (suelos) del mundo han ido degradándose y como corolario perdiendo su fertilidad ya sea por erosión, colmatación, cansancio (sustracción neta  de nutrientes, fundamentalmente extraídos del suelo por la producción de biomasa), salinización, acidificación, etc. (aunque no se cita explícitamente, uno de los mayores problemas, resulta ser la contaminación, de lo que en Holanda saben mucho, y para mal). Seguidamente, la nota de prensa hace hincapié en que el problema alimentario un país asiático llamado China es muy grave y va a peor. ¿Porque no se cita a la India, que padece los mismos síndromes degradativos y geopolíticos?. A continuación los autores señalan que muchos gobiernos regionales deberían aprender de los programas en la lucha contra la  degradación, ya en curso en otras partes del mundo (construcción de embalses, aterramiento, implantación de cultivos agroforestales, etc.). De este modo podrían potenciar su producción agropecuaria.  Más adelante los autores del estudio resaltan el problema de la falta de datos (inventarios), la carencia de armonización en las definiciones y procedimientos de las evaluaciones llevadas a cabo a niveles nacionales, regionales y locales, asi como la necesidad de llevar a cabo estas iniciativas a diferentes escalas, etc. A renglón seguido se cita (como si realmente Europa dispusiera de buenos inventarios, lo cual no es cierto) que el costo anual de la degradación de suelos en Europa oscila entre 700 y 1.400 millones de Euros. Sin embargo, el problema más grave de Europa resulta ser la contaminación y nuestros políticos se han lavado las manos a la hora de implementar una Directiva Comunitaria de Protección de Suelos. ¿Por qué entonces apuntan a China?.

Finalmente, los expertos implicados, por iniciativa del ISRIC, entran a abordar lo que se me antoja como el núcleo subliminal  del mensaje publicado en nota de prensa y revista científica. Efectivamente, tal Institución (en la que estuve varias semanas hace años) dispone ahora de un banco de datos denominado WOCAT en el que se describen unas 450 prácticas de conservación de Tierras y Aguas, las cuales sugieren analizar con vistas a indagar cuales de ellas podrían ser idóneas para paliar la degradación de suelos en diferentes áreas, según la idiosincrasia ambiental de las mismas. Resulta llamativo que: (i) un tipo de informe de estas características, que afecta a todos los ciudadanos del mundo, se publique en una revista de pago, cuando lo normal resultaría que, si “fuera importante”, lo editara una organización internacional y en acceso abierto (gratuito); y (ii) que en el artículo de pago se analizaran también problemas sangrantes como el de África, que no es recogido por la nota de prensa ya que esta se centra en un Estado muy poderoso, al que” deben pretender” que “pase por el aro” de “alguna forma”. Los holandeses no dan puntada sin hilo. Os dejo con la nota de prensa y el resumen del artículo científico.

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Degradación y contaminación de suelos en China. Fuente: The Guardian

 No me gusta nada de nada, y menos aún en asuntos tan importantes a escala global, la encubierta “science business”. Ahora bien, para desgracia de la ciencia y los propios ciudadanos es lo que demandan nuestras autoridades políticas: “hacer negocio aun acosta de vender a nuestra propia madre”. Y en esto debemos reconocer (yo soy testigo) que las instituciones holandesas son magistrales. Llegado a este punto me asalta a la cabeza la siguiente pregunta: ¿En lugar de que nuestros jóvenes investigadores vayan a estos sitios a estudiar y producir puñados de papers, como si de un proceso industrial se tratase, fueran otros a aprender las magistrales estrategias holandesas a la hora de vender sus productos y obtener pasta?. Y lo digo muy en serio, no porque personalmente lo defienda, sino porque los latinos en estas materias somos ingenuos y torpes hasta decir basta (…).

Y poco más ya que nota de prensa y artículo poco añaden más a lo que ya sabemos: que la agricultura industrial es insustentable, esquiladora y degradadora de los recursos naturales. Para aquellos que lo desconozcan estos asuntos, tan solo añadir que Holanda es el país con más edafólogos por 1000 habitantes del Planeta, que en Wageningen no existe una facultad o Ingeniería agraria, sino toda una gran Universidad dedicada al tema, aparte del ITC de Enchede y del ISRIC (aunque administrativamente me han comentado que las están fusionando con vistas a crear sinergias y aumentar su eficiencia). Como en España, ¿verdad?. Jejejeje.

Juan José Ibáñez

More Attention to the Soil Can Boost Food Production

Sciencedaily-Nov. 20, 2012 According to FAO, in the last thirty years a quarter of all agricultural land has become less fertile as a result of erosion, silting, soil exhaustion or other forms of land degradation. If these problems were addressed in northern China, food production there could be boosted by 25 per cent. Regional governments need to pay more attention to soil and learn from how soil restoration measures in other parts of the world have helped to increase crop yields.

This is the outcome of a study by ISRIC and Wageningen University.

A group of international researchers from the Netherlands (ISRIC and Wageningen University), Austria, China, South Africa, Switzerland, Malawi and Iceland, led by ISRIC — World Soil Information in Wageningen suggest that this is the way forward in an article published in the November issue of Current Opinion in Environmental Sustainability. The article appears on the eve of the first Global Soil Week, which takes place from 18-22 November 2012 in Berlin. Policymakers and soil experts will meet to discuss plans for a coordinated approach to combatting land degradation.

Land degradation is a problem in the arid parts of the tropical and subtropical countries, which are home to over one and a half billion people. Erosion, caused by water and wind, and soil exhaustion are responsible for severe losses. Aware of this problem, 193 countries signed a UN Convention against land degradation and desertification (UNCCD) in 1991. Since then research groups have been assessing the costs of land degradation. In a catchment area in China, Chinese and Dutch researchers have assessed that the food production could be at least 25 percent higher if erosion and salinization were mitigated by the introduction of conservation practices such as dams, terracing, mulching or agroforestry.

So far however, these efforts have been insufficient to motivate governments and companies to invest in soil, the researchers conclude. One of the problems is that data on degraded areas, usually based on analyses from soil profiles or satellite photos, are not always unambiguous. There is no one agreed-upon definition of land degradation, and different institutes have their own ways of collecting and interpreting data. Estimates of the annual costs incurred from erosion in Europe alone range from 700 to 14,000 million euros.

The researchers say it has now become easier to collect, interpret and present data because of new technologies and more advanced software. With the more accurate assessments — which are accessible online — regions can learn from the conservation practices in comparable areas. They can see what benefits soil recovery practices have brought and what measures have worked. A start has already been made with databanks such as WOCAT, which ISRIC helped set up. The databank includes descriptions of over 450 soil and water conservation practices that have been implemented, and in many cases the positive effects on food production have been recorded too. ‘There is no ‘one fits all’ solution’, the researchers write. ‘In each region local stakeholders have to decide what works best for them

Story Source: The above story is reprinted from materials provided by Wageningen University and Research Centre, via AlphaGalileo.

Note: Materials may be edited for content and length. For further information, please contact the source cited above.

Journal Reference: Prem S Bindraban, Marijn van der Velde, Liming Ye, Maurits van den Berg, Simeon Materechera, Delwendé Innocent Kiba, Lulseged Tamene, Kristín Vala Ragnarsdóttir, Raymond Jongschaap, Marianne Hoogmoed, Willem Hoogmoed, Christy van Beek, Godert van Lynden. Assessing the impact of soil degradation on food production. Current Opinion in Environmental Sustainability, 2012; 4 (5): 478 DOI: 10.1016/j.cosust.2012.09.015

Resumen del trabajo Original

Assessing the impact of soil degradation on food production (Prem S Bindraban et al. 2012)

Continuing soil degradation remains a serious threat to future food security. Yet, global soil degradation assessments are based on qualitative expert judgments or remotely sensed quantitative proxy values that suffice to raise awareness but are too coarse to identify appropriate sustainable land management interventions. Studies in China and Sub Saharan Africa illustrate the considerable impact of degradation on crop production but also point to the need for solutions dependent on location specific agro-ecological conditions and farming systems. The development of a comprehensive approach should be feasible to better assess both extent and impact of soil degradation interlinking various scales, based on production ecological approaches and remote sensing to allow disentangling natural and human induced causes of degradation. A shared common knowledge base cataloguing hard-won location-specific interventions is needed for successfully preventing or mitigating degradation.

Highlights

Current degradation assessments and impact give divergent and unverified outcomes.  Relation between global assessments and local interventions are non-existent.  Process-based approaches can link degradation and impact at different levels. Location specific interventions are essential to mitigate and rehabilitate degradation.

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