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Mapa de los suelos cultivados del Mundo y Materia Orgánica del Suelo: según la FAOy Universidad de Sydney

 -El COP21 lanzo hace meses la iniciativa de incrementar el contenido de carbono de los suelos en un 4 por mil anualmente para paliar el cambio climático.

¿En todos los suelos del mundo?: ¿En los suelos arables? ¿En los suelos fértiles? ¿En los suelos degradados?

 -Sí, posiblemente en todos ellos, pero no lo sé, pero sí que esta cifra debería ser el un aumento anual y ciertamente menta suelos agrícolas, suelos de pastos y suelos forestales.

 -¿Los de las zonas protegidas también, como en las reservas de la biosfera?

 -¿Y a que viene eso?.

-Por la sencilla razón que la viabilidad de un proyecto, así como su grado de maduración, depende de ¿tonterías? Como esta.

-¡Ya!

 -¿Y quien ha sido la “Smart inteligentia” que ha propuesto tal cosa?

 -Al perecer el gobierno francés.

 -¿Francia también se apunta a la antología del disparate?.

 Juanjo, siempre tan crítico, nada te parece bien. No hay quien pueda hablar contigo, sin que pretendas demostrar que eras más listo que nadie.

-No confundas el pensamiento crítico con la arrogancia, chaval.  Parece que está prohibido el libre pensamiento ¿no?. Seguir haciendo caso  de la Smart inteligentia, es decir del pensamiento único procedente de a saber quien, cuando y donde. Pero volvamos al tema. ¿Qué quieres saber?. Porque no habrás venido a que te torture, eso es de masoquistas.

 -¡Otra vez con lo mismo?

No perdona, una cuestión es incrementar el contenido de carbono de los suelos de labor, y especialmente los más fértiles, otra la  de toda la edafosfera y otra la de las turberas. Lanzar una iniciativa así queda de lo más lindo con vistas a que pensemos que esta vez los Estados apuestan fuerte por atajar el calentamiento climático, y otra que sea viable, que no deja ser puro marketing.

 -¿Por qué no sería viable listo?

En primer lugar debes tener en cuenta los motivos logísticos. Esparcir ingentes cantidades de carbono por enormes extensiones del planeta, ya resulta ser una tarea formidable, pero llevar a cabo tal iniciativa anualmente es de chiste… Obviamente no se trata tan solo de esparcir los productos, sino de que en el suelo se incremente su contenido en materia orgánica un 0.4% al año. Eso son palabras mayores y además no disponemos de estudios suficientes como para poder realizar los cálculos necesarios con vistas a que tal propuesta, en la practica,  sea eficiente, es decir que tenga éxito

 -¿Cómo qué no?. Se añade la cantidad adecuada y ya está. No veo el problema.

Pareces un político criatura, se te escapan las neuronas por la boca. En primer lugar no se trata de cantidad, sino que deben tenerse en cuenta otros numerosos factores.

 -Ya comienzas con la típica retórica científica. En eso sí que pareces un investigador.

Vamos a ver si te enteras de una vez. Parte del carbono que se añade al suelo, ya sea de forma natural, ya mediante enmiendas, se descompone y retorna a la atmósfera. Por lo tanto puedes secuestrar o ayudar a emitir más CO2. El medio edáfico no es un mero sumidero, sino también fuente de emisiones. Más aun, tal potencial de ser fuente/sumidero depende del tipo de suelo, su textura, el cultivo, el clima, etc., etc. No todos los suelos atesoran la misma capacidad de almacenar carbono, ni las mismas tasas de retorno a la atmósfera. Eso sí, siempre puedes echarle carbón, o esa cosa a la que le llaman biochar ya que su tasa de descomposición es casi nula o insignificante en términos anuales, pero ni aun así.  No obstante a ti, que tanto te gusta la agricultura ecológica, deberías saber ya que los carbones y biocarbones no suelen incrementar la fertilidad del suelo, al menos hasta que se descubra el verdadero secreto de las prácticas indígenas amazónicas que dieron lugar a esas tierras ricas y fértiles que se llaman “terras pretas do indio”. Hoy por hoy, la tecnociencia no lo ha conseguido. Obviamente el manejo  del suelo es un factor importante  a tener en muy cuenta, ya que una agricultura orgánica, productiva y sostenible puede incrementar el contenido de materia orgánica del suelo y su fertilidad, lo cual justificaría  tal propuesta en términos económicos, productivos y de seguridad alimentaria. Pero los agricultores no añadirán carbono año tras año si no mejora la productividad de sus cosechas, si no se lo regalan.

Te enrollar como las persianas, pero un incremento del 0,4% es una nimiedad.

Hay ¡Señor, Señor! ¿Por qué nos has abandonado?. Es obvio que la “Smart inteligentia” resulta ser un arma tecnológica contra lo que aun resta de vida inteligente en nuestro planeta. Vamos a ver unos cálculos….. Déjame que eche un vistazo en Internet…. ¡uhmmm!. Si este documento valdrá…..

-Aburres a las ovejas paisano.

Mira listilloUn contenido de 2% de materia orgánica por hectárea equivale a 91 toneladas por hectárea. Un contenido de 1.965% equivale a 88.4 toneladas por hectárea. Y, como señalan los autores, para aumentar en una hectárea el porcentaje de carbono de la primera a la segunda cifra son necesarias enmiendas equivalentes a 1.575 toneladas por esa unidad de área. ¿Sabes cuantas hectáreas hay en el mundo contando tierras arables, pastos y bosques?. Y eso suponiendo falazmente , como te vuelvo a repetir, que no existe mineralización de las sustancias orgánicas en forma de CO2 o metano a la atmósfera, porque es rotundamente falso. ¡No es así!.

 -¡No, más no! ¡Vale ya Juanjo!, le quitas a uno la ilusión por todo.  Todo el mundo, lo hace todo mal, según tu. UFFFF, eres cansino.

Lamentablemente parece que últimamente todos  sois de la misma opinión. No es mi intención. Ojalá  fuera posible. Pero una cuestión es lo ideal, otra lo viable, otra lo imposible y finalmente  los disparates.  ¡A los políticos les cuentan esto y como no saben ni sumar, seguro que les parece algo sencillo, barato y viable!. Ya sabes……

 -No, no sé.

Y te reitero que ¿quién pagará los costes de todo esto?. ¿Los gobiernos o Teresa de Calcuta?

Pero, ¿ y los créditos de carbono?.

Ya vemos los fabulosos resultados en la práctica de los créditos: ¡la banca siempre gana!. A menudo lo que parece simple es muy complejo y lo que se antoja complejo simple. Y te digo más, en ciertos suelos y bajo algunos climas añadir más materia orgánica puede ser contraproducente

 ¿A qué te refieres?.

-¿Cuánta extensión de arrozales bajo regímenes de encharcamiento hay en el mundo?. ¿Cuantos bosques naturales turbosos y manglares?. ¿Y en climas fríos y más aún lluviosos?: si añadimos 0,4% anualmente de materia orgánica, formemos una “turberita” y luego emitirán metano, que son aun peores a corto plazo que las de CO2.

Déjate de palabrería y mira esta noticia procedente de Australia en la página Web Global Policy.

-¡Vaya por Dios!. Con  quien hemos topado. Veremos la que tonterías con las que me sorprenden esta vez… ¿A ver uhmmmm! Por cierto, Sabes cuanto suelo de labor alberga el continente australiano?. La Tierra arable en Australia ascendía a la estos datos que muestra la página Web de la FAO Arable land:% of land area by country.¡Ycon eso y un bizcocho hasta mañana a las 8!.   desorbitaste cifra del   6.2% en el periodo 2001-2005, bajo al 6.1 entre 2006-y 2010 y ahora ronda el 6.0%. Mira……..

 -Como siempre: todos los que no piensan como tu dicen tonterías, ya que estas instalado en el limbo de los que se consideran en posesión de la verdad.

-Pues mira esta vez ¡va a ser que no!. El contenido de la nota de prensa es bastante sensato.  Eso sí ¿realmente lo has leído con detenimiento?.

 -Yo  creo que sí. No soy tonto.

Pues yo estoy seguro que no. Lo que argumentan Alex y compañía va más orientado a mejorar la gestión del suelo mediante prácticas agrarias sostenibles que incrementen el almacenamiento de carbono. Lo de los créditos de carbono me lo creo menos pero, el tema se encuentra bien tratado.  ¡Y fíjate aquí, si aquí, en estas líneas! Primero no se puede aumentar el carbono en los suelos indefinidamente, ya que al pasar de un cierto límite la calidad del suelo y los rendimientos de los cultivos menguarían. ¿lo ves?, y no lo digo yo sino alguien con el que me llevo a matar. También comenta que se trata de ganar tiempo hasta encontrar modelos energéticos alternativos.

 -¿Y?.

Pues sencillamente que esto no tiene nada que ver con tus cándidas ilusiones: Añadimos un poquito de carbono y todo arreglado. Si cambiamos el modelo productivo, encontramos energías alternativas sostenibles bajas en emisiones y los gobiernos, por una vez, apostaran fuerte por resolver el problema del calentamiento climático todo sería posible.

 -¿Y tú crees que los Estados no se pondrán de acuerdo en esta materia?.

Lo que yo creo es que se han firmado muchos convenios internacionales en el pasado, sobre este y otros temas, pero al final todo acaba en palabras, promesas y poquito más. Además el meollo de la cuestión es que actualmente el mundo se encuentra  gobernado más por los lobby de presión económica que por los gobernantes, y estos son responsables, que no víctimas. A ellos tan solo les importa el dinero, que no los ciudadanos y el medio ambiente. Pero zanjemos el tema de una vez.

– ¡Buenoooo!, a ver si es verdad.

Si te lees Wikipedia, o esta otra página Web del Banco Mundial, verás que actualmente el 38.0% del total de la superficie terrestre emergida es tierra cultivable (he leído también otras michas cifras, ni tan siquiera sabemos a que atenernos), mientras que la extensión ocupada por suelos fértiles es mucho más exigua, que junto a otros factores dan lugar a que tan solo el 11% puedan regalarnos buenas cosechas. En parte de este pequeño pedazo de edafosfera, un incremento excesivo de sus contenidos de materia orgánica podría incluso dar lugar a un deterioro de su calidad, te lo repito por enésima vez. Tampoco sabemos con exactitud el balance entre secuestro y emisiones de carbono por el suelo, ya que su estimación es mucho más compleja de lo tu inocentemente crees y la enorme cantidad de tipos de suelos demandan analizar tales balances con detalle, ya que sus propiedades varían enormemente. Pero no tenemos tales datos. Alegar que con la iniciativa 4×100 paliamos el problema del calentamiento deviene en una necedad. Ahora bien, “en general” tal incremento sería bueno para mejorar las propiedades del suelo y como corolario dar un pasito para garantizar la soberanía alimentaria. El problema se solucionará cuando emerja una gobernanza mundial que sea capaz de garantizar la mentada soberanía alimentaria, que erradique las desigualdades sociales, encuentre un modelo energético sustentable en base a criterios ecológicos que frenen e incluso reviertan la degradación que sufre nuestro planeta. ¡Vamos una revolución social global!.

 -Ya salió la vena revolucionaria, es que no has madurado desde las guerritas estudiantiles de tu juventud?. ¿Tienes el síndrome de Peter Pan?.

Puede ser que sí y puede ser que o, pero eso no viene al caso. Y además como dice esta noticia: “No se trata de una tasa de obligado cumplimiento por las leyes de los países, puesto que el porcentaje varía en función de las características de los contextos locales de cada nación, sociopolíticos, económicos y ambientales. «4 por mil» es sencillamente una referencia que pone de manifiesto que el impulso de la capacidad de absorción de los suelos, por pequeño que sea, es una herramienta vital para avanzar en el objetivo global de limitar la subida de la temperatura terrestre a los 2 ºC. En otras palabras, no hablamos más que de buenas intenciones, de esas que en este tipo de eventos,en el 99% de los casos, no se cumplen o se implementan mal, por lo que no sirven para nada.

-Me vhy que por hoy ya he cubierto sobradamente mi dosis de masoquismo.

-¡Como todos!.

Juan José Ibáñez

 Seguir leyendo la iniciativa en las noticias de prensa!……

COP21: España se adhiere a la iniciativa ‘4 por mil’ lanzada por el Gobierno…..

COP21: España se adhiere a la iniciativa ‘4 por mil’ lanzada por el Gobierno…..

Más de 30 países y múltiples organizaciones se han sumado a su firma

 COP21: España se adhiere a la iniciativa ‘4 por mil’ lanzada por el Gobierno…..

 Más de 30 países y múltiples organizaciones se han sumado a su firma

 EUROPA PRESS / MADRID Madrid

 Martes, 1 de diciembre del 2015 – 19:37 CET

 España se ha sumado este martes a ‘4 por mil’, una iniciativa en el ámbito de la seguridad alimentaria y el cambio climáticoque consiste en aumentar la capacidad de absorción de los suelos agrícolas en un 0,4 por ciento, según ha informado el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).

 En este sentido, señala que el Gobierno de Francia, coincidiendo con el año internacional de los suelos y la importancia de éstos en la mitigación del cambio climático, ha lanzado esta iniciativa, que ha sido firmada por la directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, en representación del MAGRAMA.

 Más de 30 países han firmado su adhesión, entre ellos, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Reino Unido, Uruguay y España, junto a organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, el Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos (CIHEAM) y el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR, por sus siglas en inglés).

 Concretamente, España participará en este proyecto generando conocimiento mediante un panel interdisciplinar que trabajará a través de la innovación para mejorar la productividad de los cultivos, minimizando las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizando la resiliencia a los impactos de cambio climático. El panel estará formado por expertos de administraciones, centros de investigación, empresas, sociedad civil y organizaciones no gubernamentales.

 Además, compartirá su experiencia con el Registro de Huella de Carbono y compensación, a través de proyectos de absorción en los suelos españoles. Por último, la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático se pondrá a disposición de esta iniciativa para crear inteligencia en el desarrollo de prácticas sostenibles para los agricultores.

 Por su parte, el ministro de Agricultura francés, Sthepan Le Fol, ha recordado durante esta presentación la necesidad de desarrollar políticas públicas que permitan el acceso al conocimiento y a las tecnologías y que, al mismo tiempo, movilicen a la población para la puesta en práctica de acciones en el ámbito del sector agrícola, ganadero y forestal que aseguren que los suelos serán garantía de un mundo mejor para las siguientes generaciones como base de una nueva revolución, una revolución doblemente verde que utilizará lo que la naturaleza ofrece para producir alimentos que garanticen la seguridad alimentaria mundial.

 Objetivos de «4 por mil»

 El nombre elegido para esta iniciativa, «4 por mil», se corresponde con la tasa de crecimiento anual de las reservas de carbono en los suelos capaz de frenar el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. No se trata de una tasa de obligado cumplimiento por ley para los países, puesto que el porcentaje varía en función de las características de los contextos locales de cada nación. «4 por mil» es sencillamente una referencia que pone de manifiesto que el impulso de la capacidad de absorción de los suelos, por pequeño que sea, es una herramienta vital para avanzar en el objetivo global de limitar la subida de la temperatura terrestre a los 2 ºC aconsejados por la comunidad científica.

 El proyecto aspira a movilizar al mayor número posible de agentes implicados en lograr incrementar las reservas de carbono en los suelos agrícolas para facilitar la transición a una agricultura productiva, sostenible, resistente y baja en carbono. Para ello, los países y entidades participantes centran sus esfuerzos en mejorar la seguridad alimentaria a través de la mejora de la fertilidad de los suelos, promover la adaptación al cambio climático y reducir emisiones de GEI.

 Fuente: Mercados de Medio Ambiente.

 Documento official de la ONU y cita textualmente (fragmentos….)……

  A «4‰» annual growth rate of the soil carbon stock would make it possible to stop the present increase in atmospheric CO2. This growth rate is not a normative target for every country but is intended to show that even a small increase in the soil carbon stock (agricultural soils, notably grasslands and pastures, and forest soils) is crucial to improve soil fertility and agricultural production and to contribute to achieving the long-term objective of limiting the temperature increase to +1,5/2°C, threshold beyond which the IPCC indicates that the effects of climate change are significant. This initiative is intended to complement the necessary efforts to comprehensively reduce global greenhouse gas emissions.

 The «4‰» Initiative aims to improve the organic matter content and promote carbon sequestration in soils through the application of agricultural practices adapted to local situations both economically, environmentally and socially, such as agro-ecology, agroforestry, conservation agriculture and landscape management.

 COP21

 COP21 side-event and launch of the «4 Per 1000 Initiative»

 4 per 1000  Soil Carbon to Mitigate Climate Change

 4 per 1000 – Soil Carbon to Mitigate Climate Change

 Andrea Koch, Alex McBratney and Budiman Minasny – 24th November 2015

 Andrea Koch, Alex McBratney and Budiman Minasny investigate the viability of a call by the French Government in the lead up to COP21 to increase carbon in the global soil stock by 4 percent per annum, based on Australia’s world leading regulatory approach to carbon farming.

 In March 2015, the French Minister of Agriculture, Stephane Le Foll challenged the world to see that agriculture can and must be part of the solution to climate change, and that soil carbon sequestration is a key part to achieving this. Speaking at the Global Alliance for Climate Smart Agriculture meeting in Montpellier, Le Foll set forward an ambitious agenda – ‘quatre pour mille’ or ‘4 per thousandto increase soil carbon by four parts per thousand per annum. Jean-François Soussana, Scientific Director for Environment of the French National Institute for Agronomical Research (INRA), advocates that an annual increase of “4 per thousand” (0.4%) each year of organic matter in soil would be enough to compensate for the global emissions of greenhouse gases.

 The official launch for this initiative will take place at COP 21 in Paris December 1, 2015, with the signing of a joint declaration between all stakeholders.

 Australia currently leads the world in this space, being one of the few countries to have a national regulatory regime recognizing soil carbon sequestration as a source of greenhouse gas abatement. This system, legislated in 2011 under the Carbon Farming Initiative, and now being implemented by the Government’s Emission Reduction Fund allows farmers and land managers to earn carbon credits by storing carbon or reducing greenhouse gas emissions on the land. Australia also has supply chain capacity to deliver soil carbon abatement from farm to the market – soil carbon is already being sequestered by farmers and sold as offsets. The success of this system has much to offer in understanding the achievability of this aspirational target set by France.

 Conceptualizing soil as a sink for carbon is not easy. Carbon is one component of the most complex substance on the planet, which remains hidden below our feet. In this article we demystify the relationship between soil and carbon, and demonstrate how realistic the goal of ‘quatre per mille’ is, based on Australia’s experience.

 Let us start with the analogy of a football field (Soccer, not rugby!). Imagine it is a fifth larger than normal – making it one hectare in size. The top layer of soil on the field, 30 cm deep, is known as the topsoil. Topsoil is made up mainly of fine particles of minerals (clay, silt, sand and gravel), but is also contains a small proportion of organic matter. Organic matter comes from things that were previously alive – plant matter and organisms that lived in the soil. . Carbon is the main ingredient of organic matter, so organic matter is often referred to as ‘soil organic carbon’. In Australian soils, this organic matter makes up on average, between 1 and 3 percent of the topsoil.

 For the purpose of the exercise, we will assume that the topsoil on the football field contains 1.5 percent carbon. This equates to 58 tonnes of carbon in the topsoil across the whole football field. What the French Government is calling for is to increase that 58 tonnes by 0.4 percent per annum – in our imaginary football field that would equate to an increase of 0.2 tonnes (or 200 kg) of carbon in the topsoil each year.

 It is important to understand that the increase required is relative to what is already there – it is a 0.4 percent increase of the existing carbon in the soil (in our scenario, 0.4 percent of 58 tonnes which is 0.2 tonnes). It is not referring to an overall increase of 0.4 percent in carbon (in our case taking total carbon to 1.9 percent), which would be impossible. The amount will vary from soil to soilsome soil has more carbon than others due to its inherent nature (there are many different types of soil), or as an outcome of its condition, which comes about through how it is managed.

 The question then is, is it possible to actively increase the amount of carbon in this topsoil? The answer is a definitive yes. We know that in both cropping and grazing systems, it is possible to adjust farming practices to bring about an increase in soil carbon in topsoil. The aim is to increase the organic matter from plant material and animal biota in the soil. In cropping systems for example, a reduction of tillage (e.g. using no-till or zero-till approaches), optimization of crop rotations (the different crops grown and the order they are grown in), and retention rather than burning off of stubble, all lead to increased soil carbon. In grazing systems, changing from fixed stocking levels across large fields, to moving tight mobs over smaller areas on a frequent basis (referred to as High Intensity Short Duration grazing), and encouraging deep rooted perennials in pasture, also lead to increased soil carbon.

 The Australian Government has recognized this. On 25 July 2014, the Australian Government approved the first systems methodology for soil carbon sequestration, titled the ‘Carbon Farming (Carbon Farming Initiative) (Sequestering Carbon in Soils in Grazing Systems)’ . Farmers can adopt this methodology, and provided that they are changing some aspect of their grazing practice that will lead to measureable soil carbon increases (e.g. from fixed stocking rates to HISD), can earn regulated carbon credits that can be sold on the market. Cropping based methodologies are under development..

 So far in 2015 as part of its Emissions Reduction Fund auction process, the Australian Government has purchased around $100million worth of soil carbon that will be generated using this methodology. This equates to around 8 million tonnes of soil carbon that will be sequestered, under contract to the Government.

 The next question then becomes, can our football field be scaled up, can the Australian approach act as a framework through which to achieve the target set by the French, and if so, what would it cost?

 To understand the answers to these questions, let us extend our football field analogy a little further. Imagine that all of Australia’s agricultural land was turned into 1 hectare football fields. There would be 470 million football fields. Currently, all that land holds 25,000 million tonnes of carbon (at a rate of between 1 and 3 percent of the topsoil). On average, to achieve a 0.4 percent increase, we would need to increase the soil carbon in the topsoil across the whole area by 100 million tonnes per annum – about 0.2 tonnes per hectare per year. This would achieve the quatre pour mille target. Ironically, this is also very close to Australia’s total annual emissions from fossil fuels, which is 106 million tonnes per annum. Theoretically then, increasing soil carbon in Australia’s agricultural soil by 0.4 percent per annum could just about offset those..

 The question is – is this really possible? From the regulatory perspective the answer is yes. The Emission Reductions Fund has purchased soil carbon abatement in two auction rounds during 2015 – about 4million tonnes was purchased in April and about another 4million tonnes was purchased in November. Based on this, a twelve-fold increase in the purchase of soil carbon sequestration through this regulated scheme would be heading toward the 100 million tonne target. With an average price of purchase ($13.95 per tonne in the April auction, and $12.25 per tonne in the November auction), this would cost around $1.2 billion per annum. This would be achieved at a higher rate of sequestration across a smaller pocket of land, making the French target even more realistic.

 From a practical, on-farm perspective the case is not yet as clear-cut. Only time will tell what the true results are, the delivery is contracted over ten years or more. Success including measureable increases in soil carbon and payments to farmers, must be clearly demonstrated in order to build confidence in the supply side of the market.

 It is also important to recognize that there is an upper limit in how much carbon can be stored in topsoil – there is a point at which the upper threshold for soil carbon is met, even in the best managed soils. As a strategy for climate change mitigation, soil carbon sequestration buys time over the next ten to twenty years whilst other effective sequestration and low carbon technologies become viable.

 Having said this, there is plenty of scope in Australia and internationally to increase soil carbon. The easiest target is in converting degraded land to best practice. While there is a great deal of scope for this in grazing systems, the reality in cropping systems is that zero-till and conservation agriculture is already best practice in Australia, with around 80 percent adoption across the grain sector, a world leading rate. The challenge for cropping farmers is to find the next step change in practice that will further improve soil condition and deliver increased soil carbon.

 The good news is that Australia’s experience shows that the French target, while aspirational, is achievable. For nations that are willing to learn, Australia has a great deal to share, from policy through to practice.

  Andrea Koch is Program Director for the Soil Carbon Initiative at the United States Studies Centre at the University of Sydney. Alex McBratney is Dean and Professor of Soil Science, Faculty of Agriculture and Environment at the University of Sydney. Budiman Minasny is an ARC Future Fellow at Faculty of Agriculture and Environment, The University of Sydney.

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5 comentarios

  1. La duda me corroe, dichas inyecciones carbonatadas serán por via endovenosa, intramuscular, epidural, epidermica o seran parenterales a gusto del politico, que lo vaya a implementar por que dudo que se pueda por via oral. Porque dudo que algún colega respétable presuma de poder hacerlo.

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