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Estación Experimental de Rothamsted (uente: Google imágenes)

 La Estación Experimental de Rothamsted es única en el mundo. Su singularidad estriba en que desde el siglo XIX (1856), se viene monitorizando  la dinámica de ecosistemas de pastizal y sus suelos. Algún día hablaremos más en detalle de esta joya de la corona edafológica, que estuvo a punto de desaparecer gracias a la insensatez de la primera ministra Margaret Thatcher. La comunidad internacional de edafólogos tuvimos que intervenir tras la llamada de auxilio de los investigadores que allí trabajaban.   La Dama de Hierro era como el cabello de Atila (por donde ella andaba o pisaba no crecía la hierba y se degradaban los suelos). Ella fue uno de los primeros frutos que alcanzó el poder siguiendo los dictados de la escuela económica de Chicago, que hoy castiga a los moradores de este planeta. Casi dos décadas después, en una escuela de verano de la Unión Europea para formar a jóvenes edafólogos de los países del Este que se iban incorporando a esta mancomunidad de países, observé a un edafólogo británico animar al público con la siguiente frase, más o menos: “chicos(as) y cuando yo diga Margater Tacher, vosotros gritáis, pataleáis, abucheáis y todo lo lo que se os ocurra». Gracias a que se pudo salvar de la “barbarie” la Estación, hoy os podemos narrar esta noticia. Tuve el placer de que me mostraran este centro y las mencionadas parcelas en 1988. Espero que con mi entradilla y el contenido de la nota de prensa que os ofrecemos hoy, entendáis el inmenso valor de las monitorizaciones a largo plazo, ya que sin ellas, no podría haberse llegado a las conclusiones que podréis leer, y las que la seguirán, sobre este y otros temas, en el futuro.

Las parcelas fueron sometidas a diferentes tratamientos con fertilizantes, mientras los investigadores y técnicos, apuntaban los cambios de vegetación tomando adicionalmente muestras de suelo, y otras variables ambientales. Una de las curiosidades que deberían resaltarse estriba en que la vegetación de las parcelas nunca se estabilizó, apareciendo y desapareciendo incesantemente especies vegetales en mayor o menor medida, por lo que cabe inferir que lo mismo podría ocurrir en ecosistemas naturales. En la naturaleza, las fotos fijas, la estabilidad pura y dura seguramente no existan. Pero a lo que vamos…..

 Según la noticia, al parecer, la contaminación del aire, especialmente intensa entre las décadas de los años  70 y 80 del siglo XX, afectó más o menos severamente a las especies vegetales parcelas, desapareciendo algunas de ellas. A finales de la última década mentada (justo cuando nos explicaron in situ los experimentos) el Gobierno Británico adoptó medidas con vistas a mejorar la calidad del aire. Lo que nos narran en esta nota de prensa es que tal medida ha tenido efectos positivos restaurándose parte de la biodiversidad que atesoraban con antelación al deterioro del aire.

 Como sabéis la mayoría de vosotros, por su escasez en formas asimilables o biodisponibles para los vegetales, en nitrógeno es uno de los principales factores limitantes de la producción agraria. Sin embargo, los excesos también son dañinos, ya que generan la eutrofización de las aguas (corrientes y subterráneas), propiciando la proliferación de las algas (floraciones algales, incluso en los cuerpos de agua del litoral). Como ocurre con la alimentación humana, el exceso o carencia de sustancias que necesitamos terminan dañando la salud, ya sea de animales o vegetales.

 Debo suponer que las deposiciones atmosféricas también acarreaban otros contaminantes, como los metales pesados, y compuestos orgánicos persistentes, entre otros muchos. Sin embargo, la nota de prensa solo menta el nitrógeno y a ello nos atenemos.

 Lo que si resulta palmario es que la calidad del aire daña los ecosistemas, a menudo aumentando en el suelo la concentración de elementos tóxicos o el exceso de otros esenciales para el crecimiento de las plantas. Fijaros en la nota de prensa que, de las cuatro especies pratenses citadas, dos son leguminosas, una no tolera muy bien el exceso de nitrógeno pero la otra sí. Ya se sabe que las leguminosas absorben nitrógeno de la atmósfera beneficiando a las  especies que cohabitan con ella y que no atesoran tal facultad. Empero si este elemento químico resulta ser excesivo por la adición de enmiendas, la presencia de las leguminosas no es necesaria, siendo desplazadas por otras especies. Otra de estas herbáceas no tolera los suelos ricos en nutrientes pero la cuarta sí.

 En cualquier caso, ese aire que respiramos en las ciudades no es tan solo veneno para los urbanitas y los animales, sino para ecosistemas que como los prados han sido una bendición fomentada por el hombre para criar ganado. Pues bien, en las ciudades enfermamos, pero en su entorno, más o menos lejanos, también. Lástima que cuando en algunas urbes se restringe el tráfico rodado, muchos ciudadanos protesten, cuando es por su bien. Enfermar por las prisas, no está recomendado ¿vale?

 Juan José Ibáñez

 Os dejó ya con el contenido de la nota de prensa…….

La Estación Experimental de Rothamsted y el progreso …

La vegetación renace en los suelos descontaminados

Un equipo internacional de científicos revela nuevos datos del proyecto Park Grass Experiment, que estudia la biodiversidad de los pastizales desde 1856. Según el estudio, al eliminar el exceso de nitrógeno del suelo acumulado por la contaminación atmosférica, las especies de estos ecosistemas han hecho resurgir los niveles ambientales de los años 70 y 80.

FUENTE | SINC 03/12/2015

 El Park Grass Experiment es el proyecto científico de investigación de pastizales más antiguo del mundo y lleva en activo desde 1856. Se realiza en el Rothamsted Research (Reino Unido) y consiste en el estudio de varias parcelas de terreno a las que se les han aplicado diferentes fertilizantes. El análisis de los datos proporcionados por el centro ha permitido a un equipo de científicos observar la evolución de estos pastizales según la presencia de nitrógeno en el suelo.

Los resultados del trabajo, publicados en la revista Nature, reflejan que la biodiversidad del lugar se ha recuperado progresivamente al mismo tiempo que los niveles de nitrógeno del suelo, producto de la contaminación atmosférica, se han ido reduciendo. «Esta es la primera vez que observamos que la biodiversidad de los pastizales está recuperando niveles equivalentes a los observados antes de la drástica subida del nitrógeno en la atmósfera en los años 70 y 80«, explica a SINC Jonathan Storkey, autor principal e investigador en la institución británica.

Los científicos asumen que la introducción a finales de los 80 de las tecnologías limpias en Reino Unido -encargadas de eliminar las deposiciones de nitrógeno- ha favorecido la recuperación de muchas especies en estas extensiones de campo.

De hecho, en el periodo comprendido entre 1991 y 2012 se observa un notable aumento en la diversidad. En particular, los investigadores señalan que las plantas que han mejorado significativamente son el trébol violeta, Trifolium pratense, el látiro de prado, Lathyrus pratensis, el llantén menor, Plantago lanceolata y el botón de oro, Ranunculus acris.

«La regeneración de la biodiversidad en los pastizales durante los últimos 20 años en respuesta a un descenso de la contaminación atmosférica supone una buena noticia, ya que indica que el paisaje tiene la capacidad de recuperarse del impacto negativo de la polución«, comenta el experto.

UN PROYECTO ÚNICO

Storkey y su equipo consideran que el Park Grass Experiment es una fuente de información única, porque permite analizar los cambios en el ecosistema del pastizal antes y después de la industrialización. De este modo, el proyecto «funciona como un ‘barómetro viviente’ que señala los cambios en el medio ambiente en respuesta a las actividades humanas», indica a SINC Storkey.

«En el futuro también queremos monitorizar las distintas parcelas de terreno para comprobar qué capacidad tienen las plantas para recuperarse de la acidificación del suelo, otra consecuencia de la polución que provoca que las especies se recuperen muy lentamente», concluye el investigador.

Según el estudio, los resultados obtenidos gracias a este proyecto pueden ayudar a realizar evaluaciones futuras sobre las posibles consecuencias biológicas provocadas por los cambios en la gestión y la política ambientales.

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