El mito del paso de Bering y los cholos, indios y nacos, predominates, unicos y diversos. Régulo León Arteta

pueblo-seri-y-el-posible-acarbo-genetico-de-los-primeros-mexicanos 

Mapa. Las corrientes oceánicas, cálidas en rojo y frías en azul. Fuente: www.voyagesphotosmanu.com; Foto: los Lacandones, que aun manejan la selva de modo sustentable, el policultivo de la milpa, caza y pesca. Fuente: http://www.primatesmx.com/lacandon1.htm

 Durante siglos se ha considerado un  dogma, que la población del continente americano por los europeos llegó por el estecho de Bering hace, mas o menos 30,000 años. A pesar de muchos estudios, la gerontocracia aun lo sostiene. Conviene recordar, que aun en 1959 en la comunidad científica, era anatema la posibilidad del origen africano del ser humano, aunque ya lo había sugerido Charles Darwin.

Por otra parte, aumentan las evidencias de la presencia del hombre en este continente, desde el pleistoceno, como en Monte Hermoso y Miramar (Argentina) y Calicó y California (EEUU). Particularmente en la ciudad de México, los craneos más antiguos que se han encontrado atesoran rasgos negriticos, muy diferentes a los de los indígenas actuales.

Todo ello podría indicar recombinaciones genéticas con otras poblaciones, que incrementaron la riqueza genética de los indigenas actuales y por ende de los llamados mestizos. Algunos autores consideran a esos aportes africanos y europeos pre colomb-nos.

En el mapa que encabeza este post se observan las corrientes marinas, y si además tenemos a los vientos alisios, los ciclones y hasta tormentas de polvo que se generan en África y que constantemente llegan al caribe y sudamérica, la posibilidad de tránsito entre África y América no podría descartarse. Adicionalmente, la cercanía geológica de las actuales República de Liberia y la brasileña, Provincia Rio Grande del Norte, fue más extensa en el pleistoceno, por la disminución del nivel del mar durante la glaciación. Todo ello podría hacer sospechar de nuevo que la migración de África cuando menos a Sudamérica, no debería rechazarse de plano. Del mismo modo, algunos autores sugieren haciendo uso de análisis linguisticos y arqueológicos, que tampoco cabe soslayar la posibilidad de que hubiera viajes de América a África, inclusive a Europa y Asia.

Con toda la miopia y avaricias gubernamentales, investigadores genómicos mexicanos, han logrado avances trascendentes. Así para Solórzano y colaboradores (ver referencia al final de esta entrega) entre las poblaciones mexicanas actuales, predominan los genes de origen materno, indígenas, algunos africanos y los paternos españoles. A despecho de los que denigran a los que tienen razgos indígenas llamadoles, cholos, indios o nacos, muchos de ellos mestizos, que ya constituímos la mayoría, es interesante conocer nuestra innegable composición genética. Esto es aceptar la realidad de nuestras contradicciones, que resultaron de la colonización, sobre las que Bonfil Batalla,Frantz Fanon y Octavio Paz las han reflexionado.

Algunos mexicanos somos tan genéticamente diferentes, como un europeo de un asiático, así los Seri, que habitan en la costa noreste del Golfo de California, lo son con los mayas lacandones de Chiapas. La clasificación de latino americano, hispano o méxico-norteamericano, inclusive la segregación entre indígenas y mestizos, responde a criterios socioculturales y carece de sustento a la luz de la genómica, porque en general la carga genética indígena es superior a la europea.

Para un equipo de investigadores mexicanos y liderados por Jiménez Sánchez entrevistados por Barba[1], existen genes únicos en México, porque hay regiones del mapa genómico internacional, conocido como “HI”, que no son aplicables a las poblaciones mestizas y amerindias (existen más de 60 grupos en México). Así «con el componente europeo del HI, podemos cubrir el 81% del genoma de los mexicanos; con el asiático, el 74%, y con el africano el 64%”, pero la información genética de Sonora y Guerrero, cubren el 97% de la población mexicana, «No porque seamos tan diferentes, sino porque no se puede aplicar del todo a nuestros genes». Además se perdió el rastro de las variantes asiáticas que llegaron por el estrecho de Bering, inclusive es mayor el componente africano, a veces sobrevalorado, pero individualmente en Guerrero y Veracruz la proporción, podría alcanzar el 15%. Dicho de otro modo, junto al aporte directo de los esclavos, «nos llega diluido material genético dentro del componente europeo de España», según Silva Zolezzi.

Además en el estudio mexicano debe considerarse la relevancia farmacogenómica, para diseñar,  seleccionar y dosificar medicamentos para los genotipos mexicanos, con vistas a conseguir fármacos más eficientes y evitar efectos negativos, inclusive retrasar o evitar la presencia de las enfermedades.

Así la salud en el siglo XXI, tiene que ser entendida como el bienestar en los ámbitos físico, mental y social, y no sólo la ausencia de la enfermedad. Ambas son generadas por la permanente interacción entre factores genéticos y ambientales, que condicionan la adaptación ambiental de los organismos. Donde la población mestiza llamada por José Vasconcelos «Raza Cósmica», es primordial en razón de su diversidad genómica, al margen de que  los mexicanos llevemos la felicidad en el «Alelo A».

Estas reflexiones pueden ser consideradas como nacionalistas, pero seguramente existen versiones similares entre los mestizos renegados del resto del continente. En otras partes del mundo es posible que existan situaciones similares.

Referencia citada en el texto:  http://expansion.mx/actualidad/2009/06/04/genoma-destapa-diferencias-de-mexicanos.

 

Compartir:

Deja un comentario