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A lo largo de los años, he ido escribiendo varios post, como sobre los seísmos y otros desastres naturales a lo largo de los años. Algunos ejemplos serías: “Terremotos y seísmos causados por las actividades humanas”; Sobre-explotación de Acuíferos, Subsidencia del Terreno y Repercusiones de los Terremotos”; y “¿Desastres Naturales, Catástrofes Ecológicas y Degradación Antrópica?”: En ellos explicaba que, sin la torpe acción humana, muchos de los desastres naturales que sufrimos actualmente serían de menores dimensiones y cuyas consecuencias generarían daños no tan conspicuos como los que actualmente acaecen. A veces la naturaleza trabaja sola, pero muy a menudo la depredación de la biosfera y geosfera inducen mayores consecuencias. Otras veces, resultan ser debidos exclusivamente a nuestro palmario desprecio por el medio ambiente el que las induce, sin más.  Pero hoy nos ceñiremos exclusivamente a los seísmos o terremotos. Eso sí, antes de comenzar la desiderata apuntemos que, implícateme al contenido de esta y la propia noticia, pensar la enorme cantidad de superficie de suelos que es perdida, contaminada o, en su defecto, transmuta a Antrosoles y Tecnosoles.

Algunos meses antes de escribir este post, recibí esta interesante noticia: Los seísmos provocados por humanos aumentan en todo el mundo. La nota de prensa, basada en los resultados de una publicación científica, eran muy alarmantes, tanto más cuando ignoramos las numerosas evidencias que constatan como la avaricia humana causa enormes tragedias, haciendo caso omiso de las mismas: “que se mueran otros”, parece ser el lema de nuestra cultura tecnológica. Como veréis abajo, el estudio especifica los principales impactos antrópicos que causan tales eventos catastróficos, por lo que no abundaré sobre el tema. En ella puede leerse “Tanto la frecuencia de casos, como la mayor fuerza registrada por un terremoto inducido por humanos, han aumentado en los últimos 148 años”. Resulta curioso que tal sentencia nos recuerde a la escala sismológica de Richter, que deriva de la conocida “Ley de Gutenberg-Richter”, concebida para dar cuenta de la magnitud frecuencia de los seísmos exclusivamente naturales. Se trata de una ley potencial que, por cubrir varios órdenes de magnitud, resulta ser fractal, es decir una huella dactilar de los denominados sistemas no lineales y/o complejos, como lo es también el propio sistema climático (ver en Wikipedia los capítulos: Sistemas lineales y no lineales, Sistema no lineal y Sistema complejo). En principio, se me antoja paradójico que nuestra especie que devasta todo lo que encuentra a su paso, al entorpecer el devenir de la dinámica natural sin su presencia, se amolde a las mismas leyes de la naturaleza a la hora de destruirla.  Las causas citadas son las siguientes, como se detalla en la noticia que os exponemos hoy: “construcción de embalses de agua, la extracción de agua subterránea, carbón, minerales, gas, petróleo y fluidos geotérmicos, excavación de túneles, gestión de residuos de industrias extractivas, recuperación asistida de petróleo, fracturación hidráulica, almacenamiento de gas natural y almacenamiento de carbono. Cada año aumentan tales actividades y como corolario los seísmos o terremotos antrópicos. Ahora bien, sin desmerecer el estudio, encuentro una “falla” impropia de una investigación de esta guisa. Me sorprendió su referencia al Terremoto del Nepal que devastó a aquel país en 2015. Busqué por tanto en la bibliografía como en internet  y, efectivamente, el hombre tuvo “algo que ver”. Empero un tema es agravar las consecuencias de un desastre genuinamente natural y otra bien distinta causarla. Por lo tanto, me temo que la aseveración de los autores, deberá ser corroborada cuando separen el grano de la paja. Es decir no podemos incluir en el mismo saco, agravar los resultados que crearlos. ¡Mal muy mal!. Es fantástico advertir de nuestras tropelías en el planeta a los ciudadanos, pero sin hacer trampa. Francamente no es una buena práctica científica, ya que el fin no justifica los medios. Eso sí, los autores nos informan de que aunque: “no se puede estar completamente seguros de la relación de cualquier terremoto con la actividad humana, los datos, las relaciones y coincidencias detectadas en los episodios analizados son suficientemente concluyentes”. Pues sí, estoy completamente de acuerdo, pero en casos como los del Nepal  y otros, que seguramente han contemplado, no debieran haber sido incluidos en el análisis”. ¡Mal hecho!. 

Juan José Ibáñez

Continúa………

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Los seísmos provocados por humanos aumentan en todo el mundo

La actividad sísmica relacionada con actividades humanas está creciendo en todo el mundo, según un estudio. El fracking es la actividad de mayor riesgo, seguida de la minería, la construcción de presas y la extracción de petróleo y gas. Tanto la frecuencia de casos, como la mayor fuerza registrada por un terremoto inducido por humanos, han aumentado en los últimos 148 años.

Los terremotos causados por la actividad humana están creciendo en todo el mundo, según la base de datos de seísmos inducidos por la actividad humana HiQuake.

Las actividades que se han analizado en relación con episodios sísmicos incluyen la construcción de embalses de agua, la extracción de agua subterránea, carbón, minerales, gas, petróleo y fluidos geotérmicos, excavación de túneles, gestión de residuos de industrias extractivas, recuperación asistida de petróleo, fracturación hidráulica, almacenamiento de gas natural y almacenamiento de carbono.

La fracturación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. La inyección subterránea de agua residual que usa esta técnica para la producción de gas y petróleo es la principal actividad humana desencadenante de seísmos, según los datos históricos recogidos por HiQuake.

Este proceso puede aumentar el estrés en las fallas geológicas y provocar pequeños terremotos, un fenómeno que se observó claramente en Oklahoma (EE.UU.) a principios del año 2010 como consecuencia de la inyección de aguas residuales.

Además del fracking, la minería y la construcción de presas son las actividades humanas más impactantes sobre la actividad sísmica, según el estudio que publica la revista Earth Science Reviews, del que la Universidad de Durham informa en un comunicado.

De los 730 casos de seísmos inducidos, los proyectos de minería destacan con un 37 por ciento (271 casos), seguidos con cerca del 23 por ciento por el agua contenida en las presas y con el 15% por la obtención de petróleo y gas. La construcción de rascacielos o las pruebas nucleares subterráneas también figuran entre los factores desencadenantes de seísmos, aunque de forma inusual.

En este estudio, los investigadores, dirigidos por el Gillian Foulger, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Durham, recopilaron un registro completo de más de 700 terremotos que se atribuyen a la actividad humana en los últimos 148 años, entre 1868 y 2016.

La mayoría de ellos eran pequeños, entre las magnitudes 3 y 4. Pero la lista incluye también varios grandes terremotos destructivos, como el de magnitud 7,8 que ocurrió en Nepal en abril de 2015, relacionado con el bombeo de agua subterránea.

El equipo de investigación descubrió que tanto la frecuencia de casos, como la mayor fuerza registrada por un terremoto inducido por humanos, han aumentado durante este tiempo.

VAMOS A MÁS

Tan sólo en Estados Unidos, el número de sismos por año en el centro del país ha crecido drásticamente desde inicios del siglo XXI, según la Unión Geofísica Americana.

De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, cada año, entre 1973 y 2008, se experimentaron cerca de 21 seísmos de magnitud 3 o superior en el centro del país. Esta cifra creció a cerca de 100 entre 2009 y 2013. En 2014 se experimentaron más de 400 seísmos en la región.

El mayor seísmo posiblemente inducido por actividad humana fue el de magnitud 7,9 ocurrido en 2008 en Beichuan, China, después del almacenamiento de la presa de Zipingpu, a unos kilómetros del epicentro del movimiento telúrico, según el estudio.

Es probable que las actividades humanas que actúan sobre la corteza terrestre se multipliquen en el futuro, dado que los proyectos para aprovechar fuentes de energía geotérmicas y almacenar las emisiones de dióxido de carbono se están generalizando, señalan los autores de esta investigación.

Además, añaden, la actividad minera también se intensifica, perforando cada vez galerías más profundas y extensas, así como se construyen más embalses de agua y aumentan también las construcciones más grandes, por lo que los autores concluyen señalando la necesidad de alcanzar un equilibrio entre el riesgo de seísmos y las actividades humanas.

Los investigadores concluyen que, aunque no se puede estar completamente seguros de la relación de cualquier terremoto con la actividad humana, los datos, las relaciones y coincidencias detectadas en los episodios analizados son suficientemente concluyentes.

Referencia bibliográfica:

Global review of human-induced earthquakes. Earth-Science Reviews. DOI: 10.1016/j.earscirev.2017.07.008

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2 comentarios

  1. No parece, entonces, que quede muy clara la influencia de la acción humana, pero sí da un toque de atención para el futuro. Aunque muchas de estas actividades sean casi imprescindibles, deberán realizarse en lugares en donde las posibles consecuencias no produzcan tragedias.

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