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Fuente: Colaje Imágenes Google

¿Cambio climático?: La culpa fue del cha, cha, cha…….

 El 8 de agosto de 2019, tras una reunión del IPCC (quizás en contubernio con la OMS) la prensa lanzó una noticia acerca del cambio de dieta que “urgía” la suprema  “urgencia” de mitigar el cambio climático. No daba crédito a lo que leía y en especial sus titulares. ¿Urgencia equivale a velocidad? Esto si responde con exactitud a lo que llamamos “confundir la velocidad con el tocino”, dicho que en España se menta con frecuencia. Veamos, tanto en las páginas Web de la ONU como de la FAO se hace eco de dicho informe. Empero tales papeles abordaban otros muchos temas, y más serios con vistas a paliar el cambio climático, aunque para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la dieta planetaria, inducida por la globalización económica, sí consista en una seria alarma, y con razón. Añadamos que en el documento de marras se habla mucho del problema de los suelos, su degradación y pérdida por erosión, etc. 

Un amigo que vive a unos 100 Km al sur de Kansas city (Misuri) me comentaba que por allí la única alimentación que ingieren sus habitantes y que no corresponde a la definición de comida basura, resulta ser una barbacoa. Pues bien, si ahora se la prohíben, morirán por cambiar a unos hábitos alimentarios aún peores.  Eso sí, leí que “algún experto sin neuronas”, es decir descerebrado, alegaba que, como la humanidad es adicta a los vehículos a motor, era más fácil cambiarle los hábitos nutricionales que desistiera de usar su vehículo privado. Los seres humanos, al parecer somos adictos por naturaleza, por lo que si nos quitan esa droga (en el sentido amplio del vocablo) nos volvemos adictos a otra. Y en este mundo tecnológico la tecno-dependencia es una adicción, como por ejemplo lo es el caso entre otros muchos de los zombis que inundan las calles de Madrid con sus Smartphone, tema que ya comienza a causar preocupación por síndromes de abstinencia muy acusados, y no solo en la juventud.  Ya se puede atropellar a otros conciudadanos en las aceras, gracias a esos “colgados” de su “aparatito”. Y he visto personalmente dos casos en poco tiempo. Se trata de los denominados nomofóbicos. Supongo que los ultra-animalistas (léase Movimiento de liberación animal) se mostrarán entusiasmados. Su utopía hecha realidad gracias al deterioro del planeta. Nadie dudará que todos padecemos de filias, fobias y adicciones. Pero vayamos al grano, porque a la carne…..

Reiteramos  que el documento del IPCC abordaba muchos temas de los que no vamos a hablar en este post. Sin embargo, veamos los siguientes titulares de prensa de esos rotativos que dicen sentirse preocupados por mejorar la divulgación y cultura científica: La dieta perfecta para salvar el planeta y la salud del ser humano; Cambiar de dieta es imprescindible para frenar la crisis climática; La ONU alerta: hay que comer menos carne para frenar el cambio climático; Cambiar la dieta para frenar el cambio climático; El planeta necesita un cambio del modelo alimentario para combatir la crisis climática; Los países ricos deben comer menos carne para luchar contra el cambio climático. Tan solo la última se salva por los pelos. Hoy al menos en la siguiente nota de prensa Marta G. Rivera pone los puntos sobre las  íes “Las vacas no tienen la culpa del cambio climático, la tienen las personas”. Curioso, ya que el día anterior el mismo rotativo también fue escandalosamente alarmista. Os recomiendo que leáis esta última e incineréis las restantes, aunque también así se produce CO2. ¡No hay remedio!. Ya he comentado que intentamos culpabilizar o demonizar todos los procesos naturales que generan gases de invernadero, con tal de seguir con nuestro insustentable modelo económico, fruto de la globalización y de la dictadura financiera que padecemos.

Que los periodistas o plumillas intenten retorticeramente que los lectores lean sus dislates, manipulando los títulos, no nos habla de cultura científica sino de incultura profesional. Y este tema se me antoja francamente recriminable, por cuanto confunde, que no aclara.

Hemos venido reiterando que toda esta sarta de noticias, como otras anteriores, acerca del cambio climático, son inútiles y descarriadas, ya que como mostramos en nuestro post: ¿Porque Decir Cambio Climático y no Degradación Ambiental?, tal calentamiento no es sino uno más que un síntoma, entre otros del “gran lio en el que nos hemos metido a nosotros y a la biosfera. La mala gobernanza global devino en desastre y ni ciudadanos ni naturaleza deben pagar por ello, sino el maldito modelo económico que padecemos, que es realmente el que debiera mutar sin dilación. Pero no se hará. No nos engañen por favor.

Sin embargo centrados en este asunto, aclaremos dos cuestiones, por no enumerar más de 100. (1) Muchos de los bosques que vamos perdiendo actualmente resultaron ser sabanas repletas de rumiantes antes de la domesticación de los paisajes en nuestro propio beneficio; (2) aproximadamente dos tercios de las tierras emergidas padecen de climas áridos y semiáridos, en donde el agua escasea.   En decir, que no son aptos para producir vegetales, si no se dispone de una fuente de agua abundante y de fertilizantes.  El oro azul no puede salir de los acuíferos sin ser reemplazada por otra natural, so pena de que el sistema de manejo de tierras torne en insustentable en pocos años o algún decenio. Y por eso en esos lares la FAO ha venido tradicionalmente defendiendo su uso ganadero.  Difícilmente (por no decir casi imposible), con la tecnología actual podremos aprovechar esas enormes extensiones de suelo sin suministrar agua y añadir nutrientes. Si además tenemos en cuenta que los fertilizantes inorgánicos contaminan, y no existe una fuente inagotable de abonos orgánicos, mientras que de ellos la gran mayoría proceden de la ganadería extensiva e intensiva…… la solución analítica a esta ecuación demanda de mentes más ingeniosas que las actualmente mostradas por nuestros sabios ¿?. En el artículo recomendado, Marta G. Rivera Ferre, con conocimiento y moderación, nos habla de las bondades de las dietas flexitarianas  y  mediterráneas como las más viables. Y eso es lo que hago yo espontáneamente, por ejemplo, sin que alguien me amedrante. Pero ¿pueden hacerlo los moradores de esos espacios áridos y semiáridos sin agua abundante y la carencia/escasez de los abonos que les ofrecían sus grandes rebaños de ganado?

Finalmente señalar que efectivamente solemos padecer de una nutrición lamentablemente enfermiza, aun cuando dispongamos de medios para alimentaros sanamente. Sin embargo, si pervertimos nuestra salud es justamente gracias a la propaganda nauseabunda que esta economía de mercado ultra-neo-liberal induce con su márquetin y mentiras. Cambien el modelo económico y social y déjenos en paz, ya que son ustedes los culpables: multinacionales, lobbies y políticos. Váyanse a la m…. y dejan de confundir a los ciudadanos.

Os dejo para finalizar la nota de prensa de una página Web, bastante decente (SINC), no sin antes reiterar que lean, ¡por favor la nota de prensa de Marta G. Rivera Ferre .

Continúa

Juan José Ibáñez

“Las vacas no tienen la culpa del cambio climático, la tienen las personas”

Marta G. Rivera Ferre, miembro IPCC, advierte de que mientras en los países desarrollados se debe bajar el consumo de proteína animal en algunos más pobres debe aumentar………

La ONU pide reducir el consumo de carne para frenar el cambio climático

Aunque la quema de combustibles fósiles es lo que recibe mayor atención, el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU advierte que para frenar el calentamiento global es esencial la reducción del consumo de carne, además de medidas en contra de la deforestación y en favor del uso sostenible de la tierra.

SINC | | 08 agosto 2019 14:00

Los esfuerzos para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y los impactos del calentamiento global se quedarán muy cortos sin cambios drásticos en el uso global de la tierra, la agricultura y la dieta humana, según advierte el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El documento especial del IPCC sobre el cambio climático y la tierra, publicado hoy en Ginebra, analiza el papel de las decisiones sobre manejo de la tierra tanto para reducir como para adaptarse al calentamiento global.

“Sería beneficioso para el clima y la salud humana que la gente de países desarrollados consumiera menos carne”, dice Hans-Otto Pörtner

Destacan entre las medidas la necesidad de preservar y restaurar los bosques, ya que absorben el carbono del aire, y las turberas, porque liberan carbono si se desentierran. El ganado criado en pastizales de bosques despejados es particularmente intensivo en emisiones, dice el informe. Las vacas también producen una gran cantidad de metano, un potente gas de efecto invernadero, al digerir sus alimentos.

El documento corrobora que las dietas equilibradas que contienen alimentos de origen vegetal y de origen animal producidos de forma sostenible «presentan grandes oportunidades para la adaptación y la mitigación, a la vez que generan importantes beneficios colaterales en términos de salud humana«.

No queremos decir a la gente qué comer”, dice Hans-Otto Pörtner, presidente del grupo de trabajo del IPCC sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad. “Pero sería realmente beneficioso, tanto para el clima como para la salud humana, que la gente de muchos países desarrollados consumiera menos carne, y que la política creara incentivos apropiados a tal efecto”.

Aumento de la deforestación

Para 2050, los cambios en la dieta podrían liberar millones de kilómetros cuadrados de tierra y reducir las emisiones mundiales de CO2 hasta en ocho mil millones de toneladas al año, en relación con la situación actual, según los científicos.

Los investigadores también señalan la importancia del informe para las selvas tropicales, donde aumentan las preocupaciones sobre la aceleración de las tasas de deforestación. La selva amazónica es un enorme sumidero de carbono que actúa para enfriar la temperatura global, pero las tasas de deforestación están aumentando, en parte debido a las políticas y acciones del gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro.

Si no se detiene, la deforestación liberará más de 50.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera en 30 o 50 años

Desafortunadamente, algunos países no parecen entender la necesidad urgente de detener la deforestación en los trópicos”, dice Pörtner.“No podemos forzar a ningún gobierno a interferir. Pero esperamos que nuestro informe influya lo suficiente en la opinión pública a tal efecto”.

Si no se detiene, la deforestación podría convertir gran parte de los bosques amazónicos en un tipo de desierto degradado, liberando posiblemente más de 50.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera en 30 o 50 años, afirma Carlos Nobre, científico experto en clima de la Universidad de São Paulo, en Brasil.

El informe advierte que la tierra debe seguir siendo productiva para alimentar a una población mundial en aumento. El calentamiento aumenta el crecimiento de las plantas en algunas regiones, pero en otras –incluyendo el norte de Eurasia, partes de Norteamérica, Asia Central y África tropical– el aumento del estrés hídrico parece reducir la tasa de fotosíntesis.

Por lo tanto, el uso de cultivos para biocombustibles y la creación de nuevos bosques –considerados como medidas con potencial para mitigar el calentamiento global– deben gestionarse cuidadosamente para evitar el riesgo de escasez de alimentos y pérdida de biodiversidad, dice el informe.

Afectará a la seguridad alimentaria

Los expertos también destacan que los agricultores y las comunidades de todo el mundo deberán hacer frente a lluvias más intensas, inundaciones y sequías como resultado del cambio climático. La degradación de la tierra y la expansión de los desiertos amenazan con afectar la seguridad alimentaria, aumentar la pobreza e impulsar la migración, según el informe.

Alrededor de una cuarta parte de la superficie terrestre de la Tierra parece sufrir ya la degradación del suelo, y se espera que la crisis climática empeore las cosas, en particular en las zonas costeras bajas, los deltas de los ríos, las tierras secas y las zonas de permafrost.

Necesitamos una transformación radical, no cambios incrementales”, afirma Ruth Richardson

Las prácticas agrícolas industrializadas son responsables de gran parte de la erosión y la contaminación del suelo, dice Andre Laperrière, director ejecutivo de Global Open Data for Agriculture and Nutrition, con sede en Oxford (Reino Unid), una iniciativa para hacer accesible a todo el mundo la información científica pertinente.

“Necesitamos una transformación radical hacia un uso global de la tierra y un sistema alimentario que satisfaga nuestras necesidades climáticas”, dice Ruth Richardson, directora ejecutiva de la Alianza Global para el Futuro de la Alimentación, una coalición estratégica de fundaciones filantrópicas con sede en Toronto, Canadá.

Un informe especial publicado el año pasado concluyó que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, que alcanzaron un máximo histórico de más de 37.000 millones de toneladas en 2018, deben disminuir drásticamente en un futuro muy cercano para limitar el calentamiento global a 1,5 grados, y que esto requerirá una acción drástica sin más demora.

Los gobiernos de todo el mundo considerarán las últimas conclusiones del IPCC en la cumbre climática de la ONU que se celebrará el mes próximo en Nueva York.

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