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Al paso que vamos, un día no muy lejano, aquellos humedales que alegraban la vista y refrescaban el ambiente serán un recuerdo y/o charcas atiborradas de residuos malolientes.

 Como me alegraría poderos ofrecer noticias que nos alegraran a todos sobre la naturaleza y el hombre. Sin embargo, la prensa se encuentra repleta de notas de prensa preocupantes cuando no dramáticas, aparentes descubrimientos científicos que nos narran hallazgos intrascendentes, ¡Cuánto viejo vino en nuevas botellas!. Y si hablamos de tecnología, nos narran novedades que sirven de poco, u ocultando sus lados oscuros por ser dañinas para el medio ambiente, la salud humana o el control del procomún ciudadano diezmado por la avaricia de multinacionales y gobiernos sin escrúpulos. A menudo me entran ganas de cerrar la bitácora porque termino malhumorado.   Pero vayamos ya al tema que hoy nos preocupa y mucho. Abajo os dejaré los enlaces sobre varios post precedentes relacionados con el tema y más de 20 páginas de noticias que tan solo tienen el propósito de serviros de ejemplo entre otras miles.

 La superficie de España, como la de casi todos los países del mundo, se encontraba antaño salpicada de hermosos humedales, lagunas y charcas que embellecían el paisaje y enriquecían su biodiversidad. Sin embargo, actualmente han desaparecido en su inmensa mayoría. Hoy incluso nuestras zonas húmedas más emblemáticas, como Doñana, la Albufera y el Delta del Ebro, todas ellas mundialmente reconocidas y “en teoría protegidas”, corren graves riesgos de desaparecer, siendo muchos son los que piensan que tal proceso es ya irreversible, como nos informa SEO/BirdLife. De acuerdo a esta organización: el 64% de los humedales del mundo ha desaparecido del planeta desde 1900. Tal cifra ascendería al 87% si calculamos su extinción desde 1700. Más aun, según las mismas fuentes, en España, el 80% de los ecosistemas húmedos dulceacuícolas restantes padecen severos síntomas de degradación. “Adiós humedales adiós”. El Homo sapiens, piensa ya poco de por sí, y al parecer nada en la biosfera, así como la enorme belleza, valor y riqueza del mundo natural. Empero necesitamos sus enormes servicios ecosistémicos, les guste a algunos o no. Por lo que todo este drama del teatro ecológico ya nos pasa una dramática factura.  

 Las causas de tal pérdida son tan numerosas como para no poder enumerarlas aquí. Millones de maneras de infringir daños o extinguir la riqueza y variedad de la biosfera. Digamos que su aprovechamiento agrícola, y en el pasado también el riesgo de paludismo que padecían los hombres y mujeres que vivían en sus proximidades, dio lugar a la destrucción de parte de los mismos. Sin embargo,  hoy en día la sobreexplotación de las aguas subterráneas, junto a los trasvases de aguas corrientes inter-cuencas (como amenazan constantemente a las Tablas de Daimiel), ha dado cuenta de otros tantos  ecosistemas de la misma índole. Por su parte, en el litoral, primero la agricultura y luego el sellado urbano generado por la litoralización de la población (expansión de ciudades, polígonos industriales, residencias turísticas, cultivos bajo plástico, etc.) también han generado estragos devastadores, en el seno o cerca de los ambientes costeros. En países como España, pero también en otros muchos, la presencia de agua se encontraba correlacionada con la de los suelos más fértiles, hoy sepultados bajo asfalto y cemento, de tal modo que hemos descapitalizado la edafosfera más valiosa, perdiendo gran parte la soberanía alimentaria. En otros países, las perdidas en vidas humanas y los miles de millones de euros que cuestan los “denominados desastres naturales” causados por huracanes, tifones, etc., alcanzan cifras escandalosamente escalofriantes. De haber respetado aquellos ecosistemas, casi nada de lo ocurrido hubiera tenido lugar.   ¿Desastres naturales?. No tanto, sino que tales desgracias han sido más bien causadas  por la codiciosa sociedad que padecemos.

 Nuestros políticos no parecen percatarse de que aunque los humedales ocupan exiguas extensiones en comparación con la tierra firme que les rodea, albergan una biodiversidad impresionante. Por ejemplo, en las zonas áridas del SE Español, y más concretamente en Almería, acabo de publicar un trabajo en el que constata que el 50% de las comunidades vegetales, surgen de los lechos fluviales pedregosos de las ramblas, ocupando estos últimos menos del 1,5% de sus superficie. En este tipo de cauces,  generalmente secos, surgen afloramientos de las aguas subterráneas, dando lugar a maravillosas islas de biodiversidad y edafodiversidad.

 La pérdida de las comunidades dulceacuícolas de tal índole, no solo amenazan las plantas y pequeños invertebrados que allí habitan, al margen de crear una insufrible monotonía del paisaje, sino que lo mismo ocurre con peces, anfibios, reptiles y algunos mamíferos, así como de otras formas de vida. Más aún, muchas especies biológicas que no habitan directamente sobre las mentadas zonas húmedas, dependen a menudo de ellas con vistas a cubrir sus necesidades de agua. Por lo tanto, al desaparecer las primeras, no es infrecuente que se corra el riesgo de terminar dañando gran parte de la cadena trófica de los paisajes circundantes, siendo pues afectados espacios geográficos mucho más extensos. A menudo, la prensa general tan solo nos informa de la gravedad que sufren las enormes y diversas bandadas de aves migratorias que necesitan ineludiblemente de estos ambientes en sus recorridos anuales, siendo tan solo la punta del iceberg.

 Reiteremos una vez más que, en los litorales de diversas zonas del mundo, la desaparición de estas barreras naturales termina pasando factura, en forma de ingentes pérdidas en términos de vidas humanas, económicas y ecológicas, al dejar de frenar la violencia de huracanes, tifones y tsunamis que antaño proporcionaban las zonas húmedas a los lugareños ante tales desastres naturales, que de este modo no lo eran tanto como en la actualidad.       

 Aunque no se trata de pérdidas en sentido estricto, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas también ha asolado, estos ecosistemas acuáticos, por cuanto  sus aguas se han visto transformadas de elixir en veneno. Empero también los humedales atesoran otros servicios ecosistémicos como dulcificar los mesoclimas locales y secuestrar ingentes cantidades de carbono atmosférico a escala global. Algunos científicos sostienen que tal hecho ya ha repercutido en los climas regionales a gran escala.

Muchas regiones del globo, e incluso civilizaciones enteras crecieron sobre la fertilidad de los deltas que tapizan la desembocadura de los grandes cauces fluviales. Hoy, la cadena de embalses que los jalonan interrumpe el aporte de sedimentos, impidiendo contrarrestar el delicado balance que los mantenía en equilibrio meta-estable frente a la erosión marina. Decenas, por no hablar de millones de personas corren el riesgo de padecer hambrunas.

 Tarde y mal, algunos despiertan de su letargo, decidiendo crear humedales artificiales. Empero los contados casos en los que tal hecho ocurre, no compensan las perdidas de los naturales. Veamos por ejemplo el panorama en EE.UU.

 Según “ActionBioscience”: entre los años de 1780 y 1980, los 48 Estados inferiores perdieron el 53% de los humedales originales, equivalentes  a 42 millones de hectáreas. Por su parte, veintidós Estados han perdido el 50% o más de sus zonas húmedas naturales, siendo California la que encabeza el ranking al desaparecer el 91%, mientras que Florida ha sufrido la mayor reducción en términos de extensión (3.76 millones de hectáreas). Las causas principales han resultado ser la agricultura y el desarrollo urbano, como en la mayor parte del Planeta. Más recientemente, las pérdidas de los humedales dulceacuícolas han alcanzado la espeluznante cifras del 98%.  Un fenómeno tan alarmante ha acaecido también en Nueva Zelanda, ya que solo persiste el 8% de los humedales originales.

 Debemos recordar que no existen cifras contrastadas para la mayor parte de los países del mundo. Pues bien, retornando al caso de EE.UU., durante la administración Obama, el Departamento de Agricultura (USDA), parece haber realizado un gran esfuerzo con vistas a sanear su más que depauperado medio ambiente rural, fomentado la conservación de las enclaves de agua dulce e induciendo la creación de otros artificiales en las granjas, sustituyendo los abonos químicos por una agricultura orgánica, a la par que animando a que sus agricultores construyeran charcas al objeto de mantener la vida salvaje y obtener otros productos con valor en el mercado, como la cría de cangrejos. Pero con el cambio de reemplazo de su Presidente, comienzan a sonar lasTrumpetas del Apocalipsis”.  Los Boletines electrónicos de la USDA se encuentran, hoy por hoy, casi fuera de servicio desde un punto de vista ambiental.  Más económico. ¿verdad?.

 Reitero que abajo os he incluido abundante información sobre las millones de maneras de destruir, asolar y devastar, pero hay muchas más.

 La cuestión ya no estriba pues, en que podemos hacer con los humedales, sino con la propia especie humana. Adiós, humedales adiós.

 Juan José Ibáñez

Algunos post precedentes relacionados con el tema

Pérdida de Humedales, Cambio Climático y Suelos

Los Humedales, su biodiversidad y servicios ecosistémicos al borde del colapso mundial

Humedales y Suelos Hídricos: Aspectos Básicos y Necesidad de Investigación

Suelos hídricos según la USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.)

Suelos Hídricos o Suelos de los Humedales según la Taxonomía Americana

Réquiem por las Chinampas: Shangri-la Prehispánico en Riesgo de Extinción

Humedades, suelos hídricos, aguas residuales tratadas y epidemia de botulismo aviar

BP, Desastre Ecológico en el Golfo de México, Humedales y Mucho que Reflexionar

Suelos Hígricos y Suelos Sumergidos

Aprovechamiento de la Turba y Degradación Ambiental de Humedales y Suelos

Inundaciones, Zonas Húmedas y Cambio climático

Los Suelos de un Manglar y su Degradación: Repercusiones sobre el Secuestro de Carbono

Pérdida y Degradación Irreversible de Suelos de Deltas y Zonas húmedas Costeras

Los Suelos de los Lechos Fluviales: Las Ramblas y los Uadi y su Biodiversidad de Plantas Vasculares

Hacia un Cambio de Paradigma en Edafología

Contaminación de los Suelos al Mar. Las enseñanzas de la contaminación radioactiva de Fukushima

WRB 2006 y sus Problemas Conceptuales/Estructurales: El concepto de Suelo

Recarga, Contaminación y Salinización de Acuíferos

Suelos, Depuración de Aguas Residuales y Biocombustibles

 

Tres grandes humedales españoles se encuentran en un punto de no retorno

Los humedales conforman el ecosistema más frágil del mundo. Los estudios científicos apuntan que el 64% ha desaparecido del planeta desde 1900. La cifra sube al 87% si la pérdida se calcula desde 1700. En España, el tercer país con mayor número de humedales de importancia internacional, la situación no es diferente, según los datos aportados por la organización conservacionista SEO/BirdLife. Tres de ellos, Donaña, Delta de l’Ebre y l’Abufera de Valencia, estarían en una situación irreversible. El 2 de febrero es el Día Mundial de los Humedales.

FUENTE | SINC; 02/02/2017

La organización conservacionista SEO/BirdLife ha analizado las amenazas que afectan a los tres humedales más relevantes del país -Donaña, Delta de l’Ebre y l’Abufera de Valencia-, y concluye que su actual situación puede ser irreversible si no se actúa con rapidez.

«No nos podemos permitir aplazarlo un año más. La situación de Doñana, Delta de l’Ebre y L’Albufera de Valencia está entrando en un punto de no retorno. Nuestros nietos ya no podrán ver los humedales que conocieron sus abuelos pero, si no actuamos, tampoco verán los humedales tal y como los conocimos nosotros», señala la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.

Aproximadamente un 60% de los hábitats de agua dulce del continente europeo se encuentra en un estado de conservación desfavorable. En el caso de España, el porcentaje se eleva hasta el 80%. La situación se refleja en las poblaciones de peces de agua dulce pues, según los datos oficiales, el 92% de las valoraciones sobre especies piscícolas señalan un mal estado de conservación.

MÚLTIPLES AMENAZAS, TODAS DE ORIGEN HUMANO

Además de las molestias humanas, la mala gestión del agua y el cambio climático, las principales causas son la extracción de aguas, los vertidos y la sobreexplotación de las aguas subterráneas. Todas juntas generan impactos en la fauna, en la flora y en la disponibilidad de recursos para el ser humano (agua fresca, prevención frente a desastres naturales, etc). Por ejemplo, y de acuerdo con los datos de SEO/BirdLife, estas amenazas ponen en riesgo la conservación de las poblaciones de aves en el 83% de las Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (IBA, por sus siglas en inglés) que dependen del agua en España.

Estas tres amenazas son, precisamente, las que más afectan a Doñana, Delta de l’Ebre y l’Albufera de Valencia, los humedales de mayor relevancia ecológica del país. Entre los tres espacios suman más del 25% de las especies acuáticas invernantes censadas en España -una media de 600.000 ejemplares-, y en conjunto superan en primavera las 60.000 parejas reproductoras.

Además, los tres se sitúan en la parte baja de las grandes cuencas y acumulan las amenazas de sus territorios. También, cumplen al menos seis de los nueve criterios por los que el Convenio Ramsar declara a un humedal de interés internacional.

A pesar de todo ello, ninguno cuenta con un adecuado plan de gestión para sus espacios protegidos de la Red Natura 2000, y los respectivos planes hidrológicos no integran adecuadamente las obligaciones europeas de conservación de la naturaleza.

«Los responsables de la política de aguas disponen de la información científica suficiente para comprender la necesidad urgente de tomar medidas para conservar los tres humedales más importantes de España. Las escasas medidas que se han tomado hasta la fecha han demostrado ser insuficientes y, de seguir así, llevaremos estos ecosistemas al punto de no retorno al que ya hemos llevado otros humedales relevantes», asegura Roberto González, responsable del programa Alas sobre agua de SEO/BirdLife.

EL FUTURO DE LOS HUMEDALES

El Delta de l’Ebre tiene gran importancia, dada su ubicación en la desembocadura del río más caudaloso de España. Entre sus aportaciones al mar Mediterráneo, se encuentra un vertido de aguas en época de puesta que, para el año siguiente, puede propiciar unas capturas próximas a los 114 kilos en la flota pesquera del entorno del Delta. No obstante, la erosión de la costa, la explotación de embalses y el cambio climático están reduciendo estas y demás aportaciones.

En cuanto a Doñana, el único humedal español declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y el más extenso del país, son muchas las amenazas sobre su longevidad: la sobreexplotación del acuífero, la pérdida de héctareas, 18 sectores con diversos grados de alerta, la alteración del funcionamiento hidrológico de ríos y arroyos que vierten sus aguas, y los efectos negativos sobre la comunidad ornitológica de la marisma.

Por su parte, l’Albufera solía ser un ecosistema único en Europa. A día de hoy, la laguna está fundamentalmente poblada por microalgas (fitoplancton) que cubren su superficie, impidiendo el desarrollo subacuático de flora y una consecuente reducción de fauna piscícola y ornitológica. A esto se añaden las aguas residuales y los retornos de riego que, gracias a productos fertilizantes y detergentes, desequilibran el ciclo de nutrientes y favorecen el crecimiento de las microalgas.

Las medidas para evitar el deterioro de estos ecosistemas no han sido suficientes, motivo por el cual SEO/BirdLife ha instado a las Confederaciones Hidrológicas y los organismos correspondientes a ponerse manos a la obra, detallando las necesidades de cada espacio y los procedimientos necesarios para una conservación adecuada y favorable.

Coastal wetlands excel at storing carbon
by Staff Writers
College Park MD (SPX) Feb 03, 2017

In the global effort to mitigate carbon dioxide levels in the atmosphere, all options are on the table – including help from nature. Recent research suggests that healthy, intact coastal wetland ecosystems such as mangrove forests, tidal marshes and seagrass meadows are particularly good at drawing carbon dioxide from the atmosphere and storing it for hundreds to thousands of years.

Policymakers are interested to know whether other marine systems – such as coral reefs, kelp forests, phytoplankton and fish – can mitigate climate effects. A new analysis co-authored by a University of Maryland scientist suggests that, while coastal wetlands serve as effective «blue carbon» storage reservoirs for carbon dioxide, other marine ecosystems do not store carbon for long periods of time.

The research paper, published February 1, 2017 in the journal Frontiers in Ecology and the Environment, also notes that coastal wetlands can help protect coastal communities from storm surges and erosion. Coastal wetland areas are easier for governments to manage compared with ecosystems that reside in international waters, further adding to the strategic value of coastal wetlands in the fight against climate change.

«We compared many different coastal ecosystems and have made a clear case for including coastal wetlands in discussions about greenhouse gas mitigation,» said Ariana Sutton-Grier, an assistant research scientist at UMD’s Earth System Science Interdisciplinary Center and a co-lead author of the research paper. «Coastal wetlands store a lot of carbon in their soils and are important long-term natural carbon sinks, while kelp, corals and marine fauna are not

The research paper integrates previous data on a variety of coastal and marine ecosystems to determine which systems are best suited to mitigate climate effects. To make this assessment, Sutton-Grier and her colleagues evaluated how effectively each ecosystem captures carbon dioxide – for example, by plants using it to build their branches and leaves – and how long the carbon is stored, either in plant tissues or in soils.

Coastal wetlands outperformed other marine systems in just about every measure. For example, the researchers estimated that mangrove forests alone capture and store as much as 34 million metric tons of carbon annually, which is roughly equivalent to the carbon emitted by 26 million passenger cars in a year. Estimates for tidal marshes and seagrass meadows vary, because these ecosystems are not as well mapped globally, but the total for each could exceed 80 million metric tons per year.

All told, coastal wetlands may capture and store more than 200 metric tons of carbon per year globally. Importantly, these ecosystems store 50-90 percent of this carbon in soils, where it can stay for thousands of years if left undisturbed.

«When we destroy coastal wetlands, for coastal development or aquaculture, we turn these impressive natural carbon sinks into additional, significant human-caused greenhouse gas sources,» said Sutton-Grier, who is also an ecosystem science adviser for the National Ocean Service at the National Oceanic and Atmospheric Administration.

The researchers’ goal is to help inform resource managers and policymakers where to focus their limited resources to have the greatest impact on climate mitigation. The new analysis acknowledges that other ecosystems, such as coral reefs and kelp forests, provide valuable storm and erosion protection, key fish habitat and recreation opportunities, and thus deserve protection. But their capacity to store carbon over the long term is limited.

«A common question I get from coastal managers and other stakeholders is whether oyster reefs, coral and kelp are effective ‘blue carbon’ habitats,» said Stefanie Simpson, a co-author of the paper and manager of the Blue Carbon program at the nonprofit organization Restore America’s Estuaries. «This paper highlights the role all of these ecosystems have in the carbon cycle, while calling out our coastal habitats – marsh, seagrass and mangroves – for their role as significant and long-term carbon stores.»

Researchers have often looked to terrestrial forests as carbon sinks as well. But most forests do not store substantial amounts of carbon in their soils. As such, the researchers believe that coastal «blue carbon» habitats may stand alone as the most efficient biological reservoirs of stored carbon on Earth.

«The concept of ‘blue carbon’ has focused scientists and stakeholders on the tremendous potential of managing marine ecosystems for climate mitigation,» said Patrick Megonigal, associate director for research at the Smithsonian Environmental Research Center, who reviewed an early draft of the manuscript but was not directly involved in the work. «This analysis takes a big step forward by explaining why coastal wetland ecosystems are particularly attractive for carbon-based management.»

The research paper, «Clarifying the role of coastal and marine systems in climate mitigation,» Jennifer Howard, Ariana Sutton-Grier, Dorothee Herr, Joan Kleypas, Emily Landis, Elizabeth Mcleod, Emily Pidgeon, and Stephanie Simpson, was published February 1, 2017 in the journal Frontiers in Ecology and the Environment.

Artificial wetland to clean Shanghai factory water
by Staff Writers
Paris (AFP) Feb 7, 2017

French wastewater treatment company Suez said Tuesday it had been awarded a contract to design an artificial wetland to clean water from a petrochemical industrial zone outside Shanghai.

Suez said the 36-hectare «dragonfly zone» will use «the treatment capabilities of the natural environment» to remove micropollutants from water after its discharge from a standard facility that it operates at the Shanghai Chemical Industrial Park.

The industrial park, located on Hangzhou Bay to the south of Shanghai, is one of the largest petrochemical industrial sites in Asia and hosts facilities of a number of foreign companies as well as Chinese firms.

Suez says its dragonfly zone concept uses the purification capacities of aquatic eco-systems that are created using locally selected plants to improve the chemical and bacteriological quality of water as it moves through the various pools.

Renovation of 13 hectares of existing wetlands and adding another 23 hectares will require an estimated 18.5 million euros ($19.7 million).

Suez first tested the technology at a site in southern France in 2009.

rl/spm Suez

Earth’s driest desert once had lakes

By Rebecca Morelle Science Correspondent, BBC News, San Francisco

15 December 2016, From the section Science & Environment

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http://www.bbc.com/news/science-environment-38330526

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The driest desert on Earth may once have had lakes and wetlands, scientists report.

They have found the remnants of freshwater plants and animals buried in the arid plains of Chile’s Atacama Desert.

This watery period dates to between 9,000 and 17,000 years ago.

Scientists at the American Geophysical Union meeting in San Francisco say it suggests the region may have been habitable for early settlers.

Marco Pfeiffer, from the University of California, Berkeley, said: «When you drive through the desert the only thing you see is the white cover of salt.

«And when we dig through this crust, it’s difficult to imagine that conditions were so different.»

The Atacama Desert gets an average of 15mm of rain each year – and some parts get virtually no precipitation at all.

But this latest research suggests that the heart of this super-dry landscape was once lush.

The researchers have found organic material from plants and animals that only could have survived in or near water.

«The thick salt crusts kept underneath a precious record of a period when these flatlands hosted lakes and wetlands.»

This watery area would have covered about 600 sq km of the desert.

The period they date to – from 9,000-17,000 years ago – was a time when hunter-gatherers from the north would have started to colonise South America.

Archaeologists had thought that these ancient people avoided the desert as they migrated to other regions – but the presence of water means it could have supported people.

«Instead of rapidly moving through the few wet streams that exist nowadays from the coast to the Andes, now with this evidence, there was a place where they could settle down and colonise more easily the entire region.»

He said that some evidence of human settlements in these once-lake-covered areas had recently been found, and these sites were now being carefully excavated.

However, despite the finding that the Atacama once had lakes and wetlands, scientists do not think that this was caused by rain directly falling on the region.

Anthropogenic groundwater extraction impacts climate
by Staff Writers; Beijing, China (SPX) Jan 10, 2017

Anthropogenic groundwater exploitation changes soil moisture and land-atmosphere water and energy fluxes, and essentially affects the ecohydrological processes and the climate system. In over-exploited regions, the terrestrial water storage has been rapidly depleted, causing unsustainability of water use and inducing climate change.

Recently, Prof. Zhenghui Xie and Dr. Yujin Zeng from CAS Institute of Atmospheric Physics, incorporated a scheme of anthropogenic groundwater exploitation into the Community Earth System Model version 1.2, and conducted a series of simulations over global scale to investigate the impacts of anthropogenic groundwater exploitation on the hydrological processes and climate system around the world.

«Quantifying the hydrologic and climatic responses to anthropogenic groundwater extraction not only advances our understanding on the hydrological cycle with human intervention, but also benefits effective human water management for sustainable water use,» said Prof. Xie.

They found that groundwater exploitation caused drying in deep soil layers but wetting in upper layers.

«A rapidly declining water table is found in areas with the most severe groundwater extraction,» Prof. XIE observed, «The areas include the central United States, the north China Plains and the north India and Pakistan.»

The atmosphere also responded to groundwater extraction, with cooling at the 850 hPa level over the north India and Pakistan and a large area in the north China and central Russia. Increased precipitation occurred in the north China Plains due to increased evapotranspiration from groundwater irrigation.

Decreased precipitation occurred in north India because the Indian monsoon and its transport of water vapor were weaker as a result of cooling induced by groundwater use. Local terrestrial water storage was shown to be unsustainable at the current high groundwater extraction rate.

«A balance between reduced water withdrawal and rapid economic development must be achieved in order to maintain a sustainable water use, especially in regions where groundwater is being over-exploited,» Xie suggested.

This research finding has been published in Journal of Climate.

Draining huge African peatland a threat to climate
By Marlowe HOOD; Paris (AFP) Jan 11, 2017

A swampy forest in central Africa the size of England covers previously unknown carbon stocks equivalent to three years’ worth of global CO2 emissions, scientists revealed Wednesday.

Draining these peatlands for agriculture, or reduced rainfall due to climate change, would release massive amounts of planet-warming greenhouse gases, they warned in a study published in Nature magazine.

«We found 30 billion tonnes of carbon that nobody knew was there,» said Simon Lewis, co-lead author of the study and a professor at the University of Leeds.

«If the Congo Basin peatlands were to be destroyed, it would release billions of tonnes of CO2 into the atmosphere,» he told AFP.

«Keeping that carbon locked up» should be a priority, he added.

Peatlands are carbon-rich ecosystems that cover three percent of Earth’s land surface, but store about a third of all soil carbon.

Most peat — dense, dark-brown muck composed of decaying plants — is located in Canada, Scandinavia and Siberia, but the tropics hold large stores as well.

Until the mid-20th century, it was often cut into bricks, dried and burned as a fuel.

More recently, however, scientists have understood that peatlands, which are at least 30 centimetres (a foot) thick, harbour vast stores of carbon in the form of the greenhouse gases that are driving global warming.

The Congo Basin peatland average about 2 metres (six feet) in thickness.

Most climate change in caused by burning oil, gas and coal to power our economies, but a tenth of global emissions come from land use, mainly deforestation and agriculture.

In Southeast Asia — notably in Indonesia — vast expanses of peatland have been stripped of wetland forests and drained to make way for commercial crops, especially palm oil.

That process not only releases CO2 and nitrous oxide — another potent greenhouse gas — into the atmosphere, it also creates health-wrecking pollution when forests are burned.

– Haven for gorillas –

The Congo Basin’s Cuvette Centrale peatlands — astride the Republic of Congo and the Democratic Republic of Congo — «are currently relatively undisturbed,» said Emma Stokes, director of the Wildlife Conservation Society’s Central Africa programme.

«But palm oil is starting to happen in Africa,» she said by phone, referring to the possibility of peatlands being sacrificed to make the way for plantations.

«It is not an immediate risk, but we can’t all sit back and not worry about it,» she said by phone.

And while there is some concern among climate scientists that global warming many be decreasing the area’s rainfall, there is not enough evidence so far to know.

Simon, who discovered the massive peatlands and helped map its contours, explained how a 145,500 square kilometre (56,000 square mile) patch could escape notice for so long.

To start with, the buried organic matter does not form near rivers, which are often the only transport arteries in sparsely populated tropical forests.

«You have to trek deep into the swamp to find it,» Simon said.

«Also, you can see peat from space.»

But you can distinguish ground cover. So once Simon and his colleagues realised that certain vegetation only grew on top of peatlands, they used satellite images to help map the Cuvette Centrale’s contours.

A small portion of the peatlands — some 4,500 square kilometres (1,750 square miles) — is already protected as part of the Republic of Congo’s Lac Tele Community Reserve.

Stokes, who lives nearby, is in discussions with the government about extending its boundaries, she said.

«The area is home to some of the highest densities of gorillas in the world,» she said.

Forest elephants — also threatened — and many water birds also find haven there, partly because it is so remote from human population centres, she added

La Pérdida de los Humedales: ¿Cómo se ven afectadas las Comunidades de Aves?

Robert Fletcher

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Las poblaciones de aves de los humedales están en problemas debido a:

Pérdidas devastadoras de hábitat a lo largo del mundo;

La intervención humana, por ejemplo, la expansión agrícola;

Otros factores, tales como especies invasivas y cambio climático;

Falta de datos científicos para el mejoramiento de prácticas de manejo.

La pérdida del hábitat de los humedales es substancial en los Estados Unidos.

Durante los dos últimos siglos, la pérdida de hábitats ha ocurrido a una tasa devastadora a lo largo del mundo. Sin embargo, estas pérdidas no son todas iguales y algunos ambientes han sido afectados más que otros. Los humedales en Norteamérica son un ejemplo. A lo largo de los Estados Unidos, las pérdidas de los humedales han sido substanciales:

Más de 20 estados han perdido el 50% o más de sus humedales originales.

El 95% de los humedales de hoy en día son de agua dulce.

Nueva Zelanda ha perdido más del 90% de sus humedales originales.

Entre los años de 1780 y 1980, los 48 estados inferiores perdieron el 53% de los hábitats de humedales originales, equivalentes a 104 millones de acres (42 millones de hectáreas).1

Veintidós estados han perdido el 50% o más de sus humedales naturales, con California el estado que más ha perdido (91%) y Florida habiendo perdido la mayor cantidad en superficie (9.3 millones de acres, o 3.76 millones de hectáreas).1

Las pérdidas más recientes, en las últimas dos décadas, han sido causadas principalmente por la agricultura y por el desarrollo urbano.2

Más recientemente, las pérdidas han sido en humedales de agua dulce (98%) y el 95% de los humedales que quedan son de agua dulce (en vez de humedales costeros).2

Esta pérdida severa de humedales no es particular a los Estados Unidos. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, solo quedan el 8% de los humedales originales.3 Sin embargo, para la mayoría de las regiones del mundo, existe muy poca información sobre la pérdida de los humedales o sobre el estado actual de los mismos.3

Las personas confunden a los humedales con los pantanos.

En cierta forma, esta pérdida severa de hábitat no es completamente sorprendente. La percepción pública de los humedales ha sido, históricamente, muy negativa, con la percepción de que los humedales son áreas pantanosas desechables, sin utilidad alguna.4 Esta perspectiva le dio forma a las políticas sobre los humedales hasta principios del Siglo XX, cuando las percepciones comenzaron a cambiar lentamente, basándose en la creciente preocupación sobre la disminución de las poblaciones de aves migratorias.4 Ahora sabemos que los humedales son componentes esenciales de los ecosistemas, proveyendo servicios múltiples tales como:

Los humedales son componentes claves de ciertos ecosistemas.

Reducción de la erosión con la reducción potencial de la velocidad y el volumen de las aguas de inundación.5

Prevención de los efectos río-abajo de las inundaciones, por medio de la dispersión de las aguas en exceso hacia los llanos de inundación y hacia las depresiones poco profundas.5

Mejoramiento de la calidad del agua por medio de la remoción de nutrientes y la absorción de sedimentos.6 Este beneficio potencial depende grandemente del tiempo de retención de las aguas en los humedales.7

Actuar como fuentes de nutrientes para los peces y para otros organismos acuáticos que habitan las áreas río abajo en situaciones riverinas y costeras.8

Provisión de hábitat para una variedad de vida silvestre, tales como aves acuáticas, anfibios e insectos (por ejemplo, se estima que los humedales de la región de “Prairie Potholes,” literalmente pradera de huecos o depresiones, en la región centro-occidental de los Estados Unidos producen entre el 50 y el 75% de todos los patos del continente.9

Afortunadamente, una serie de programas federales y estadales recientes en los Estados Unidos (como por ejemplo el Programa de Reservas de Humedales10) han aumentado la protección de los humedales y provisto incentivos para la restauración de hábitats. Sin embargo, ¿Ha llegado esta protección demasiado tarde?

Patrones y causas potenciales de las tendencias en las poblaciones de aves de los humedales

Los datos a largo plazo sobre aves de los humedales son escasos, pero alguna evidencia apunta a poblaciones en declive

Las especies invasivas han contribuido a la disminución en algunas especies de aves.

El cambio de clima afecta a las aves de los humedales al alterar los niveles de agua y la estructura del hábitat.

Mientras tanto, muchas aves migratorias han experimentado disminuciones en sus poblaciones a lo largo de los Estados Unidos. La evidencia de estas disminuciones ha aparecido primordialmente en los últimos 40 años. Antes de los años 60 existen muy pocos datos que permitan interpretar las tendencias a largo plazo. Los datos sobre las aves de los humedales son particularmente escasos, aunque existe cierta evidencia que este grupo de aves sí está experimentando una disminución en sus poblaciones.11,12 ¿Cuáles factores has contribuido a estas disminuciones? ¿Y cuales son las ramificaciones?

Pérdida de hábitats y fragmentación: Tanto la pérdida como la fragmentación (o “rompimiento”) de los humedales pueden causar impactos negativos a las poblaciones de aves de humedales al influenciar el uso de los hábitats, la reproducción y la supervivencia.13

Especies invasivas: Algunas especies de plantas no nativas o exóticas han invadido a los humedales, causando cambios profundos en la estructura de los mismos, lo cual los puede convertir en hábitats no adecuados para ciertas especies de aves. Por ejemplo, la salicaria púrpura (Lythrum salicaria) ha invadido a muchos humedales en el medio oeste de los Estados Unidos. La diversidad de las aves en los humedales dominados por la salicaria puede ser menor que la diversidad en otros tipos de humedal.14

Cambio climático global: El clima puede acarrear efectos particularmente severos sobre la estructura de los humedales si la precipitación declina o se vuelve más variable en el futuro. A pesar de que no hay mucho acuerdo sobre las proyecciones de los cambios futuros en la precipitación, muchos modelos proyectan aumentos globales en la precipitación conjuntamente con algunas disminuciones regionales (incluyendo predicciones de descensos en la región de los “Prairie Potholes” de los Estados Unidos), ocurriendo debido a cambios en las bandas de precipitación en dirección a los polos.15 La precipitación puede afectar a las aves de los humedales al alterar los niveles de las aguas y la estructura de los hábitats dentro de los mismos.16 Además, en tiempos de sequía, el clima puede causar la pérdida de hábitats porque los humedales más pequeños y más llanos se van a secar, efectivamente cambiando su naturaleza hacia el tipo pastizal u otro hábitat abierto. Estas pérdidas de hábitat causadas por el clima han sido correlacionadas con las variaciones anuales en varias especies de aves de humedales, incluyendo muchos aves acuáticas.9,17

¿Cómo puede influenciar la pérdida de hábitats a las aves de los humedales?

La mayoría de los datos sobre las aves de los humedales no son concluyentes, pero algunos patrones de cambio han emergido.

La pérdida de hábitat y la fragmentación pueden ser particularmente importantes para las poblaciones de aves. A pesar del aumento en la evidencia del efecto de la pérdida de hábitat y la fragmentación sobre las poblaciones de aves en otros hábitats, la evidencia para aves de humedales es limitada. Muchas de las investigaciones en humedales son inconclusas debido a un diseño defectuoso de los estudios.13 Sin embargo, algunos patrones han emergido.

La expansión agrícola ha afectado negativamente a las aves acuáticas.

Abundancia de aves y uso de hábitat: Algunas especies, tales como el gorrión litoral o gorrión marino (Ammodramus maritimus), pueden no utilizar a los humedales pequeños o pueden ocurrir en densidades más bajas que en humedales más grandes.18,19 Otras especies, como el fumarel común (Chlidonias niger) tienden a no establecerse en áreas con pocos humedales.19 Los humedales que se encuentran relativamente aislados de otros humedales pueden también poseer menos especies.20 Otro índice de la cantidad relativa de fragmentación del hábitat es la cantidad de perímetro (o borde) del humedal en relación a su extensión. En el estado de Iowa, un tercio de las especies examinadas ocurren en bajas densidades en los humedales con más borde relativo a su área.21 Además, la pérdida de humedales puede hacer que los humedales restantes en el área sean menos adecuados para algunas especies. En una escala temporal más amplia, la pérdida de humedales debido a la expansión agrícola estuvo negativamente correlacionada a las abundancias anuales de algunas aves acuáticas, incluyendo a las especies de pato Ánade Real o Pato Cabeciverde (Anas platyrhynchos, o “Mallard”) y el Pato Rabudo (Anas acuta, o “Pintail” del Norte).17

Los cambios en el hábitat interrumpen el éxito reproductivo de las aves.

Reproducción: El éxito reproductivo de algunas especies puede ser menor cerca del perímetro (o borde) de los humedales que en las partes centrales del mismo, debido a que muchos depredadotes de nidos no pueden ganar acceso a los hábitats de agua profunda dentro de los humedales.22 Estos patrones de depredación en nidos no solo ocurren con la fragmentación del hábitat, sino también con la variación en la precipitación. Durante los períodos secos, los depredadotes de nidos pueden llegar a éstos más fácilmente, potencialmente reduciendo el éxito reproductivo. A pesar de que la disminución del éxito reproductivo puede ocurrir como una función de la profundidad del agua en los humedales, aún no se sabe si o cómo la pérdida de hábitat causada por el hombre puede afectar más aún el éxito reproductivo en los humedales.

La pérdida del hábitat puede incrementar la vulnerabilidad hacia los depredadores de las aves de los humedales.

Supervivencia: La fragmentación y la pérdida de hábitat también pueden influenciar la supervivencia de algunas especies de aves acuáticas debido a que ciertos depredadores, como las mofetas, tienden a buscar alimento cerca de los bordes de los humedales.16,23 Sin embargo, el efecto de la pérdida del hábitat en la supervivencia no ha sido bien documentado.

La administración de los humedales debe tomar en cuenta tanto los factores locales como los de mayor escala.

Patrones como éstos ejemplifican la importancia de la protección de complejos de humedales dentro de un paisaje fragmentado. Sin embargo, algunas de estas influencias están directamente relacionadas con cambios en la estructura de los hábitats dentro de los humedales mismos. Por ejemplo, a medida que el tamaño del humedal aumenta, la heterogeneidad del hábitat dentro del humedal también tiende a aumentar, lo cual puede resultar en aumentos potenciales de la diversidad de aves.16 De la misma manera, los cambios estructurales del hábitat cerca de los bordes de los humedales probablemente producen los efectos observados en algunos sistemas de humedales. Sin embargo, otros factores que también tienen efecto sobre las aves de los humedales, tales como el aislamiento de los humedales, claramente operan también a escales mayores. El entender a los factores locales es importante en el manejo y la conservación de humedales individuales. Sin embargo, las perspectivas a mayor escala serán críticas para poder entender y manejar a las poblaciones en paisajes fragmentados.

¿Por qué debemos preocuparnos sobre las aves de los humedales?

Las aves juegan un papel crítico en los sistemas de los humedales.

Si la pérdida de hábitat es, en efecto, dañina a las poblaciones de aves, ¿Cuáles son las implicaciones de estos impactos? Las aves juegan papeles críticos en los sistemas de humedales, actuando como herbívoros, depredadotes y presa, a la vez de ser facilitadotes de la dispersión de plantas. Esto sin mencionar los valores estéticos que ellas tienen para los observadores de aves y para otros naturalistas.

Las aves actúan como herbívoros, depredadores y presas, y también facilitan la dispersión de plantas.

La mayoría de las aves de los humedales son insectívoras durante la estación de procreación, cazando invertebrados acuáticos tanto para ellas como para sus crías. Las aves (incluyendo los adultos, los huevos, los pichones y los juveniles) actúan como presa para otros vertebrados, tales como culebras, mofetas y visones.

Algunas aves acuáticas, tales como el Ganso del Canadá (Branta canadensis), también son herbívoros, alimentándose de las partes sobre tierra de las plantas. La herbívoría por parte de estas especies puede tener fuertes impactos en la estructura de los hábitats, en la composición de las especies de plantas y en la productividad primaria de los humedales.7

Las aves de los humedales pueden también actuar como agentes dispersores para muchas plantas acuáticas que no utilizan a los agentes de dispersión abióticos, tales como el viento, para poder dispersarse a nuevas áreas. La importancia de las aves como agentes de dispersión probablemente aumentará con la pérdida y la fragmentación de los humedales que quedan, debido a la habilidad de las aves de usar paisajes a grandes escalas.

También, la observación de aves de humedales es una experiencia gratificante.

Finalmente, las aves proveen un valor intrínseco muy grande a los humedales y a otros hábitats. La observación de grandes cantidades de patos utilizando a los humedales durante sus migraciones es una vista magnífica, de la misma manera que es magnífico escuchar el escándalo de los Tordos Cabeza Amarilla (Xanthocephalus xanthocephalus) cantándose los unos a los otros durante la época de reproducción.

Una solución: ¿La restauración de hábitats?

Los humedales restaurados tienden a tener una diversidad de plantas más baja que los humedales naturales.

Las estrategias de restauración deben considerar si algunas plantas dependen o no de las aves para su dispersión.

La restauración de los humedales ha producido exitosamente hábitats para algunas especies de aves.

La restauración de hábitats se define típicamente como la alteración de un ecosistema regresándolo a su estado inicial o a su estado precolonización. La mayoría de la restauración de humedales se realiza eliminando los drenajes o avenamientos de agua, regresando así la hidrología natural al sistema. Sin embargo, estas áreas no necesariamente son replantadas con especies de plantas de humedales.24 Un factor clave para la restauración de áreas de humedales es la determinación de cuáles especies de plantas son esencialmente dispersadas por aves y cuáles son dispersadas por otros medios. Aquellas especies no dispersadas por las aves pueden requerir estrategias de restauración más intensas que las utilizadas hoy en día. Por ejemplo, una comparación reciente entre la diversidad y la composición de plantas en humedales naturales y restaurados mostró que los humedales restaurados tienden a tener una menor diversidad de plantas que los humedales naturales.24 Las diferencias en los humedales restaurados fueron consistentes con la hipótesis de que las diferencias fueron debidas a la dispersión limitada. Sin importar cuál agente de dispersión sea requerido, la reducción del aislamiento de los humedales por medio de la planificación estratégica o por la concentración en complejos de humedales probablemente va a mejorar las estrategias de restauración enfocadas tanto en la diversidad de plantas como en la de aves.21

Las prácticas de restauración han producido, sin lugar a dudas, hábitat para algunas especies de aves que se reproducen en los humedales. Investigaciones recientes sugieren que las comunidades de aves encontradas en humedales restaurados pueden ser similares a aquellas en humedales naturales25 y que las comunidades de aves en humedales restaurados pueden tener diversidades y abundancias mayores que en hábitats que fueron restaurados anteriormente.12 Por ejemplo, muchos de los esfuerzos de restauración en la región centro occidental de los Estados Unidos se ha enfocado en la restauración de humedales en áreas previamente agrícolas. Las áreas agrícolas tienden a poseer diversidades y abundancias de aves acuáticas menores que los humedales restaurados.12 Sin embargo, aún no es claro si las poblaciones en áreas restauradas tienen una reproducción lo suficientemente grande como para poder proveer contribuciones positivas a las poblaciones.

Conclusión

Conclusión: Se necesita más investigación sobre la interacción entre los humedales y sus poblaciones de aves para que los problemas puedan ser enfrentados efectivamente.

Las percepciones públicas sobre los humedales han cambiado mucho en las últimas décadas. Sin embargo, aún se están perdiendo humedales a lo largo del país. La pérdida de hábitat puede impactar directamente a las aves que utilizan a estas áreas al influenciar la abundancia y el uso de hábitat, la reproducción y la supervivencia. La restauración de hábitats es una de las respuestas potenciales para contrarrestar la pérdida de humedales, aunque no está claro cuales son los efectos de la restauración en la dinámica de las poblaciones de las aves de los humedales. Más aún, necesitamos comprender mejor el papel que juegan las aves en estos ecosistemas de manera de poder enfrentar a las pérdidas actuales de los humedales y diseñar estrategias para mitigar este problema.

© 2003, American Institute of Biological Sciences. Los educadores tienen permiso de reimprimir artículos para su uso en las clases; otros usuarios por favor comunicarse con editor@actionbioscience.org para solicitar permisos de reimpresión. Por favor ver políticas de reimpresión.

New urgency in fight to restore Florida Everglades
By Kerry SHERIDAN
Miami (AFP) Feb 27, 2017

Rising seas, polluted coastlines and the specter of more frequent droughts and storms have lent new urgency to efforts to restore the ecosystem of the Florida Everglades, the largest freshwater wetland in the United States.

The Everglades’ sawgrasses, swamps, tree islands and mangroves are home to a host of fascinating species, from American alligators to endangered hook-billed birds known as snail kites to invasive Burmese pythons.

Until now, the world’s largest ecosystem restoration project — a massive plan expected to spend some $10.5 billion, known as the Comprehensive Everglades Restoration Plan — has made little progress since it was launched in 2000.

«Our goal was to have much of it done in 20 years,» said Steve Davis, a wetlands ecologist with the Everglades Foundation, who led reporters on an airboat tour of the Everglades this month.

«We are almost 20 years in and we don’t have a single project completed.»

– Water flow stopped –

Even though the Everglades is known as the River of Grass, the water has not properly flowed through it in the past 70 years or so, because human development cordoned off the freshwater which used to spill over from Florida’s massive Lake Okeechobee toward the south.

As millions of people poured into the Sunshine State, a dike was built to protect against hurricane flooding and swamps were drained to make way for sugar cane farms.

About one third of the Everglades’ original three million acres (405,000 of 1.2 million hectares) became farmland, and 1.5 million acres were designated a national park.

«We altered the ecosystem back in the ’40s and ’50s when we didn’t know any better,» said Bob Johnson, a hydrologist with the National Park Service.

«Now we have to fix it.»

– Polluted coasts –

The consequences of diverting Lake Okeechobee’s water — much of it polluted by agricultural discharge — to the east and west have grown increasingly dire.

Last year, algae blooms coated the coastline with smelly, guacamole-colored sludge, and swimmers were warned to stay out of the water due to outbreaks of poisonous bacteria.

Meanwhile, the spread of hot and salty water off the southern tip of Florida killed fertile fish breeding grounds known as seagrasses, threatening tourism and fishing — two key drivers of the state economy.

«There is simply not enough water coming in from the north to keep the entire system hydrated from top to bottom,» said Davis.

The movement of freshwater from the lake toward the south must be restored if the area’s tourist economy, drinking water and natural and developed lands are to be sustained in the years to come, he said.

– Saltwater intrusion –

Without some two million more acre feet — an old measure devised by imagining a foot of water on an acre (0.4 hectare) of land — of freshwater to drench the Everglades, the marshes dry out, the thin layer of peat covering the porous limestone ground dissipates or even burns under the hot sun, and the landscape flattens making it easier for saltwater to invade, Johnson told a meeting of the Tropical Audubon Society this month.

Saltwater intrusion is already making its way into parts of Florida’s aquifers — which provide drinking water — and could forever alter the Everglades’ fragile ecosystem.

Having more freshwater in the system could help because it «pushes against the saltwater and keeps those marshes wet,» explained Johnson.

«It helps stave off the effects of sea level rise.»

– Political progress –

Scientists like Davis and Johnson say the solution requires having more land south of the lake — an area filled with sugar cane farms — to use as storage reservoirs where water can be cleaned before flowing south.

«If we don’t figure out how to store more water, we can’t get through the problems to come. We can’t get through long droughts and then very intense rainfall,» said Johnson.

After years of political squabbles, there are signs that lawmakers are motivated to fix the problem.

Bills have been newly introduced in the Florida House and Senate to authorize over one billion in state dollars to acquire 60,000 acres of land for a reservoir south of Lake Okeechobee that would hold 120 billion gallons (454 billion liters) of water.

But more than a dozen farming companies in the area have dug in their heels, including sugar giants US Sugar and Florida Crystals, saying they are not willing to sell, questioning the science behind the proposals, and warning of job losses if land acquisition goes ahead.

Criticisms of the plan and its priority on finding storage south of Lake Okeechobee have also emerged from the South Florida Water Management District, which is made up of political appointees of Republican Governor Rick Scott, a well-known skeptic of climate change.

A review of the Everglades restoration plans by the National Academies of Sciences (NAS), issued in December 2016, found that more money and water is urgently needed, because the effects of climate change were not considered in the restoration plans when they were released in 2000.

And with global sea levels expected to rise by 40 inches (one meter) or more by century’s end, there is no time to waste.

«If you change nothing now, if you do things as planned, you are going to run into serious flooding issues,» said Fernando Miralles-Wilhelm, a professor of atmospheric science at the University of Maryland and leader of the NAS committee’s climate change-related research efforts.

«Those effects are occurring on the timescale of a few decades.»

El Doctor Robert Fletcher es Investigador Asociado en la Universidad de Montana. Recibió su doctorado en Ecología y Biología Evolucionaria de la Universidad de Iowa en el año 2003. Sus intereses incluyen la fragmentación de los hábitats y su restauración, la biología de poblaciones, la ecología de paisajes y la estadística. Ha llevado a cabo investigaciones a lo largo de los Estados Unidos, incluyendo los estados de Iowa, Florida y Colorado, enfocándose en temas de conservación sobre pastizales, humedales y comunidades de aves en zonas riparias.

Update 6/26/09: In 2007, Dr. Fletcher accepted a position at the University of Florida, Gainesville, where he currently runs the Fletcher Lab.
http://plaza.ufl.edu/robert.fletcher/people.html

Louisiana wetlands hurting from accelerated sea level rise
by Brooks Hays
Washington (UPI) Mar 14, 2017

Sea levels along the Louisiana coast are rising at four times the global average. New research suggests the state’s already degraded wetlands are paying the price.

Over the last decade, sea levels have risen roughly half an inch per year along Louisiana’s coast. The future might not look so dire if the state’s natural coastal buffer, its wetlands, was in better shape.

Wetlands offer a variety of ecological benefits, including protection against storm surges, flooding and sea level rise. Unfortunately, Louisiana’s wetlands have been degraded and destroyed in recent decades, leaving the coast increasingly vulnerable.

A new survey by scientists at the University of Tulane suggests the state’s wetlands may not be up to the task of fending off rising seas.

«In the Mississippi Delta, about 65 percent of study sites are probably still keeping pace, but in the westernmost part of coastal Louisiana, more than 60 percent of sites are on track to drown,» Tulane geology professor Torbjörn E. Törnqvist said in a news release.

Researchers combined field survey measurements of local sea level change with similar data collected by satellites. The combined data helped scientists map rising sea levels in and around Louisiana’s wetlands. The researchers published the results of their survey in the journal Nature.

«The bottom line is that in order to assess how dire the situation is in Louisiana, this new dataset is a huge step forward compared to anything we’ve done before,» Törnqvist said.

Huge swathe of Australian mangroves ‘die of thirst’
Sydney (AFP) March 13, 2017
Thousands of hectares of mangroves in Australia’s remote north «died of thirst» last year, scientists said Tuesday, in the largest climate-related incident of its kind ever recorded. Some 7,400 hectares (18,000 acres), stretching 1,000 kilometres across the semi-arid Gulf of Carpentaria, perished, according to researchers from Australia’s James Cook University. The so-called die-back – … read more

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3 comentarios

  1. Que interesante! Nos estamos cargando el planeta… a ver si actuamos antes de que sea tarde.

    Un saludo

  2. Aqui estamos haciedo un buen trabajo para desertizar la tierra y acabar con la flora y la fauna… y los politicos mucho ruido y pocas nueces, al final nadie hace nada y las generaciones venideras pagaran el pato…

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