Recordamos algunos datos de carácter geográfico

A veces los datos son orientativos, en otras ocasiones nos ayudan a enmarcar determinado tipo de actuaciones. Es evidente que las vías pecuarias, tal como las hemos conocido, son el resultado de diferentes procesos históricos, pero también geográficos.

GEOGRAFÍA IBÉRICA: PAISAJES, TIERRAS Y TRASHUMANCIA

 

            La península más occidental de Europa dispone de un total de 580.961 km2 de los que 492.461 km2 corresponden a territorio español, situada en el SO del continente entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico muy próximo a África con un relieve complejo pero coherente.

Un zócalo paleozoico con dos grandes cuencas de carácter tectónico: la de Castilla en el Norte y la de Castilla en el Sur con un paisaje de llanuras escalonadas a diferente altitud entre 600 m y 900 m principalmente, separadas por un fragmento también de zócalo que supera los 1.400 m y llega a los 2.000 m, es la cordillera Central. En los bordes la cordillera Cantábrica robusta y de más altitud en su parte occidental que en la oriental y en el E y SE la cordillera Ibérica de muchos contrastes1.

            La placa ibérica presenta un núcleo (macizo hespérico o ibérico) formado por rocas, muy antiguas (Precámbrico y sobre todo del Primario), engendrado por la orogenia hercínica. Luego se han ido incorporando terrenos de edades más modernas (Secundario y Terciario) al adjuntar a sus contornos los territorios que componen las montañas Vascas, las cordilleras Pirenaica y Bética, etc., que se levantaron con la orogenia alpina2.

            Desde el punto de vista climático el conjunto peninsular pertenece al dominio de los climas templados mediterráneos con los que comparte la estacionalidad de las temperaturas con inviernos fríos y veranos cálidos, la sequía asociada al estío y la variabilidad interanual dan lugar e inciden en una ocupación del territorio muy característica.

            Si unimos relieve y climatología más situación geográfica el resultado desde el punto de vista de la vida vegetal estará determinado y condicionando parcialmente los aspectos ligados al pastoreo y manejo de ganado extensivo.

            Por otra parte los trabajos del hombre se expresan en el paisaje cultural. Puede haber una sucesión de estos paisajes en relación con la sucesión de culturas. Se derivan en cada caso del paisaje natural, expresando el hombre su lugar en la naturaleza como un claro agente de modificación3.

            Profundizando ahora en el conocimiento de nuestro entorno es prioritario hacer referencia a las características del paisaje hispano (1934) tratado por Eduardo Hernández-Pacheco (1872-1965) además de asegurar sobre los tres principales tipos de formaciones vegetales: el bosque, el matorral, la pradería. [Los bosques valiosos] que aún quedan, deben ser respetados y conservados, por el interés científico que tienen y por su belleza excelsa, declarando a tales parajes “Sitios de Interés Nacional” y poniéndolos bajo la salvaguardia y protección del Estado, también, en otro momento señala sobre los componentes accesorios del paisaje refiriéndose al mundo zoológico y especialmente al humano en su aspecto etnográfico, también habla de los detalles del cuadro que dan al paisaje animación y vida se refería a los subgrupos siguientes: a) los animales silvestres y los ganados. b) El hombre mismo en su aspecto y carácter etnográfico. c) Los cultivos típicos y característicos de una determinada comarca; d) Las construcciones con carácter etnográfico4.    

            El Profesor Francisco Alonso Otero hace una caracterización geográfica de las Cañadas Reales y señala que su trazado, aproximadamente meridiano, va a contrapelo de las grandes alineaciones montañosas y del rumbo que siguen los principales cursos fluviales, su forma arbórea, con las ramas, las raíces y el tallo: en las zonas terminales, el desarrollo de una jerarquizada red de caminos ganaderos, que coinciden con las zonas de pastoreo de verano (la montaña) y las zonas de pastoreo de invierno (los “extremos”), así como el trazado lineal, muy poco ramificado, del sector central, que coincide con la zona de paso  entre ambos sectores de pastoreo. Además las zonas más elevadas se sitúan al Norte, en los pastos de verano, y las más bajas al Sur, el símil con su forma arbórea se concreta aún más5.

            Con estos breves apuntes geográficos delimitamos el campo de juego o espacio protagonista que acoge a nuestros itinerarios cañariegos que como cicatrices secas permanecen no sin sobresaltos en el solar hispano: las Vías Pecuarias, alrededor de 125 mil kilómetros lineales y cerca de 5 mil km2.

 

       

1 García Fernández, J. La singularidad geográfica de España, Atlas de España, tomo II, El País Aguilar, 1.993.

2 González Martín, J. A. El relieve español, Atlas de España, tomo II, El País Aguilar, 1.993.

3 De Terán, M., La situación actual de la Geografía y las posibilidades de su futuro. Enciclopedia Labor, IV, 1960, (28-39).

4 Hernández-Pacheco, E. La morfología del paisaje.

5 Alonso Otero, F. Algunos aspectos de las relaciones entre el trazado de las vías pecuarias y el medio físico pg.159 – 182 Las Vías Pecuarias del Reino de España: un patrimonio natural y cultural europeo. Ministerio de Medio Ambiente, Madrid, 2003

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