Del día de todos los Santos hasta el día de San Isidro: algunos aspectos relacionados con los privilegios de la Mesta

Es oportuno recordar, en este frío mes de diciembre, que existe toda una tradición enraizada en el sentimiento más profundo de buena parte de las personas que forman o han formado parte de nuestro mundo rural, me refiero al acotamiento de los pastos comunales, que como es sabido en muchos pueblos se iniciaba con la llegada del día de Todos los Santos (1 de noviembre) y se prolongaba hasta bien entrada la primavera en el día de San Isidro Labrador (15 de mayo).

Esta práctica ha llegado así hasta nuestros días en distintos lugares, pero, ¿qué ha sucedido en otras épocas? Sobre todo cuando La Mesta era una institución fuerte y respetada, aunque también contestada. Son varias las fuentes a las que podemos acudir para tratar de dar respuesta. Julius Klein en su tratado sobre La Mesta (1936) dedicaba ya un capítulo al análisis de los privilegios de los pastizales de la Mesta.

Ofrece un conjunto de datos y referencias relativas al pastoreo, los acotamientos y la ganadería lanar en la Inglaterra de los Tudores poniendo de manifiesto cierto paralelismo con la Castilla de los Reyes Católicos. Destaca que en la Península el elemento diferencial ha sido el ganado lanar trashumante en gran escala como vector contra los cerramientos, cercados y por supuesto con permisividad sobre los acotamientos.

Klein describe como las “famosas Cortes de Toledo de 1480, en vez de insistir en cercenar los privilegios pastoriles de la Mesta, tomaron la actitud contraria. Los procuradores contribuyeron obedientemente a la política trazada por los Reyes Católicos, ordenando la evacuación de todos los acotamientos en los comunales apropiados por los funcionarios concejiles durante el período de relajación de Enrique IV. En este sentido cuenta como en Ávila ya en 1491 se ordenó anular sus Nuevas Ordenanzas, que autorizaban la venta y acotamiento de una parte de sus terrenos comunales, el mismo año fue impedido el desarrollo de la agricultura en el reino de Granada, recientemente conquistado, mediante un edicto prohibiendo los cercados, salvo licencia especial de la Corona.

En estas semanas del otoño nos enteramos de como algunos pastores aún siguen con sus animales recorriendo las viejas vías pecuarias en viajes de ida y vuelta, sorteando los “nuevos cerramientos”, ya no representan un problema los ganados estantes, ni siquiera los agricultores, va calando la idea de que la transformación del mundo rural se acelera por momentos, en realidad será difícil de explicar y más complicado de entender la historia del agro español.

Nos comentaban nuestros mayores que llegado San Isidro todos al prao y por “San Bernabé se le quita la mosca al buey y se le pone al borriquito en el pié” todo ello suponía un tratado medioambiental de la Castilla más profunda.

 

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