Con las conclusiones finales del II Congreso Nacional de Vías Pecuarias de Cáceres y casi sin tiempo para su elaboración, llegaron a las calles de Madrid, un año más, viejos y nuevos trashumantes. Los grandes mastines con sus carlancas encabezaron el hilo procesional. Luego las ovejas merinas, las vacas tudancas o los caballos españoles.

Es digno de resaltar la multitud de personas de diferente  procedencia y ver como se agolpan sobre las calles más céntricas del viejo Madrid. Estas calles son vías poco propicias para el «careo» pero si desfilaron por ellas ganados y personas que disfrutaron de un colorido que recuerda en el inconsciente colectivo a una España y sobre todo a un paisaje en vías de extinción o ya extinguido. Jesús Garzón, últimamente, defiende una propuesta para la defensa de la trashumancia y de las vías pecuarias que incluya a 3 ó  4 millones de cabezas para que vuelvan a las cañadas y las llenen de vida. ¿Y por qué no?. A favor del si existen multitud de razones.

 

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