Fuente: Greenpeace
   
 
 
 
 

AGUA

Decálogo de la sequia

Tradicionalmente se han utilizado los periodos de sequía como justificación para grandes obras hidráulicas de dudosa racionalidad. España se sitúa entre los tres primeros países del mundo por la envergadura de nuestra red de embalses, tanto en relación a la población como al territorio. Desde esta realidad, hablar de hacer nuevas grandes presas para resolver la sequía es como proponer regalar un monedero a un pobre para resolver su pobreza. En sequía no faltan presas, sino agua. Greenpeace comparte con la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases la necesidad de una nueva cultura del agua, basada en un decálogo de actuaciones prioritarias:

1- Revisión de los actuales Planes Hidrológicos de Cuenca para incluir Planes de Previsión y Gestión de la Sequía.

2- Precintado de los pozos ilegales en las zonas sobreexplotadas, mal llamadas de "déficit estructural", acabando con lo que realmente es una situación de desgobierno hidrológico.

3- Integración de las aguas subterráneas en conjunto con las superficiales, especialmente en zonas como las Cuencas del Ebro, Duero y Tajo, donde los acuíferos ofrecen amplias posibilidades de explotación desaprovechadas, especialmente para gestionar periodos de sequía.

4- Modernización de 1 millón de hectáreas de regadío, lo que supondría un ahorro de unos 2.000 hm3, reduciendo las demandas en un 30% y aumentando en esa cantidad las disponibilidades que deberían dedicarse a la prevención de las sequías.

5- Modernización de las redes urbanas en las que se deja de facturar un 50% de las aguas que entran, de las cuales se estiman pérdidas entre el 30 y el 40%.

6- Nueva estrategia en la gestión de los embalses, dedicando parte de su capacidad de regulación a la prevención de las sequías cada 3 ó 4 años, como algo normal y previsible.

7- Articular Bancos de Agua en forma de mercados intervenidos por la Administración para gestionar coyunturas de sequía (rechazamos no obstante los "libres mercados" que la Reforma de la Ley de Aguas prevé).

8- Revisión y flexibilización de las concesiones hidroeléctricas, especialmente para periodos de sequía, lo que permitiría resolver gran parte de los problemas existentes.

9- Introducir una política seria de pago del agua, de forma que, como mínimo, se pague por parte de los usuarios lo que cuesta llevar el agua. Tal política en California redujo en un 22% las llamadas "demandas de emergencia" en periodos de sequía.

10- Desarrollar una campaña ciudadana sistemática y permanente (no sólo en tiempos de sequía) a toda la población en pro de la Nueva Cultura del Agua que el milenio demanda.