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Investigación con embriones humanos 

Iniciado el 14/1/2001  y finalizado el 11/2/2002    
Moderado por Xavier Pujol Gebellí.

¿Debe permitirse la investigación con embriones humanos con fines terapéuticos?

Los resultados de investigaciones desarrolladas a lo largo del pasado decenio han llevado a la ciencia, y a la medicina en particular, a formularse preguntas que se sitúan en los límites de lo considerado hasta ahora éticamente permisible. El último de los debates surgidos, formulado en torno de la clonación terapéutica y el uso de células madre embrionarias, no es, en este sentido, más que la punta de un iceberg que hunde sus raíces en cuestiones mucho más fundamentales: ¿está justificado manipular lo más íntimo de un ser aunque sea bajo el paraguas de la promesa de una nueva y más eficaz medicina?

Los inicios del debate ético se hacen claramente notorios con el nacimiento de Dolly, en 1996. El uso de técnicas de clonación en animales superiores, largamente perseguidas por una pléyade de investigadores, cristalizó en forma de un clon obtenido artificiosamente y por promesas entonces no bien calibradas y que, sólo un tiempo después, se han mostrado con todo su valor: no se trata sólo de obtener mejores y más productivos animales de granja, sino de emplear la técnica de clonación para definir nuevos usos terapéuticos.

Estos últimos emergieron de forma súbita cuando en 1998 la Universidad de Wisconsin anunció la obtención de células madre embrionarias de origen humano y su posterior derivación, también mediante técnicas de laboratorio, en distintos linajes celulares. Surgió de inmediato el debate público: si bien todo el mundo reconocía el potencial de las células madre, no todos estaban de acuerdo acerca de su origen, el embrión humano.

A lo largo de estos dos últimos años, en parte eclipsados por la publicación del primer borrador del genoma humano, los distintos actores del debate se han ido posicionando. Lo han hecho los grupos religiosos y los políticamente conservadores, además de investigadores con marcado talante liberal que han cuestionado abiertamente el uso de embriones humanos como fuente de células madre. Para este grupo, en absoluto menor, el fin, aportar nuevas técnica terapéuticas, no justifica los medios, destruir un embrión.

En otro extremo se sitúa una amplia mayoría de investigadores que demandan de las autoridades públicas al menos la opción de mantener abiertas las distintas líneas de investigación existentes y explorar el beneficio potencial de los embriones congelados sobrantes de procesos de fertilización in vitro. Esta última opción está siendo ya empleada en algunos países, como Australia o Israel. En España, donde se estima que pueda haber unos 40.000 embriones congelados que en teoría deberían ser destruidos transcurridos cinco años desde que se crearan, la normativa legal no admite su uso para investigación.

Mientras no se resuelve la cuestión, planteada incluso en forma de debate legal en algunos países, como los propios Estados Unidos o Gran Bretaña, la irrupción de un selecto grupo de compañías biotecnológicas ha venido a cerrar el ciclo y a sumar mayor presión a los comités de expertos y de ética que actualmente acumulan información al respecto. El anuncio reciente de Advanced Cell Technology, la compañía que afirmó haber clonado por primera vez un embrión humano para usos terapéuticos (en concreto, para la extracción de células madre) ha sido interpretado como un experimento mediático y social destinado a forzar una decisión en un sentido u otro. Los responsables de la compañía estadounidense, liderada por Michael West, sabían de antemano el revuelo que iba a causar su anuncio. Y sabían también que podían justificar su operación mediática con las promesas de la nueva medicina, algo que desde no pocos sectores se ha calificado abiertamente como un descarado chantaje emocional.

El debate se mantiene más abierto que nunca. Y los interrogantes superan con creces a las respuestas ¿Tiene sentido investigar con células madre embrionarias? ¿Existen alternativas a la destrucción de embriones? ¿Es lícito emplear embriones ya desechados por los progenitores? ¿Hasta qué punto la lentitud, indecisión o restricciones de las Administraciones en la toma de una decisión ecuánime va a provocar, como ahora, que sea el sector privado el que tome la iniciativa? ¿Debe permitirse, en definitiva, la investigación con embriones humanos con fines terapéuticos?

 


 Comentarios:

 

1 
Clonar o no clonar. ¿Es esa la cuestión?
Autor: Jordi Petriz, PhD Cryopreservation Labor
La primera vez que oí hablar de stem cells (del inglés, células madre), fue hacia finales de la década de los 80. En particular, que las células madre hematopoyéticas, localizadas generalmente en la médula ósea, tienen la capacidad de regenerar todas las células sanguíneas, desde los glóbulos rojos, hasta las plaquetas. Estas células pueden obtenerse fácilmente mediante sistemas adecuados, y ser posteriormente utilizadas para el trasplante en determinados tipos de cáncer.  Pero no sólo la sangre es regenerada por células madre,  con una tasa de renovación que  es muy elevada para determinadas estirpes celulares, sino que también las células de muchos otros tejidos también son renovadas de forma constante por la fracción de células madre residentes en ellos.  

En la actualidad, casi todo el mundo ha oído hablar de las células madre y de su potencial aplicación en la regeneración de tejidos. Muchos informativos han ido encabezados por titulares del tipo "Las células madre pueden reparar el tejido dañado tras el infarto cardíaco" y "Las células madre podrían utilizarse en el tratamiento de enfermedades del cerebro", por lo que han atraído enormemente la atención del público.

Indudablemente, la investigación de las células madre supone uno de los mas excitantes retos para la ciencia, y especialmente para la medicina moderna. Podemos obtener células madre de un individuo adulto, y células madre embrionarias. La diferencia entre unas y otras reside en el grado de plasticidad de estas células, esto es, la capacidad de generar múltiples tejidos, un potencial que es mucho mayor en el caso de las células embrionarias. Pero todavía está por determinar la capacidad de regeneración de otros tejidos diferentes al sanguíneo a largo plazo, de manera que no sólo se repare el daño producido sobre el tejido, sino que además tengan la capacidad de mantener la tasa natural de renovación celular en el tejido sometido al tratamiento terapéutico con las células madre.

Para la obtención de células madre del adulto no existen limitaciones éticas. Para obtener células madre embrionarias humanas, es necesario manipular embriones de origen humano. Y aquí surge la problemática. Está claro que hay que distinguir entre los términos de clonación reproductiva y de clonación terapéutica. Pero hay que tener presente que muchos científicos están exagerando acerca de la prontitud en la generación y aplicación de nuevas terapias celulares, y ello está llevando a la opinión pública a una situación de confusión. Las aplicaciones clínicas están todavía muy lejos. Fundamentalmente por dos razones: en primer lugar porque se desconoce el potencial maligno que pueden desarrollar las células madre de origen embrionario, y en segundo lugar porque también se desconoce la manera en que estas células y la progenie que derive de ellas sean rechazadas con posterioridad a su trasplante, al desencadenar una respuesta inmune por parte del receptor. Diferentes aspectos biomédicos acerca de la investigación con células madre están excelentemente resumidos en un documento recientemente preparado por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica (U. S. National Institutes of Health; disponible en la dirección de internet http://www.nih.gov/news/stemcell/scireport.htm)

Resulta apabullante el testimonio recogido por el Washington Post (4 de mayo del 2001) del senador pro-republicano por Florida Connie Mack, y que ha sobrevivido al cáncer. Repasa como su familia ha sido duramente golpeada por esta enfermedad, y recuerda como  millones de personas sufren cáncer así como otras enfermedades malignas devastadoras para las cuales todavía se busca un tratamiento. En sus reflexiones recoge lo prometedora que puede ser la investigación científica sobre células madre, y lo absurdo que puede resultar la prohibición o el recorte en la financiación de proyectos sobre células madre embrionarias, reconociendo que para él, estamos ante una cuestión de vida o muerte, y que la investigación sobre células madre debe proporcionar nuevas esperanzas para aquellas personas que están enfermas, o bien sienten el dolor y la angustia de haber perdido a algún ser querido.  

Comparto plenamente su opinión. Me remonto al pasado y pienso en la retractación de Galileo frente a un tribunal inquisidor; en Giordano Bruno, que murió en la hoguera por afirmar que nuestro Sol era una estrella más en el firmamento; y en la ejecución del brillante científico Miguel Servet, también en el fuego purificador, bajo mandato de Calvino. A pesar de las múltiples dificultades, afortunadamente el conocimiento humano progresa, con sus implicaciones directas en el bienestar de cada uno de nosotros.

Escrito el 13/12/2001

2 
Una respuesta con muchos matices
Autor: Elena Sierra Castillo
No sé si debo presentarme, destacar mi perfil profesional, decir mi edad, o simplemente emitir mi opinión acerca de un tema que llevo considerando desde hace unos 22 años. Sí ha leído bien, no es una errata. Llevo veintidós años pensando acerca de este tema que ahora probablemente será tomado en serio por toda la sociedad; pero me temo que, únicamente la situación ha desembocado en este punto por una cuestión coyuntural (intereses económicos, moda, etc).

Como se trata de dar mi opinión, diré que la respuesta no es única, tiene muchos matices. Es necesario para responder, tener unos mínimos conocimientos éticos y científicos para poder perfilar una respuesta. Quienes tienen que dar respuesta a este tema son todas aquellas personas que cumplan estos requisitos, no sirve cualquier opinión: el tema así lo requiere.

Brevemente, pienso que hay muchas posibilidades técnicas y potencial humano para desarrollar protocolos terapéuticos para muchas enfermedades que ahora mismo no tiene lugar, porque no interesa. Por ese motivo no habría necesidad de plantear una pregunta o un tema como el que nos atañe. Pero el ansia de conocimiento es infinito y por desgracia el deseo de notoriedad entre la comunidad científica también. Todos quieren ser los primeros, pero los primeros en qué ...?.

Desde el pasado mes de septiembre, una gran parte de la sociedad mundial tomó conciencia de la inseguridad que nos rodea a todos sin excepción. Quizá está llegando la oportunidad para la especie humana de demostrar que tenemos inteligencia y que sabemos emplearla...  

Escrito el 13/12/2001

3 
CLONACIÓN HUMANA CON FINES TERAPEUTICOS
Autor: Luisa María Botella PhD, CSIC
La terapia celular basada en el "injerto" de células o tejidos se está planteando como el futuro de la medicina. Desde el punto de vista clínico representaría un avance importante el poner a punto técnicas que permitieran obtener cualquier tipo de cultivos de tejidos en el laboratorio. Pero para llegar a ello es necesario disponer de células troncales pluripotentes. Hay tres fuentes principales de obtención de células troncales embrionarias:
-        Embriones producidos por fecundación in vitro
-        Embriones sobrantes de las clínicas de fertilidad
-        Embriones somáticos obtenidos por técnicas de clonación mediante transferencia de núcleos.  
Es este último caso el que invocan los partidarios de la clonación humana con fines terapéuticos.

La clonación somática consiste en extraer el núcleo de una célula cualquiera de un individuo adulto (en el núcleo están los cromosomas, y es donde reside toda la información genética), y colocar este núcleo en el citoplasma de un oocito (óvulo maduro) previamente enucleado (hemos extraído el núcleo del óvulo que es haploide, n). Este  núcleo somático, por tanto 2n (diploide), en presencia del citoplasma del óvulo sería equivalente a un embrión fecundado o zigoto. Estaríamos en la situación por la que fue creada Dolly. El destino de este "embrión" no sería el de ser transferido a un útero para su desarrollo normal, sino el de cultivarlo en el laboratorio durante un tiempo máximo de 14 días, y usar la masa de células troncales que se han producido en las sucesivas divisiones mitóticas hasta ese día, para aislarlas, y cultivarlas en el laboratorio tratando de establecer cultivos de los distintos tejidos: nervioso, hepático, renal, óseo, cardíaco, etc. Estos cultivos, en presencia de hormonas, factores de crecimiento, y señales apropiadas, se transformarían en los tejidos de interés para los injertos en terapia clínica de sustitución para el propio individuo del que se extrajo el núcleo de la célula adulta.

Sin embargo, la obtención de un embrión artificial por transferencia de núcleo plantea el problema ético de crear embriones humanos que han de ser destruidos para poder establecer los cultivos celulares deseados. Es obvio que en el juicio ético de esta situación el punto de partida estará condicionado por la valoración que se tenga "a priori" sobre el "embrión" durante los primeros 14 días de desarrollo. Para los que consideran al embrión humano un ser independiente y único desde el momento de la fecundación sería inaceptable. Por el contrario, para aquellos que piensan que al día 14 el embrión no tiene fijadas las propiedades de unicidad (único e irrepetible), la clonación terapeútica sería éticamente aceptable.

Repercusiones eticas y juridicas de la clonacion terapeutica
La declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos del 11 de Noviembre de 1997, así como la Convención Europea sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina condenan y prohiben la clonación reproductiva, es decir el supuesto de que los  embriones, obtenidos por transferencia nuclear,  fueran implantados en un útero, y que se permitiera el nacimiento de un niño clónico, idéntico al donante del núcleo, pero no hacen alusión a otros casos de clonación como sería el caso de la terapéutica. Hay un grupo  de científicos y de legisladores, que aceptan implícitamente que las expresiones de "crear un ser humano", o "clonar un ser humano", excluyen al embrión humano preimplantatorio, es decir, antes de ser anidado en el útero, porque se consideraría que no es todavía un ser humano.

Pensando como científicos se debería reflexionar sobre la realidad biológica que tenemos entre manos: ¿el embrión somático obtenido por transferencia de un núcleo de célula adulta  es el equivalente a un embrión obtenido por fecundación de gametos?. Habría que valorar éticamente el acto de producir un embrión humano cuyo destino no es el de continuar su desarrollo normal en un útero, sino el de ser transformado en múltiples cultivos celulares. Por una parte está la consideración de los embriones humanos como seres independientes (personas) o no desde el momento de la fecundación; por otro lado es el mismo hecho de crear estos embriones para transformarlos en tejidos lo que debe ser sometido a reflexiones éticas.

En este contexto, la Iglesia católica se ha pronunciado, considerando inaceptable la creación  por clonación y el uso de embriones humanos. Según Juan Pablo II, estas técnicas implican manipulación y destrucción de embriones humanos. La metodología es inaceptable, aunque su objetivo, el usar las células para transplantes sea bueno en  sí mismo. Una vez más el fin no justificaría los medios.

La alternativa esbozada por Juan Pablo II apunta al uso de células troncales adultas, o de células del cordón umbilical que en un futuro se conservará congelado como reserva de células para el desarrollo de diversos tejidos en caso de necesidad de transplante para cada individuo. John Geahart, uno de los pioneros mundiales en la investigación de las células madre se muestra optimista en este supuesto. El piensa que estamos en una fase de transición: si bien es muy difícil hoy por hoy conseguir el suficiente número de células troncales adultas de un individuo, y más aún el diferenciarlas adecuadamente, la tecnología salvará los escollos en un estudio continuado. Este investigador está convencido de que se podrá extraer una célula adulta de cualquier paciente, y reprogramarla para conseguir diferenciarla y multiplicarla en el tipo celular y en cantidad necesaria para los injertos celulares.

Leyes actuales sobre el uso de embriones con fines terapéuticos
La legislación en países del mundo desarrollados y con posibilidades de aplicar técnicas de  clonación está del modo siguiente:
-        En Alemania las leyes prohiben la extracción de las células troncales  de un embrión, con lo cual, hoy por hoy, no se podría realizar clonación humana, ni terapéutica ni reproductiva.
-        En Estados Unidos, se prohibe el uso de fondos públicos para llevar a cabo investigaciones en células troncales pluripotentes humanas, ya sean procedentes de tejidos fetales, o de embriones humanos.  Los Institutos Nacionales de la Salud, principal agencia de investigación en USA está ahora revisando sus líneas de actuación de cara a las nuevas tecnologías. Una moratoria que se ha discutido recientemente en el Senado proponía una legislación nueva que permitiera a los investigadores obtener células embrionarias humanas con fondos federales. La investigación con fondos privados en el uso de las células troncales embrionarias no está prohibida en USA.
-        En  Gran Bretaña, el gobierno acaba de permitir a los investigadores obtener células troncales embrionarias humanas. Por otro lado antes de que se promulgara esta ley, sí se podía importar células embrionarias humanas.
-        Las leyes bioéticas francesas no permiten la investigación con embriones humanos, pero en un informe reciente de la asamblea general del Consejo de Estado se recomendaba que se permitiera la investigación con embriones para el estudio de las células troncales.

Clonacion  reproductiva
Conocidos los avances técnicos actuales, cabe preguntarse si habrían casos en los que el uso de las nuevas tecnologías podrían aplicarse para obtener el desarrollo de un ser completo, a partir de embriones obtenidos por transferencia de núcleos somáticos.

-        En ganadería, la clonación por transferencia de núcleos de células de animales adultos con características excepcionales (producción de carne, leche, piel) podría dar lugar a la producción de grandes rebaños de animales de élite que tengan combinaciones ventajosas de genes de interés. El peligro subyacente sería la homogeneidad excesiva a la que se someterían las especies.
-        Animales domésticos. Mucha gente podría pedir que se clonen sus "queridos gatos y perros" para que la muerte no acabe con ellos. De hecho, ya se ha creado un proyecto en USA para la investigación de la transferencia nuclear en perros. El proyecto está financiado por una familia millonaria de California que quieren clonar a su perro Missy. Sin embargo los dueños de mascotas pueden quedar desilusionados porque la identidad genética, si bien asegura la apariencia externa idéntica, no garantiza la identidad de personalidad y comportamiento.
-        Especies en peligro de extinción. Una vez que se hayan mejorado y extendido las técnicas de transferencia de núcleos de células adultas al óvulo, podría ser posible recuperar especies ya extintas, o en peligro de desaparición, siempre que se preserven células congeladas de la especie en cuestión.  

La reproducción humana por clonación es algo que hoy en día no se cuestionaria ningún científico, pues aún saltando las barreras de ética y de la legislación, las altas cifras de muertes y anormalidades que acompañan la clonación con fines reproductivos en ratones y animales de interés ganadero, hace que de momento, no se pueda hacer extensiva al hombre. Sin embargo con más años de desarrollo de las tecnologías de transferencia nuclear, parece que será imposible el prohibir o evitar que nazca el primer ser humano clónico.

Tras la decisión del Gobierno británico de que se permita la clonación de embriones humanos con fines terapéuticos, muchos de los investigadores del Reino Unido creen que el nacimiento de un bebé clónico es inevitable pese a que la idea no sea, hoy por hoy, apoyada por la sociedad. El diario "The Independent" ha hecho una encuesta según la cual, más de la mitad de los científicos consultados han admitido que dentro de unos veinte años puede haber intentos de comenzar la reproducción clónica. Estas predicciones pueden cumplirse mucho antes, y alarman a aquella parte de la sociedad que se opone a la idea de la clonación humana, porque la asocian a las ideas de Hitler de crear seres superiores de un determinado tipo.  

Muchos son los que consideran que el permiso de trabajar en clonación humana con fines terapéuticos es en realidad un primer paso para que se apruebe también la reproducción clónica. Si la clonación de embriones con fines terapéuticos tiene éxito, se podría llevar a cabo un análisis profundo de las legislaciones que condujera a revocar la prohibición de la reproducción clónica.

En este orden de cosas, el director médico de un centro de fertilidad de Londres ha dicho:  " el equipo necesario para la clonación es simple y barato, e independientemente de la ley, sucederá , es algo que no se puede detener, y más si hay intereses económicos mezclados". Lord Winston, un experto en fecundación artificial del Reino Unido admitió que habrá intento de clonar bebés en un futuro. La mayoría de los consultados recalcaron que si bien admiten que la clonación humana será inevitable, ellos esperan que no suceda.

Escrito el 14/12/2001

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El amplio espectro de la ética de las células madre
Autor: Pere Puigdomènech, Profesor CSIC
Pocos avances en las aplicaciones de la Biología han despertado tanta expectación con tanta anticipación como el que en estos momentos representa el conjunto de aplicaciones de la Biología Celular y del Desarrollo que se prevén alrededor del uso clínico de las células madre. La expectación está probablemente justificada por el interés de sus aplicaciones terapéuticas previsibles aunque seamos conscientes del largo camino que queda por recorrer. En cualquier caso lo que ocurre es demostrativo del lugar que la Biología está ocupando en la ciencia actual, en sus aplicaciones y en la atención que los medios de comunicación y el público dedican a estas cuestiones y a sus repercusiones políticas y económicas.

En el actual clima económico y político en que nos movemos en estos inicios del siglo XXI parece que la iniciativa de la investigación sobre las aplicaciones de las células madre en clínica está en manos de la iniciativa privada. Esta está tomando el riesgo de la inversión, que puede ser cuantiosa. Ello tiene como consecuencia que se plantee algún sistema de protección de las inversiones. Las patentes sobre fármacos son generales y las patentes sobre microorganismos o cultivos celulares, incluso humanos, son frecuentes.

Más oposición han generado las patentes de genes, por no decir las de animales o plantas modificadas genéticamente. En Estados Unidos ya se han aceptado patentes sobre células madre y sobre la mesa está la cuestión en Europa. Existe la problemática ética, de la que hablaremos enseguida, pero también como se aplican en este caso condiciones clásicas de las patentes como son la definición precisa del producto, qué aplicaciones se protegen, cómo se garantiza la accesibilidad del producto para investigaciones posteriores, etc. En este contexto la directiva europea de patentes biotecnológicas que se aprobó en 1998 tras diez años de discusión y que sólo ahora se está transponiendo a la legislación de algunos países, entre ellos España, puede haber quedado ya sobrepasada.

Pero es obvio que no hay sólo aspectos científicos o económicos. Muchos ciudadanos europeos observan con preocupación algunos de los desarrollos que se están produciendo, en particular cuando se usan embriones humanos que implantados hubieran podido dar lugar quizá a nuevos individuos. Existen personas cuyas concepciones religiosas chocan con esta posibilidad. A otros les preocupa que las empresas, con su dinámica de competencia y búsqueda del beneficio, intenten modificar las reglas del juego que tratan de respetar la integridad y la dignidad de la persona humana. Otros se preocupan de si la ciencia no está imponiendo a nuestras sociedades modernas un tipo de actitud hacia la persona o hacia la vida misma incompatible con los valores de toda sociedad democrática. Y a otra proporción significativa preocupa que sólo una minoría a nivel mundial tenga acceso a unas técnicas que serán costosas.  

La experiencia histórica demuestra, no obstante, que una dirección excesivamente politizada de la ciencia acaba con la ciencia misma. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que es la sociedad la que financia el trabajo de los científicos y pueden existir ciudadanos que sientan que se les imponen unos productos, una manera de vivir o una manera de pensar o sientan que se está yendo demasiado lejos en la investigación o en como ésta se hace. Las consecuencias para la práctica de la investigación pueden ser graves en términos prácticos y económicos e implicar limitaciones a la libertad de investigación que es uno de los pilares del progreso científico, pero también de las sociedades democráticas. Es posible que sea necesario recordar que el pensamiento científico es un elemento esencial a la hora de analizar la realidad y a la hora de resolver los problemas que se presentan con mayor frecuencia en nuestras complejas sociedades modernas.

Hemos visto pasar por las páginas de los periódicos las vacas locas, los transgénicos y ahora las células madre y el bioterrorismo. Mañana serán los tests genéticos, los efectos de las ondas electromagnéticas o cualquier otra cuestión en la que los datos cientificos son esenciales. Y vemos con excesiva frecuencia cuales son las consecuencias de no basar decisiones políticas en los datos lo más rigurosos posible. Dimitir de esta responsabilidad a largo plazo puede acabar siendo suicida.

Escrito el 18/12/2001

5 
Una propuesta para la regulación de la investigación con células madre embrionarias humanas
Autor: Alfredo Pérez Rubalcaba, Jaime Lissavetz
Los avances científicos y técnicos están produciendo grandes cambios en la sociedad actual. De entre ellos habría que destacar los relacionados con las Ciencias de la Vida, que están originando una nueva medicina molecular y celular, que ya se conoce como la medicina del siglo XXI, y que está revolucionando o en vías de revolucionar el tratamiento de numerosas enfermedades que hasta hace poco parecían incurables.

Entre los numerosos progresos de los últimos años destacan los realizados a través de una estrategia de investigación basada en las células madre humanas (CMH). La investigación en este área ha generado una gran esperanza en el tratamiento de muchas enfermedades graves y crónicas para las que las terapias actuales son poco efectivas o inexistentes. El potencial médico de terapias con CMH es enorme y en un plazo previsiblemente corto podría aplicarse a enfermedades que implican degeneración de células como la diabetes, el Parkinson, el Corea de Huntington, etc. Asimismo, quizás a más largo plazo, podrían tratarse enfermedades que afectan a órganos enteros o a tejidos complejos e incluso a enfermedades inmunológicas según muestran los experimentos realizados con células madre en animales de experimentación.

Las CMH se pueden obtener de diversas fuentes: Tejidos de adultos, sangre del cordón umbilical o de tejidos fetales y de embriones derivados de la fecundación in vitro (FIV). En el caso de las células madre embrionarias (las que proceden de embriones obtenidos por FIV) se puede evitar el rechazo al llevar a cabo el tratamiento de reemplazo de tejidos afectos si los embriones se obtienen por clonación mediante transferencia nuclear. Es lo que se denominaría clonación terapéutica.

Su potencial biomédico depende de diversos factores: La facilidad de su aislamiento y conservación, su indeferenciación, su capacidad de regenerarse, su versatilidad para diferenciarse posteriormente en células o tejidos específicos, así como el rechazo inmunológico que puedan producir.

Las células madre embrionarias (CME), que podrían aislarse de embriones crioconservados sobrantes de la FIV, presentan un magnífico potencial puesto que se pueden obtener en gran número, se conservan bien, son indiferenciadas y pluripotentes, es decir, tienen la posibilidad de diferenciarse posteriormente en distintos tipos de células mediante modificaciones en los cultivos, son intemporales lo que significa que pueden reproducirse indefinidamente y existen varias estrategias para que se disminuya o no causen rechazo inmunológico.

Las células madre adultas (CMA), que se pueden obtener del cerebro, la médula ósea o de al menos 20 tejidos humanos, tienen como mayor inconveniente, hasta el momento, la dificultad de su aislamiento y conservación in vitro y una capacidad muchísimo menor que las CME para diferenciarse, así como el rechazo inmunológico que provocan. Las células madre fetales (CMF) también se aislan en un número muy escaso y causan rechazo inmunológico.

El llevar a cabo una clonación terapéutica, y por tanto la obtención de un embrión genéticamente idéntico al individuo (CT), permitiría obtener CME con las mismas ventajas que las CME procedentes de embriones sobrantes de FIV a las que hay que añadir la inexistencia de rechazo inmunológico, puesto que las células obtenidas por este método podrían regenerar tejidos en el paciente que son genéticamente idénticos a los dañados y no inducirían ningún rechazo inmunológico.

La utilización de algunas de estas estrategias de investigación están provocando un gran debate político y social en los países más avanzados por razones religiosas y morales. No existe ningún problema en la investigación con CMA y muy escasos en el uso de CMF. Los problemas se producen en lo referente al uso de CME provenientes de la FIV al considerar al embrión desde el primer día como persona y considerar poco ético la instrumentalización del embrión humano o su destrucción para la obtención de las CME, que algunos consideran como aborto no permitido. Si las CME son obtenidas por CT las críticas de sus detractores son aún mayores por el peligro de deslizarse desde la clonación de tejidos a la clonación de seres humanos.

En la posición contraria se sitúa un colectivo significativo de la comunidad científica internacional y nacional, la European Science Foundation, diversas organizaciones de enfermos, etc., que argumentan que es moralmente aceptable utilizar embriones para terapias de enfermedades incurables, ya que opinan que el bien de los enfermos ha de prevalecer sobre el embrión. Además señalan que, en el momento de obtener las CME, en los primeros cinco seis días del desarrollo hay que considerarlo como pre embrión, puesto que como señala el informe de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida existe un consenso internacional en fijar un límite de catorce días para su manipulación, puesto que es en ese momento cuando se produce el inicio del desarrollo individual, ya que es desde entonces cuando comienza la diferenciación craneocaudal y el desarrollo del tubo neural. Asimismo, es la fecha en la que en un proceso de reproducción normal se completa el proceso de implantación en el útero, permitiendo el desarrollo posterior del embrión. Además los defensores de la utilización de las CME añaden que hay muchos embriones de primeros días que se pierden naturalmente.

La legislación no es homogénea en los países de la UE, ni en otros países avanzados como Estados Unidos. Sólo en Gran Bretaña, después de un importante debate, se ha autorizado la CT. En Estados Unidos se permite la utilización de CME para fines terapéuticos por el sector privado y se está en un proceso intensísimo de debate sobre estos temas con la implicación de su Presidente, al igual que en Francia o Alemania.

Advanced Cell Technology (ACT), una empresa privada de investigación genética de Estados Unidos, anunció recientemente la clonación de un embrión humano con una técnica similar a la empleada con la oveja Dolly. La técnica utilizada por ACT es la transferencia nuclear que permite iniciar la formación de un preembrión. El objetivo no es su implantación en el útero de una mujer para dar lugar a un nuevo ser vivo, sino su utilización a los pocos días de su formación para extraer células madre embrionarias, con fines exclusivamente terapeúticos.  

Este avance científico hace urgente y necesario un debate sobre todos estos aspectos y sobre el papel que pueden desarrollar las investigaciones públicas y las privadas.    

Por todo ello el Grupo Parlamentario Socialista con el objetivo de que nuestro país no quede descolgado de estas prometedoras líneas de investigación y de que se realicen los oportunos debates al igual que sucede en el resto de los países de la Unión Europea, presentó en el Congreso de los Diputados una Proposición no de Ley en la que se instaba al Gobierno a que aplique en nuestro país las Recomendaciones de la European Science Foundation, en el sentido de:

a) Permitir los estudios con Células Madre Embrionarias en paralelo a las investigaciones con Células Madres Adultas y Células Madres Fetales.

b) Impulsar un Debate sobre los aspectos científicos, sociales y éticos de la Clonación Terapéutica con el fin de elaborar una reglamentación que permita asegurar los mayores beneficios de esta técnica para combatir enfermedades degenerativas, evitando simultáneamente los riesgos que un desarrollo sin un estricto control público pudiera conllevar. En dicho Debate deberían incluirse asimismo las relaciones entre este tipo de descubrimientos científicos y la propiedad intelectual y los derechos de invención derivados de los mismos.  

c) Reafirmar la prohibición de la Clonación Reproductiva en el Convenio de Bioética de Oviedo y en las resoluciones del
Consejo de Europa y de otros organismos.

Alfredo Pérez Rubalcaba, Jaime Lissavetzky Díez
Comisión de Ciencia y Tecnología del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados




Escrito el 18/12/2001

6 
No paremos el progreso
Autor: Fernando Béjar, Doctor en Biología
Creo, para empezar, que todo el debate creado alrededor de la posible clonación, sea terapéutica o reproductiva, está rodeado de una gran hipocresía, y no es más que otro capítulo del intento por parte de las fuerzas más reaccionarias (extrema derecha estadounidense, capitaneada por su Presidente, G.W. Bush, integrismos religiosos, incluido el del Vaticano, y partidos conservadores europeos) de imponer en el mundo un pensamiento único a través de una clara manipulación mediática.

  Es hipócrita, porque mientras dedican todos sus esfuerzos en "proteger" lo que ellos consideran un ser humano, aunque desde el punto de vista científico esto no se sostenga, no tienen ningún reparo en justificar éticamente la pena de muerte, destinar la mayoría de los recursos dedicados a la investigación a proyectos relacionados con la defensa, que darán lugar a armas de destrucción masiva, o negarse a proporcionar medicamentos necesarios en países subdesarrollados a un precio asumible por estos.  

  Es un intento de imponer un pensamiento único, porque el margen que se deja a lo "políticamente correcto" es cada vez más estrecho, de manera que el que se atreve a discrepar de las "verdades establecidas" es tachado de extremista e inmoral, e ignorado por los medios de comunicación. Al igual que con otros temas, la filosofía es "o estás conmigo o contra mí" (Bush dixit). No caben los matices, si criticas la masacre que Estados Unidos, con la complicidad de Europa, está perpetrando en Afganistán, eres un terrorista. Pues algo parecido pasa con los debates últimamente suscitados acerca de los recientes avances de la Biología (transgénicos, clónicos,...).

  Entrando ya en el fondo de la cuestión, desde mi punto de vista, no se debe poner barreras al conocimiento. Conocer la realidad que nos rodea nunca es bueno ni malo en sí mismo. Podrá ser mala la utilización que luego se dé a esos conocimientos, pero eso es algo que la Sociedad deberá vigilar e intentar evitar. ¿Acaso habría que haber prohibido la investigación en Física Nuclear en los años 30 porque más tarde iba a ser utilizada para masacrar a la población de dos ciudades japonesas? Los beneficios de esas investigaciones superan con creces a sus inconvenientes, y su mal uso no es achacable a los científicos, sino a unos políticos sin escrúpulos y una sociedad que se deja manipular.

  Refiriéndonos en concreto al caso de la posible clonación de seres humanos, me gustaría hacer varias consideraciones. Por un lado, en mi opinión la clonación reproductiva no plantea un problema ético, sino de utilidad. Yo al menos, no veo donde está el problema en que existan dos seres humanos con la misma dotación genética. Si alguien cree que realmente se puede "construir" un nuevo Hitler, o un nuevo Einstein, está muy equivocado. Los caracteres de comportamiento, como la inteligencia, la predisposición a la música, o el racismo, son caracteres cuya expresión depende en un alto grado del ambiente en el que se desarrolle el individuo, y si Hitler volviera a nacer en el año 2002, quizás llegara a ser Premio Nóbel de la Paz, o un buen albañil, o vete tu a saber. Los intolerantes, los racistas, surgen de un determinado caldo de cultivo social, de unas determinadas pautas educativas. Lo que pasa con la clonación reproductiva es que no tiene ningún interés científico, y no merece la pena gastar tiempo y dinero en conseguirla. Por supuesto, estaría totalmente en contra de intentar una clonación reproductiva antes de estar seguros de que no daría lugar a un individuo enfermo o con problemas a lo largo de su vida.

    En cuanto a la clonación terapéutica, o simplemente el estudio de los mecanismos que dan lugar a que de una única célula, el cigoto, se desarrolle un individuo complejo, con numerosos tipos celulares diferenciados para cumplir distintas funciones, he de decir que en mi opinión sería un grave error impedir tales investigaciones. Además del posible uso terapéutico, el llegar a conocer con profundidad estos aspectos aportaría datos definitivos al conocimiento de nosotros mismos, del resto de los seres vivos, y de nuestra relación con ellos. ¿Sería lícito que cuando el hombre está más cerca de entender qué es y por qué es como es, se impidiera a los científicos continuar con sus investigaciones, basándonos en posturas irracionales, como lo son los planteamientos religiosos?

   Parece que el problema está en investigar con células embrionarias. ¿Es mejor destruir miles de embriones ahora congelados? Se dice que se puede seguir otro camino (que a mí me parece igual de interesante), consistente en partir de células adultas y reprogramarlas para dar lugar a diferentes tejidos. Pues bien, si partimos de una célula de adulto y llegamos a poder reprogramarla de esta manera, seguro que inmediatamente llegaríamos a poder reprogramarla para dar un individuo completo. ¿Hay realmente alguna diferencia entre eso y utilizar una célula embrionaria? Para quien cree que una célula es, ética y legalmente, equiparable a un ser humano completo, no debería haber diferencia, y ambas prácticas deberían ser condenables. Para los que opinamos que una célula no es mas que eso, una célula, ambas opciones son éticamente aceptables.

     No dejemos que una vez más los planteamientos religiosos, impuestos por una jerarquía reaccionaria, supongan un freno al progreso de la humanidad. No condenemos a más científicos a la hoguera, para pedir perdón varios siglos después. Además, podemos estar seguros de que si no se invierte dinero público, estas investigaciones se llevarán a cabo en empresas privadas (siempre habrá un país en el que estén permitidas), y sus beneficios serán monopolio, una vez más, de una clase privilegiada, con el suficiente poder económico como para costeárselos (no olvidemos que, hace muy poco tiempo, en este país estaba prohibido el aborto, y sólo quien tenía el suficiente dinero para pagarse un viaje al extranjero podía permitírselo; exactamente las mismas personas que defendían su ilegalidad en España).

Escrito el 18/12/2001

7 
Apoyo a la obtención de células madre a partir de embiones humanos con finalidades terapéuticas
Autor: María Casado, Dª Ob. Bioética y Derecho
En el marco de las controversias suscitadas últimamente entorno al uso de embriones humanos con finalidades terapéuticas y no reproductivas, el Grupo de Opinión del Observatorio de Bioética y Derecho del Parc Científic de Barcelona ha elaborado un Documento que aporta información y diferentes puntos de vista para facilitar el debate público sobre la cuestión y para proporcionar pautas a la administración y al legislador con vistas a una posible modificación de la normativa existente en nuestro país.
El "Documento sobre Obtención de Células Madre Embrionarias", hecho público recientemente en Barcelona, pretende tranquilizar a los ciudadanos y subralla la importancia de no trasladar las connotaciones negativas de la clonación con finalidades reproductivas al uso de embriones con finalidades terapéuticas.  
El uso de de embriones con finalidades no reproductivas tiene como objetivo producir diferentes tipos de tejidos o incluso órganos a partir de las llamadas células madre, que podrian dar pie por ejemplo a la obtención de neuronas para tratar enfermedades neurodegenerativas como la enfermeda de Alzheimer o la de Parkinson, obtener islotes pancreáticos para tratar la diabetes o reparar las regiones del corazón necrosadas por un infarto de miocardio. Los tejidos y órganos obtenidos por esta via podrían minimizar el peligro de rechazo ya que se manipularian, mediante técnicas de transferencia nuclear, de forma que incorporasen los genes de la persona afectada. De esta manera, cada individuo podría disponer de su propia línea de células madre, dando pie a lo que los científicos están calificando de medicina del futuro.
Pero puntos de vista de carácter ideológico se oponen a legislar esta investigación, planteando que el embrión es una persona que no puede ser utilizada aunque sea en beneficio de muchas otras.
En este contexto, el Observatorio afirma que sería inmoral no utilizar las posibilidades que tenemos a nuestro alcance teniendo en cuenta que para producir células madre embrionarias sólo es necesario cultivar los embriones hasta cinco días después de la fecundación.
Ante esta controversia, actualmente existe en varios paises una doble moral en la que se prohibe la clonación terapéutica a la vez que se autoriza, e incluso se subvenciona, la investigación con líneas celulares obtenidas de embriones humanos conseguidos mediante la importación de otros países.
Por estos motivos, el Observatorio de Bioética y Derecho propugna la modificación de la legislación existente y propone que debería ser adminita la obtención de células madre embrionarias con finalidades terapéuticas y de investigación siempre que se aprueve por una comisión ad hoc. El Observatorio propone que las Comisiones ad hoc evaluen la coherencia de los protocolos a seguir y determinen su idoneidad, asegurándose que no es posible obtener resultados idénticos utilizando células madre conseguidas de otras fuentes. Las Comisiones deberían estar formados por profesionales de diferentes disciplinas que fueran capaces de llegar a consensos teniendo en cuenta puntos de vista jurídicos, deontológicos y de buena práctica profesional.
Una vez aprobado el protocolo, los investigadores podrían llevar a cabo su investigación sólo con embriones conseguidos a partir de:  
  
1.      Embriones sobrantes cedidos para la investigación  
2.      Embriones creados in vitro que han sido considerados por varias razones no transferibles  
3.      Embriones congelados que han sobrepasado el límite legal de crioconservación- se trata de embriones creados con finalidades reproductivas, pero que al sobrepasar el límite legal de crioconservación han dejado de ser considerados viables jurídicamente y pueden usarse para la investigación, a menos que sus progenitores hayan  explicitado su oposición a este destino.
4.      Embriones somáticos obtenidos por técnicas de transferencia nuclear.  
5.      Embriones gaméticos creados con la finalidad de producir células madre utilizando gametos humanas. Esta opción sólo se considerara recomendable si no es posible utilizar embriones de ninguno de los casos anteriores.  
En todos estos casos, el Observatorio considera que haría falta disponer del consentimiento informado de los donantes.
Financiado por la Fundación Mª Francisca Roviralta, el Documento es fruto de un diálogo pluridisciplinar que ha englobado planteamientos técnicos y científicos, ético-filosóficos, de antropología cultural y jurídicos y socio-sanitarios de un grupo de profesionales de diferentes puntos de España. En la coordinación del documento hemos participado Josep Egozcue, médico especialista en reproducción humana y catedrático de Biología Celular de la Universidad Autónoma de Barcelona, y yo misma en calidad de jurista y Directora del Observatorio de Bioética y Derecho.
El Documento está abierto a todo ciudadano que quiera adherirse, que sólo debe mandar un correo electrónico a obd@pcb.ub.es. El extos puede consultarse en: http://www.pcb.ub.es/inauguracion/OBiDcast.html


Escrito el 20/12/2001

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Para no parar el progreso, cerrar la puerta falsa
Autor: Natalia López Moratalla
Hay suficientes razones científicas, además de las éticas, para optar por obtener células madre sin producir y destruir embriones humanos. Es un asunto de buena ciencia acertar el camino y pienso que nos es exigible acertarlo, dado el alto nivel actual de las ciencias biomédicas. No se trata de parar el conocimiento. Se trata, por el contrario, de trabajar en firme, para buscar soluciones terapeúticas a graves enfermedades. No es toda la biomedicina lo que tenemos en juego, pero sí el gran potencial de las células madre. Estamos en el comienzo del proyecto de hacernos con este material biológico de una enorme plasticidad.Y por tanto a tiempo de decidirnos por la mejor fuente de la que obtenertales células, aprender a dominarlas y usarlas a fin de reparar los tejidos u órganos que la enfermedad haya alterado.
Todos los que estamos a favor de las ciencias médicas, a todos los nos afecta muy directamente el sufrimiento y el dolor de tantas personas enfermas y sus familias, y que gastamos nuestra vida en la lucha por vencer la enfermedad, nos importa y mucho que la política, la economía del mercado biotecnológico, o las ideologías, no nos calienten los ánimos de tal manera que nos falte moderación o racionalidad en un momento importante.
El dilema está en que existen diversas "fuentes" de células madre, diversas en sus  características precisamente porque son de diferentes naturaleza.  
1. Una fuente son los  embriones humanos de unos pocos días. Hacia los cinco días de desarrollo los "blastocistos" tienen dos tipos de células: el trofoblasto y la masa interna. Estás últimas son las células madre embrionarias, capaces de crecer y de diferenciarse a una mezcla de diferentes células maduras. Por el momento no se consigue dominar su enorme potencial de crecimiento. Esto podrá lograrse, pero siempre tendrán el riesgo de un descontrol  que la convertiría en tumorales. Y tendrán además el problema de ser rechazadas por el paciente; en efecto son aún muy jóvenes para llevar marcadores de identidad pero los expresan cuando se les hace madurar. Tal vez la obtención de un embrión clon del paciente, arreglaría el problema del rechazo, pero la dificultad técnica que conlleva la precisión que exige reprogramar la información genética y la necesidad de óvulos maduros de mujeres donantes, entre otras dificultades, hace pensar que es un camino muy inseguro, para decidir tomarlo, aún en el caso de que no hubiera otro. Al menos parece poco razonable, o poco justo, crear la expectativa de que ya está la solución y de que está solo ahí, y que será solución para todos los enfermos.
Y es que  precisamente todas estas características se deben a que ese conjunto de células son un minúsculo embrión; tan minúsculo que no se pueden tomar y que siga con vida. Ese conjunto de células que forman la masa interna están ya en ese momento, organizadas de manera que el embrión tiene determinados los ejes del cuerpo.
Publicaciones recientes dejan sin lugar a dudas, la individualidad y precisión con que comienza a construirse el embrión desde la primera división desde una a dos células. La fecundación hace asimétrico al embrión unicelular, o cigoto, ya que el punto de entrada del espermio en el óvulo modifica localmente la concentración de iones calcio en esa zona y con ello realiza una distribución precisa de los componentes ( Nature 409, pag. 517, 2001 ). Por ello, las dos primeras células son diferentes y están determinadas una de ellas a dar el trofoblasto y la otra a dar las de la masa interna (Development, 128, pag. 3739, 2001).  Un articulo de noviembre (Nature 414, pag 122, 2001) muestra que la reprogramación del genoma empieza durante el mismo proceso de fecundación. La dotación genética  del embrión cigoto es ya más que la suma del material genético de su padre y de su madre. Y más aún, como señaló Thompson (Science 282, pag.1145-1147, 1998), cuando publicaron por primera vez la obtención de células madre embrionarias humanas, estas células del embrión de pocos días dan lugar a las células de la capa externa, el trofoblasto, incluso después de varios meses de cultivarlas. Es decir deshecha en el laboratorio la  organización del embrión, las células madre embrionarias vuelven una y otra vez a organizarse, con la misma estructura.  
Esto es muy significativo, no sólo en el sentido de no dejar duda de que el embrión humano es vida humana desde que arranca a dividirse la primera célula, sino  también de la fuerza  de esa vida incipiente. Una potencialidad de tal calibre es un toque de atención al deseo de poder dominar las células madres y encauzarlas sólo a neuronas, sólo o páncreas, o sólo a corazón. La ventaja de su enorme potencial es desventaja para su uso terapéutico. Y esto no es un capricho de la naturaleza: es que la potencia de una vida cabe difícilmente en un puñado de células para un injerto.  
Pienso que ese toque de atención de la naturaleza misma, que no es mero simbolismo sentimental, lo dan también esos miles de embriones congelados, sobrantes de la fecundación in vitro. De todos es conocido que en pro de alcanzar una eficacia respetable de las técnicas de fecundación asistida se ha generalizado, inducir a la que desea ser madre una multiovulación. Después se fecundan (con frecuencia forzando el proceso por inyección directa del espermio), se dejan desarrollarse unos días y se transfieren unos pocos de los embriones al útero para que uno de ellos con la cooperación del resto pueda anidar y el resto se congelan y son "excedentes". En febrero de 2001 la revista Human Reproduction (volumen 16 y páginas de la 221- 225) publicaba un documentado estudio que muestra que los embriones, originados por fecundación de óvulos que proceden de una multiovulación, tienen más dificultad para anidar y, los que lo consiguen se desarrollan con más malformaciones que los originados por fecundación del óvulo madurado de forma natural en un ciclo; más aún la madre por efectos del fármaco que se usa en estos casos aporta un microentorno menos acogedor y más agresivo al embrión que trata de anidar. Un ciclo vicioso: para mejorar la eficacia se produce un exceso de embriones y la manera de esa mayor producción conlleva que los embriones tienen deficiencias, sean poco viables, y sean mal acogidos. La recomendación médica es obvia: no producir múltiples óvulos, sacar uno, o dos, que maduran en un ciclo normal. Esto es, es la ciencia, no sólo la ética, la que indica la conveniencia de que no nos sobren embriones. Es la ciencia la que indica la conveniencia de no forzar la fecundación inyectando el espermio. Y es que "producir" embriones es algo serio y en todo experimento las "chapuzas" se toleran mal.  
2. La vida de cada ser humano, exige más que ser aprovechada en beneficio de otros. Exíjasenos más, que podemos. Podemos seguir aislando algunas células madres sin dañar a nadie. De la sangre del cordón umbilical, de las grandes reservas naturales guardadas en cada organismo para su propia regeneración, en la médula ósea, la sangre, la grasa, el cerebro y hasta en el bulbo de cada pelo, etc. Precisamente porque una vez nacidos no necesitamos el cordón y precisamente porque las células de reserva del organismo estan en él para regenerar lo dañado. Precisamente la mejor medicina es la que cura sin dañar. Ya se  ha logrado preparar células a la carta del paciente. Ya Menasche (Lancet 357,Pag. 279-280,2001) ha realizado con éxito el primer experimento clínico de transplante autólogo de mioblastos a un paciente de 72 años con isquemia cardiaca por una coronariopatía. Hay esperanzas fundadas.

Natalia López Moratalla
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular

Escrito el 22/12/2001

9 
España frente al potencial de las células madre
Autor: Ángel Raya Chamorro y Juan Carlos Izpisú
La obtención de células madre embrionarias humanas ha abierto un enorme campo de investigación con posibilidades terapéuticas antes inimaginables. Ha nacido así lo que se ha dado en llamar "Medicina Regenerativa". El fundamento de esta nueva medicina es utilizar las células madre embrionarias humanas, dado que (al menos teóricamente) son capaces de generar cualquier tipo de célula de nuestro organismo, para reemplazar las células dañadas o enfermas de un paciente. Un número muy elevado de enfermedades hasta ahora incurables podrían beneficiarse de este tratamiento, y de ahí la gran importancia de hacer avanzar esta línea de investigación.

El problema técnico fundamental a que nos enfrentamos para desarrollar este tipo de tratamientos es que todavía no sabemos cómo hacer que una célula madre embrionaria humana se diferencie específicamente en la célula que queremos, ya sea una célula cardiaca o una neurona. Nuestra experiencia con las células madre de ratón será indudablemente de ayuda, pero tenemos que comprobar que lo que funciona en éstas es válido también para las humanas. La impresión general en el campo es que aún quedan varios años hasta que se descubran los tratamientos adecuados a que hay que someter a las células madre en el laboratorio para que originen el tipo de célula especializada que se busca. Como es lógico, esto presupone que la investigación en esta línea esté permitida y que se conceda suficiente financiación para la misma, ya que todavía se requiere un esfuerzo hercúleo de investigación, tanto básica como aplicada, antes de que pueda pensarse siquiera en utilizar la medicina regenerativa en pacientes.

Los científicos hemos trabajado con células madre embrionarias de ratón desde principios de los años 1980. Este tipo de investigaciones experimentó un giro cualitativo en 1998, cuando se aislaron por primera vez células madre pluripotentes humanas. En ese momento, como consecuencia del miedo a la experimentación con embriones humanos en general, la mayoría de países tenían estrictas leyes sobre reproducción asistida que prohibían la generación de embriones humanos para investigación. Los dos puntos extremos de estas legislaciones pueden ejemplificarse en Alemania (donde las prohibiciones son absolutas y cualquier mención a la eugenesia despierta recuerdos de un pasado nazi que nadie quiere volver a experimentar) e Israel (donde la religión judía, en la que no se considera persona al embrión no implantado, es extraordinariamente influyente en la normativa legal, que por tanto es, a este respecto, extremadamente permisiva). En un punto intermedio se situaban los EEUU, con una reglamentación que era vista por muchos como claro exponente de la doble moral que impera en la política americana: se permitía que la investigación pública trabajara con células madre humanas, pero éstas debían ser obtenidas por laboratorios privados o no americanos. Como consecuencia de esta normativa, la financiación privada ha estado detrás de la mayoría de las líneas de células madre humanas obtenidas hasta la fecha, lo que ha hecho que la utilización de estas líneas esté patentada y sujeta a estrechas restricciones de propiedad intelectual.

Las limitaciones impuestas a la investigación pública en los EEUU van a terminar de desplazar una gran parte de estas actividades al sector privado. Las compañías biotecnológicas están apostando de forma claramente decidida por ponerse a la cabeza de estas investigaciones, y ser ellas las que obtengan, pongan a punto y comercialicen posteriormente los nuevos tratamientos revolucionarios. Se está hablando de muchos billones de dólares de ingresos en un mercado que está sufriendo una clara recesión ante la falta de nuevos productos y fármacos. Pero no conviene olvidar que también estamos aquí hablando de la salud y la calidad de vida de millones de personas, para las que, por primera vez en la historia de la humanidad, se ofrece la posibilidad de curación.

La ciencia que se desarrolla en España, debido a un cúmulo de razones cuyo análisis escapa a este artículo, muestra un marcado retraso comparada con la que se lleva a cabo en los EEUU. La carencia de medios, de infraestructuras y de planes de financiación a largo plazo ha sido suplida tradicionalmente con un gran esfuerzo y derroche de imaginación por parte de los científicos que desarrollan su investigación en España, no obstante lo cual, es ya hora de que se produzca un cambio. Volviendo al campo específico de las células madre, un aspecto en el que la ciencia española se encuentra claramente por detrás de la americana es la participación de la iniciativa privada. Este hecho, si bien en ocasiones puede contribuir al retraso mencionado, también ha permitido que la mayoría de la ciencia española siga teniendo un carácter eminentemente académico y orientado al bien público. Se da en estos momentos pues, a nuestro juicio, un excelente caldo de cultivo para que nuestro país se suba al tren de la nueva revolución biomédica y empiece a acortar distancias de una forma palpable con los poderosos laboratorios y compañías biotecnológicas americanas. Esta situación redundaría sin lugar a dudas en una mayor claridad y transparencia en la comunicación de los resultados obtenidos dentro de la comunidad científica, en el libre intercambio de reactivos y muestras entre los investigadores y, en definitiva, en el progreso de este campo del conocimiento. Así lo han entendido los responsables políticos del Reino Unido, que a principios de este año no sólo despenalizaron la utilización de embriones humanos para investigación en células madre, sino que ya han comenzado acciones específicas para fomentar estas actividades científicas. No en vano, el Reino Unido es sin duda el país de Europa donde, considerada conjuntamente, se desarrolla la ciencia de mayor excelencia. Pese a la vasta herencia cultural y tradición libre-pensadora de Europa, existe el peligro de que la Unión Europea actúe en este tema por inercia, siguiendo el ejemplo de la Administración americana. Desde hace algo más de un año se vienen oyendo opiniones cada vez más extendidas, que muestran su preocupación por los peligros que estas investigaciones pueden acarrear, a la vez que proponen el establecimiento de una moratoria europea sobre las mismas, basándose en que la sociedad no está preparada para hacer frente a estos problemas.

Es nuestra opinión que declarar una moratoria sobre la utilización de embriones humanos para investigación en células madre constituiría un grave y posiblemente irreparable error. Por un lado, si bien puede ser cierto que la ciencia está avanzando a una velocidad mayor de lo que la sociedad puede "digerir", la solución no es paralizar el desarrollo de la ciencia, sino establecer programas y acciones especiales para aumentar el grado de conocimiento de la sociedad (esto, además, debería ser aplicable a otros muchos campos, independientemente de las modas). Por otro lado, aun siendo conscientes de que hay ciudadanos que encuentran moralmente reprobable la destrucción de embriones humanos para investigación, también pensamos que ésta no es una creencia mayoritaria en la población europea en general, y española en particular, y que la ley debería reflejar este estado de opinión. De hecho, la interrupción voluntaria del embarazo fue despenalizada en nuestro país el siglo pasado, y entre los supuestos legales considerados está el de agravamiento de una enfermedad materna, cuyo paralelismo legal con la destrucción de un embrión para la derivación de células madre ha sido puesto de manifiesto por varios autores. Aun no considerando estos argumentos, el hecho incontestable es que en las clínicas de reproducción asistida se generan muchos más embriones de los que son implantados. Esto hace que, sólo en España, haya más de 40,000 embriones humanos congelados, que no van a ser utilizados, pero que tampoco pueden ser destruidos, ya que la ley no lo permite. El futuro de estos embriones es incierto hoy en día, y alguien deberá decidir en breve si se autoriza su destrucción. La solución más adecuada, a juicio de los autores, consistiría en la creación de un comité que asesorara al gobierno y al Parlamento en la materia concreta de las células madre embrionarias humanas. Este comité debería estar formado por expertos en los distintos aspectos implicados en este problema, tanto científicos, como éticos y legales. Además de asesorar al poder legislativo, este comité supervisaría la adecuación de las investigaciones en células madre embrionarias humanas a las normativas generadas, garantizando el máximo respeto a la dignidad de la vida humana. La creación de un comité de expertos de estas características es no sólo una necesidad sino un deber, para que nuestros legisladores puedan tomar una decisión informada sobre si se debe permitir que los embriones en exceso sean sencillamente destruidos, o se permite que sean utilizados para un fin superior, como el de investigar con el fin de aliviar la enfermedad de un número muy elevado de seres humanos.


Escrito el 31/12/2001

10 
El fin no justifica los medios
Autor: A. Senosiain
El ser humano es por naturaleza cuerpo y alma, materia y espíritu, único e irrepetible. Y como tal siempre es fin en si mismo, nunca medio.
Estas sencillas premisas,  han regido la humanidad desde hace  cientos de años, estando incluso legisladas, en la Declaración de los Derechos Humanos.
Por lo incompatible contra nuestra naturaleza con nuestra naturaleza, nunca a ningún ser humano se le ha permitido matar  y después descuartizar a otra persona para con sus  órganos  ir "reparando"a otras personas enfermas A este delito se le denominada "trata de órganos" está penalizado y comúnmente considerado como aberración. ¿Por qué? Sencillamente porque va en contra de nuestra naturaleza, se salta una característica fundamental del hombre: siempre es fin, nunca medio. Un coche puede ser desguazado, utilizadas sus piezas para reponer otros coches y después convertido en chatarra, el hombre no.
Si todo estro es claro e incluso redundante por obvio ¿Qué debate moral  y político surge en torno a la investigación con embrión humanos?
La más que repetida "cantinela", que no por mucho repetirla llegará a ser verdadera, de que un embrión de pocos días no es persona, está siendo utilizada  para conseguir los fines de ciertos científicos y empresas; su propio beneficio.  
Crear una vida, utilizar las células que nos interesan y después deshacernos de la misma, es inhumano .
Ante semejante absurdo la  única reflexión posible es que la codicia y el poder  ir contra nuestra propia naturaleza, también es una característica constitutiva  del ser humano, que debe erradicarse y para lo que todos nosotros tenemos que poner los medios.

Escrito el 8/1/2002

11 
Todos fuimos embriones
Autor: Pilar Utrera Villalba, CEFAES
Parece que en este mundo en que vivimos es de vital importancia, casi
imprescindible, poder andar, escribir, hablar y ver, porque si uno no
sabe corre el riesgo de que le maten. Si es anciano, porque ya no sirve para nada.
Si es un minúsculo ser, que aún no haya nacido, porque no da la talla.

Cada ser humano tiene la misma dignidad que el resto, independientemente de
su color, edad o tamaño. Cada ser, desde el mismo instante de la fecundación,
ya no es ninguna de las personas que lo han fecundado, sino otra distinta de
sus progenitores, única e irrepetible. Eso sí, de minúsculo tamaño, pero no
por ello menos valioso. En ese pequeño embrión se encuentra encerrado todo
un despliegue de facultades por desarrollar, por descubrir, por amar...

Si pensamos en nuestros seres más queridos desde esta perspectiva, nos
daremos cuenta que ellos, con exactamente la misma dignidad que cualquier
ser humano, también fueron pequeños embriones en su día.

Termino con una pregunta:

¿A usted le gustaría saber que ha nacido tal y como es porque fue
seleccionado despues de ser examinado minuciosamente y matar al resto de
candidatos, que no sabe bien quienes son sus padres y que antes de "nacer"
usted estuvo en el frigorífico de un investigador que ahora ni siquiera sabe
como se llama...?

Le remito a la siguiente máxima: "No quiera para los demás lo que no ve
bueno para usted".

Escrito el 8/1/2002

12 
El Embrión es un ser humano
Autor: A. Velasco, Colaborador CEFAES
Si quitamos la vida a un ser humano adulto nos pueden castigar aplicándonos el Código Penal por cometer un delito de homicidio o en su vertiente más grave de asesinato, si lo hemos efectuado de forma premeditada. Si este hecho se efectúa con un ser humano en pleno crecimiento como es un niño, además de todo lo anterior, la misma sociedad nos mostrará su desprecio y repudio. Pero, ¿qué ocurre con un ser humano en estado de formación embrionaria? ¿Es un ser humano. o no? Para aquellos que no lo estiman así, no hay problema, porque en este caso todo puede valer para sus fines y tendrán patente de corso para hacer y deshacer plenamente a su gusto, con todos y cada uno de los fines que persigan por muy humanitarios que estos parezcan.  

Si emplean cuatrocientos embriones para descubrir alguna vacuna regenerativa se podrán colgar numerosas medallas y presumirán de haber aportado salud y bienestar a la sociedad.
¿Qué ocurre con los que creen firmemente que un embrión es ya un ser humano plenamente y como tal, merece ser considerado persona humana? Este es el gran dilema, los cuatrocientos embriones que antes se iban a emplear podrían llegar a tener nombre y apellidos y tal vez alguno de ellos, si llegara a ser adulto, hasta descubriría por otros medios la dichosa vacuna sin tener que sacrificar a ningún congénere.

Científicamente está confirmado que un embrión es un ser humano.

Mi pregunta es ¿De qué lado estamos? Reafirmamos la vida o reafirmamos la muerte en cualquiera de sus expresiones. ¿Es preciso que una persona humana dé su vida para que otra encuentre mejoría en su afección hepática o pulmonar?, ¿necesitamos en nuestra vida ordinaria cortarle los pies a un hombre vivo, para trasplantarlos a otro que los perdió en la carretera?

Los investigadores deben tratar de dar solución a las enfermedades que frecuentemente aquejan a la especie humana, pero nunca a costa de ningún ser semejante, de ninguna persona igual a ellos mismos. Y menos si está viva.  

Escrito el 8/1/2002

13 
Hagamos política científica.
Autor: Alfonso Gonzalez
HAGAMOS POLÍTICA CIENTÍFICA

El tema propuesto trasciende de la pregunta inicialmente planteada sobre la utilización de las células madre embrionarias. Si bien el debate aquí recogido nos sirve para mostrar la punta de iceberg del enorme conflicto al que se enfrenta la sociedad en la actualidad. Ello es consecuencia de los efectos de los avances en biomedicina y biotecnología en las últimas décadas, y de manera especial de aquellos que nos anuncian los expertos que están por venir.

Con demasiada frecuencia nos encontramos con posiciones en las que en pos del progreso se niega la posibilidad de control social sobre la actividad investigadora, o cuando menos, minimizan la relevancia de ésta.

Cuando hablamos de biotecnología este comportamiento es especialmente grave, pues, unido a su desarrollo surgen enormes incertidumbres que afectan a la esencia del ser humano. Se abren ante nosotros caminos que pueden conducirnos a situaciones difícilmente compatibles con los valores democráticos sobre los que se asienta la organización política que nos hemos dado, o que parecen propiciarán desigualdades incompatibles con el Estado social y derecho.  

Vivido y contado el siglo XX negar que existe riesgo, o que este debe asumirse sea cual sea su intensidad en defensa de la bondad intrínseca de la libertad de investigación, muestra una ingenuidad incompatible con la buena fe. Los intereses económicos, corporativos o imperialistas nos han enseñado en demasiadas ocasiones que la ciencia no es inocente. La legitimación de la compleja organización e intereses que arrastra el fenómeno de la biotecnología, que se supone será el motor de la "novísima economía" del siglo XXI, en el simple argumento de la mejora de las expectativas de vida de una parte de la población occidental, es más propio de prensa amarilla que de un debate científico. Apliquemos el rigor y la reflexión sobre la investigación en sí misma considerada.

Como ciudadano, y como tal, titular de derechos para decidir sobre el futuro de la sociedad, me opongo a que el debate de la biotecnología se libre en exclusiva entre expertos de laboratorio y gestores de fondos de inversión e, insto a los poderes públicos a que adopten las medidas para el ejercicio efectivo de estos derechos fundamentales.  

La sociedad tiene que ir construyendo las respuestas que desea dar a las nuevas opciones que le brindan los avances de la ciencia, según se vayan vislumbrando éstos. El verdadero problema que debería preocupar a los políticos no es, células madre sí o no, sino, cómo conseguir que los ciudadanos tengan información y cauces de participación para definir la decisión que se tome, sea cual sea ésta. Y en el caso de decidir utilizar las CME, o de cualquier otra decisión relevante, establecer los instrumentos de seguimiento y control. Solo así conseguiremos que pequeñas decisiones que se puedan tomar ahora, como creo que con un poco de perspectiva será valorada la utilización de CME para usos terapéuticos, no abran la caja de Pandora en un camino que ni el genial Goya pudiera soñar en su capricho, y que por lo tanto la biotecnología esté al servicio del hombre.

Estamos ante una situación optima para crear un debate que implique de una manera efectiva a los ciudadanos en la ciencia y la tecnología. En un país con el sistema científico de España, en el que la noticia es que sea noticia que un investigador va a abandonarlo, el posible coste de oportunidad es claramente asumible. En una de las sociedades europeas más creyentes en la ciencia. Y ante unas cuestiones a las que resultará difícil ser indiferente para cualquier persona.

Ahora podemos evitar que, como en tantas otras ocasiones, la ciencia responda a intereses corporativos o de simple lucro y, que  luego nos digan que sus resultados dañinos son las consecuencias inevitables del progreso.

Siguiendo el reciente informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente "Lecciones tardías de alertas tempranas 1896-2000", resulta estremecedor pensar cual sería el contenido del mismo dentro de cincuenta años si damos barra libre a la industria de la biotecnología y a su potencial de creación de riqueza, y no somos capaces de cambiar los principios sobre los que se ha asentado la utilización de la ciencia en el siglo XX y la intervención de los poderes públicos. "No hay riesgo mientras existe incertidumbre y no hay evidencia científica"

Escrito el 13/1/2002

14 
Matizaciones necesarias al pretendido consenso científico sobre células madre
Autor: Fernando Reinoso, U. Autonoma Madrid
En relación con el buen resumen de la presentación del tema deseo hacer una puntualización y responder a su pregunta. Puntualización: no estoy de acuerdo con la afirmación que hace en el primer párrafo de que "existe un claro consenso científico sobre su potencial como nueva y potente herramienta terapéutica". Tal consenso no existe y son muchos los científicos que dudan de esa potencia terapéutica de las células madre embrionarias y tienen mayores esperanzas en otras líneas de investigación que están ya más desarrolladas y con posibles soluciones menos complejas, con menos problemas técnicos y, sobre todo, sin problemas éticos. Mi respuesta a la pregunta: ¿está justificado manipular lo más íntimo de un ser aunque sea bajo el paraguas de la promesa de una nueva y más eficaz medicina? es: no está justificada. Nunca está justificada la instrumentalización de un ser humano, aunque en muchos casos se haya ya, desgraciadamente, instrumentalizado su generación. Por otra parte la calificación y valoración de la dignidad de los humanos en base a su raza, religión, edad, etc. es siempre inadmisible, por lo que no podemos matar o destruir a unos para beneficiar a otros, por muy grande que fuese ese, por hoy hipotético, beneficio. Finalmente, el considerar al ser humano con una mentalidad utilitarista puede llevar a graves consecuencias en nuestra sociedad, como ha ocurrido en otras etapas de la humanidad, ya que siempre conduce a la utilización del más débil por el poderoso para su provecho personal.

En relación con las preguntas finales del moderador quisiera hoy hacer sólo tres consideraciones:
1. La condición de individuo de la especie humana se adquiere en el momento de la aparición de una nueva entidad orgánica que constitutivamente (dinamismo constitutivo) tenga todas las características de un nuevo ser humano. Estas características están de modo fundamental insertas en el genoma humano completo y quedan conformadas en el proceso de la fecundación del óvulo por el espermatozoide. Por tanto a partir de ese momento se puede hablar de la aparición de un nuevo individuo humano. Los conceptos de pre-embrión o casi-embrión, obedecen una interesada manipulación del lenguaje, pero no tienen contenido científico embriológico. El embrión, desde su etapa unicelular (cigoto) muestra una continuidad de desarrollo, donde intervienen armónicamente el genoma y el fenoma. Es el propio embrión el que en una manifestación creciente de autonomía, dirige en gran parte su propio desarrollo enviando mensajes químicos (hormonas, etc.) que actúan sobre la madre y posibilitan que la biología materna se adapte para el crecimiento y nutrición del nuevo ser, se establece un diálogo entre madre y embrión que manifiesta la individualidad del mismo. Toda intervención en el proceso mismo de la fertilización y sobre el cigoto originado, tiene que ser ponderada desde el punto de vista bioético, de modo que siempre se debe de respetar su integridad biológica y nunca el cigoto debe de ser instrumentalizado o usado como medio, ya que toda persona humana es un fin en si mismo (Kant) y nunca puede ser utilizada con vistas a otra finalidad por muy noble o importante que sea (un logro científico extraordinario, la posibilidad más o menos hipotética de curar enfermedades, el bien de la humanidad ya sea considerada en conjunto o para cada uno de sus individuos, etc. etc.).
2. Puestos en el plano de la realidad y olvidándonos de las propagandas interesadas debemos afirmar que el uso de células madre embrionarias para trasplantes de tejidos está aún lejano, por diversas razones: a) la real utilidad de esos transplantes (se tiende a confundir transplantes celulares, transplantes de tejidos y transplantes de órganos), aún no se tiene la capacidad de inducir cualquier tipo de línea celular, y mucho menos de la construcción de tejidos complejos o de órganos (ésto es utópico). Hay que hablar más bien de terapia celular, y hay que constatar el discreto fracaso de los transplantes de células fetales en enfermos de Parkinson (no demasiado difundido entre la opinión pública) o de la aparición de algunas complicaciones serias en algunos de los pacientes transplantados (tumores cerebrales). b) Las células madre embrionarias tienen gran capacidad proliferativa, pero al mismo tiempo son difíciles de controlar y hoy por hoy, los resultados en cuanto a su diferenciación bastante impredecible, hay un dato alarmante: se sabe perfectamente que el carcinoma embrionario testicular se puede derivar de células totipotenciales del blastocisto. Todos estos datos hay que añadirlos al punto clave esencial que, en mi opinión debe impedir el uso de este tipo de material en humanos: su obtención implica la destrucción de un individuo humano en estadio embrionario (ya sea procedente de un banco de embriones congelados, o construido específicamente para su uso).
3. El potencial interés de la célula madre pluripotencial adulta en la terapia celular es a menudo puesto en sordina o menospreciado por los sectores empeñados en la utilización de líneas celulares embrionarias. Se dice que son escasas, difíciles de obtener, con bajo potencial prospectivo, etc. La verdad es que, los únicos experimentos en fase clínica que se han realizado de terapia celular (si se exceptúan los poco exitosos de transplantes fetales para el Parkinson) son los efectuados con células adultas (v.g. inyección de células satélite de músculo esquelético en áreas de infarto, consiguiendo la diferenciación de células musculares cardiacas). Con células embrionarias, todo son aún especulaciones. En realidad, la estabilidad de las células pluripotenciales adultas puede ser ventajosa, una vez que se consiga enriquecer el número de células, ya que sus avatares diferenciadores serán más previsibles y controlables. Cada vez se sabe de más tejidos adultos que serían fuentes potenciales de células madre: médula hematopoyética, tejido adiposo, tejido nervioso. Como ejemplo consúltese el enorme número de comunicaciones dedicadas a este tema en el congreso celebrado en San Diego (California) de la sociedad Americana de Neurociencia el pasado mes de Noviembre. Parece que el interés en potenciar la investigación con células madre embrionarias es esencialmente comercial, lo que queda demostrado por la repercusión mediática de cualquier logro o noticia referente a este terreno, mientras se silencian los muchos con células madres adultas. Por ello opino que hay que destinar muchos más recursos científicos y monetarios a la investigación sobre células pluripotenciales del adulto, en orden a: identificar más tejidos u órganos fuente de estas células; puesta a punto de métodos para aislarlas, enriquecerlas e incrementar su capacidad proliferativa; estudiar su capacidad de diferenciación (reprogramación) a células específicas: neuronas, células musculares, células hematopoyéticas, etc.; desarrollo de terapias celulares que utilicen estas células para solventar problemas clínicos.

Finalmente quiero hacer dos reflexiones:
a) Los científicos tenemos que ser más humildes y veraces. Si no decimos la verdad ante el gran público estamos faltando al compromiso esencial de la ciencia: descubrir la verdad. Además creamos expectativas falsas que una y otra vez defraudan las esperanzas de enfermos y familiares angustiados dispuestos a todo, lo que hace que difícilmente en el futuro puedan ser creídas la importancia y necesidad de nuestras investigaciones. No sólo uno, sino varios científicos he visto en televisión afirmar que con la clonación terapéutica se iban a curar el Parkinson y el Alzheimer. No conozco ningún dato científicamente comprobado que sostenga estas afirmaciones. En primer lugar informémonos bien, pues a lo peor es por ignorancia por la que se hacen estas afirmaciones y luego atengámonos a la verdad científicamente demostrada. Desgraciadamente tampoco se ha manejado la verdad en la exposición de los motivos por los que un investigador valenciano pretendía abandonar nuestro país para seguir trabajando con células madres embrionarias: primero se faltó de nuevo a la verdad sobre las posibilidades reales de estas técnicas y, después, se ha dado a entender que estamos en un país medieval por no permitir la investigación con células embrionarias importadas. Casi ningún país europeo permite estas investigaciones. Precisamente en el número del 14 de diciembre de 2001 la revista Science publica entre las noticias la no concesión de permiso a un investigador alemán que pretende investigar con células embrionarias humanas importadas de Israel. Recuerdo, Sr. Caldera, que en Alemania gobierna el partido socialdemócrata. La revista cita las declaraciones de una miembro del comité ético que dice textualmente: "It is the deep conviction of many people in our country that the human embryo should be protected from the very beginning" y continua "embryonic stem cells come from embryos which have to be destroyed".  
b) Siempre me subleva la enorme hipocresía de quienes se lamentan de que tengan que ser destruidos inútilmente los 40.000 embriones congelados que hay en España sin aprovechar sus células. También hubo nazis que se quejaban de que no pudieran utilizarse para investigación los prisioneros judíos que al fin y al cabo iban a ser matados, y, más recientemente, nos hemos escandalizado de que se hayan empleado en transplantes los órganos de ajusticiados chinos y, más aun, de los niños de la calle del Brasil asesinados con este fin. De la existencia de esos embriones los primeros responsables son los padres que han permitido que sus hijos queden en un congelador todo este tiempo; si los hubiesen recuperado y permitido seguir su desarrollo no nos enfrentaríamos a tan terrible tragedia. Aun están a tiempo. No menos responsables son los operarios que "construyeron" esos embriones. Al fin y al cabo son las graves consecuencias de la instrumentalización de la vida humana. Y me van a permitir que achaque la mayor responsabilidad a los políticos que con una enorme irresponsabilidad e hipocresía (algunos no saben lo que votan) han votado unas leyes injustas condenando a los más inocentes a los que le niegan el derecho más esencial, el de la vida.

Escrito el 28/1/2002


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