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La universidad investigadora 

Iniciado el 21/5/2002  y finalizado el 10/9/2002    
Moderado por Xavier Pujol Gebellí.

¿Hay que refundar la univeridad para que coexistan docencia e investigación?

De las opiniones remitidas hasta ahora en el Foro de Debate sobre la Universidad Investigadora destaca, por encima del resto, la enorme coincidencia de los participantes por defender un modelo en el que deben coexistir las tareas docentes y las investigadoras. Una universidad que no investigue, no es una universidad, es otra cosa, señala uno de los participantes en el foro. El problema es como organizar no sólo el tiempo sino también las estructuras para alcanzar el equilibrio deseable.

¿Bastaría con segregar funciones? Es decir, ¿podría pensarse en una estructura en la que parte del personal universitario se dedicara en exclusiva a la docencia y parte sólo a investigar? Si fuera así, ¿deberían modificarse las actuales escalas de sueldos por tramos de investigación, los popularmente llamados gallifantes? ¿O mejor habría que pensar en una reordenación del tiempo laboral de modo que la dedicación al laboratorio fuera directamente proporcional a la calidad y cantidad de tiempo absorbido por un proyecto de investigación?

En cualquier caso, como señala otro de los participantes, una de las funciones de la universidad es formar. Formar nuevos formadores, técnicos y científicos cuyo destino debería ser, además de empresas y el sector privado en general, la propia universidad. Aunque no son pocos los que opinan que la endogamia, en si misma, no es el problema, también los hay que se manifiestan en sentido contrario. Si aceptáramos que la endogamia, entendida como la promoción de los individuos del propio entorno, no tiene porque ser negativa en sí misma, ¿qué medidas deberían impulsarse para facilitar un acceso justo y equitativo a las desgraciadamente escasas plazas disponibles? ¿Sería justo excluir de los procesos de selección a los nacidos en la propia institución? ¿Lo es, como mérito, aportar en las currícula estancias prolongadas en laboratorios o centros docentes extranjeros? En un régimen de meritocracia, ¿cómo construir la escala de valores?

En esta misma línea, hay quien insiste en la necesidad de valorizar adecuadamente la tarea investigadora, lo cual nos llevaría a nuevas preguntas de gran calado. La principal sea, tal vez, qué se investiga y por qué. Es decir, en un departamento universitario las líneas de investigación, ¿se deciden realmente de acuerdo con criterios estratégicos? ¿Es la necesidad de publicar, aunque sea en revistas de segunda fila, lo que impulsa la investigación en muchos departamentos, o es la visión científica, el afán por descubrir? ¿Hasta qué punto influye en la decisión de investigar el hecho de aspirar, ni que sea mínimamente, a mejores retribuciones laborales? Y finalmente, y no por ello menos importante, ¿quién y en función de qué decide la oportunidad de abrir una nueva línea o el mantenimiento de otra a pesar de que sus resultados no siempre sean los esperables?

Por último, hay quien se pregunta si se está siendo justo con la universidad española. Los resultados de productividad y calidad, tomadas en su conjunto, más bien debería invitar al optimismo que no al pesimismo en el que habitualmente nos hemos instalado. Pero como demuestran diversos estudios y análisis, la situación que vive la universidad española no es la óptima. A menudo se oye el comentario, aquí y allende nuestras fronteras, a veces con sorpresa, a veces con sorna, sobre la capacidad productiva de nuestro personal universitario. Si con tan poco se hace tanto ..., se suele escuchar. De ahí podría deducirse que no existe, salvo excepciones, un problema de capacitación ni tampoco de innovación, sino más bien de recursos. Pero, y aunque suene a obvio, ¿se solucionarían los problemas de nuestra universidad sólo con recursos adicionales? ¿O tal vez sería mejor repensar la institución, además de dotarla adecuadamente, para asegurar la calidad de su investigación? Dicho de otro modo: ¿hay que refundar la universidad?

 

¿Cuenta el sistema universitario español con los mecanismos adecuados para desarrollar una investigación de calidad?

La universidad española ejecuta, según diversas estimaciones oficiales, algo más del 32% del gasto total del sistema de I+D. Asimismo, en su seno se reúne al 57% de los investigadores y a más del 40% del personal dedicado a actividades de I+D de toda España. Cuantitativamente, las universidades están presentes en el 74% de las publicaciones españolas catalogadas en el Science Citation Index con una contribución neta, esto es, descontando colaboraciones con otros organismos y empresas, del 53%. ¿Reflejan estas cifras el estado de salud de la universidad española?

Nada parece más lejos de la realidad. Pese a que los indicadores citados podrían interpretarse como un signo claro de una salud productiva al alcance de muy pocas instituciones, lo cierto es que la universidad española, en su conjunto, adolece de síntomas que a más de uno le llevaría a pensar justamente lo contrario, dando pábulo a otra de las grandes paradojas del sistema español de I+D+I.

De la universidad española se critican a menudo diversos aspectos que condicionan negativamente, al menos a priori, su labor investigadora. A título de ejemplo, cabe citar el proceso de selección del personal investigador, considerado por muchos anacrónico, cuando no excesivamente rígido y endogámico; la para muchos extraordinaria carga docente que deben soportar los investigadores, aspecto que limita su dedicación al laboratorio; o las dificultades para la gestión de proyectos competitivos, tarea que acaba burocratizando más de un departamento universitario y a más de uno de sus responsables. A todas estas deficiencias habría que añadir problemas de tipo estructural y de falta de recursos económicos que se traducen por lo general en espacios en los que llevar a cabo determinadas investigaciones resulta harto complicado.

En el fondo de la cuestión subyace un segundo debate para el cual se han ensayado modelos distintos a nivel internacional. Desde el punto de vista competencial, la toma de decisiones en España se ejecuta desde dos ministerios distintos. Como es bien sabido, desde Ciencia y Tecnología se coordina todo cuanto afecta a investigación, innovación y transferencia de tecnología, sea cual sea quien la efectúe. La coordinación universitaria depende ahora de Educación. Esta separación de poderes, que no se da sólo en España, ha abierto alguna que otra herida y ha fomentado encendidos debates entre defensores y detractores de la iniciativa.

Un tercer debate, aunque pareciera superado, es el que otorga a la universidad como institución un papel que va mucho más allá de la simple docencia. En el seno de la sociedad española, aunque quizás no tanto entre los gestores científicos y políticos, todavía prima la figura de la universidad como ente dedicado a la formación y, secundariamente, a la investigación. Tanto es así, que no son pocos los autores que abogan por un cambio generacional para que, como mínimo, desde la sociedad se valoren por igual ambos roles en una misma institución.

Este mismo debate se traslada a menudo a los departamentos universitarios. Aunque la situación parece haber cambiado en los últimos años, la dedicación al laboratorio continúa teniendo para muchos investigadores un matiz vocacional que apenas se recompensa en forma de incentivos y que, aunque pudiera parecer lo contrario, acaba generando anticuerpos -cada vez menos, afortunadamente-en relación con quienes se dedican sólo a la docencia. Como diría un científico de cierto renombre, "si no investigara, nadie me echaría de menos".

Pese a estos y a otros factores, que en nada benefician al desarrollo de una actividad investigadora de calidad, lo cierto es que la investigación universitaria española aporta, como decíamos al principio, cifras que invitan al optimismo. En cualquier caso, varias son las preguntas que merecen ser consideradas.

¿Dificulta la llamada endogamia universitaria la investigación de calidad? ¿Están los departamentos universitarios concebidos como herramientas de apoyo a la investigación o por el contrario actúan como reinos de taifas en los que priman intereses personales? ¿Está justificado investigar en la universidad cuando se sabe que los costes de la investigación no siempre repercuten positivamente? ¿Tiene sentido separar docencia e investigación, tanto en el seno de la institución como a nivel ministerial? Y por último: ¿debe existir una universidad investigadora?

 


 Comentarios:

 

1 
Apoyo a la docencia y a la investigación de calidad
Autor: Magdalena Torres
Departamento de Bioquímica. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense Madrid

La Universidad debe fomentar y apoyar tanto la Docencia de Calidad como la Investigación. No se puede ni se debe pensar en una Universidad que no haga investigación, porque esto la haría poco dinámica, no estaría nunca al día en los conocimientos. La universidad debe ayudar a generar nuevos conocimientos. Por lo general las autoridades académicas (hablo por la UCM) no ayudan a fomentar la Investigación, y continuamente recuerdan que a los profesores nos pagan por dar clase y no por investigar.

Creo que el rendimiento no podría ser mejor, ya que además de dar clase, gestionar proyectos, hacer la investigación, por añadidura tienes que andar siempre luchando para que te dejen hacer investigación. Creo que somos el unico colectivo que lucha por poder trabajar. Lo más fácil sería dar las clases y después ir a casa o de paseo.

Actualmente parece que la función principal de la Universidad es la BUROCRACIA y todos tenemos que trabajar para mantener esta burocracia. Lo menos importante son los alumnos y los profesores.

Escrito el 23/5/2002

2 
¿Se está siendo justo a la hora de juzgar a la Universidad?
Autor: Juan E. Echevarría
Facultativo
Servicio de Microbiología Diagnóstica. Centro Nacional de Microbiología. Instituto de Salud Carlos III

He leído el texto de presentación del debate sobre la "Universidad investigadora" y me ha causado una cierta extrañeza. Comienza demostrando que el porcentaje de producción científica de la Universidad está por encima del porcentaje de financiación recibida, es decir, que lo podemos calificar muy positivamente, para luego seguir afirmando que estas cifras no reflejan la "salud" científica de la Universidad sin aportar un solo dato que soporte esta última afirmación. De nuevo, la  endogamia, burocracia e ineficacia de la Universidad española es presentada como un axioma que no parece necesitar justificación y que todo el mundo ha de asumir porque sí. Lo más curioso es que, si la Universidad recibe menos de lo que produce, es necesariamente a costa de otros que reciben más de lo que producen. Como las críticas a la Universidad son tan generalizadas, es seguro que se están emitiendo desde esos otros organismos "deficitarios" científicamente, pero que se tienen por más eficaces también de forma axiomática.  

A las preguntas que se formulan al final del manifiesto para ser debatidas yo añadiría dos más: ¿se está siendo justo a la hora de juzgar a la Universidad? Si la respuesta es, a la luz de los datos, no, la siguiente pregunta es ¿en defensa de qué intereses se está continuamente desprestigiando a la Universidad española ante la sociedad? El que gente que tiene que compatibilizar su actividad docente con la investigación, esté produciendo de esta manera, parecería más motivo de alabanza que de continuas acusaciones ante los medios de comunicación de endógamos, sectarios e ineficaces. O, por lo menos y de nuevo a la luz de los datos, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Todo ello sin caer en el conformismo y admitiendo que en la Universidad hay mucho que mejorar, pero en la misma medida que en el resto de los Organismos Públicos de Investigación del país.  

Lo escribe un investigador que no pertenece a la Universidad, pero que también tiene que compatibilizar sus tareas de investigación con tareas de servicio.

Escrito el 23/5/2002

3 
Algunas soluciones a la paradoja universitaria
Autor: Juan Pavón Mestras
Grupo de Agentes Software: Ingeniería y Aplicaciones
Departamento de Sistemas Informáticos y ProgramaciónUniversidad Complutense Madrid.

Me llama la atención el debate suscitado, que me parece bien plantearlo, aunque hay algunos aspectos que no se mencionan y que podrían arrojar luz sobre la paradoja de la alta proporción de publicaciones científicas de la unviersidad española en la comunidad de I+D de nuestro país y, sin embargo, el escaso impacto que parece tener la investigación universitaria (salvo contados casos).

El hecho es que para acceder a puestos de profesor titular o catedrático el principal baremo son las publicaciones científicas. Ello conduce a que muchos investigadores universitarios, más que pasar sus horas en el laboratorio, las pasen en el escritorio realizando desarrollos teóricos que no se validan en ningún momento (tal vez pudiera deberse este hecho también a la falta de recursos para experimentar) pero que se publican. Esto quiere decir que en nuestra universidad es más importante una "buena" publicación que completar varios proyectos de investigación con éxito y transferir los resultados a la industria.

Por otra parte, la concesión de ayudas suele hacerse a proyectos individuales más que a coordinados (aunque parece ser que esta situación empieza a cambiar), o simplemente para viajes a congresos. Esta manera de conceder las ayudas contribuye a que los grupos de investigación sean bastante cerrados.

Habría que estimular las interacciones entre los grupos de investigación tanto universitarios como de las empresas y para ello sería beneficioso subvencionar más los proyectos coordinados y redes de excelencia, de manera similar a como se hace en el marco de los programas de investigación de la Unión Europea.

Por otra parte, hay que potenciar la colaboración entre universidad y empresa, especialmente con las PYME. En este sentido, hay experiencias de países del norte de Europa donde los alumnos de últimos cursos implantan en PYME soluciones desarrolladas en el ámbito universitario, de manera que se forma al personal de las PYME en nuevas tecnologías con un coste menor, y se ofrece una salida profesional a los alumnos.

También las empresas podrían colaborar siendo más responsables en el planteamiento de los problemas que necesitan resolver para los cuales podría ser que ya hubiera soluciones en las universidades. Esto se podría impulsar mediante foros de I+D, que, aunque ya se intenta por parte de organismos como Madri+d, todavía no despiertan suficiente atención (habría que ver cómo motivar más a ambas comunidades para participar en este tipo de acciones).

Otro aspecto interesante sería subvencionar a personal universitario con experiencia en proyectos de investigación europeos a dar consultoría a las empresas para participar en proyectos internacionales: cómo preparar una propuesta, cómo desarrollarla, buscar partners, las primeras reuniones, conseguir personal cualificado, etc.

Lo que en cualquier caso es sorprendente es que muchas veces parece que a un investigador nacional le hacen más caso fuera que dentro, y que cuando uno viaja al extranjero se da cuenta de que la calidad de los profesionales de nuestro país no es inferior a la de los países más avanzados. Eso sí, los medios no son los mismos y tal vez por ello tampoco aparezcan los resultados que todos desearíamos.

Escrito el 23/5/2002

4 
El problema es la falta de financiación, no la endogamia
Autor: Francisca Fernandez Piñas
Departamento de Biología. Universidad Autónoma de Madrid

Quisiera plantear diversas cuestiones sobre el debate planteado.

En primer lugar lo de la tan cacareada endogamia habría, creo yo, que alejarlo del debate porque para mi y muchos de mis compañeros profesores el verdadero problema es la falta alarmante de financiación que estamos sufriendo; es ridículo pretender competir o incluso colaborar con científicos de países de nuestro entorno con las cantidades tan bajas que percibimos cuando se nos concede un proyecto: sólo en investigación básica la rebaja que el actual ministerio está haciendo en los proyectos concedidos puede ser de entre el 50 y el 90%. Cuando mis colegas extranjeros comprueban lo que recibimos nosotros frente a lo que reciben ellos para proyectos similares, se maravillan de que podamos publicar al nivel que lo hacemos con semejantes miserias.

Les aconsejo que lean una carta al director que apareció el pasado 21 de mayo publicada en El País de otro investigador que relacionaba los presupuestos de I+D en astronomía que se dedican en España con las dimensiones de las distintas habitaciones de una casa y con el que estoy totalmente de acuerdo.

Dados los problemas de financiación, muchos investigadores nos estamos planteando dejar de publicar en revistas de prestigio donde un artículo cuesta más de 1000 dólares y optar por revistas, incluso  exclusivamente on-line, donde no haya que pagar por publicar.

Creo que el análisis con el que se presenta el debate no habla del problema grave de financiación, en particular de la investigación básica y puedo asegurar que la mayoría de los profesores universitarios no sólo nos dejamos la piel en dar las mejor docencia posible  (mi universidad ni siquiera me facilita un ordenador que sale de mi bolsillo, ni libros, ni nada) sino que presentamos proyectos a todas las convocatorias posibles (incluida en mi caso la última a la acción sobre genómica con un presupuesto ridículo de 1000 millones de pesetas a la que han concursado 66 proyectos integrados que sumaban más de 12000 millones) y nos peleamos con la mayor burocracia del mundo para sacar adelante resultados decentes con "becarios" que no cobran y personal técnico inexistente.

Así que, por favor, olviden el tema de la endogamia porque por ahí no van los tiros.


Escrito el 23/5/2002

5 
¡Cómo se puede desear una universidad que no sea investigadora!
Autor: Rosario Lagunas
Directora
Centro Mixto UAM-CSIC Instituto de Investigaciones Biomédicas "Alberto Sols"

Ante el debate planteado, incluyo mis opiniones:

- ¿Dificulta la llamada endogamia universitaria la investigación de calidad?
SÍ.

- ¿Están los departamentos universitarios concebidos como herramientas de
apoyo a la investigación o por el contrario actúan como reinos de taifas en los que priman intereses personales?
NO, NO ESTAN CONCEBIDOS PARA APOYAR LA INVESTIGACIÓN. CREO QUE, A MENUDO, PRIMAN LOS INTERESES PERSONALES.

- ¿Está justificado investigar en la universidad cuando se sabe que los costes de la investigación no siempre repercuten positivamente?
DECIDIDAMENTE, SÍ.

- ¿Tiene sentido separar docencia e investigación, tanto en el seno de la institución como a nivel ministerial?
NO.

- Y por último: ¿debe existir una universidad investigadora?
DECIDIDAMENTE SÍ. ¡CÓMO SE PUEDE DESEAR UNA UNIVERSIDAD QUE NO SEA INVESTIGADORA!


Escrito el 23/5/2002

6 
Más ayuda y menos obstáculos
Autor: José Manuel Guerra
Catedrático
Departamento de Óptica. Universidad Complutense de Madrid

En primer lugar deseo presentarme:

Soy catedrático de Óptica de la Universidad Complutense de Madrid. He dirigido 14 tesis doctorales de las cuales 6 han recibido el premio extraordinario de doctorado. Tengo más de 80 publicaciones, gran parte de ellas en las revistas de Física más prestigiosas. También he sido investigador responsable de un gran número de proyectos de investigación financiados por el gobierno y otras entidades.

Esto lo cuento con objeto de que se le dé a mis opiniones sobre la investigación en la universidad el peso que se merecen por mi experiencia, y no para darme bombo.

En primer lugar me llama la atención que exista una opinión tan mezquina sobre nuestra actividad investigadora cuando se constatan las cifras que ustedes mencionan: Con el 32% del gasto total en investigación generamos el 53% de la producción científica del país.

Creo que esto invita más bien a indagar qué pasa en otros organismos de investigación del Estado y no digamos de la Industria que, como todos sabemos, es la gran ausente en esta importante actividad.

Claro que tenemos a pesar de todo un gran número de problemas, que en mi opinión tendrían en su mayoría fácil solución si no fuera por la desidia y falta de interés en este tema de nuestros responsabels políticos.

En el tercer párrafo del escrito de presentación del debate están mencionados algunos de los más conocidos, si bien voy a matizar algunas verdades oficiales que encuentro bastante discutibles. Por ejemplo el tan oprobioso tema de la endogamia:¿Es endogamia que un prestigioso investigador pueda elegir las personas con las que colabora demostradamente de forma mas eficaz? Porque si esto es así yo les aseguro que prefiero esta endogamia para formar mi equipo de investigación. Desde luego, en EEUU, a los que nadie acusa de este nefando vicio, los investigadores eligen con gran libertad a sus colaboradores. Claro que no se puede dejar que se formen por crecimiento vegetativo y afinidad en la inepcia grupos de inútiles en determinados departamentos ¿Por qué nadie se ocupa de eliminar de la Universidad a los que no son dignos de estar en ella?

Ese es el camino, porque los buenos científicos se conocen por su obra y son tan escasos que en lugar de atosigarles con grandes cargas docentes, oposiciones y burocracias, deberían ser ayudados a desempeñar su tarea investigadora. A ello contribuiría que dispusieran de fondos de investigación, actualmente procedentes de un presupuesto ridículo a nivel nacional y en el que además, y como todo el mundo sabe, están contabilizados gastos que nada tienen que ver con la investigación. También contribuiría que estos fondos se libraran a tiempo como si este fuera un país serio. En otros países se puede contratar a otros investigadores nacionales o extrangeros con gran flexibilidad para participar en determinadas investigaciones. Para hacer eso aquí es tal el cúmulo de burocracia y tarda tanto tiempo en solucionarse que cuando se resuelve uno ya ha cambiado de tema por simple desesperación.

La universidad es verdad que tiene actualmente una estructura muy distante del organismo ágil y flexible que debería ser para adecuarse a la realización de investigación. Tenemos administrativos e interventores en permanente huelga de celo. Estos personajes no solo no facilitan la tarea de los investigadores librándoles de una burocracia para la que no han sido preparados, sino que disfrutan dilatando los trámites cuanto pueden y haciendo perder un valioso tiempo al responsable de un grupo. Los investigadores necesitan más ayuda de la burocracia y más poder ejecutivo, sin perjuicio de justificar en su momento sus decisiones ante el organismo controlador que corresponda.

Esto no funciona porque efectivamente aun predomina la idea de que nuestra verdadera tarea es enseñar. Y lo que se enseñe no es demasiado relevante pues se puede enseñar sin investigar. ¿Qué necesidad hay de ser competente en tu especialidad si es que realmente necesitas especializarte para contar lo que otros han escrito? Si esta mentalidad no se destierra seguiremos teniendo una universidad tercermundista que al parecer es la que nos merecemos.

Las cosas empezarán a cambiar el dia en que en la universidad puedan existir investigadores sin tener que justificar su sueldo con la docencia de una manera normal. Esto ya sería un buen síntoma, pero está claro que eso no lo veremos.

Cuando se dice que los costes de la investigación no siempre repercuten positivamente, ¿se quiere decir que si no sale de la investigación inmediatamente una utilidad práctica se esta tirando el dinero? Supongo que si esto es así, lo será para todos, incluidos los países más avanzados en ciencia. Casualmente, éstos son también los de mayor desarrollo industrial y mayor nivel de vida. ¿Cómo se puede ser tan ciego? Sólo desde la perspectiva de los partidarios del que inventen ellos, y si "por sus obras los conoceréis" esa debe ser la perspectiva de nuestros responsables políticos.

Por último, la pregunta de si debe existir investigación en la universidad, no merece ni respuesta si es que el que la formula no la conoce a priori.  

Escrito el 23/5/2002

7 
Para que la investigación funcione en la Universidad
Autor: Soledad Ballesteros
Facultad de Psicología. UNED

Creo que la endogamia y la forma como se realiza en muchos departamentos universitarios la selección del profesorado dificulta enormemente la investigación de calidad en España. El criterio de "meter" a los amigos que después van a apoyar las decisiones del director o grupo de presión de turno es lo más contraproducente para que la investigación funcione en la Universidad. Amén de que se vulneran en muchos casos los principios de igualdad y capacidad.

Lo mismo puede decirse con respecto a que los departamentos suelen ser reinos de taifas donde priman los intereses personales en contra de los intereses del trabajo universitario, el interés de los alumnos y el interés de la ciencia que debe realizarse en la Universidad. Se empieza por "meter" cada vez a más personas sin disponer de sitio para ellas (por eso de la fuerza y de los votos) en detrimento de espacios dedicados a la investigación básica (laboratorios, equipamientos). Las pocas personas que tienen una trayectoria de investigación ven reducido su espacio, en el que llevan desde hace muchos años produciendo ciencia, porque hay que poner una mesa y una silla para un nuevo incorporado porque es más importante un voto que el que se pueda desarrollar proyectos de investigación competitivos financiados externamente.

No creo que tenga ningún sentido a nivel ministerial separar la docencia de la investigación porque lo que crea son disfunciones como es el caso de este año que teniendo concedidos proyectos del DGES y cantidades para organización de reuniones científicas desde comienzos de año, a finales de mayo todavía las universidades no han recibido del Ministerio dichas cantidades aún cuando las memorias parciales de los proyectos se presentaron a finales del 2001 para que pudieran abonar a tiempo las cantidades del 2002.

Naturalmente, debe existir una Universidad Investigadora porque si no no sería Universidad, sería una Academia. Además se debería penalizar a los profesores que no producen (no tienen proyectos, no investigan, no publican, etc.) y se debería incentivar convenientemente para que los profesores universitarios con capacidad investigadora, realmente la ejerzan.

Escrito el 23/5/2002

8 
Los problemas de las nuevas carreras
Autor: Isabel Granada
Profesora de la Licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Universidad Autónoma de Madrid

Estoy totalmente de acuerdo con los comentarios acerca de la investigación en la Universidad que se han expuesto en el texto de presentación del debate, pero además añadaría los siguientes comentarios.

1. Las carreras nuevas como la mía tienen grandes deficiencias en el sentido que deben construirse nuevos contenidos a desarrollar en la docencia y carecemos de personal investigador, son muy escasos los doctores de esta pseudociencia. Todo ello se ve agravado por la mala burocracia de la Universidad que favorece investigaciones endogámicas.

2. Además, los profesores no titulares, a pesar de tener categoría de Doctor, nos vemos supeditados a asumir tareas casi exclusivamente docentes y con sueldos bastante denigrantes.

Escrito el 23/5/2002

9 
La necesaria cualificación en el binomio docencia-investigación
Autor: José Luis Blanco Cancelo
Departamento Patología Animal I (Sanidad Animal)
Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

¿Dificulta la llamada endogamia universitaria la investigación de calidad?
Es muy fácil hablar de endogamia en un país donde la movilidad de los trabajadores en general (y profesores de universidad en particular) resulta prácticamente nula. Podemos hablar de endogamia en muchos tipos de puestos de trabajo. Concretamente, dentro del mundo investigador, estoy plenamente convencido que es muy superior la endogamia dentro de la estructura del CSIC que  dentro del mundo universitario. Por tanto, dejemos de una vez de hablar de endogamia y hablemos de cualificación. Y pongamos ejemplos concretos. En mi campo de trabajo, la Sanidad Animal, dentro de las Facultades de Veterinaria nos podemos encontrar que, por ejemplo, un Profesor Contratado de la Facultad de Veterinaria de Madrid tiene un curriculum superior (trabajos publicados, estancias en centros extranjeros, etc...) al de un catedrático de otra Facultad de Veterinaria. ¿Podemos considerar endogamia que esta persona obtenga una plaza en la Universidad donde siempre ha trabajado, y donde tan bien está rindiendo? ¿Se puede comparar la labor investigadora de esta persona, que ha debido compatibilizar con su docencia, con la de otra perosna que ha dedicado todo su tiempo a la investigación? ¿El hecho de ser un buen investigador faculta para ser un buen docente? Creo que la respuesta a estas preguntas es sencilla.

¿Están los Departamentos universitarios concebidos como herramientas de apoyo a la investigación o por el contrario actúan como reinos de taifas en los que priman intereses personales?
La actual  L.R.U., y mucho más la nueva L.O.U., potencian el protagonismo de los Departamentos Universitarios, y mucho más, el de los grupos de investigación dentro de los mismos.
No podemos negar que el poder que ciertos Directores de Departamento y sus acólitos han venido ejerciendo se encuentra cercano al feudalismo. Sin embargo, la solución es sencilla: favorezcamos aquellos Departamentos con elevada actividad investigadora y penalicemos a los que no la realicen. De esta forma, todo el Departamento estará implicado en una idea común: cuanto más fuerte sean los equipos de investigación que lo componen, más fuerte será el propio departamento.
Para esto solo necesitamos salvar un obstáculo: la envidia nacional, que lleva a desear el mal ajeno aun cuando con ello nos perjudiquemos todos.

¿Está justificado investigar en la Universidad cuando se sabe que los costes de la investigación no siempre repercuten positivamente?
Niego la mayor. Eso no es cierto. Si a un grupo de investigación se le concede un Proyecto, y no es capaz de llevarlo a cabo, deberá ser penalizado, pertenezca a la Universidad o a un centro de investigación "en exclusiva".
Tampoco debemos olvidar lo esencial que es para la enseñanza el binomio Docencia-Investigación. Esto es conocido en todas las Universidades de los países más desarrollados. Si no se mantiene la investigación en la Universidad, se transformará en la continuación de los estudios desarrollados en el Instituto, y nada más lejos de su fundamento y fines.


¿Tiene sentido separar docencia e investigación, tanto en el seno de la institución como a nivel ministerial?
Como he dicho anteriormente, el binomio docencia-investigación resulta esencial para la Universidad. Ahora bien, no podemos negar que unas personas están más capacitadas para una función que otras. Esto no resulta incompatible, si tenemos en cuenta que aquellas personas con mayores dotes pedagógicas podrían dedicar la mayoría de su tiempo a la docencia, mientras que aquellas personas con mayor espíritu investigador podrían dedicar la mayoría de sus esfuerzos a la investigación.


¿Debe existir una universidad investigadora?
Por supuesto. La perfecta solución sería la creación de los denominados Institutos Universitarios, centros enclavados en la Universidad, dependientes de ella, pero con una actividad principalmente dirigida a la Investigación y a la docencia de Tercer Ciclo.

Como puede comprobar, todo lo expuesto en estas líneas no resulta nada nuevo para las personas que hemos tenido ocasión de trabajar en centros de investigación punteros fuera de nuestro país. Entonces le dejo una nueva pregunta: ¿Por qué resulta tan difícil adaptar esos sistemas a nuestro país?

Escrito el 23/5/2002

10 
La endogamia como síntoma de un sistema mal diseñado
Autor: Javier Montero de Juan
Profesor Titular de Universidad
Facultad de Matemáticas. Universidad Complutense de Madrid

Como principio, creo que en estos debates deben participar aquellas personas que se consideren suficientemente informados de cuáles son las restricciones globales del sistema.

Pero acabo de tener una conversacion deprimente en relacion con los retrasos de los pagos de la tercera anualidad de mi proyecto, así que me voy a desahogar un poco, a sabiendas de que mi opinión no pasará de estar basada no tanto en el conocimiento global de la Ciencia en la Universidad sino en mi experiencia personal.

¿Dificulta la llamada endogamia universitaria la investigación de calidad?  

Durante el último año hemos asistido a una dura campaña de desprestigio hacia los profesores de Universidad y a toda la Universidad española, campaña en la que lamentablemente ha participado hasta nuestro propio Gobierno, desde su más alta instancia. Dentro de esta campaña, la endogamia se ha esgrimido como uno de los argumentos básicos frente a la opinión pública, cuando sinceramente no creo que la endogamia de la Universidad sea significativamente diferente a la endogamia de toda la sociedad española (ya algún artículo aparecido en la prensa ha recogido esta idea), ni la inmovilidad de los profesores Universitarios es de fondo muy diferente a la inmovilidad de la sociedad española.  

En lenguaje coloquial, entendemos que nuestro comportamiento es endogámico cuando atenta contra otro principio como la equidad o la eficiencia (observar que equidad y eficiencia pueden ser argumentos opuestos). La palabra endogamia adquiere así unas connotaciones negativas por definición: la endogamia existe cuando el sentimiento de grupo, base de la misma, comete excesos provocando injusticias o ineficacias.  

Pero ese sentimiento de grupo es una de las bases de nuestra sociedad. Y a nivel profesional la gente que trabaja para nosotros o con nosotros quiere sentir nuestro apoyo, y sentir que haciendo su trabajo bien, ese prestigio puede eventualmente ser útil para su promoción (simplemente económica o en responsabilidad, pero también en el aprecio del entorno por el trabajo o el esfuerzo realizados).  

Me decía una vez un profesor de la U.C. Berkeley que para ellos es bastante indiferente el hecho de que tú te hayas formado en esa misma Universidad o en otra, porque ellos buscan siempre al profesor que dará más prestigio al Departamento (el haber estudiado en la propia Universidad es en principio un hándicap tanto en cuanto ello implica que tu parcela de conocimientos está ya cubierta con los que te enseñaron: se busca gente con iniciativas y con capacidad de trabajo en equipo en otros temas, para atraer así a más alumnos al Departamento). Me decía este profesor que allí no se podían permitir el lujo de contratar a un amigo que fuese mal profesional, porque eventualmente eso podría provocar el desprestigio del Departamento, la caida del número de matrículas y eventualmente el despido de los profesores que le habían contratado. Pero tampoco dejarían de escoger a un amigo si es quien realmente va a traer ese deseado prestigio al Departamento. Ya sé que no todo es tan  bonito en aquella sociedad, pero lo cierto es que para ellos está en juego algo esencial donde la amistad juega un papel secundario. Es más: él siempre hablará bien de sus compañeros de grupo y Departamento, porque el prestigio de sus compañeros es el prestigio del Departamento, y por tanto su propio prestigio personal. La colaboración entre los miembros de un mismo Departamento está siendo fomentada desde la propia concepción del sistema.  

Es cierto, como también he leido en algún periódico, que en nuestro sistema las cacicadas no tienen penalización alguna y sí un premio (el voto cautivo del que sabe que consiguió la plaza gracias a tí). Para aquellos que tengan como esencial llevar las riendas de su grupo o Departamento, claro que no es secundario que el que entra sea amigo o no.

Pero mi experiencia también me dice que difícilmente se puede trabajar con una persona con la que no te llevas bien humanamente (es por eso por lo que en general solemos desarrollar una amistad profesionalizada, que es una amistad con toques relativamente íntimos pero no tanto como para que pueda haber un riesgo de ruptura de la colaboración profesional).  

Uno de los problemas que tuvo la Ciencia en España en el pasado fue precisamente la incapacidad para formar grupos de investigación, porque el sistema estaba diseñado con una promoción estrictamente personal, de modo que era muy complejo el mantenimiento de grupos estables de trabajo. Fue en mi opinión cuando llegaron épocas de abundancia (plazas para casi todos) cuando fue posible formar equipos de trabajo estables, lo cual influye decisivamente en el posterior boom de la ciencia en la Universidad española.

Ahora hemos pasado aparentemente al otro extremo, y parece evidente que la estabilidad de las plantillas es excesiva. Pero este inmovilismo está en mi opinión más relacionado con la ausencia de recursos que con la endogamia: creados los grupos de trabajo, y habiendo tan pocas plazas ofertadas, los grupos no tienen más remedio para poder sobrevivir que intentar por todos los medios promocionar a los suyos. Si los miembros del grupo percibiesen que no podrán promocionarse, lo abandonarían. Es pura Biología. El grupo, para ser grupo, necesita actuar como grupo en alguna medida: valorar, hablar bien de los que están contigo, desearles lo mejor, es sano, y no tendría por qué degenerar en endogamia.

La endogamia es de hecho un síntoma de un sistema mal diseñado. El sistema, no importa si en los tribunales hay dos, tres o cinco ajenos a la Universidad convocante de la plaza, enseña que tu compañero de Departamento es un enemigo potencial, con el que eventualmente tendrás que enfrentarte (a no ser que esté en tu propio grupo de trabajo, que si es estable habrá establecido ya estrategias colaborativas).  

La raiz del comportamiento endogámico está más presente en los Departamentos que en las Universidades y más presente en los grupos de trabajo que en los Departamentos. A veces un grupo promociona a un profesor de otro Departamento o Universidad frente a uno del propio Departamento, porque éste no está en su grupo y aquél sí (la distancia física no es ni mucho menos lo que define la pertenencia a un grupo). La división por Áreas de Conocimiento, por ejemplo, ha podido fomentar en algunos casos la promoción de los profesores que trabajan en determinados temas frente a los que trabajan en otros.  

La endogamia no es un problema, sino un síntoma. Si las reglas del juego de promoción implican un enfrentamiento básico con tus compañeros de Departamento, o no se pueden crear grupos de investigación estables, o esos grupos estables no tienen más remedio que ejercer una cierta presión de grupo, que eventualmente puede llegar a convertirse en endogamia. Pero sin esos grupos de trabajo la Ciencia no avanza a la velocidad que queremos. La existencia de esos grupos es estrictamente necesaria. Pocas parcelas de la Ciencia admiten todavía un desarrollo individual.

Lo que hay que hacer es diseñar bien el sistema de trabajo, acceso y promoción (y no me refiero sólo al profesorado), buscar nuevos planteamientos al problema de fondo que es causa de la endogamia, pero no tratar de atacar directamente la endogamia. La endogamia se mitigará si se abordan con seriedad e imaginación (y con el debido acompañamiento presupuestario) el mal diseño del sistema universitario, que causa ésa y otras disfunciones, algunas mucho más graves que la de la endogamia. No basta con cambiar composiciones de Claustros, Departamentos y Tribunales.

Escrito el 23/5/2002

11 
Las lecciones de la investigación en economía
Autor: Antonio García-Ferrer
Catedrático de Econometría
Universidad Autónoma de Madrid

La Asociación Europea de Economía (EEA) ha patrocinado la realización de un estudio para conocer la situación de los mejores departamentos de Economía en el mundo académico sobre la base de la producción científica de sus profesores. En el listado de las mejores 200 instituciones mundiales aparecen cuatro centros españoles: la Universidad Carlos III en el lugar 51, la Universidad Pompeu Fabra en el 54, la Universidad Autónoma de Barcelona en el 58, y la Universidad de Alicante en el puesto 96 de la lista. Aunque los 17 primeros puestos siguen estando ocupados por las universidades (públicas y privadas) norteamericanas, la representación europea en general, y la española en particular, va siendo cada vez mayor.Vaya, desde aquí, mi más sincera felicitación a esos grupos de investigadores que han conseguido tan honorable mención. Desde la objetividad que me proporciona la ausencia de especiales lazos de afinidad personal o profesional con esos grupos, espero que mis apreciaciones posteriores no puedan tildarse de amiguismo encubierto.

La base de datos utilizada por los autores del informe han sido las publicaciones científicas aparecidas a lo largo de los últimos años en un conjunto de revistas internacionales (dentro de la categoría economics) de reconocido prestigio, convenientemente ponderadas de acuerdo a determinados criterios. Como toda lista, está sujeta a críticas y a valoraciones personales de distinta índole, y es posible que algunas revistas se encuentren sobrevaloradas con respecto a los índices de impacto que publica anualmente el Journal of Citation Reports (JCR). Mi opinión personal es que en esa lista deberían aparecer, también, algunas revistas de las áreas de empresa, finanzas, matemáticas aplicadas y estadística puesto que muchos de sus investigadores están adscritos a esos departamentos de economía. Pero da igual. Su inclusión, sólo habría producido cambios marginales sin variar el mensaje fundamental. Al menos, esa es la experiencia de cientos de trabajos previos sobre el tema donde se han ensayado una miríada de criterios alternativos de valoración. Al final, el resultado apenas varía: las buenas revistas y universidades siguen estando arriba y las malas no aparecen.

Si utilizamos otros criterios, también son esos mismos centros los que presentan un mayor porcentaje de proyectos de investigación obtenidos, un mayor número de sus investigadores en los consejos editoriales de las mejores revistas, y una mayor presencia en los congresos internacionales más relevantes. La excusa del inglés ya no sirve, y la mejor prueba de ello es que una revista española como Test ha conseguido aparecer entre las 50 primeras en las listas de Estadística del JCR tras un período relativamente corto de existencia. Publicar en inglés es la única posibilidad de comunicar nuestros trabajos a la comunidad internacional. Lo hacen el resto de los habitantes del planeta y, nos guste o no, no se atisba un cambio momentáneo en otra dirección.

¿Qué lecciones podemos extraer de estos resultados inequívocos del estudio de la EEA? Algunos esgrimirán que tanto la Universidad Pompeu Fabra como la Universidad Carlos III fueron universidades creadas ex-novo con criterios de excelencia académica, medios económicos muy generosos y unas posibilidades de contratación que no existían en otras universidades españolas. Aún aceptando que ello fuera cierto, refugiarse en estos argumentos es un síntoma de la pobreza intelectual galopante que adorna a los ágrafos. La hipótesis, sin embargo, no sirve para los otros dos centros. La Universidad Autónoma de Barcelona fue una de las pioneras a la hora de nutrirse de los primeros españoles formados en las mejores universidades extranjeras, que a su vez siguieron enviando a sus mejores alumnos a formarse en ellas, hasta que pudieron tener programas propios de doctorado que fuesen competitivos a nivel internacional. El caso del Departamento de Economía de la Universidad de Alicante es, todavía, más admirable por tratarse de un centro con apenas 20 años de existencia. No sólo siguieron criterios de excelencia académica en la formación y selección de su profesorado, sino que, además, impidieron que sus plazas salieran a concurso público si no contaban con la seguridad de tener un candidato con garantías. En ningún caso, los candidatos podían venir de su propio departamento. Esa ausencia de endogamia ha promovido altas dosis de movilidad, tan característica de los buenos departamentos. Ahora empiezan a recoger los frutos de tan buena siembra. Su caso es llamativo cuando lo comparamos con la política seguida por las autoridades de otras comunidades autónomas, que sólo se guiaban por tres motivos: llenar de centros su territorio, reservar para sus ciudadanos las plazas de profesorado y asegurar que sus estudiantes no tengan que salir de casa. En ellas, el debate en estos momentos se centra en reivindicar la necesidad de una buena docencia como sí el binomio docencia/investigación fuera separable.

Hay, además, otras características que estos centros comparten: 1) una selección estricta de su profesorado a través de unas reglas de promoción transparentes, que restringen considerablemente las prácticas endogámicas, 2) unos exigentes programas internacionales de doctorado (en colaboración con otros centros europeos) que les aseguran unos buenos estudiantes a los que es posible formar e incorporar a sus líneas de investigación, 3) una participación masiva en proyectos nacionales e internacionales de investigación que les permite acceder a unos fondos que sus respectivas autoridades universitarias no pueden (o no saben) proporcionar, y que son fundamentales para el desarrollo de sus actividades, y 4) no permiten que sus propios doctores puedan incorporarse de forma inmediata al mismo departamento de origen. Lejos, pues, del empeño en volver a inventar la rueda, estos centros han optado por lo más sencillo, barato y eficiente: visitar dos docenas de buenas universidades y preguntar humildemente como lo han hecho para que les vaya bien. Mi corta experiencia como coordinador del área de economía de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva me ha enseñado, además, que estos centros ya no están solos. Que ya son una realidad otros grupos pequeños y grandes de otros centros españoles que apuestan por el mismo tipo de universidad que la preconizada por los, hoy ya, reconocidos internacionalmente. Apoyarlos es una tarea que también rendirá frutos en el futuro.

Sin embargo, la polémica y las manifestaciones estudiantiles (con algunos rectores cuasi-vitalicios al frente) reprueban la nueva LOU sobre la base de coartar la autonomía universitaria, reducir los fondos públicos y favorecer a las universidades privadas. Adicionalmente, muchas universidades se han lanzado a sacar plazas de profesorado en plan rebajas de enero. Por más que releo la ley, no encuentro ninguna evidencia de esas maldades, sino solo intentos tímidos de mejorar la situación existente en la dirección sugerida por esos centros a los que me he referido anteriormente. En mi opinión, la ley llega demasiado tarde, cuando quedan pocas plazas vacantes que cubrir, y cuando las terribles consecuencias de la fatídica LRU ya están demasiado arraigadas.  

Otro eslogan repetido hasta la saciedad en los medios, es que la nueva ley provocará una división entre universidades de primera y de segunda fila. El informe de la EEA nos demuestra que (al menos en Economía) dicha división ya es una realidad, al igual que ocurre en otros países de nuestro entorno. Los estudiantes pueden estar momentáneamente ciegos, pero no son tontos y al final terminarán solicitando plazas en aquellos centros que les garanticen las mejores condiciones profesionales y la mejor formación académica para competir en un mercado abierto. Ya lo verán, es solo cuestión de tiempo.  

Escrito el 24/5/2002
Re: Las lecciones de la investigación en economía
Autor: victor M Fernandez
profesor de investigacion
CSIC

Por mi formacion profesional desconozco la problemática particular de las Ciencias Económicas, pero las opiniones defendidas en su escrito creo que son válidas para todas las disciplinas e instituciones dedicadas a la enseñanza superior y a la investigación.

Aquellas instituciones (departamentos, facultades, universidades, institutos de investigación, etcétera) que apuesten por la competencia y faciliten su práctica habitualmente, inevitablemente destacarán a medida que la cultura de la evaluación por "pares" independientes eche raices en nuestro sistema (público y privado) de Enseñanza Superior e Investigación.

Creo que un gran reto de nuestros gobernantes es apostar decididamente por la independencia, credibilidad y operatividad de las Agencias Nacionales de Evaluación existentes (ANEP, CNEAI, etcétera), y de las previstas en la nueva Ley de Universidades, y acertar con el nivel adecuado de difusión de los resultados de las evaluaciones que llevan a cabo.


Escrito el 2/7/2002

12 
El sentido práctico de una universidad investigadora
Autor: Carlos López-Fanjul
Catedrático de Genética
Universidad Complutense de Madrid

A juzgar por los datos suministrados (que coinciden, al menos cualitativamente con los míos propios) la Universidad está contribuyendo más eficientemente a la investigación española de calidad que cualquier otro organismo implicado en la materia, a pesar de:  

(1) que sólo dedica a la investigación una parte de su esfuerzo (puesto que también proporciona la practica totalidad de la docencia),  

(2) que su estructura y gestión dejan mucho que desear, entorpeciendo más que ayudando al desarrollo de la labor investigadora,  

(3) los posibles inconvenientes derivados de la endogamia y los intereses particulares, que no son menos acuciantes en la Universidad que en otros sectores relacionados (públicos y privados).

De todo esto puede concluirse que la propuesta de una "universidad investigadora", que facilite y premie esa labor de acuerdo con su calidad, tiene pleno sentido práctico (ignorado totalmente por la reciente LOU). En paralelo, cabe poner en tela de juicio la eficiencia de aquellas otras instituciones dedicadas únicamente a la investigación y que, en principio, pueden operar con menos dificultades de estructura y gestión.

Escrito el 24/5/2002
Re: El sentido práctico de una universidad investigadora
Autor: luis fernandez
Director de departamento
Universidad Europea

El esfuerzo que hacen muchos profesores en la Universidad es, en efecto, contracorriente. Por otra parte, no se puede impartir docencia razonable sin estar investigando, estudiando, desarrollando, etc.

Me parece que una Universidad sin I+D no es Universidad pero hay muchos profesores que quieren ser investigadores a tiempo completo y, para ello, no se aplican en acceder a los centros donde ahora está establecido así. Prefieren intentarlo en la Universidad donde hay una tarea primordial: formar a los alumnos.

Una Universidad sin docentes no sé ni lo que es.  Lo que no se puede hacer es despreciar la formación de alumnos porque "estoy investigando", despreciar la formación de calidad, hablar de "carga" docente, etc. Hay que comunicar conocimiento e, incluso, competencias y actitudes y esto no está en la mente de muchos profesores. Además, para poder educar así y progresar personalmente también, los profesores deben investigar, desarrollar e innovar, especialmente en contacto con una realidad profesional y social y no tanto en perfectas torres de marfil.


Escrito el 4/7/2002

13 
Legado de Aristóteles o reflexiones sobre la universidad
Autor: Alejandro Mardjanian Petrosian
Técnico de la OTRI
Fundación General de la Universidad Autónoma de Madrid.

Dicen los sociólogos que la etnología demuestra sobradamente que los pueblos primitivos poseían una aguda conciencia de la íntima interdependencia que existe entre el mundo viviente y su ámbito físico, llegando a acumular una considerable información, integrada en su vivencia mágica del cosmos.  

La misma interdependencia que existe entre la docencia e investigación. Ni más ni menos. A título de ejemplo, basta recordar a Aristóteles que, además de filósofo, fue biólogo, naturalista de gran talla y, por supuesto, un investigador nato y auténtico Maestro. Baste citar sus libros sobre la vida y costumbres de los peces, fruto de sus diálogos con pescadores, y sus largas horas de observación personal. Separar la docencia de la investigación sería igual de inteligente como separar el mar y los peces.  

A veces, es justo recordar el aporte considerable de los griegos clásicos. Quién es el más importante: ¿el mar o los peces? Es la misma pregunta que hacen algunos intentando aclarar la importancia y secuencia de ambos roles, la de formación y la de investigación, en una misma institución, en la Universidad.  

El vocablo español universidad deriva del latino universitas, que significa conjunto, totalidad y todo, entre otros conceptos. Por tanto, es preciso que la Universidad imparta todas las disciplinas del saber humano, tanto técnicas, como de Humanidades, pero respaldando siempre el ejercicio de la investigación científica en el marco de las actividades cotidianas de la universidad.  

Sin ello, cualquier universidad, pública o privada de España, perdería de partida su propia esencia. Es decir, el carácter universal de su esencialidad. Ya no sería una universitas, o panepistimion (de todas las ciencias) helénica, sino una partícula. Es decir, algo pura y simplemente parcial, especializado y aislado del resto de la comunidad científica interdisciplinar, que es, en definitiva, lo que conforma el corpus universitarius en cualquier país civilizado de la Unión Europea o de Occidente.

En los últimos años se ha asistido en España a un sinfín de creación de entes privados, es imposible calificarles de universidades, precisamente por su carácter excluyente, que ofrecen exclusivamente estudios superiores en cuatro o diez ramas del saber. En ellas no tienen cabida la mayoría de las actividades básicas de investigación científica, en cambio, por un prolífico abanico de carreras de tipo teórico-técnico. Y aquí es donde hay que hacerse la primeras preguntas: ¿De qué sirven especialistas técnicos universitarios sin una mínima cultura investigadora? ¿Son solamente individuos para emprender proyectos teóricos? Por cierto, cabe recordar aquí que en EE.UU no existen las universidades sin amplia cultura de investigación. Toda la enseñanza superior se cursa en centros universitarios que, en muchas ocasiones, tienen fama internacional como prestigiosos centros de investigación. Al parecer, no les va tan mal, según las estadísticas más recientes.

Cualquier universidad del mundo que se precie de serlo tiene que dar acogida a todos los especialistas que puedan darle prestigio de verdad y, al mismo tiempo, cumplir con la tarea de formar a nuevas generaciones de profesionales en cualesquier ciencia. En esto es precisamente donde las universidades españolas públicas y privadas deben escribir muchas páginas.  

Es preciso aclarar que cualquier profesor universitario, sea asociado o catedrático, tiene que ser un investigador. ¿Qué puede enseñar un profesor que no se actualiza en el mundo de la materia que imparte?  

A continuación es preciso indicar que es necesaria la existencia, por lo menos en la Universidad pública, como elemento de aglutinación de todas las disciplinas del saber, la de investigación básica (incluso la que no sea rentable económicamente). ¿Se dejarán de impartir el griego clásico, el latín clásico, el hebreo antiguo, etc., porque todas ellas requieren una minuciosa investigación lingüística y no tienen la demanda del Derecho, la Dirección de Empresas o la Economía?  

Es indisoluble el que la Universidad y la sociedad científica estén ligadas no solamente de modo administrativo, sino también práctico. Por ello es necesario, en primer lugar, que el sector científico entre en el tejido universitario público, no solamente como el hermano pobre de esa institución, sino como elemento educador y transmisor de su buen hacer cotidiano a futuras generaciones de españoles. La Universidad pública y la sociedad científica deben funcionar sincronizadas como las alas de un ave, porque sin conocimiento intelectual no hay grandes logros en ninguna de las ciencias, y sin ciencia no hay conocimiento intelectual en el nivel que la actual sociedad demanda para su desarrollo.

La Universidad pública debe ser, asimismo, el motor de la modernidad, el centro pensante del país para dar respuestas adecuadas, justas y solidarias a las nuevas interrogantes multiculturales, plurirreligiosas y polieconómicas que están planteando a España la globalización y la mundialización.

Ahora se trata de competir éticamente con otras universidades europeas en el marco establecido por la Unión. En este nuevo marco institucional los gobernantes del país deben dotar a la Universidad de presupuestos eficaces en la práctica para que la Universidad pueda funcionar y no subsistir, y no solamente a la hora de cuadrar los Presupuestos del Estado anuales.

Ahorrando en la investigación y en la enseñanza estamos arriesgando el futuro de la nación. La mejor inversión jamás posible, es, precisamente, en el capital humano cuyo valor intrínseco consiste en la preparación académica, entre otras.


  

  


Escrito el 27/5/2002

14 
No se es un docente completo si no se investiga
Autor: Mercedes Gómez Bautista
Profesora titular de Universidad
Departamento de Patología Animal. Universidad Complutense de Madrid

Estoy en total acuerdo con las opiniones expresadas en la presentación del foro de debate de Madri+D. La universidad está perdiendo muchas posibilidades de ser referencia en investigación y de formar investigadores a la vez que docentes. No se es un docente completo si no se investiga (transmitir lo que han hecho otros y lo que se lee en los libros no es suficiente para formar buenos profesionales). El potencial de la universidad es muy grande pero falta sensibilidad de los regidores para potenciar la investigación de calidad y facilitar la labor al investigador que no sólo investiga en condiciones precarias sino que tiene que compaginarlo con una labor docente en muchos casos excesiva para poder investigar.

Existen muchas paradojas sobre la dualidad docencia-investigación en la universidad. No se facilita la investigación pero se prima en las oposiciones; con ello parece reconocerse la importancia de investigar. ¿Por qué no se potencia?

Yo, como colaboradora permanente de la CICYT vivo esta decadencia día a día. Como investigadora lo sufro de tal manera que he relegado dicha actividad en favor de la gestión de los proyectos en el ministerio.

Escrito el 27/5/2002

15 
La valoración de la investigación
Autor: Juan Francisco Casanova Domingo
Profesor
Facultad de Medicina U.A.M.

Al respecto del debate planteado, deseo hacer dos comentarios.

En primer lugar, quiero referirme a la tendencia generalizada a valorar la investigación a través de indicadores bibliométricos que ponderan, sobre todo, la cantidad de publicaciones. De este modo se realiza una valoración más "a peso" que no considerando los verdaderos aportes que supone una auténtica innovación.  

Se promueve así una endogamia no sólo al nivel de personas y grupos, sino de conceptos y métodos: se favorece la investigación en líneas estabilizadas, con estudios que mimetizan unos a otros y que pasan a ser simples pequeñas variaciones de los anteriores: se aplican los mismos métodos a diferentes fuentes de datos o información. Con esto se dificulta la colaboración con nuevos grupos o personas que pueden aportar enfoques nuevos y distintas técnicas.

En segundo lugar, una dificultad añadida para introducir elementos innovadores es la creencia "off the record" de que ha circulado por las instituciones capacitadas para la concesión de proyectos subvencionados una recomendación de no concederlos cuando los investigadores principales sean profesores no funcionarios.

Escrito el 27/5/2002

16 
Tarea de segundo rango
Autor: Mª Concepción González Rabanal
En relación al debate planteado creo que la respuesta depende claramente de las asignaturas que impartas o de las áreas de investigación en  las que trabajes. Yo diría que en Universidades donde los temas docentes (dado el elevado número de alumnos) absorben la mayor parte de tu tiempo no se incentiva la docencia y sí la investigación, ya que ésta cuenta al menos con el posible incentivo de ser evaluada positivamente y tener repercusiones monetarias de algún tipo.

Es frecuente, pues, que la docencia se considere como tarea universitaria de segundo rango teniendo en cuenta que no existen indicadores que reconozacan de alguna manera el grado de dedicación y la valoración que del profesorado pueden llevar a cabo los alumnos no guiados por el exclusivo deseo de aprobar lo más fácilmente posible. Los profesores se suelen dedicar a "investigar" porque ello les permite entrar en los circuitos de las publicaciones, las conferencias, las consultas institucionales... y se relegan los aspectos docentes, o se encomiendan a los de los peldaños inferiores de la pirámide académica.

Escrito el 28/5/2002

17 
Una universidad proactiva en el mercado de la investigación
Autor: Emilio Fontela
Universidad Autónoma de Madrid

La Universidad ha jugado un papel determinante en el desarrollo de la ciencia contemporánea, pero la presión de la demanda explica una reorientación de la actividad investigadora hacia finalidades tecnológicas.

Parece evidente que solamente la Universidad puede actuar conjuntamente en el ámbito de no-mercado de la ciencia y en el del mercado de la tecnología. Sin embargo, también es muy probable que su mayor ventaja competitiva se sitúe en el lado de la ciencia, en el que la actividad académica establece las prioridades, y en el que la libertad de investigación parece un requisito indispensable. Por el contrario, la tecnología, y sobretodo el desarrollo, tienen verdaderas características de producción regulada (con prestaciones definidas, plazos y presupuestos) y se evalúan en términos financieros, condiciones que se encuentran más bien en un contexto de naturaleza empresarial.

En España, las demandas de investigación y de asesoramiento tecnológicos, aportan nuevas fuentes de financiación, pública y privada, a las Universidades, y están intensificando las relaciones entre la Universidad y la Sociedad en forma contractual y de mercado, apoyándose en una gran variedad de desarrollos institucionales (Fundaciones Universidad-Empresa, Institutos Universitarios, Centros de Investigación con financiación pública o mixta, servicios universitarios bajo contrato, etc.). La misma diversidad de la respuesta a estas demandas sociales de tecnología es patente en otros países, y algunas experiencias se destacan por su indudable éxito en el plano operativo (véanse por ejemplo, los Institutos Frauenhofer vinculados a las universidades en Alemania, el TNO en Holanda, o las escuelas politécnicas suizas).

El principal problema para la gestión universitaria consiste en la determinación de sus precios de oferta que, con frecuencia, en la práctica, se sitúan muy por debajo de los precios medios, y transmiten así, un mensaje global de nivel inferior de profesionalidad o calidad, mensaje erróneo en un gran número de casos, pero que tiene un cierto fundamento real.

Las condiciones mínimas de funcionamiento de los mercados de la investigación tecnológica exigen de los productores:
·transparencia de la relación esfuerzo-coste;
·condiciones de producción claramente definidas y respetadas (nivel de esfuerzo, plazos, resultados);
·y, en general una actitud de servicio y disponibilidad permanentes.

La obtención de estas condiciones en el ambiente universitario presenta numerosas dificultades y requiere en particular, la introducción de sistemas muy avanzados de contabilidad analítica (para que exista una evaluación lo más correcta posible de los gastos directos e indirectos de cada servicio, y para evitar que las economías de afinidad escondan procesos de subvenciones encubiertas), y la creación de ámbitos específicos de servicio (con fórmulas institucionales que permitan identificar y limitar responsabilidades de producción y de financiación). En la medida en la que estos ámbitos específicos apelan a estatutos jurídicos acorde con el funcionamiento de los mercados, la Universidad puede evolucionar, por consiguiente, hacia una fórmula de sociedad holding con participaciones mayoritarias o minoritarias en diferentes organismos productores de servicios de mercado, y con un control absoluto únicamente sobre la producción de servicios de no-mercado.

Los organismos universitarios de mercado (o la parte de la Universidad dedicada a estas actividades) debe necesariamente introducir en su gestión criterios de rentabilidad económico-financiera, que implican una filosofía de funcionamiento que sin duda puede generar situaciones conflictivas en el seno de la universidad tradicional (véase, por ejemplo, la necesidad de una diferenciación de las remuneraciones en función de los resultados). Cabe señalar en particular, que estos criterios de rentabilidad obligan a introducir mecanismos de promoción de ventas, o sea a adoptar un marketing activo de los servicios, algo que también se concibe difícilmente en la tradición universitaria de oferta pública de conocimientos.

La perspectiva de restricciones presupuestarias para la producción de servicios de no-mercado, y la mayor demanda de servicios de mercado promueven cambios profundos en la gestión de las universidades, impulsándolas hacia un abandono progresivo de los criterios de gestión característicos de las Administraciones Públicas (en las que "el dinero viene de arriba", de presupuestos de gastos e inversión de la colectividad), y una adopción de criterios de gestión de las empresas (en las que "el dinero viene de abajo", de decisiones de compra que efectúan los clientes). Esta evolución reclama un aumento de la proactividad, de la capacidad de anticipación de las demandas futuras. La Sociedad contemporánea necesita una Universidad proactiva.

Escrito el 6/6/2002

18 
La investigación es esencial en la universidad
Autor: Francisco Hernández Olivares
Universidad Politécnica de Madrid

La situación lamentable actual pide que no nos desentendamos de un debate como el que se plantea. Sigo el guión que se me presenta:
  
¿Dificulta la llamada endogamia universitaria la investigación de calidad?
La endogamia universitaria es un hecho lamentable. Dificulta la investigación de calidad, la calidad de la docencia universitaria y la calidad del nivel académico. Es una lacra que debe ser combatida con toda determinación, de manera radical.
  
¿Están los departamentos universitarios concebidos como herramientas de apoyo a la investigación o por el contrario actúan como reinos de taifas en los que priman intereses personales?
El problema no es si están bien o mal concebidos, sino que actúan con absoluta marginalidad a los fines por los que han sido concebidos, respondiendo sólo a los intereses de los grupos que consiguen controlar su funcionamiento.
  
¿Está justificado investigar en la universidad cuando se sabe que los costes de la investigación no siempre repercuten positivamente?
La investigación es esencial en la Universidad. No debe nunca prescindirse de investigar en la Universidad. El Profesor debe investigar y dedicarse a la docencia, a tiempo compartido. Si no investiga y publica resultados debe dedicarse a otra cosa.
  
¿Tiene sentido separar docencia e investigación, tanto en el seno de la institución como a nivel ministerial?
Carece en absoluto de sentido. Es un planteamiento contradictorio en sí mismo y por tanto abocado al fracaso de la investigación de calidad y de la docencia universitaria de calidad.
  
Y por último: ¿debe existir una universidad investigadora?
¿Acaso no existe? Sería una academia de preparación de exámenes o de obtención de títulos, no una universidad.  

Escrito el 10/6/2002

19 
La universidad como proyecto de futuro
Autor: César Nombela
Catedrático de Microbiología. Director Cat. Extraordinaria MSD de Genómica y Proteómica
Universidad Complutense

El debate sobre la investigación en la universidad española puede resultar muy complejo -análisis de posibilidades, carencias, evolución reciente, etc- o tan sencillo como reducirlo a una apuesta de vital importancia: el ser o no ser de la universidad como proyecto de futuro.

El ámbito universitario, donde se asienta la ambición intelectual más universal, tanto en lo referente al conocimiento científico como al humanístico, es el más apropiado para el cultivo de la investigación de hoy, que ha de hacer posible el desarrollo de la interdisciplinaridad y la multidisciplinaridad científicas, factores en los que se basan en estos momentos los progresos más significativos. Si la universidad no acepta este reto será sustituida por otras instituciones que la sociedad acabará creando.

La tarea docente de nivel superior, para formar los profesionales que demanda, precisa de un ambiente en el que se viva la creación de ciencia y de tecnología. Con ellas la Universidad contribuye al desarrollo económico y social, en el más amplio sentido de la palabra, ejerciendo así el papel de liderazgo en una sociedad en la que el progreso en el conocimiento se revela como algo crítico para la competitividad y la propia supervivencia.

Es fundamental que la Universidad aporte los puntos de referencia científicos  para la gestión pública (gobernancia), en una sociedad en la que la opinión pública demanda cada vez más garantías de que las actuaciones de los poderes públicos (administración general, autonómica, local, comunitaria, etc.) se atengan al rigor que los conocimientos permiten y aseguren la mayor calidad de vida, seguridad y bienestar a los ciudadanos.

En definitiva, una investigación útil para la sociedad de hoy no es contradictoria con los valores tradicionales de la investigación universitaria, se refuerza más bien con estos objetivos la necesidad de que la investigación sea de calidad y luche por la excelencia, porque, de no ser así, tampoco será útil ni rentable.

En este debate se nos pide descender a la realidad universitaria española, aquí y ahora, porque en I+D los plazos se agotan y porque responder a las demandas del momento es la única garantía para seguir avanzando. Estrenamos un nuevo sistema en nuestras universidades que, al igual que el anterior, pone en manos de comunidad universitaria en su conjunto las decisiones fundamentales. La diferencia es que el marco general es mucho más competitivo, los estudiantes no están garantizados ni tampoco los recursos para investigación. Para estar a la altura de las circunstancias en investigación, las universidades españolas dependerán más que nunca de la capacidad de competir por los recursos que tengan sus profesores, así como del apoyo que presten a quienes más y mejor trabajo realizan y mayores recursos pueden allegar. Así va a ser, guste o no guste. La especialización científica -más básica o más tecnológica, mayor énfasis en ciertos temas, etc- serán fundamentales para alcanzar esa posición de ventaja en la que cada institución busque su sitio.

A pesar de las dificultades y carencias, las universidades españolas, que aportan más del 70% de la producción científica del sector público del país, disponen de algunos grupos de investigación de notable capacidad y alto rendimiento, como no habían tenido nunca. Sus posibilidades de allegar recursos para su trabajo, de ámbitos externos a la universidad (agencias de financiación nacionales, de CCAA y la UE, fundaciones, empresas, etc.), son significativos y de lo que quizá están más necesitados es del reconocimiento interno que estimule adecuadamente a los grupos científicamente más productivos, tanto desde el punto de vista docente como investigador.

No vale mucho la pena incidir en análisis justificativos de la deficiencias, sin duda se encontrarían esas justificaciones. Importa mucho más trazar objetivos para superarlas en el futuro próximo, dentro el marco que tenemos ya vigente y que nos acompañará en los próximos años. Docencia e investigación, como siempre y más que nunca, deben ser inseparables en la universidad. Para ello, ya resulta menos relevante cómo sea la organización de las administraciones (estatal, autonómica, comunitaria) en ministerios, consejerías, comisariados, en los que coincidan o no Enseñanza y Ciencia. Ejemplos hay, en España y en Europa en general, de uno y otro modelo, cuyos resultados son de éxito o de fracaso según la capacidad y voluntad política de los gestores. Lo que si es necesario es que la Administración funcione, con regularidad y eficacia, ofreciendo un marco claro y un horizonte de objetivos a los que atenerse. Y en nuestro país, sobre todo, garantizando un incremento de los recursos para I+D que nos lleve, cuanto antes, al ansiado 2% del PIB inversión, duplicando el esfuerzo actual.



Escrito el 13/6/2002

20 
La Universidad Investigadora, un camino al futuro
Autor: Julio Alvarez-Builla G.
Catedrático de Química Organica y Director de la Planta Piloto de Química Fina
Universidad de Alcalá

Es evidente que es dificil entrar en un debate sobre la universidad investigadora y su justificación en este país en tan poco espacio. Sin embargo, voy a intentar expresar mi opinión en un par de puntos que aparecen en las preguntas propuestas al final del texto de introducción.  

La primera pregunta a la que quiero responder es: ¿debe existir una universidad investigadora? Entiendo que en España y actualmente. Pues bien, mi respuesta es, como podeis imaginar, afirmativa. No hay, en la sociedad occidental moderna, universidades exclusivamente docentes, ya que la docencia a nivel universitario -al menos en titulaciones clásicas- implica inevitablemente una actitud de creación hacia aquello que se enseña, que sólo se produce en ese extraño personaje bifronte que es el investigador/docente. Por ello, la investigación y la docencia -en este orden, que se enseña porque se investiga- son las dos funciones tradicionales de la universidad, aunque hoy se tiende a hablar de una adicional, la de la universidad emprendedora, que es capaz de catalizar la explotacion de los nuevos conocimientos en el seno de la sociedad.  

Luego habrá excepciones, y convengo con el Informe Bricall, que tengo muy claro que solicito sin duda, investigadores/docentes para enseñar Biología, Química Organica, Genética, Física del Estado Sólido o Sociología, mientras que no tengo tan claro si esto es igual para una Escuela de Hostelería, o una Escuela de Turismo, por poner un par de ejemplos, muy dignos, que tienen muchas universidades. Probablemente, estos centros son escuelas de formación profesional más o menos elevada, que no requieren el grado de innovación de las facultades clásicas.  

Tambien admito que en esto de la dedicación a la investigación/docencia haya grados, y que haya investigadores/docentes más dedicados a la investigación, o más dedicados a la docencia. Ningún problema, siempre que esto se tenga en cuenta a la hora de encargarles de docencia -se supone que un profesor docente/investigador debería tener mas dedicación docente, y un investigador/docente a la inversa- o a la hora de evaluar su trabajo. Lo que no es razonable es que las Universidades no valoren esto y tengan la misma dedicación docente unos y otros. Por último, no creo que deba haber docentes/docentes, con carácter general, en la Universidad, como los hay en otros niveles de enseñanza -no sé si los que hubiese pudieran estar en las escuelas profesionales antedichas- y sin embargo, en los modelos europeos sí que existe con frecuencia el investigador/investigador, que a menudo, a pesar de todo, aparece implicado en enseñanzas especializadas o de tercer ciclo.

La segunda pregunta sobre la que quiero opinar, y que está relacionada con la anterior es: ¿Están los departamentos universitarios concebidos como herramientas de apoyo a la investigación o por el contrario actúan como reinos de taifas en los que priman intereses personales? Desde luego, los Departamentos actuales, en general, no lo están. Y os pongo algunos ejemplos que tengo cercanos.

Nuestras universidades no han aprendido todavía a valorar el gasto que supone mantener plazas de investigación -por ejemplo laboratorios- improductivas, ni tampoco a valorar lo que de efecto positivo tiene sobre la Universidad, su imagen y la formación de sus titulados, la existencia, en su seno, de grupos de investigación competitivos. Por ello, los Rectorados se guardan mucho de hacer las valoraciones anteriores y concluir, por ejemplo, que sólo se pueden ocupar espacios de investigación -plazas de laboratorio, por poner un caso frecuente- si se dispone de proyectos en activo. Y que es un desastre económico -que ninguna empresa se podría permitir- y de todo tipo, que se mantengan laboratorios enteros, durante años, en manos de gente que no tiene proyectos de investigación financiados a lo largo de su carrera profesional. O que tenga el mismo espacio asignado un grupo que se financia escasamente que otro que se financia de manera abundante y que adquiere regularmente instrumentación que ocupa espacio adicional. Les invito a mi Universidad -pero estoy seguro que en las suyas los tendrán igualmente- para que vean laboratorios cerrados con llave, o utilizados para usos diversos.  

Los Rectorados, ante esta situación, tienen muchas dificultades para actuar, entre otras cosas porque una actuación como la que he descrito conllevaría de inmediato la acusación de antidemocrático, y porque temen que esto suponga la pérdida de las siguientes elecciones.

Y en este contexto, nos encontramos, por ejemplo, con unos programas europeos que, cada vez más, requieren grupos sólidos, grandes, competitivos, con espacio adaptable, con buenos servicios centrales de investigación -infraestructuras grandes y que hay que contribuir a mantener- y además, con apoyo administrativo. ¿Y creéis que los actuales Departamentos van a tener alguna oportunidad en este ámbito, sin cambiar radicalmente? Yo desde luego, no lo creo.


Escrito el 13/6/2002

21 
Lo que es inconcebible para investigar en la Universidad
Autor: Vicente Martínez de Haro
Profesor Titular
Universidad Autónoma de Madrid

- No se puede investigar impartiendo tantas horas de clase a la semana (12) con asignaturas y niveles diferentes.

- Es incomprensible que no se fuerce a los departamentos a determinar líneas de investigación permanentes vinculadas a sus programas de doctorado.

- No hay ayudantes de laboratorio en las universidades. El investigador-profesor debe hacerlo todo.

- No existen sistemas de documentación que envíen ésta al investigador sistemáticamente. Este debe hacer la búsqueda, solicitar la información y estar pendiente de la información.

- Se investiga "a golpe de proyecto". Las líneas de investigación de los Departamentos Universitarios deberían tener una financiación fija y que la petición de financiación adicional se realice para los proyectos que justifiquen esa necesidad o sean de interés estratégico.

- Es inconcebible que cada vez que se solicite un proyecto de investigación, se soliciten todo el currículum de los funcionarios docentes, cuando sería obligación de la administración conocer su vida y milagros.

- Es inconcebible que un concepto retributivo llamado tramo investigador, se convierta (con las condiciones de complemento retributivo) en elemento fundamental de la vida universitaria. La investigación universitaria es fundamental pero cambiando las condiciones para evaluar dicha investigación y no solo como tramo retributivo.

- Los Institutos de Documentación deberían elaborar índices de impacto de revistas en español.


Escrito el 25/6/2002

22 
La universidad investigadora
Autor: José Antonio Escario
Profesor Titular
Facultad de Farmacia. UCM

He leido las contribuciones remitidas en este interesante debate, y me gustaría aportar mi granito de arena acerca de varias cuestiones.
1.- Endogamia Universitaria. El término, es ya de por si, de menosprecio. Algo con lo que no estoy en absoluta de acuerdo. ¿Razones?, pues muchas y variadas. Primero:  Hay casos de endogamia no justificados, pero no mas de lo que existen en otros ámbitos tanto públicos como privados. Segundo: ¿que hay de malo en que personas formadas en la empresa, entren a formar una vez terminado su periodo de formación, en la plantilla de la misma. ¿No es una práctica habitual en la empresa privada, cuyo fin primordial es la consecución de beneficios?. Tercero: No es lo mismo dedicarse plenamente a la investigación en Centros Nacionales o Extranjeros, que tienen ese único objetivo, que hacer una investigación en un Departamento Universitario, donde la investigación no es la única obligación. ¿Debe entonces el primero pasar por encima del segundo?.
2.- Investigación Y Docencia. Este es un debate antiguo, y yo estoy de acuerdo en que una Universidad sin investigación no es una Universidad. Se convertiría en un Colegio. Pero no es menos cierto que ambas actividades debes ser valoradas equitativamente. En relación a esto, un compañero me puso un ejemplo muy clarificante. Sería como si a un policia le pagaran por dirigir el tráfico, pero para ascender le valoraran saber jugar al tenis. ¿Veriamos a algún policia dirigiendo el tráfico mas que lo imprescindible?. Lógicamente todos estarían jugando el tenis. Esto es lo que nos pasa en la Universidad. Cada vez, dado lo poco valorado que esta la docencia para el curriculum, existe menos interés por la misma y las clases se preparan con menos ahínco.  

POr otro lado, la investigación esta supervalorada. Casí siempre, solo se tiene en cuenta la cantidad de las publicaciones y su posición en el índice de impacto. Pero, ¿Que pasa con las distintas áreas?. ¿Es lo mismo publicar en una que en otra?. Recientemente en este aspecto se ha realizado en la Universidad un concurso para la adjudicación de plazas. Curiosamente en el área de la salud de 10 plazas, 7 han ido a parar a las asignaturas clínicas de medicina. Dejando las tres restantes, para las asignaturas básicas de medicina, Farmacia, veterinaria y Odontología. ¿que pasa que todos los buenos investigadores se concentran en el área mencionada?. Señores eso no hay quien se lo crea.
Por otro lado, No se tiene en cuenta la relación entre las subvenciones que tiene un determinado grupo y sus publicaciones. ¿Es mejor publicar 10 trabajos con una subvencion de 100000 euros, un un grupo consolidado, o hacer un solo trabajo con una subvención de 4000 euros?. Como es obvio la segunda sale mucho mas barata que la primera. Sin embargo en un hipotético concurso un investigador que estuviese en el primer grupo, sería valorado 10 veces mas que uno que estuviese en el segundo.
Otro aspecto es la dedicación. En los centros de Investigación todos los esfuerzos se dirigen hacia ese fin. En una Universidad ele sfuerzo es compartido. El problema es que a la hora del concurso el primero siempre será mas valorado que el segundo, quien tiene, por tanto muchas mas opciones de quedarse fuera.

Escrito el 4/7/2002

23 
¿Dónde está el tercer ciclo?
Autor: Eduardo Martínez Naves
Prof. Titular
Universidad Complutense

Me sorprende mucho las pocas referencias que se hacen en las distintas contribuciones al capítulo del doctorado/tercer ciclo. La pregunta de si la Universidad debe ser investigadora o no carece de sentido desde el momento en que se plantea la docencia de tercer ciclo. ¿No es la esencia de una tesis doctoral la tarea investigadora? ¿No es el doctorado un título universitario igual que la diplomatura y la licenciatura? Todos sabemos que la docencia necesaria para formar un doctor es enorme, y sin embargo el tiempo y esfuerzo que se ha de dedicar a supervisar uno o varios doctorandos no se computa como "dedicación" en ninguna Universidad española.
Por otra parte creo que no hay que pensar en fórmulas extrañas o complicadas para mejorar nuestras Universidades, no hay que inventar la pólvora, simplemente hay que observar lo que pasa por ahí fuera. Todos podemos señalar las grandes (no en tamaño) y prestigiosas Universidades europeas y americanas y simplemente adaptar su funcionamiento a las nuestras. Uno verá rápidamente que en esas Universidades prima la meritocracia, apenas hay endogamia (no entro en ese debate, simplemente digo que no existe), se evalúa convenientemente tanto la docencia como la investigación y cuentan con recursos económicos que superan a los nuestros en órdenes de magnitud.
Personalmente creo que el problema de la Universidad  es fundamentalmente de mentalidad, al igual que ocurre en el resto de la sociedad española.  Se necesita liderazgo, dedicación y sabiduría, pero estas son cualidades que abundan poco. Esta última frase no es mía es de Charles C. Janeway pero creo que aquí se puede aplicar de maravilla.
Escrito el 4/7/2002

24 
Primero la zanahoria, después el palo
Autor: José R. Regueiro
Profesor titular
Inmunología/Univ. Complutense

No hay buena docencia sin buena investigación, aunque no necesariamente deban residir ambas funciones en idéntica proporción en todo el personal. Un Departamento universitario puede y debe agrupar docentes con distinto grado de dedicación investigadora en distintos momentos de su carrera profesional, y eso debe tener su reflejo en la carga docente cada año. Si, además, se potencia la interacción entre todos con seminarios no sólo de investigación, sino también docentes, la docencia y la investigación mejorarán notablemente. La Universidad debe enseñar e investigar, y en ambos ámbitos debe recibir suficiente financiación primero, y adecuada evaluación EXTERNA después. A mi modo de ver, la financiación es irrisoria, pero es que la evaluación es inexistente, especialmente en la tarea docente. Algo tan sencillo como el control de asistencia del profesorado a clase o la acreditación de las tutorías permitiría conocer la dedicación real de cada profesor a sus alumnos, y no es tan difícil tampoco evaluar la docencia como la investigación: por los pares. Por lo demás, mi vida universitaria transcurre en la resolución de problemas que nada tienen que ver con las tareas propias de un profesor: conseguir limpieza para el laboratorio en agosto, lograr que funcione el ascensor, intentar que exista un servicio central de nitrógeno líquido, o que pinten los laboratorios de prácticas por lo menos una vez cada 10 años. Para ello escribo cientos de peticiones que amarillean en las mesas de los responsables, casi siempre por falta de fondos.
Escrito el 5/7/2002

25 
¿Hay que refundar la universidad?
Autor: J.M.Guerra
Catedratico de Optica
F. Ciencias Fisicas/Universidad Complutense

Es para mi evidente que el principal problema de la investigación en España
es la falta de recursos. Esta falta de financiación esteriliza los
esfuerzos de lo mas granado de nuestro personal investigador, y si este
problema no se resuelve con un mínimo de dignidad todo lo demas se reduce a
marear la perdiz para justificar la falta de apoyo oficial.
Todos los investigadores tenemos en los últimos años la experiencia de
recibir en los proyectos que nos aprueban oficialmente, una catidad que con
frecuencia es ridicula y cláramente insuficiente para abordar los objetivos
propuestos. La explicación sin duda sincera que recibimos por escrito es
que con el dinero disponible, no se puede financiar como se desearia a
todos los proyectos valiosos que se presentan. La misma explicación reciben
muchos de los que encuentran su proyecto denegado en su totalidad. Estos
hechos son incontrovertibles y ademas suponen el incumplimiento de la
promesa electoral de invertir al menos el 2% del PIB en investigación. Una
promesa mas incumplida que se pierde en el mar de los engaños a los
electores que yo espero que algun dia pasen factura.
A esto se añade que con el escaso dinero que oficialmente se admite como
dedicado a investigación y desarrollo, se construyen o compran fragatas
carros de combate y cazabombarderos. Estas actividades son las que se
llevan la parte del leon del presupuesto. El resto como es notorio (ha
salido en toda la prensa) el año pasado ni siquiera se gastó en gran parte,
dejando a los proyectos aprobados abandonados a su triste suerte. Y me temo
que ese dinero se desconterá del presupuesto de este año que por este
motivo será de vacas aun mas flacas.
Esta descorazonador panorama es lo que mina nuestra moral, pues el hecho de
que se pueda impúnemente actuar de forma tan irresponsable,
indica la escasa conciencia social existente sobre este problema de
estrategia nacional en que nos jugamos nuestro futuro.
A ello se añade que las empresas de nuestro pais en su immensa mayoria no
gastan ni un euro en investigar. Es decir que lo primero que falla es la
eficiente y salvadora iniciativa privada, la cual o no se involucra en
absoluto en la innovación o simulan hacerlo para captar las subvenciones
oficiales que a ellos si que no les regatea nuestra administración. El que
espere que la iniciativa privada nos va a sacar las castañas del fuego en
este tema, puede esperar sentado. La única posibilidad que yo veo es que
una investigación pública bien dotada produzca el conocimiento y la
innovación, por que es claro que estos no van a salir casi nunca de la
inciativa privada, que en nuestro pais es la mas miope del mundo. Es
posible entonces que la innovación desarrollada la aproveche algun
empresario, siempre que se lo den todo casi hecho. Hay que convencerse de
que nuestros industriales (como se ha visto muchas veces) a lo mas que
aspiran es a que alguna multinacional les compre la empresa, aunque no sea
mas que para aprovechar el solar.
En cuanto al papel de la universidad (con sus miles de bien preparados
investigadores) en este asunto no puede ser mas desgraciado. Sin recursos,
injústamente insultada por las autoridades educativas, manipulada a su
antojo por los políticos, trata de sacar adelante de la forma mas digna
posible, y a base de coraje y sacrificio personal, las tareas docentes e
investigadoras que contituyen la base de su existencia. Por supuesto hay
que evitar que pueda competir con las universidades privadas ( que hoy por
hoy se nutren en gran parte de lo alumnos que no logran entrar en la
pública), y para ello se la abandona y desprestigia siempre que hay ocasión.
Espero que si algien trata de refundar la universidad no sea para acabar
definitivamente con todo lo que en ella funciona bien, que por cierto es
mucho. Los profesores podemos (debemos) simultanear las tareas docente e
investigadora. La universidad no es un colegio. Sus profesores deben crear
conocimiento para poder enseñarlo propiamente.
Para ello es necesario cambiar algunas cosas. Por ejemplo que las clases
que tiene que impartir un profesor esten proporcionadas a su
responsabilidad investigadora, y que por tanto esta cuente a la hora de
justificar la dedicación. Que se disponga de un marco flexible y de la
financiación adecuada que permita contratar fácilmente el personal
investigador necesario asi como realizar estancias a profesores nacionales
y extranjeros. Si esto lo tienen en otros paises ¿Por que no aqui?. Que
haya becas suficientes para formar a los estudiantes de doctorado con la
realización de una tesis de buen nivel.
Que tengamos talleres y otros bien dotados servicios de ayuda a la
investigación. Que exista en los centros personal administrativo preparado
para resolver los problemas burocráticos con que nos apabullan a los
investigadores: importación de aparatos, tramitacion de exencionaes
arancelarias e IVA, administración agil del poco dinero de que disponemos
(de vez en cuando nos abochorna algun proveedor que lleva meses y meses sin
cobrar y otros nos cobran mas caro para resarcirse de la financiación)
aunque nosea mas que para emplearlo mejor. Que los investigadores tengan
mayor poder ejecutivo y no esten supeditados a las zancadillas de
interventores en permanente huelga de celo.
Estos son algunos de los problemas que se me ocurren a vuelapluma entre los
que mas nos perjudican. Frente a ellos y a la crónica falta de recursos los
demás son pecata minuta.
Si se quiere tener personal competente debe favorecerse a los grupos de
investigación que lo sean y dejar que ellos escojan el personal que
necesiten. Creo que al menos en algunas áreas nuestra universidad esta en
un nivel en el cual debe poder confiarse mas en ella y en sus criterios.
Asi se hace en los paises con mayor nivel de investigación y aunque no se
hiciera es lo sensato. ¿No es eso lo que se hace con las empresas y las
universidades preivadas la mayoria de las cuales no tienen ni tradición ni
curriculum? ¿Si el gobierno piensa que eso es lo mejor por que no lo quiere
para la universidad pública? ¿Es que teme que no puedan competir las
universidades privadas?
Creo que a los grupos de investigación se les debe dejar libertad para
escoger sus temas. Primero por que en la investigación es frecuente que
temas aparentemente muy básicos de repente un descubrimiento puntual los
convierte en fuente de innumerables aplicaciones. Segundo por que
usualmente los investigadores escogen los temas en que su preparación los
hace mas competitivos. Por tanto deberia garantizarse un mínimo de
financiación a la ciencia básica que la permita desarrollarse con un mínimo
de holgura. Aparte de eso ya estan los temas prioritarios en los que se
estimula a participar a los grupos de investigación ofreciendo la
posibilidad de mejor financiación. Por cierto que la selección de los temas
prioritarios se hace con una total falta de transparencia, como con la
asignación de becas a proyectos. Esto es una fea costumbre que se presta a
toda clase de manipulaciones.
Si a la resolución de estos problemas se le quiere llamar refundación, pues
bueno. Pero a mi me parece que es otra cosa mas modesta pero no menos
dificil: Voluntad para resolverlos poniendo los medios necesarios. Todo lo
demas es perder el tiempo, pues estos problemas estan ya bien
identificados.




Escrito el 5/7/2002

26 
Refundar la Universidad
Autor: Julian Avila
Universidad Complutense Madrid

Con mi experiencia de más de una década de docencia universitaria y de este modo un poco precipitado, querría responder a dos cuestiones. Los efectos negativos en la promoción de los más indefensos y los peor capacitados que produce la endogamia se podría evitar fácilmente con solo una somera investigación de los programas de las asignaturas que deben o debieran presentar los profesores antes de comenzar el curso. Con solo investigar la calidad y coherencia cientifíca, coherencia departamental y adecuación con el perfil de la especialidad que debieran tener estos programas, y con que los alumnos vigilaran de su cumplimiento durante el curso, creo que no haría falta nada más para eliminar a viejo y jóvenes ineptos sin necesidad de discutir sobre endogamias. Las endogamias se vendrían solitas abajo. Pero ¿quién le pone el cascabel a la libertad de cátedra, que está ahora bajo la dictadura de la rutina y de la incompetencia desde lo más alto?
Ya se ve que no es muy halagüeño el panorama que veo desde mi rincón. Y no quiero decir que yo sea maravilloso. Pero sí hecho de menos un entorno en el que poder discutir y afinar, y conectarme con otras facetas y no concurrir todos por separado ante los rostros estupefactos de los mismos alumnos que están oyendo sinfonías diferentes y hasta discordantes de clase en clase y sobre los mismo temas. Coherencia departamental e interdepartamental.
Respecto de la investigación yo no soy partidario de que se separe como parece la investigación de la docencia. Más bien se debería investigar enseñando, y enseñar lo que se investiga. La universidad es la universalidad de los conocimientos y de profesores y alumnos dentro de ellos. No que uno se lo sepa todo y haga de los alumnos serviles papagallos, por muy gratificante que le pueda resultar al ego del que se ha metido entre pecho y espalda tanto saberes. El profesor magistralista en un servil que quiere que transmitir el servilismo. Los alumnos no son subnormales y hoy día pueden conseguir esos conocimientos de muchas otras maneras más naturales que estar de taquimecas en un banco lleno de graffitis. El profesor tiene que trabajar, como todo el mundo, sus 40 o 45 horas semanales. Eso da para que, aunque los cursos sean numerosos, como los 140 que tengo yo en cada uno de mis tres cursos, da tiempo para organizar las materias de modo inductivo y como investigación que realizan progresivamente los alumnos. Esto hace que no se puedan hacer demasiadas ediciones críticas ni publicaciones de otro tipo, que se cobran aparte, pero resulta mucho más honesto y gratificante. Lo normal es que los "buenos" profesores desprecien a los alumnos porque no les llegan a la altura de los zapatos en los maravillosos conocimientos de que se han apoderado con tanto esfuerzo de memorización, y que los ineptos alumnos no van a conseguir jamás mientras no hacen más que quitarles su precioso tiempo. Cuántos directores de la R.A.E. han alcanzado tan altos sitiales a base de huir desde la autoridad de sus cátedras de las clases masivas y de los alumnos siempre ineptos y despreciables. Aunque no por ello se les ocurrió alguna vez prescindir de los sueldos correspondientes a las clases que no daban. Sueldos siempre miserables para tales eminencias, que a duras penas reprimían la repulsión que sentían de entrar en tales aulas.
En fin, mis disculpas por el tono. Resumo: Programaciones de calidad y coherencia controlada, y trabajos de tutorías y un poco más de humildad. Unamuno dijo que la verdadera sabiduría nacía de la ignorancia viva, de la ignorancia que empuja continuamente a saber, no a la rutina ni al proteccionismo.

Escrito el 5/7/2002

27 
Debate Universidad-Investigación
Autor: Dr. Enrique Gómez Barrena
Prof. Titular, Departamento de Cirugía
Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Madrid, Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología

Encuentro en falta otra razón de la investigación en la Universidad: la
investigación aplicada, sobre todo en Facultades y Escuelas más
"técnicas". Algunos profesores clínicos de la Facultad de Medicina
también nos vemos en las dudas y las justificaciones de la investigación
en la Universidad. Pero para un técnico como nosotros, la investigación
es la tercera pata del banco: no el complemento de la actividad docente
sino el complemento de la actividad docente y asistencial. El trabajo
con enfermos es necesario para enseñar Medicina, luego no podemos
prescindir de ello si queremos ser docentes. Mal se concibe un cirujano
que enseñe cirugía "de libro", pues el recambio de conocimientos que
trae la práctica clínica diaria no lo podrá transmitir matizado por la
experiencia quirúrgica. A la vez, la investigación es el control de
calidad de nuestra Medicina, y por lo tanto de lo que enseñamos. Esta
investigación puede ser básica en colaboraciones con laboratorios, pero
sobre todo es aplicada, en la selección de técnicas, resultados finales,
factores pronósticos, etc. Luego nuestra situación es todavía más
compleja, mal entendida muchas veces, juzgada con prejuicios otras.
Hasta el punto de considerar que "ésto" no es investigación. Sin
embargo, sin esta investigación aplicada no se refina la actividad
clínica, y pretendemos conocer mejor lo que ocurre para actuar mejor (la
llamada "Medicina basada en la evidencia"). Y si esa actividad no se
realiza en la Universidad (Hospitales Universitarios, "Academic
Institutions" en USA), la medicina diaria se estanca, se repiten pautas
y la Medicina científica se encuentra a merced de llamativos
descubrimientos de primera plana que en poco modifican la actividad
diaria, docente y asistencial, y su repercusión social.
No es extraño que una sensación similar se perciba en Escuelas Técnicas
Superiores o en otros campos de aplicación del conocimiento que son de
gran interés para la sociedad, y que no pueden estar al margen del
debate en la Universidad, so pena de anclar ésta en el limbo del
pensamiento.
Sin embargo, el problema de la investigación en nuestro campo es todavía
más de recursos, o muchas veces de tiempo, que es otro recurso
inapreciable. Luego volvemos a los recursos y a la distribución de
tareas. ¿Cómo compaginar actividades que deben beneficiarse unas de
otras si exigen individuos diferentes? En nuestro campo, la O.M.S. ya se
ha pronunciado: hace falta un número suficiente de personal académico
(docente, investigador y asistencial, todo en uno), con menos carga de
cada uno de estos aspectos. Y sin embargo, muchas disciplinas clínicas
como la mía se encuentran en "crisis académica" (Rushton N: "Academic
Orthopaedics: a discipline at risk", J. Bone Joint Surg-Br 1998; 80B:
566-7) por sus dificultades para mantener la triple actividad
mencionada, y sobre todo la investigación, la gran postpuesta.
Agradezco la atención dispensada y conste mi interés por añadir un punto
al debate: el papel de la investigación aplicada en la Universidad,
sobre todo en la parte de Universidad que, como nosotros, no se entiende
sin aplicación.
Escrito el 5/7/2002

28 
Debate sobre Universidad e Investigacion
Autor: Dr. Juan Ignacio Fernandez-Golfin Seco
Laboratorio de Estructuras, Centro de Inv. Forestal (CIFOR) INIA

Desde mi punto de vista, como investigador de un OPI (INIA), el debate que
se esta abriendo es mucho mas general ya que tambien en los Centros de Investigacion no estan claras las lineas de investigacion, quien las define y porque y como se valora la actividad investigadora.

Cuestiones tan basicas como la razon de publicar en revistas ICI no esta clara. ¿Por curriculm personal?, ¿Para dar validez a tus resultados? ¿Por prestigio?. Porque en campos tecnicos la mejor manera de que tus ideas pasen
al sector industrial no es publicar en estas revistas sino en otras revistas mas tecnicas, leidas por industriales. El valorar los sexenios tomando como base casi exclusivamente las inserciones en revistas ICI descompensa enormemente el curriculum y ademas hace que se resienta gravemente la transmision de los resultados al sector industrial.

Creo que es necesario sentarse a pensar que pretendemos hacer y como, en que lineas somos y queremos seguir siendo competitivos. Esto nos obligara a definir el personal que necesitamos (hoy en dia tenemos una penuria absoluta de personal, plagados de becarios y de personal eventual), su perfil y como vamos a valorar su actividad ya que según valoremos su actividad asi escoraremos los resultados hacia una investigacion mas basica o mas aplicada.

Un aspecto, comun con la Universidad, es la libertad de catedra. ¿Todo el mundo puede decidir por si mismo su linea de trabajo?, ¿Es esto correcto?. Ya se que los proyectos antes de ser presentados deben ser aprobados por el representante del Centro pero la verdad es que en la practica este sistema no funciona.

Otro debate interesante es sobre los conceptos y limites entre Ciencia y Tecnologia ya que cuando hablamos los que trabajamos en ingenieria para nosotros los conceptos de tecnologia e ingenieria son muy similares pero cuando hablan los licenciados estos conceptos son distintos. Esto hace que investigadores que trabajamos en areas tecnologicas seamos ocnceptuados en muchas ocasiones como tecnologos por aquellos que trabajan en areas fundamentalmente dominadas por los licenciados.

Creo que solo habriendo un gran debate sobre los conceptos y como
llevarlos a cabo es como podemos salvar los problemas de ejecucion que actualmente padecemos.  

Escrito el 5/7/2002

29 
sobre el debate
Autor: Francisco Gallego Lupianez
Profesor Titular de Universidad
Universidad Complutense

Llevo mas de 21 años de servicio como profesor de universidad y sobre las cuestiones planteadas:

1)Considero ineludible que los profesores permanentes de las universidades publicas o privadas simultaneen docencia e investigacion. Se deberia obligar a realizar investigacion de manera permanente.

2)Con los tramos por investigacion a veces se cometen injusticias, pero ciertamente, quienes  obtienen tramos se lo merecen(lo reciproco, a veces es falso).

3)Sobre "las lineas de investigacion de los departamentos", habria que matizar la cuestion, pues lo que yo conozco es que, al menos en nuestra área, esas lineas son el conjunto de las lineas de investigacion de los miembros del departamento que estan investigando, y los profesores tenemos libertad investigadora.

4)La cuestion de lineas de investigacion en funcion de proyectos subvencionados me parece injusta. El Ministerio subvenciona lineas de interes social(enfermedades del ganado, cancer, SIDA..)que son interesantes en si mismas o que estan de actualidad por la alarma que han provocado en la sociedad. Si nos guiaramos por eso solo nadie investigaria en temas cientificos basicos, por no tener aplicacion practica inmediata. Ademas, hay quienes investigan sin tener un proyecto subvencionado por ningun organismo oficial, y no por ello su investigacion es de menor calidad.

5)La cuestion de estancias en centros de investigacion distintos del de origen es un medio para realizar investigacion, pero no se debe exaltar
por si mismo. Es sabido que hay personas que se mueven mucho y no tienen publicaciones de calidad.

Esto es lo que se me ocurre como aportacion al debate planteado.

Gracias.

Escrito el 8/7/2002

30 
La universidad Investigadora
Autor: Javier González
Profesor visitante
Universidad Carlos III de Madrid

El debate que se plantea corresponde al "pan de cada día" en foros menores universitarios de café con churros, de ahí la importancia del mismo pues, es un tema que preocupa, y mucho.

Estoy completamente de acuerdo en el planteamiento general del debate; sin embargo, he echado de menos el siguiente aspecto: existe una serie de
personajes generados probablemente por la dureza que conlleva la carrera
universitaria, por el alcance de la categoría de funcionario y otras causas más de tipo personal que, a mi juicio, influyen de manera más que negativa
en el buen funcionamiento de las universidades. Evidentemente, no son la
única razón del mejorable funcionamiento de la Universidad pero, si
tuviéramos que asignarle una parte porcentual probablemente muchos nos
quedaríamos sorprendidos. Creo que el problema de la endogamia en realidad va más unido a la cuestión anterior. La pregunta  no es: endogamia ¿sí o no?, sino, profesionales de calidad y responsables ¿sí o no?.

Es cierto que con todo esto del Plan de Calidad se ha dado un paso muy
acertado para combatir éste y otros problemas pero, a mi juicio, faltan más
mecanismos de detección de ese tipo de fallos individualizados para de esta manera y sin necesidad de brusquedades crear programas de reciclaje
personalizados.

Escrito el 8/7/2002

31 
Segunda tanda de opiniones sobre la Universidad
Autor: Juan E. Echevarría
Facultativo
Servicio de Microbiología Diagnóstica, Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III

En este segundo escrito en el que se analizan las respuestas recibidas al primero, el Moderador plantea algunas preguntas, LAS PREGUNTAS, diría yo, pues en ellas se engloba el fondo de la cuestión.
  
En cuanto a la separación de personal por actividad docente o investigadora, me parece un absoluto disparate. Un profesor universitario que no investiga más parece un profesor de Enseñanza Media y un Investigador que no enseña no creo que pinte nada en un centro docente, sería como decir que si pego un centro del CSIC y un departamento de un Instituto, obtengo como resultado un Departamento Universitario.

En cuanto a la endogamia, en vez de dedicarse a diseñar enrevesados métodos de evaluación, a cual más complicado y genial, más valdría que se tratase de solucionar dos problemas: la falta de posibilidad de movilidad del profesorado funcionario y el empleo de la figura de profesor asociado para poder seguir renovando a los profesores del propio Departamento. Esto último requiere la finalización de los planes de estabilización de plantilla ya iniciados y la creación de figuras adecuadas de profesores contratados. Si esto se hace así, la figura de profesor asociado sería una excelente vía para que profesionales extra-universitarios pudiéramos acceder a los Departamentos Universitarios. De nuevo aprovecho para insistir que la endogamia no es, en absoluto, algo exclusivo de la Universidad, sino un hecho generalizado incluso en los organismos de investigación desde donde más críticas a la Universidad suelen aflorar.

Los recursos son, a mi entender, el verdadero fondo de la cuestión.  Hay  Universidades cuyos documentos de plantilla prevén más de cien alumnos por profesor como guía para decidir donde hacen falta o no profesores y esto es lo que se ve, de hecho, en las aulas de las Universidades españolas. Con semejante proporción de alumnos por profesor, ni la enseñanza puede ser de calidad, ni la dedicación a la investigación por parte del profesorado puede ser la adecuada. Hacen falta muchos más profesores. Nuestros políticos bien podrían dedicar sus esfuerzos a la obtención de recursos adecuados para la Universidad (para la enseñanza, en general), en vez de emplearlos en redactar leyes "de calidad" que si no vienen acompañadas de dinero, no son más que meras octavillas propagandísticas. Claro está, de esta manera, la ministra estampa su firma en un BOE y ahí queda para posteridad,  aunque no valga para nada y de la otra a lo mejor no se entera nadie, aunque verdaderamente se mejore la Universidad.

Escrito el 8/7/2002

32 
El sentido práctico de una universidad investigadora
Autor: Luis fernandez
Director de departamento
Universidad Europea

El esfuerzo que hacen muchos profesores en la Universidad es, en efecto, contracorriente. Por otra parte, no se puede impartir docencia razonable sin estar investigando, estudiando, desarrollando, etc.

Me parece que una Universidad sin I+D no es Universidad pero hay muchos profesores que quieren ser investigadores a tiempo completo y, para ello, no se aplican en acceder a los centros donde ahora está establecido así.

Prefieren intentarlo en la Universidad donde hay una tarea primordial: formar a los alumnos.

Una Universidad sin docentes no sé ni lo que es.  Lo que no se puede hacer es despreciar la formación de alumnos porque "estoy investigando", despreciar la formación de calidad, hablar de "carga" docente, etc. Hay que comunicar conocimiento e, incluso, competencias y actitudes y esto no
está en la mente de muchos profesores. Además, para poder educar así y progresar personalmente también, los profesores deben investigar, desarrollar e innovar, especialmente en contacto con una realidad profesional y social y no tanto en perfectas torres de marfil.

Escrito el 8/7/2002

33 
Universidad Investigadora
Autor: Florencia Torrego
Mi opinión referente a este debate es que el profesor universitario debe seguir con la doble función de investigación y docencia y que no debe restringirse a ninguno esta función, no debe de haber profesores investigadores y profesores docentes. Cuando preparamos asignaturas nuevas como ha ocurrido con los nuevos planes de estudio hemos tenido que empezar investigando, en muchos casos, para dar a nuestros alumnos la visión más actual del tema que explicamos. Es verdad que esta investigación por lo regular no se publica se queda en el aula,pero los alumnos tienen derecho a que sus conocimientos no solo tengan en cuenta el pasado, aunque este sea reciente, sino el por qué de la situación actual en la que se desenvuelven.

              Hay también otro problema relacionado con la investigación, cuando da lugar a un artículo puedes publicarlo en una revista, pero si es un libro empieza el peregrinaje en busca de la financiación para publicarlo y  no es fácil encontrar patrocinador, parece que hoy sólo interesa aquello que tiene una aplicación práctica e inmediata. Hay mucha ciencia devaluada
Escrito el 10/7/2002

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debate sobre la universidad
Autor: Prof. Dr. Francisco J. Perez Trujillo
Universidad Complutense de Madrid

Mi opinion, es que se deberia de ir a una Universidad con la estructura actual de Facultades, pero potenciando los Parques Tecnologicos de cada Universidad.
  
Por otro lado tendria que haber 2 escalas de Profesores, lo que realizarian preferencialmente labores docentes, libros, apuntes, etc, y por otro lado otra de Profesores investigadores, donde impartieran docencia preferentemente en tercer ciclo, y se dedicaran en un pordentage mayor de su tiempo a investigar.
  
Todo esto potenciaria la competitividad, y eliminaria muchas de las tensiones actuales en los Departamentos, donde la convivencia de esos dos modelos de facto, es muy dificil
Escrito el 15/7/2002

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La universidad investigadora
Autor: Javier Sanz Feito
Catedrático de Ingeniería Eléctrica
Escuela Politecnica Superior - Universidad Carlos III

El debate empieza a tomar cuerpo y se está apuntando ya a algunos de los principales puntos gordos del problema. Me atrevo a emitir mi opinión sobre algunos de las preguntas formuladas.

En cuanto a la coexistencia docencia-investigación, me sumo a la idea de que ambas funciones son indisolubles. La Universidad debe investigar PRECISAMENTE porque su función es transmitir conocimiento y formar hombres libres y con pensamiento crítico. Es importante señalar que la formación comprende tanto los contenidos como las metodologías. Sólo se puede transmitir lo que se ha experimentado, lo que se ha vivido. Por eso considero indispensable que no exista separación de castas entre el personal universitario que debe hacer A LA VEZ docencia e investigación.

El problema genérico en un colectivo cuyo trabajo es esencialmente creativo (tanto el trabajo docente como el de investigación) es movilizar las voluntades para sacar de cada uno lo mejor de sí mismo. Y los seres humanos nos motivamos (nos movemos) por estímulos del tipo "palo y
zanahoria". Y lo malo es que el personal universitario justifica su sueldo por la carga lectiva que imparte, pero es evaluado, promocionado, etc por la labor investigadora que realiza (Tiene gracia, que la docencia sea CARGA, y la investigación sea LABOR)  

En la actualidad todos los estímulos (las zanahorias) están orientados a
la actividad investigadora, (premios, gallifantes, participación en
comisiones de habilitación y de adscripción en los concursos de profesorado, etc), pero en cambio, los quinquenios por MERITOS docentes se concedan automáticamente, sin más que no faltar a clase, no retrasar la entrega de las actas, y no andar borracho por los pasillo. Es decir, para ser alguien en la universidad es imprescindible ser bueno en investigación, pero basta con ser un perfecto mediocre para tener reconocimiento docente. Si sólo se valora una de las cosas, no nos extrañe la deriva hacia la actividad investigadora y el progresivo abandono de la labor docente.

Y no digamos en qué lugar queda el reconocimiento a la labor de gestión y
planificación académica que, aunque sea en cierto modo tributaria de las
anteriores y supeditada a ellas, es imprescindible cuando se trata de
gestionar entidades muchísimo más complejas que las universidades
medievales. Porque, quién va a gestionar la universidad, ¿el maravilloso
investigador que ha conseguido su impresionante curriculum y todos sus
sexenios precisamente porque jamás ha ocupado un cargo académico o
participado en órganos de gobierno? Me temo que alguien no ha pensado bien las implicaciones de ciertos artículos de la LOU.

La endogamia no es ni buena ni mala. Es mala si impide el acceso de los
mejores y es buena si asegura el acceso de los mejores. Y lo que se entiende por mejores puede ser muy diferente de uans áreas a otras. En un caso la calidad del profesor puede residir en su valía individual. Eso ocurre en muchas áreas en donde la actividad investigadora se realiza de forma individual o en grupos de trabajo muy pequeños. En otras áreas la calidad puede ser su grado de internacionalización (es muy común en los
economistas), pero en otras (ciencias jurídicas típicamente) la experiencia
investigadora en legislación extranjera es de valor relativamente pequeño.
En otras áreas lo que se valora es la capacidad de integración en un equipo
(ciencias experimentales e ingenierías. Es decir, que los criterios son,
como era de prevfer, muy variados.

El problema de la endogamia se produce cuando los que participan en los
tribiunales dde selección hacen dejación de su obligación de seleccionar a
los mejores y se dejan presionar por los "lobbies" locales. En ese caso lo
malo no es el proceso de selección en sí, sino los propios juzgadores. ¿Se
va a solucionar eso aumentando el número de miembros de los tribunales, pero restringiéndolos a las casta de los "sexeniados"? ¿Alguien piensa que la naturaleza humana va a cambiar de la noche a la mañana y por el hecho de terner reconocimiento en la actividad investigadora ya se gana en
independencia respecto del grupo investigador de procedencia? ¿Alguien ha pensado en la posibilidad de excluir, por afectar a la independencia de
juicio, a los miembros de tribunal que figuren como coautores en artículos o
trabajos con alguno de los candidatos a las pruebas de habilitación? Me temo que hay mucha ingenuidad (o mucho fariseísmo) en la Universidad y en el Ministerio.

En cuanto a la pregunta final. La sociedad española no está siendo justa
en absoluto con la Universidad española. No hay en estos momentos órgano alguno de la Administración del Estado que esté sometido a tantos controles y evaluaciones como la Universidad, y algunos de ellos voluntariamente. Ni, por supuesto, en las universidades privadas. Si el Poder Judicial pusiera en práctica siquiera la décima parte de los controles que sufrimos en la Universidad nos ahorraríamos el bochorno de leer en la prensa determinadas sentencias y autos, y seguramente se producirían bastantes vacantes en la carrera judicial.

Escrito el 15/7/2002

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Armonizar docencia e investigación
Autor: Jorge Tamarit-Rodriguez
Departamento de Bioquimica. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid

Es éste un debate interesantisimo que acabo de coger al vuelo. Muy brevemente, unas pocas ideas surgidas de mi experiencia de docente-investigador en la Complutense:

1. La docencia sin investigación resulta en un nivel de enseñanza media.
2. La investigación debería ser ejercida por personas "vocacionales" o apasionados de la misma. Los gallifantes u otras zanahorias entorpecen la labor porque empujan a personas no vocacionales a competir por los recursos. Ello además determina el fenómeno totalmente estéril de trabajar por publicar o trabajar por trabajar sin verdadero deseo o curiosidad cientifica.
3. Habría que armonizar, como en otras Universidades más adelantadas, plazas docentes e investigadoras.
4. Habría que refundar la Universidad para permitir una labor investigadora de calidad y "reconocida". Seguimos en el mismo modelo de Universidad española que en el anterior regimen: Muchas y mal dotadas Unversidades frente al modelo más desarrollado del centro de Europa o Estados Unidos. Ya se habla de crear otra Universidad pública en el sur de Madrid!.
5. La estructura de personal de la Complutense es incompatible con una labor investigadora eficaz: Mucho personal administrativo (1 PAS/1,7 docentes) y prácticamente inexistente personal laboral que además no está bien cualificado (conversión de señoras de limpieza en técnicos de laboratorio y otros ejemplos edificantes).
6. Una reforma sólo seria posible separando las secciones de Ciencias Experimentales de las de "Humanística".
  

Escrito el 20/7/2002

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Falta interés por la institución
Autor: Antonio Ruiz Mayor
Profesor Titular de Universidad
Depto. de Tecnología Fotónica. Facultad de Informática. Universidad Politécnica de Madrid

Me parece ésta una cuestión de la mayor importancia. Creo que hoy la universidad dispone de recursos humanos y materiales suficientes para alcanzar una mayor calidad docente e investigadora. A mi modo de ver, nos falta interés por la institución. Existe una actitud de fondo de "ordeñar la vaca", donde se ponen los intereses de beneficio personal y de grupo (económicos y de prestigio) por encima del interés por la institución que al final es la que nos da cobertura.

Por otro lado, los méritos reconocidos son fundamentalmente las publicaciones y proyectos, que habitualmente se obtienen del esfuerzo personal y del grupo en el que uno está insertado.

En este orden de cosas, es difícil que los mejores tengan interés por dedicarse al gobierno de los centros e instituciones.



Escrito el 21/7/2002

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Profesionalización, cualificación y gestión integral
Autor: Carlos Buxadé Carbó
Catedrático Producciones Animales
E.T.S.I Agrónomos - Universidad Politécnica de Madrid

Desearía expresar de forma muy breve algunas opiniones respecto al debate suscitado. Debo indicar, antes, que vengo defendiendo estas ideas desde hace 25 años sin nigún éxito. Entré en la Univeridad, procedente de la empresa, como Profesor Adjunto, por oposición, en 1977. Viendo como evolucionan las cosas y como degenera la Universidad (veáse planes de estudio, por ejemplo), doy la batalla por perdida.

No obstante, creo, es importante decir, una vez más, lo que pienso, predico y hago.

Creo firmemente que:

a. La misión principal de la Universidad es formar e informar al cuerpo docente. Por ello, en la Universidad, en términos generales, la docencia debería ser significativamente más importante que la investigación (al
contrario de lo que debe ocurrir, por ejemplo, en el CSIC).

b. La misión principal de la Universidad, en mi opinión siempre, es
atender adecuadamente a sus (nuestros) clientes (los alumnos versus sociedad), ayudando a crear "un producto" que sea útil y rentable para quien paga (el contribuyente = la sociedad). En consecuencia, hemos de generar titulados que puedan incorporarse, en el lugar adecuado, a la sociedad.

¿Qué piden realmente nuestros clientes? ¿Qué deberían pedir?

¿Por qué no piden lo que realmente deberían pedir y sólo piensan, en
general, en marcharse lo antes posible con un titulo que, muchas veces, no
es el que querían tener cuando llegaron a la Universidad?

c. Los docentes deberían estar formándose todos los días pero, ¿lo hacen? Ya sé que es muy difícil ser un buen docente. Ya sé que no es cómodo estar todos los días "cara al público" (pero, estarlo de verdad), sometido al "exámen diario" por parte de nustros alumnos, sin dejarse coaccionar por ellos y ejerciendo un liderazgo moral. Y ¡cuidado! el alumno paga ¡no se olvide!

Me parece, es mucho más cómodo estar en el despacho, delante del ordenador (como lo estoy yo ahora) y/o en el laboratorio, "protegido" por el entorno, sin "jueces" ni "críticos" a corto plazo, y muchas veces, ni a medio-largo plazo.

d. Docencia e investigación aplicativa (pero útil, aspecto clave) son, creo,
perfectamente compatibles. Más problemática puede ser la investigación
básica. Pero, en general, ésta ¿debe efectuarse en la Universidad? ¿No hay otros centros especializados en ésto?.

e. Habría que poner, en general, mucha más seriedad y profesionalidad en el cuerpo docente (cumplimiento de horarios, formas y fondo, etc.) ¿Por qué no se controlan las permanencias? ¿Por qué no fichamos obligatoriamente? (nosotros lo hacemos voluntariamente). ¿Por qué se permite que haya tanto "incumplidor" (que cobra igual que los otros)?¿Por qué no ejercemos el liderazgo? ¿Por qué hay tantos "contubernios" profesores-alumnos?

En mi opinión, la Universidad, hoy, requiere una remodelación muy
importante, basada en su real profesionalización, en la cualificación real y la gestión integral, en función de sus objetivos. Por cierto ¿los tenemos?

Por último: la consanguinidad, en general, es degenerativa; también lo es
en el ámbito intelectual. Por supuesto, hay excepciones que confirman la
regla. No obstante, yendo al extremo, estoy cansando de ver el hijo de...la
hija de...el sobrino de...etc, etc, entre el profesorado universitario. Son
personas que, en general, están ahí "por linaje", no por méritos.

Esta consanguinidad, en el sentido amplio, se ve perfectamente en los
artículos de las revistas de impacto (la pela es la pela); publican 2
páginas y firman siete... Es la llamada "consanguinidad del equipo".

La verdadera "cuesta abajo de la calidad en la Universidad", por lo menos de las Univesridades tecnológicas (que son las que conozco un poco) empezó, en mi opinión, con la ley de "idoneidad". ¿La recuerdan? He visto decenas (digo decenas) de personas (en general, inicialmente profesores titulares; algunos de ellos son hoy catedráticos), que habían suspendido dos y más veces un concurso-oposición y que, en muchos casos, siguen de titulares y nunca han aprobado ninguno (y bastantes de los que han aprobado alguno más tarde, mejor no comentamos como...).

A ello añadan, por favor, la reforma de las Comisiones (antes Tribunales) y,
sobre todo, de los propios concursos (he visto a muchas (repito, muchas)
personas aprobar un concurso sin saber el programa, incluso ¡ojo! sin
dominar la materia...).

Todo esto, y muchas cosas más, han llevado a la Universidad donde hoy está.

Un último detalle: en mi entorno próximo están hoy (que ya no hay clases, ni exámenes), el 30 por 100 de los que deberían estar; a las 08,00 no había prácticamente nadie, a las 09,00 el 5 por 100, a las 10 un 15 por 100. ¿Estamos?.


Escrito el 21/7/2002

39 
La investigación es el motor de la docencia
Autor: Javier Ortega García
Universidad Politécnica de Madrid

Gracias por la reflexión acerca de la coexistencia del binomio docencia-investigación que se plantea en este debate; yo también me sumo a esa expresión de que "una Universidad que no investigue, no es Universidad, es otra cosa". Efectivamente, incluso hasta poder afirmar que la investigación es el propio motor de la docencia, en el sentido de que el profesor que no descubre, que no innova, que no acomete nuevos retos, no se puede decir en sentido estricto que sea un gran docente.
  
Recuerdo que en mis tiempos de estudiante -no hace tantísimo, pues tengo 38 años-, siempre decíamos lo mismo: "Prefiero un profesor con mucho conocimiento (actualizado) y con menor capacidad docente, que un gran docente en el sentido metodológico que no tenga nada nuevo que contarnos". La investigación renueva la docencia, eso está muy claro para mí, y es experiencia vivida en primera persona.
  
En cuanto a la cuestión de si se debe ponderar la dedicación docente en función de la dedicación investigadora, veo que emergen varios inconvenientes: ¿qué sucede con la investigación financiada no públicamente sino desde el ámbito privado (contratos y convenios con empresas)? ¿También estos contratos redundarían en la reducción docente? Yo no es que me oponga (pues, personalmente, sería algo que me favorecería), pero surgirían muchas voces discrepantes en mi entorno.
  
Un último matiz personal, que creo que puede ser significativo y esclarecedor. Que conste que el entorno en el que me desenvuelvo profesionalmente es una Escuela Universitaria (donde a contracorriente hice mi Tesis, obtuve mi plaza de catedrático de escuela, me han dado proyectos CICYT y europeos, se me han evaluado positivamente los tramos de investigación solicitados). Ello quizá me permite hablar con un mayor conocimiento de causa de la importancia de la investigación en la Universidad.
Escrito el 21/7/2002

40 
Me duele "mi" Universidad
Autor: Benjamín Fernández Ruiz
Departamento de Biología Celular
Facultad de Biología. Universidad Complutense de Madrid

Mil gracias por mostrar una preocupación que comparto al cien por cien. Tengo 61 años y llevo en la Universidad desde que cumplí los 17 en que hice "el selectivo", es decir, que casi toda mi vida. La Universidad ha sido mi razón de ser en todo su amplio sentido de la palabra, la he querido y la sigo queriendo, pero desde hace un tiempo "me duele mi Universidad".

Haría falta un nuevo Cisneros para refundar la Universidad y personajes así no se nos dan todos los días. Los que llevamos ya el saco de la experiencia sobre nuestras espaldas, creo que podemos exponer ideas que las autoridades deberían considerar. Veamos algunas:

a) Dando el número de clases que realmente la Ley nos obliga a dar es un milagro que encima podamos hacer investigación seria. Este criterio que asumo, me lo dío hace tiempo el Prof. Jones, Presidente de la Asociación de Neurocientíficos en los Estados Unidos y actual Catedrático de Berkeley. Yo confieso haber dado este curso 190 horas docentes (90 de teoría y 100 de prácticas) y aun podría haber llegado hasta las 240 horas exigibles. Sé que muchos de nuestros colegas se ríen de ésto, porque ellos no dan ni una docena de horas. Pero autoridades hay que podrían controlar estas diferencias y tratar de regularlas.

b) Cuando empezó la democracia, aquí se pensó que lo democrático es "café para todos" y todos las mismas horas. Yo creo que existe una jerarquía de edad y de oficio y que si yo tengo que presidir Tribunales, Comisiones, presentar proyectos, evaluar algunos, hacer informes, etc, no puedo tener el mismo numero de horas que quienes no realizan ninguna de esas tareas. Es más, la edad cuenta y el cansancio también. Cierto que con la experiencia se suple el esfuerzo de los que tienen que preparar sus clases por primera vez, pero las exigencias "socio-académicas"sobre los mayores son de tener en cuenta y para todos es cuestión de esperar.

c) Quienes hemos estado en Laboratorios extranjeros, una de las grandes diferencias que notamos desde el primer día es la alta cualificación del "personal auxiliar de laboratorio". No es comparable. Algo se empieza a mejorar ahora pero a veces a costa de que el auxiliar al mismo tiempo está haciendo su Tesis ¿se puede considerar esta situación normal? Pues se da. Al carecer de este personal uno debe perder cantidad de tiempo en cosas meramente materiales: preparar reactivos, disoluciones, revelar carretes, hacer fotocopias...

d) Ni por la docencia ni por la investigación, hay estímulo alguno. Sí es cierto que inventaron los escalones, los gallifantes y alguna que otra bufanda, pero no es eso. Se requieren inspectores o evaluadores de verdad, honestos y que el premio se consolide, no cuando que cuando seas mayor y te tengas que jubilar, tararí que te ví.

e) Hay que planificar una "carrera universitaria" en la que el joven pueda ver cual es su meta y qué se requiere para conseguirla y en cuanto tiempo. Da pena ver jóvenes con excelentes curriculla atascados años tras años con un contrato de asociado o de ayudante y otros menos jóvenes ya, pero excelentes docentes e investigadores, que llevan un cuarto de siglo desde que fueron Profesores Titulares. Y lo peor es que algunos han visto hacerse Catedráticos a otros con bastantes menos méritos que ellos, pero que pertenecían a "un grupo de presión" o una nueva Universidad. Por supuesto de otra Autonomía o incluso de la misma

f) Con ésta termino y enlazo con la anterior. Cuando uno viaja y conoce varias Universidades, llega a la conclusión que las que están en peor situación son las más antiguas. En las Universidades de reciente creación, los medios matetriales y humanos son de primera calidad, pero ojo que como no sepan programar...

Escrito el 21/7/2002

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Evaluación de la calidad en la Universidad
Autor: Angel García de La Chica
Director
Cetema

El segundo plan de evaluación de la calidad en las Universidades que se establece en el RD 408/2001 de 20 de Abril y la metodología que se ha desarrollado al efecto, se puede resumir en:

1.- Una autoevaluación por parte de la universidad:
La autoevaluación es un mecanismo a través del cual la comunidad universitaria, mediante un proceso de reflexión participativa, describe y valora su realidad. Un reducido número de personas que forman el comité de autoevaluación, para el cual se considera:
-Ha de tener un alto consenso de la comunidad que pertenece a la unidad evaluada.
- Ha de explicitar las principales fortalezas y debilidades.
- Debe concluir con una propuesta detallada de acciones de mejora.

2.- Evaluación Externa.
Nombrado por la Comisión de Coordinación Técnica del Plan de la Calidad de las Universidades  
Con tres miembros: Presidente - Coordinador: Académico de reconocido prestigio en el área evaluada de otra universidad. Un profesional procedente del mundo de la empresa y un vocal de apoyo.

El comité de evaluación externa debe:         
Analizar el Informe de Autoevaluación;  
efectuar una visita, de dos o tres días de duración, a la unidad evaluada;
realizar un informe de Evaluación Externa.

El informe de evaluación externa sirve principalmente para que la Unidad evaluada incorpore sus recomendaciones al informe final que se remite al Consejo de Coordinación Universitaria.

Con esta breve exposición del proceso, me gustaría recibir opiniones sobre los temas siguientes:
- ¿Qué consecuencias puede tener un negativo informe externo de evaluación de la calidad?
- ¿En qué va a mejorar la Universidad después de este proceso?
- ¿Cual debe ser el papel del profesional en el proceso de evaluación?
- Con un modelo tan abierto ¿qué peso se debe dar a la docencia y a la investigación?
- ¿Qué pueden hacer los evaluadores externos en tres días de evaluación que resulte útil a la universidad?
Escrito el 25/7/2002


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