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Memoria de Severo Ochoa 

Iniciado el 22/12/2005  y finalizado el 5/1/2006    
En estos días diversos actos rememoran el centenario del nacimiento de Severo Ochoa. Aunque desarrolló la mayor parte de su carrera científica fuera de nuestro país, Don Severo y Don Santiago Ramón y Cajal son hasta ahora nuestros únicos Premios Nobel en áreas distintas a la Literatura.

Severo Ochoa realizó a lo largo de su vida contribuciones esenciales para el mejor conocimiento del funcionamiento de los seres vivos, tanto por sus aportaciones en el campo del metabolismo como por sus descubrimientos fundamentales para descifrar el código genético, es decir, los mecanismos por los que la información contenida en los genes se traduce a proteínas, que son las ejecutoras directas de las funciones celulares.

A pesar de su distancia física durante el periodo más activo de sus investigaciones, Don Severo ejerció una enorme y positiva influencia en el desarrollo de la bioquímica y la biología molecular en nuestro país. En primer lugar, a través de los excelentes discípulos que formó. La talla de los grandes científicos se mide también por su capacidad para ser maestro de nuevas generaciones de investigadores. Así, Eladio Viñuela, César Nombela y Margarita Salas, por citar sólo algunos nombres, son ejemplo de esos discípulos que, a la vuelta a España, impulsaron sus propios grupos y escuelas de alta calidad.

En segundo lugar, además de esa influencia "directa", Don Severo actuó como fuente continua de apoyo, consejo, inspiración y referencia para muchos (jóvenes entonces) científicos españoles que pugnaban (también con el aliento y empuje en España de maestros como Julio Rodríguez Villanueva, Angel Santos, Alberto Sols o Carlos Asensio) por abrir nuevos en una época difícil, por establecer contactos con laboratorios de otros países y situar a la bioquímica española en el plano internacional. La influencia de Ochoa marca también el nacimiento de la Sociedad Española de Bioquímica a principios de los sesenta, y la organización de congresos internacionales y reuniones científicas relevantes en España, como el Congreso de la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas (FEBS) en Madrid en 1969.

Por último, el Profesor Ochoa tuvo también un papel nucleador esencial en la creación del Centro de Biología Molecular que hoy lleva su nombre. El Centro de Biología Molecular (CBM), inaugurado en 1975, inició en España un nuevo concepto de centro de investigación que ha demostrado ser extraordinariamente fecundo. Centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad Autónoma de Madrid, supo reunir a grupos de calidad de estas instituciones (como los liderados por Eladio Viñuela, David Vázquez, Federico Mayor Zaragoza y Antonio García-Bellido), conjuntamente con unos servicios científicos y técnicos altamente cualificados. Este crisol ha permitido obtener al Centro unos excelentes resultados científicos, y actuar como poderoso foco de atracción en la formación de estudiantes de Doctorado y de jóvenes investigadores, que hoy trabajan en diversas instituciones españolas y extranjeras. Los criterios de alta calidad científica, la capacidad de reclutar investigadores de primer nivel internacional capaces de colaborar en un entorno transdisciplinar, y la proyección docente y formativa deben ser también los valores que nos guíen ahora, en el momento en que están concluyendo las obras del nuevo edificio del Centro de Biología Molecular.

Los científicos de mi generación tuvieron menos oportunidades de interaccionar con Don Severo en su etapa de mayor producción científica. Sin embargo, recuerdo vivamente de mi época de becario y estudiante predoctoral en el CBM su enorme curiosidad en la asistencia a los seminarios, su permanente apuesta por el rigor, la excelencia, por las cosas bien hechas, su pasión por la ciencia. Estos valores son la mejor y más permanente herencia de Ochoa a las sucesivas generaciones de científicos.

Un verso del poeta granadino Luis García-Montero dice: "(.) La verdadera nostalgia, la más honda, no tiene que ver con el pasado, sino con el futuro". Creo que el mejor homenaje que se puede hacer a la memoria y a la figura de Ochoa en el centenario de su nacimiento es recordar el legado de su trayectoria y de su ejemplo en la actividad científica de los jóvenes bioquímicos y biólogos moleculares de hoy. En este sentido, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) organizó el pasado 16 de Noviembre, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, un acto con el lema: "Ochoa, 100 años: mirando al futuro", en el que se presentaron 100 paneles con trabajos de jóvenes científicos de todo el país, así como los proyectos de los 3 españoles reconocidos con el premio European Young Investigator Award (EURYI) de la Unión Europea en el área de ciencias de la vida.

Esperemos que esta mirada al futuro, construida con el esfuerzo de muchos y con el ejemplo de figuras como la de Don Severo Ochoa, vaya acompañada del necesario y continuado impulso que la sociedad y los poderes públicos regionales y nacionales deben proporcionar a la investigación biomédica, como instrumento esencial en la nueva sociedad del conocimiento y para la mejora de las condiciones de vida de la humanidad en su conjunto.

Federico Mayor Menéndez
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular
Departamento de Biología Molecular y Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa"
Universidad Autónoma de Madrid

 

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