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Evasión en la granja: tiempos difíciles para los pollos 

Iniciado el 29/6/2006  y finalizado el 13/7/2006    
El año pasado, y lo que llevamos del actual, ha marcado un giro notable en relación con la evolución de la gripe aviar, la producida por el virus A (H5N1). Son realmente tiempos muy difíciles para ser pollo. La infección está cada vez más extendida entre las aves: más de 200 millones de pollos, gallinas, patos y ocas han sido victimas de la infección o se han sacrificado en un intento de controlarla.

La localización original de la infección (sudeste de Asia y China) se ha ampliado hacia el este (India, Turquía, antiguas repúblicas soviéticas como Azerbaiján) y el sur (Egipto, Nigeria y Níger, entre otros países africanos). Finalmente, la práctica mayoría de países de Europa han comunicado casos aislados entre las aves, bien migratorias (mayoritariamente) o bien en pequeñas explotaciones domésticas. Curiosamente, ni España ni Portugal han detectado (de momento) ningún caso de infección entre las aves. Probablemente es solo cuestión de tiempo.

Malos tiempos. La gripe aviar es para nosotros una amenaza, para las aves es una realidad: están inmersas en una verdadera pandemia (panzootia en sentido estricto), y no tienen una buena vacuna ni medicamentos para hacerle frente con garantías. Los veterinarios y el personal auxiliar, en muchos países donde se han detectado brotes extensos, están trabajando entre una notable escasez de medios, tanto humanos como materiales.

A pesar de todas las afirmaciones sobre su seguridad, la venta y el consumo de carne avícola ha descendido en Europa (notablemente en Italia) y también (aunque menos) en España.

Los científicos están de acuerdo en considerar que el riesgo de infección en seres humanos por ingesta de carne o huevos contaminados es mínimo, por no decir prácticamente inexistente, especialmente si se siguen las más elementales recomendaciones de higiene en la manipulación y cocción de los alimentos.

Los únicos casos, que cabe calificar de anecdóticos, en los que la ingesta ha podido jugar un papel relativamente relevante en la transmisión del virus se refieren a animales (felinos: tigres y gatos) que se pudieron contagiar, entre otras vías, por la ingesta de pollos muertos infectados, como el brote descrito en el zoológico de Bangkok, y a seres humanos, con un posible caso relacionado con la ingesta de un pudding de sangre de pato cruda, plato típico de las celebraciones del año nuevo en Vietnam.

Sin embargo, persisten notables incógnitas sobre la situación real de la infección, y especialmente su transmisión, entre las aves: ¿las aves migratorias son realmente las que transmiten y extienden la infección? o, por el contrario, ¿son las explotaciones industriales las principales responsables de la misma?

Sin pretender para nada resolverlas, y a título meramente informativo, conviene considerar una serie de datos:

1.- Varios de los brotes más extensos de gripe aviar han tenido lugar en las proximidades de explotaciones avícolas industriales. Este es el caso, por ejemplo, de Tailandia, donde incluso existe una "teoría de la conspiración" que involucra a un gigante de la industria avícola, la compañía Charoen Pokphand (CP) en el origen de la epidemia.

2.- Las rutas de diseminación a partir de algunos de estos brotes no siguen los patrones migratorios de las aves, si no que pueden relacionarse con el transporte por carretera y ferrocarril. La diseminación del brote inicialmente localizado en el lago Quinghai, en China, zona de paso importante de las aves migratorias, puede ser también un ejemplo.

3.- Se supone que, en algunas ocasiones, determinadas explotaciones avícolas industriales han violado las reglas de embargo de exportación/importación y se ha producido un comercio ilícito de aves potencialmente infectadas. La introducción de la infección en Nigeria es un ejemplo: es prácticamente seguro que se importaron pollos recien nacidos desde zonas de Turquía y China donde existía la enfermedad, y que esta se originó en una zona del país donde existe la mayor explotación industrial avícola, lejos de las zonas preferidas por las aves migratorias.

4.- La masificación de algunas explotaciones avícolas, los métodos que se emplean para la alimentación de las aves y otras variables han podido contribuir decisivamente a la génesis y especialmente a la extensión de la enfermedad. El empleo de piensos y paja contaminada aumenta el riesgo de infección, tanto para las aves explotadas comercialmente como para las migratorias, que con frecuencia descienden a comer y descansar en las proximidades de estas explotaciones.

Finalmente, existe otra razón también poderosa. Los pequeños comerciantes no reciben, en muchas ocasiones, una compensación adecuada por la pérdida o sacrificio de sus animales. Estos son, por una parte, la principal fuente de proteínas en muchos hogares de Asia y África y, por otra parte, son la base principal de la economía doméstica en un buen número de hogares en países de renta baja o muy baja. Por ello, ante la amenaza o detección de un posible caso, que comportará con alta probabilidad el sacrificio de todas las aves, intentan ocultar esta situación y vender, a bajo precio y quizás por canales poco lícitos, las aves restantes, que muy bien pueden estar a su vez infectadas.

Esta situación también se da en algunos casos en los que se ha detectado el pase ilegal. La noticia fue publicada recientemente en el International Herald Tribune.

La policía italiana buscaba y detectaba una partida ilegal de carne de pollo en Milán (3 millones de raciones sin identificar debidamente), importados probablemente desde China, situación prohibida en la UE desde el año 2002.

Existen evidencias para afirmar que este tipo de negocio ilegal juega un papel relevante en la extensión de la infección por virus A (H5N1). De hecho es el segundo negocio mundial de tráfico ilegal tras el de drogas. En Vietnam se considera que este tipo de tráfico ilegal, generalmente desde China, es el responsable de la reintroducción de la enfermedad en el país, tras una etapa de control adecuado.

En resumen, aunque se atribuye la extensión de la infección a las aves migratorias, el comercio legal y particularmente el ilegal son también rutas muy probables de diseminación. El efecto de este tráfico puede ser devastador, especialmente si el animal enfermo o algunos de sus productos derivados (piensos, fertilizantes) se introducen en una explotación comercial libre de enfermedad. Es necesario mantenerse muy alerta para que los sistemas que garantizan nuestra seguridad alimentaria no se vean afectados ni violados. Mientras tanto, podemos seguir comiendo huevos y pollo, adquiridos en nuestros mercados y bien cocinados, con tranquilidad.

Realmente, son malos tiempos para ser pollo...



Antoni Trilla
Hospital Clínic de Barcelona
Universidad de Barcelona

 

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