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¿Debe participar la comunidad científica en la gestión de crisis? 

Iniciado el 20/1/2003  y finalizado el 18/2/2003    
Moderado por Xavier Pujol Gebellí.

SI USTED FUERA GESTOR, ¿ESTABLECERÍA PRIORIDADES EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA?

¿Cree que las ciencias de la vida merecen en estos momentos una mayor inversión que las matemáticas o cualquier otra rama del saber? ¿Considera que el desarrollo tecnológico debe anteponerse a la generación de conocimiento? ¿Hay que orientar la ciencia, por más conceptos básicos que resuelva, o por el contrario hay que dejarla fluir libremente? En Europa los gestores no acaban de ponerse de acuerdo. Tampoco, por extensión, en España. La tendencia, no obstante, apunta más a la orientación en busca de aplicaciones que no a la libertad. Si usted fuera gestor, ¿qué tendencia escogería? ¿Primaría una rama en detrimento de otra?

La orientación del sistema científico y tecnológico continúa siendo un debate pendiente de solución en Europa. Periódicamente, se alzan voces reclamando mayor libertad de acción para unos científicos que se ven encorsetados por programas marco y líneas de acción considerados demasiado restrictivos. Sin embargo, de no existir restricciones, que a efectos prácticos se traducen en recursos más cuantiosos para un paquete de áreas en detrimento de otras, muchos piensan que difícilmente se van a lograr avances cualitativos suficientemente sólidos como para competir con Estados Unidos o Japón.

La competitividad, pues, parece ser el principal argumento para fortalecer áreas de conocimiento. Así se hizo, en un momento dado, con la biotecnología. Ante la pujanza de esta rama tecnológica en Estados Unidos, y aprovechando la existencia de una cierta masa crítica en distintos países europeos, desde la entonces todavía Comunidad Económica Europea, durante la década de los ochenta se primó extraordinariamente todo cuanto tuviera que ver con lo 'bío', desde conocimiento básico hasta desarrollo de aplicaciones pasando por la creación de empresas y la generación de estructuras técnico-científicas de tamaño y ambición diversas. Transcurridos casi veinte años, ¿puede considerarse Europa una potencia biotecnológica?

La respuesta admite múltiples matices. En el extremo de las sensaciones positivas se considera que el impulso dado a esta área ha situado a Europa y a los países que mayor esfuerzo inversor han efectuado en las posiciones de cabeza, aunque con dura competencia exterior. Desde el más negativo se entiende que las inversiones llevadas a cabo simplemente han impedido que Europa se descuelgue y que ello se ha conseguido a costa de otras áreas.

El ejemplo podría resultar válido para otros muchos casos de conocimiento orientado. Para todos ellos los analistas más críticos argumentan que la falta de libertad, y por tanto de recursos, obliga a diseñar políticas que van siempre a remolque de la existencia de masa crítica suficiente y, sobre todo, de que se aprecie un retorno económico a medio plazo. Dicho de otro modo: obliga a apostar sobre seguro rechazando lo que huela a inventiva y descartando lo que hoy aparenta ser un riesgo. Sólo así se explica el interés por impulsar la nanotecnología en Europa cuando en Estados Unidos o en Japón llevan años de carrera en nanociencias, un campo abonado en el Viejo Continente pero sin la atención suficiente hasta ahora.

La denominada ciencia libre, por supuesto, también tiene sus detractores. Lo son, en esencia, los que opinan que los recursos son limitados. De acuerdo con este argumento, o se opta por el 'café para todos' o por el 'almuerzo para algunos'. Optar por lo segundo lleva a la especialización y ésta, como siempre, al riesgo de acertar o bien caer en el seguidismo de modas pasajeras.

Es muy probable que la respuesta a este dilema, si existe, sea un término medio. Japón apostó en su día por la electrónica de consumo prácticamente a partir de la copia y, con el tiempo, ha desbancado al resto del mundo en innovación y ciencia básica vinculada al chip, sea electrónico, cuántico, nanotecnológico o biológico. La apuesta mucho más libre de Estados Unidos le ha llevado a una diversificación que ha conducido a su comunidad científica hasta el liderazgo de múltiples áreas. Representan, de algún modo, caminos opuestos hacia el mismo lugar.

Ambos enfoques han llevado al desarrollo actual de lo que hasta hace poco eran curiosidades científicas. Por citar unos ejemplos: ¿Quién habría dado un euro hace tan sólo diez años por las células madre? ¿Y por la genómica, cuando hoy empieza a hablarse de metabolómica? ¿Quien se hubiera atrevido con los hidratos de gas, con el ARN o con la fotónica? Desde las revistas especializadas se habla hoy de grandes redes inalámbricas, ingeniería inyectable de tejidos, nanocélulas solares, mecatrónica, computación GRID, imagen molecular, glicómica o criptografía cuántica como tecnologías emergentes para cambiar el mundo.

¿Con cual de los dos enfoques, el orientado o el libre, se favorece su desarrollo? ¿Cuál de ellos da mayores oportunidades a la innovación? ¿Limita realmente el orientado la investigación básica? ¿Hipoteca la ciencia libre los recursos? ¿Existe un punto medio que equilibre ambas tendencias? Y la última y tal vez más trascendente en nuestro caso: para una potencia menor como es todavía España, ¿tiene sentido plantearse el debate en estos términos? Dicho de otro modo, ¿establecería prioridades en ciencia y tecnología?


 Comentarios:

 

1 
¿Debe participar la comunidad científica en la gestión de crisis?
Autor: Carmen García Vallejo
científico del CSIC
IIB, CSIC-UAM

1. Los científicos españoles tienen suficiente peso y capacidad
organizativa para afrontar este reto.

2. Las soluciones que se han manejado tradicionalmente en España ante una crisis claramente no son las adecuadas.  

Se podrían explorar otros modelos en busca de esquemas más apropiados, basándose, por ejemplo, en los utilizados por vecinos de nuestro entorno de mayor tradición científica en situaciones de crisis. Sin ir más lejos, creo que la crisis de Doñana se trató de manera infinitamente mejor que la del Prestige. ¿Por qué?  

3. No estoy segura de que la receptividad de los políticos españoles ante las propuestas científico-técnicas no tenga distinciones de color. En cualquier caso, y en este momento al menos, creo que refleja el desinterés o desconocimiento de nuestra clase dirigente por la Ciencia, que en mi opinión contrasta llamativamente con el creciente interés del hombre de la calle por los asuntos científicos.
Escrito el 20/1/2003

2 
El papel asesor de la comunidad científica
Autor: Angel Santos Montes
profesor titular
F. medicina UCM

En cualquier situación de crisis la respuesta a dar corresponde sin duda alguna al poder político. No creo que en caso alguno la respuesta pueda ser asumida por la comunidad científica, sea esta una comunidad fuerte y organizada ó raquítica. La función de la comunidad científica debe ser la de asesoramiento, la de generar unos protocolos, basados en datos científicos y experiencias anteriores, de intervención en casos de nuevas crisis. La administración debería por tanto apoyar el que se generen dichos protocolos y crear los correspondientes comités de asesoramiento que incluirían a personas del mundo científico-técnico.

Como hemos visto recientemente, una situación de crisis puede encender una agria polémica partidista, tan legítima en si misma como estéril a la hora de aportar una solución técnica. No creo conveniente que la comunidad científica participe en ese tipo de polémicas.
  
Los científicos en tanto que ciudadanos de una sociedad pueden emitir su opinión sobre cualquier tema de interés social y hacerlo de forma individual ó colectiva. Además sería deseable una mayor participación en debates ante la opinión publica que de alguna manera pueda limitar el bombardeo de opiniones ignorantes a los que está continuamente sometido el ciudadano medio a través de los medios de comunicación.

El mundo científico es un mundo muy competitivo donde se lucha de forma feroz por los recursos, muy limitados en nuestro país. Pueden imaginar ustedes cómo seria nuestro mundo si a la suma de los subjetivismos y maniobras políticas de grupo que se producen para repartir los míseros recursos actuales les sumamos fenómenos impredecibles como son las crisis. Crisis que en gran medida son producto de la ambición mal entendida, la codicia humana y la mala gestión anterior.

Creo que no muchos de nosotros sentiría ilusión por lanzarse a la arena publica. Nuestra responsabilidad como colectivo es más la de procurar una clase dirigente más ilustrada en temas científico-técnicos.  

Escrito el 21/1/2003

3 
Ciencia y crisis
Autor: José Manuel García de la Cruz
profesor de economía
universidad autónoma de madrid

1. La comunidad científica debe asumir su permanente participación, no sólo en cuanto a las crisis sino también en la orientación de las políticas que entrañen riesgos.

2. A tal fin, los programas científicos deben priorizar las áreas más relacionadas con los riesgos colectivos.

3. La comunidad científica debe esforzarse en separarse de los intereses particulares y, desde luego, de los más inmediatos del poder político.

4. Dentro de la administración de los asuntos públicos las relaciones con el mundo científico no pueden fijarse por criterios de urgencia y oportunidad sino con criterios de responsabilidad colectiva.

5. Si la ciencia no acude en auxilio de los problemas sociales ¿para qué quiere la sociedad a la ciencia y a los científicos?
Escrito el 21/1/2003

4 
Científicos en el desastre del Prestige
Autor: Pedro Antonio Galera Gómez
Profesor Titular
Universidad Complutense

Creo que debe de existir un foro para que los científicos puedan emitir sus opiniones e ideas acerca de catástrofes como esta del Prestige. Además debería ser posible una rápida organización para investigar, consultar y colaborar con otros científicos en el mundo que puedan también aportar soluciones.

Por ejemplo, en el caso del vertido del Prestige, la fuerte adhesión del fuel a las rocas dificulta su recogida. Pienso que posiblemente la incorporación de algunos aditivos podría modificar las propiedades superficiales del fuel y disminuir con ello la adhesión y la difusión de éste en los poros de las rocas. La adhesión y difusión en medios porosos es por tanto un tema de trabajo que permitiría dar algunas soluciones a este problema.

En casos como estos se necesita la colaboración de cientificos e ingenieros de distintas áreas, por ello es necesario que exista un foro u  organización de comunicación y consulta a los científicos, de forma que éstos puedan aportar sus ideas.
Escrito el 21/1/2003

5 
Sí que estamos preparados para el Prestige
Autor: Manuel Espinosa
Profesor de Investigación
CSIC

En mi opinión, los científicos españoles sí estámos preparados para responder a la catástrofe del Prestige. Y las carencias que existieran serían suplidas por la posibilidad de acudir a especialistas de todo el mundo los cuales a su vez, estarían más que contentos en ayudarnos en todo.  

La pregunta es otra: ¿están nuestros POLÍTICOS preparados para: a) consultar A TIEMPO a nuestros científicos; b) reconocer sus errores; c) actuar con rapidez y transparencia; d) no esconder, no ocultar, no mirar para otro lado?
Escrito el 21/1/2003

6 
Megacríometeoros
Autor: Jesús Martínez Frías
Científico Titular
Centro de Astrobiología CSIC-INTA

En el texto que se incluye relativo a si la comunidad científica debe participar en la gestión de la crisis se indica en uno de los párrafos:

"...o la caída todavía inexplicada de aerolitos..."

La caída de bloques de hielo es un fenómeno que hasta hace dos años nunca se había estudiado de forma rigurosa, ya que automáticamente se asignaban estas caídas a hielo procedente de aeronaves.  

A este respecto querría matizar que, desde enero de 2000 y coincidiendo con la caída inusualmente masiva de estos bloques, los resultados de nuestra investigación, ofreciendo una hipótesis para explicar este singular fenómeno atmosférico, se vienen presentado en congresos científicos internacionales y nacionales.  

Se han publicado diferentes trabajos, tanto en en revistas incluidas en el Science Citation Index como españolas. El término aerolito es un término que insistentemente se utiliza de forma errónea; en el último congreso internacional sobre catástrofes medioambientales celebrado en Londres se acuñó el término "megacríometeoros", término que fue aceptado (Travis & Martinez-Frias, 2002).

Estos artículos pueden "descargarse" de la página web que desde hace
más dos años existe como parte de la red Tierra de Rediris, donde se van incorporando casos similares en otros países (el último hace apenas una semana):

http://tierra.rediris.es/megacryometeors

Entre los artículos destacaría:

1) Primera Nota Corta publicada en la sección de ciencias atmosféricas de
la revista del American Geological Institute:

Martínez-Frías, J., Millán, M., García, N., López-Vera, F., Delgado, A., García, R., Rodríguez-Losada, J.A., Reyes, E., Martín Rubí, J.A. & Gómez-Coedo, A. (2001) "Compositional heterogeneity of hailstones: Atmospheric conditions and possible environmental implications" AMBIO 30-7: 450-453.  

2) Artículo sobre los antecedentes de otros casos similares (muchos de ellos previos a la existencia de los aviones):

Martínez-Frías, J. & López-Vera, F. (2000) "Los bloques de hielo que caen del cielo. Antecedentes y casos recientes en Europa y NorteAmérica" Revista de Enseñanza de las Ciencias de la Tierra 8-2: 130-135.  

3) Sobre las condiciones atmosféricas y posibles implicaciones medioambientales:

Martínez-Frías, J., Millán, M., García, N., López-Vera, F., Delgado, A., García, R., Rodríguez-Losada, J.A., Reyes, E., Martín Rubí, J.A. & Gómez-Coedo, A. (2001) "Compositional heterogeneity of hailstones: Atmospheric conditions and possible environmental implications" AMBIO 30-7: 450-453.  

4) Artículo sobre sus características hidroquímicas:

Santoyo, E., García, R., Martínez-Frías, J., López-Vera, F. & Verma, S.P. (2002) Capillary electrophoretic analysis of inorganic anions in atmospheric hailstone samples. Journal of Chromatography A, 956, 279-286.  

En verano del año pasado nuestra investigación fue objeto de una
News Focus en la sección de Meteorología de la prestigiosa revista "Science":

Bosch (2002) Great Balls of Ice. Science. News Focus. 297 2 August 2002

Existe un grupo de trabajo internacional muy activo sobre el tema, del cual España ha sido promotora y actual coordinador, y los casos se han seguido repitiendo no solo en España sino también en EEUU, Canadá, Holanda, Italia, etc. El año pasado se produjeron --que se sepa-- 9 caídas conocidas y verificadas (4 de ellos en España) y durante las dos últimas
semanas de 2003 se han producido otras dos: una en EEUU y otra en  
Italia.

Para cualquier información adicional sobre este tema pueden contactar
con: martinezfrias@mncn.csic.es







Escrito el 21/1/2003

7 
Implicaciones sociales de la comunidad científica
Autor: Carlos Ortiz de Zárate
coordinador
Grupo de Estudios Comparados Euroafricanos y Eurolatinoamericanos

Me siento invitado por este debate, porque, lamentablemente se trata de un debate pendiente y lo es, quizá, por una idea de la comunidad científica enmarcada en un concepto abstracto del saber y de la ciencia que presupusiera que el que sabe pudiera abstraerse de su entorno en nombre de un saber y, lo que es aún más grave, que el último pudiera legitimarse fuera del "mundanal ruido". Si aceptamos una comunidad científica indiferente a la cotidianidad, deberiamos aceptar que la comunidad ciudadana se plantee la conveniencia de subvencionar ésta, cuando tiene urgencias mucho más apremiantes; como por ejemplo, dotarse de infraestructuras para confrontar desastres ecológicos.

Pienso, precisamente, que la función que justifica la presencia de la comunidad científica en nuestra sociedad es la de ser herramienta para encontrar alternativas que erradiquen esas urgencias de la cotidianidad. La problemática del Prestige no puede resolverse sino a través de la comunidad científica: la aplicación de una normativa que garantice, a corto plazo, el transporte marítimo de materiales peligrosos, y a medio y largo plazo, en la medida de lo posible, la eliminación de los mismos de nuestro sistema productivo, requiere una comunidad científica. Es así, no solamente porque el planteamiento es muy complejo y requiere el recurso a un gran número de áreas de conocimiento.

Quiero señalar otro aspecto que me parece esencial: la comunidad científica es un referente esencial en el proceso político. Se echa mucho en falta la presencia de ésta en el discurso  mediático. Así, los ciudadanos estamos abandonados a las más burdas demagogias.
Escrito el 21/1/2003

8 
Existen antecedentes de participación
Autor: Beatriz Presmanes
Coordinadora de Programas
Dirección General de Investigación CM

No es nueva la situación en España de falta de soluciones a como afrontar problemas complejos donde el papel de la ciencia y nuestros científicos puede ser relevante para la búsqueda de soluciones. Lo curioso de todo ello es que en ningún caso se mencionan experiencias muy próximas de como abordar estas situaciones.

Me refiero a las actividades desarrolladas en torno a lo que se denomina "Evaluación Tecnológica" y donde la OTA americana (Office of Technologý Assessment) asociada durante 23 años al Congreso americano hizo un importantísimo papel de asesoramiento a los "políticos", y por extensión a la sociedad, sobre aspectos complejos de Ciencia y Tecnología.

Curiosamente, su desaparición va unida a la aparición en Europa de esta función que en concreto han puesto en práctica diversos Parlamentos europeos y que, con aproximaciones diversas, fundamentalmente se ocupan de analizar este tipo de problemas desde una perspectiva "neutral", es decir, buscando la colaboración de los partidos en el encargo y diseño de los estudios que se llevan a cabo.

Hay ejemplos para todos los gustos: desde como se informó el Parlamento inglés de las consecuencias de la guerra de Kuwait hasta aspectos de decisión sobre grandes inversiones en Ciencia (el caso de la industria aeroespacial en Francia) y muchos más.

A modo de ejemplo, conviene saber que España es uno de los pocos países de la UE que no colabora en EPTA, una red de oficinas parlamentarias de evaluación tecnológica asociadas a STOA, la oficina del Parlamento europeo. Creo que ahora sería el momento de pedir que algo así se institucionalice en España en lugar de montar sucesivas Comisiones ad-hoc de vida corta y que no asientan este tipo de prácticas.
Escrito el 22/1/2003

9 
Democratización del sistema de I+D español
Autor: Carmen Martín Moreno
investigadora
ciemat

Evidentemente, esto es lo que hay pero yo creo que ni la comunidad científica ni la sociedad en general nos lo merecemos aunque en muchas ocasiones  nuestra incapacidad de respuesta sea más que lamentable. En el ámbito científico, faltan en mi opinión, debate profundo y organización democrática.

Si bien la Universidad cuenta con una estructura representativa que parecerá mejor o peor, pero que permite un funcionamiento dentro de unos cauces democráticos, la situación en los Organismos Públicos de Investigación es bien distinta. En algunos, como el CIEMAT, la estructura está totalmente jerarquizada y el debate científico y  la capacidad de intervención de los investigadores completamente arrinconados. Supongo que en otros organismos la situación será parecida.

Ante esto, yo creo que es absolutamente necesario democratizar el sistema, hacerlo participativo y crear un foro general, llámese  como se llame, donde se genere opinión científica en sentido amplio (con sus connotaciones sociales, ambientales, políticas, etc.) y que tenga capacidad de intervención a la hora de planificar el desarrollo de la I+D (líneas prioritarias, inversiones, recursos humanos, relación con la Universidad y la sociedad, etc.) así como en casos de crisis, como la recientemente vivida por el vertido del Prestige.

En resumen, tal y como están las cosas, en mi opinión, el sistema de I+D se empobrece por momentos, tanto en los aspectos puramente científicos y técnicos como -y esto es tan grave o más grave todavía- en el terreno de su contribución al debate social y del papel que debe jugar en el diseño y la construcción de una sociedad más solidaria y más justa.
Escrito el 22/1/2003

10 
La marea negra alcanza al CSIC
Autor: Emilio Criado Herrero
Investigador Científico del ICV-CSIC. Secretario de CCOO en el CSIC
CCOO del CSIC

La política de desinformación del Gobierno sobre la catástrofe del Prestige ha alcanzado de lleno al mayor centro de investigación del país. El CSIC, a diferencia de lo ocurrido en la catástrofe de Aznalcóllar, cuando César Nombela, su entonces presidente, organizó una comisión de trabajo independiente que emitió su primer informe a los cinco días, esta vez ha permanecido mudo hasta 20 días después del hundimiento del petrolero. A la falta clara de reflejos ante la crisis se ha sumado la intención de controlar la información y las declaraciones de sus investigadores sobre el tema.  

La Junta de Gobierno del CSIC del 27 de noviembre constató el desconcierto del propio presidente, marginado de la crisis, y la actitud del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que obvia cualquier protagonismo del CSIC, sin ningún tipo de comunicación oficial sobre el tema. Sólo el 2 de diciembre el MCYT constituye con urgencia una comisión presuntamente coordinada por el CSIC, sin objetivos claros y sin financiación específica. El día 4 se anuncia una rueda de prensa en el Organismo, que se suspende aludiendo a motivos técnicos, y finalmente el lunes 10 comparece Emilio Lora-Tamayo, vicepresidente del CSIC y presidente de la comisión dando un avance preliminar sin aportar documentación basada en estudios experimentales y sin una toma de posición clara respecto a las posibles soluciones o vías de salida de la crisis.  

CC.OO. del CSIC se sigue preguntando, como lo ha hecho ya públicamente:  

¿Por qué el presidente Rolf Tarrach no ha asumido la responsabilidad de la comisión?

¿Por qué no fueron consultados desde el primer momento los centros especializados en biología, medio ambiente, oceanografía, investigaciones marinas, pesca, etc., del CSIC?  

¿Por qué la comisión de expertos que se reunió el día 19, cuando ya el barco se estaba hundiendo, estaba constituida sólo por ingenieros navales y técnicos de empresas y no incluía a ningún científico del CSIC?

¿Por qué en fecha del 12 de diciembre, la web del CSIC todavía no incluía ningún documento técnico, análisis de los vertidos, su toxicidad, seguimiento de las manchas, etc., como hace el CEDRE francés y el Instituto Oceanográfico portugués? La última noticia institucional de alcance destacada en la portada de la web era entonces, y desde hacía días, las mejores técnicas de engorde de la dorada en el Mediterráneo (sustituida posteriormente por otra sobre el "papel del cerebro en la consciencia")

El Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, coincidiendo con la Facultad de Ciencias del Mar de la misma ciudad, y el personal del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona han puesto en claro los desajustes, descoordinaciones y despropósitos en la gestión de esta crisis.  

El Gobierno quiere hacer cómplices a los científicos y técnicos de su política de desinformación y mentiras. Los medios de comunicación y la opinión pública no deben confundir la negligencia demostrada por las autoridades del CSIC y del MCYT con la disposición de su personal científico y técnico, que, sobradamente preparado, está a la espera de que sus capacidades sean aprovechadas en la presente crisis. Eso sí, sin pasar por pasos previos de censura política.  

CC.OO del CSIC apoya a los trabajadores del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y suscribe en todos sus términos el comunicado hecho público denunciando la incompetencia y el secretismo y pidiendo la dimisión del presidente del CSIC.

Escrito el 22/1/2003

11 
¿Comisiones de científicos?
Autor: Alfonso Vázquez
El problema es meramente político y anterior a todo ello: la decisión de tener una política de previsión de imprevistos, valga la paradoja. Cualquier país debe contar con una infraestructura de Técnicos de la Administración suficientemente competentes como para poder abordar los problemas cotidianos e, incluso, los mal llamados imprevistos, cuya denominación deja en entredicho la capacidad de previsión de un profesional.

La obligación de cualquier político es que lo imprevisto sea imposible. Para un buen político todo tiene que estar previsto. Pero aquí ocurre lo contrario. Hasta los riesgos cotidianos: el del Prestige, la rotura de las balsas de Aznalcóllar, la rotura de la presa de Tous, etc., resultan imprevistos. Es la consecuencia de una política de adelgazamiento de la Administración hasta extremos tercermundistas: carece del personal suficiente no sólo para evitar que esos desastres ocurran, mediante la adecuada supervisión y control, que no han existido, sino para que existan planes de emergencia adecuados para que, ante emergencias perfectamente previsibles, la toma de decisiones esté ya hecha y su ejecución descanse en manos de los técnicos.

Pero una y otra vez -no hablamos del primer accidente marítimo, todos en la misma zona- no existía ningún plan. Recordar que en los anteriores casos se hizo peor no es disculpa válida, antes bien, es un agravante por existir un precedente. La realidad es que, pese a ello, se sigue haciendo mal.

Sin previsión ni plan, la toma de decisiones recae en el político que no tenían un plan. Y así se vió su incapacidad para tomar decisiones: ni políticas, ni técnicas. Las primeras, porque es inaceptable negar la evidencia, que hay un problema, creyendo que negando la realidad ésta cambiará; pasaron varias semanas hasta que se reconoció el problema, pero siguió negándose su gravedad; las visitas al lugar de los hechos falseaban la realidad de lo que había; o no se hacían visitas, ¡alegando razones políticas!

Las segundas porque, carentes de los conocimientos suficientes, tampoco han consultado a los técnicos adecuados, de la administración o de instituciones privadas, que tenían a su disposición, sobre todo los primeros.

El endose de la responsabilidad de las decisiones tomadas a unas desconocidas, muchos creemos que inexistentes, consultas técnicas, es otra evidencia de mala gestión política. Se alega que fueron emitidas, según se dice, por expertos, pero se niega su identificación incluso meses después del desastre. ¿Existieron?

La responsabilidad del político es elegir a los asesores adecuados; la responsabilidad de éstos es asesorarle; pero, de nuevo, vuelve a ser responsabilidad del político tomar la decisión. Una opción es dejar la decisión, de modo expreso, en manos de los técnicos. Pero también esa es una responsabilidad del político. Él es el que manda.

En tales condiciones, y desconociendo todavía quienes han sido esos técnicos, pretender librarse de la responsabilidad por el error cometido -aumentar los esfuerzos en un buque agrietado- echándole la culpa a los técnicos, unos técnicos que no se sabe quienes son, desacredita al que la utiliza por no saber asumir su responsabilidad.

Los científicos y los técnicos de la Administración deben ser utilizados, sobre todo, para prever. Encargarles ese trabajo es una acción política. En los últimos años la política de presupuesto cero ha vaciado de personal a la Adminstración. Si hay un número suficiente, un mero problema presupuestario porque el país dispone de técnicos de la máxima cualificación, podrán hacer este trabajo de previsión. Si no existen, estaremos, como siempre, a salto de mata.

Ahora, una vez más, se nos promete una bajada de impuestos, que se traducirá en no aumentar el personal cualificado necesario en la Administración.

Los políticos, como gestores que son, deben plantearse cuántos técnicos de primera línea hubiera podido tenerse y durante cuantos años con los miles de millones que nos costará el hundimiento del Prestige en pagos a compañías extranjeras, en pagos de salarios a los pescadores afectados, en destrucción de la riqueza marina, en mala imagen del país por todo el mundo...

El cálculo es fácil. Si se habla ya de un millardo de euros -ya serán dos- esa cifra equivale, en números redondos, al sueldo de 50.000 funcionarios/año. Con una vida en servicio de 35 años el dinero despilfarrado con el Prestige alcanzará los 1.700 funcionarios durante 35 años -100 por autonomía- que, de haber existido y haber estado donde se les necesitaba, hubieran debido tenerlo todo previsto. ¡Casi nada!. Ahora gastaremos este dinero, pero nos habremos quedado sin el trabajo de esos 50.000 funcionarios/año que significan unos 90 millones de horas trabajadas ¡despilfarradas!

Los contables, sólo contabilizan los ingresos y los gastos. Los gestores ya les preocupan conceptos como el rendimiento y el coste oculto de las no inversiones. Los políticos deberían ser más gestores que contables. Pero algunos, a la vista de sus actuaciones, no llegan ni a contables. Una Administración insuficiente, sobre todo en personal técnico de alta cualificación, condena al país al despilfarro de los recursos que aportan sus ciudadanos.

El recurso al científico se parece al recurso al mago medieval. Una forma de distraer la atención de uno mismo con la que se disimulaba la ignorancia e imprevisión de los gobiernos. Y cuando todo sale mal, porque se ha decidido mal, se quema al mago. Ahora, simplemente, se le echa la culpa al técnico. No deja de ser un progreso.

Mi opinión, en resumen, es que un país del primer mundo tiene que tener una administración del primer mundo con técnicos y planes de previsión del primer mundo. Los gobiernos deberían ser los más interesados en contar con ella. Ellos son su mejor fundamento de gobierno. Pero si siguen sin hacerlo bien, al menos lo que hay que pedirles es que escoja bien a los técnicos o científicos. Y, sobre todo, que no los politicen utilizándolos para  que les laven la cara disimulando su mala gestión. Porque no sólo no lo conseguirán, sino que arrastrarán a los equipos que  se presten a hacer ese juego del engaño.

Escrito el 22/1/2003

12 
Científicos y Prestige
Autor: Rubén López García
Creo que a su pregunta sobre la implicación de los científicos en tragedias como las del "Prestige" Uds. contestan de forma convincente en el primer párrafo de su comunicación: "Se precisa una Comunidad Científica fuerte y sólidamente organizada..."  No obstante, voy a emplear unos minutos para "ilustrar" mínimamente la experiencia que a mí me asiste para dar razón de la posible indolencia que puedan mostrar los científicos en estas lamentables circunstancias.

En el caluroso mes de junio de 1992, el Dr. E. Fernández Miranda, a la sazón persona encargada por el Partido Popular de los temas científicos de ese partido, entonces en la oposición, convocó en las dependencias del Palacio de las Cortes a un grupo de científicos. Entre esos científicos se encontraban el Prof. Federico García Moliner (Premio Príncipe de Asturias de ese año), el Prof. Facundo Valverde, el Prof. Martín Martínez Ripoll, el Dr. Madruga, el entonces presidente de la Asociación de Personal Científico, Prof. Ernesto García, otros dos científicos entonces muy vinculados al PP y el que suscribe (quizás me falte alguien más). En esas reuniones (creo recordar que fueron dos o tres)participó brevemente el actual vicepresidente del Gobierno Sr. Rato. Se trataba de analizar, una vez más, él (raquítico) panorama de la Ciencia en España.

Se comentó que las promesas del PSOE, entonces en el Gobierno, se habían quedado a medias: de su prometido incremento desde el ridículo 0,3% del PIB de los tiempos franquistas se había pasado, ya entonces, al 0,95% (¡todo un récord|) pero quedaba aún alejado del 1,5% que nos había "prometido" alcanzar el PSOE en su programa de gobierno. Que duda cabe que en esa reunión se explícitó la voluntad del PP de superar ese "chocolate del loro", como lo calificó el Sr. Rato, en su fugaz pero contundente intervención en esas reuniones, la contribución gubernamental a la Ciencia.

Han pasado 7 años de PP y al día de la fecha seguimos en ese raquítico 0,95% (con alguna pequeña, para ellos y grande para nosotros los científicos, disminución entre medias), por mucho que se maquille nuestro I+D añadiendo en esos presupuestos una nueva "i" dedicada al montaje y/o compra de tanques, aviones, etc., de tecnología extranjera.

La cuestión es que con estos exiguos presupuestos nos obligan a tratar de conseguir medios para sobrevivir científicamente (léase ayudas CAM, Comunidad Europea, Areces, etc.) para así poder conseguir personal que poner en la "poyata" del laboratorio, mediante esos fondos, y añadirlos a aquellos dineros que tenemos la suerte de conseguir mediante los Proyectos de Investigación para la compra de material y equipamiento, ¿se nos puede pedir que saquemos tiempo adicional para colaborar aún más? ¿Se ha preguntado alguien por qué los franceses, holandeses, ingleses, etc. poseen medios para afrontar mejor que nosotros las tragedias marinas teniendo nuestro país tal cantidad de costas y siendo la segunda potencia mundial en consumo de pescado?

La contestación es obvia y ya Uds. adelantan la respuesta en su comunicación, aunque a mí me guste emplear otra frase: La Ciencia sigue siendo para nuestros gobernantes una Ciencia Florero. Baste ilustrarlo viendo el casi imperceptible interés mostrado y los nulos conocimientos que sobre la misma exhiben nuestros dos primeros ministros del tan cacareado Ministerio de Ciencia y Tecnología (con Tecnología habría bastado para mejorar los teléfonos). A algunos de ellos los designan en ese ministerio para que su nombre no se apague de la memoria colectiva mientras esperan destino para funciones que revisten un mayor interés político que "esa cosa" llamada Ciencia donde unos pocos miles "se entretienen" cada día. En el marco de esta eterna (?) indiferencia es difícil poseer una "Comunidad científicamente fuerte y (menos) sólidamente organizada".

Con este panorama creo que ya hacemos bastante para que, pese a todo, estemos en el 10º lugar de la UE (y 17º del mundo, según los datos que Uds., nos proporcionan regularmente) en publicaciones científicas. Los milagros están fuera del ámbito de la Ciencia.
Escrito el 22/1/2003

13 
Órgano consultivo
Autor: José A. Díez
Entiendo que la comunidad  científica debe ser un organo consultivo y el
Gobierno el ejecutivo.

La Comunidad Científica en en Campo que le compete debe proponer las
soluciones mas idóneas ante catástrofes.

Escrito el 22/1/2003

14 
Argumentos para una falta de ensamblaje
Autor: Javier Lobón-cerviá
Investigador
Consejo Superior de Investigaciones Cientificas

La cuestión que se plantea sobre el valor de la comunidad científica para aportar soluciones en momentos de crisis se vería quizás mejor sobre el significado que la historia más o menos reciente nos ha dejado.  

En periodos anteriores a la flamante democracia que ahora disfrutamos, esta sociedad no ha tenido interés (por razones ideológicas muy concretas y de sobra conocidas) en desarrollar el pensamiento científico y mucho menos en ensamblar el método científico en el análisis de la vida de todos los días. Como consecuencia, las administraciones han tomado, y toman, decisiones sobre cuestiones fundamentales sin el menor criterio científico (hasta llegar a extremos realmente llamativos).  

La cuestión no es baladí porque en cuestiones donde la Ciencia tiene mucho que decir, la administraciones sólo toman decisiones con criterios políticos, a menos que se genere una situación social tan grave que exija el concurso de la comunidad científica. Para los casos que nos concierne, el apocalipsis de Aznalcóllar y más recientemente, el del Prestige, exigen el concurso de los científicos "a posteriori", es decir, después del desastre.  

Para comprender esta situacion hay que ir a cosas mucho más pedestres como por ejemplo, la gestión de los recursos naturales, hoy en manos de las comunidades autonómas, donde el método científico brilla por su ausencia. Mientras que los muchos científicos que trabajan en estos temas publican sus resultados en inglés en revistas del SCI, los funcionarios responsables que deberían estar "al día" probablemente no sepan inglés o no tengan la bibliografía o los datos a mano, o cualquier otra razón. A la recíproca, los ínclitos miembros de la comunidad científica (entre los cuales me encuentro) no estudian (por la más elemental falta de ensamblaje en la sociedad) cuestiones prioritarias o cuestiones que ayuden a responder a las preguntas que tiene la administración, etc.

Es decir, ni los métodos de difusión de la ciencia son asequibles para la sociedad que nos mantiene, ni para los políticos ni para las administraciones, ni los problemas que tiene la administración llegan a los oídos de los científicos. Con lo cual y se vea como se vea, mal y peor todavía.

Como consecuencia, yo sé muy muy bien que no se pueden gestionar recursos naturales sin datos ni método cientifico pero la administración así lo hace con resultados calamitosos. Seguimos como estábamos y aquí no ha pasado nada. ¡Un dislate!

Reiteradas veces (y desde que era muy jovencito) he oído culpar de este dislate a la lucha de competencias entre instituciones. Esto es rotundamente falso. Si alguien tiene dudas sobre el cariño que se tienen las instituciones de este país, sólo hay que ver como las multas municipales y de tráfico (instituciones distintas) se trasfieren a las Haciendas Autonómicas y Estatales (instituciones distintas) de manera tal que si a Ud. le ponen una multa por aparcar mal en Cádiz, Ávila, o Gijón, corre el riesgo de que lleguen a bloquear su cuenta corriente en un banco privado de Barcelona ... ¿es esto un ejemplo de lucha por competencias?

Sugiero más bien buscar intereses no confesables como causa de la desvertebración de esta sociedad... El día que lo descubramos, ¡a lo peor nos sorprendemos!  

Claramente, hasta que no se den pasos firmes dirigidos a estructurar el conocimiento y a ensamblarlo en la sociedad, estaremos expuestos a aceites-de-colza, presas-de-Tous, Aznalcóllar, Prestige o lo que surja.

Como corolario debo decir que no creo que ningun pueblo o sociedad esté condenada a un desastre histórico sencillamente porque en un momento determinado abunde más la confusión que la estructuración ideológica (entendida como el conjunto de ideas que construyen una cultura) o porque falte un modelo de relaciones humanas que permita construir una base cultural suficiente.  

La confusión que reina en este país es lamentable pero supongo que todavía estamos a tiempo de construir la democracia que realmente queremos antes de que vengan otros a explicarnos como hacerlo y/o directamente nos impogan su modelo.

Escrito el 27/1/2003

15 
Sobre la crisis del Prestige
Autor: Francisco Javier Ayala Carcedo
Investigador Titular
Instituto Geológico y Minero de España

Es obvio que cualquier gobierno de un país desarrollado debe contar con las opiniones de la comunidad científico-técnica a través de cauces institucionales adecuados. Esto es lo que diferencia un país desarrollado de una república bananera (con perdón).

La experiencia reciente en catástrofes, humanas como la de Biescas (87 muertos, 1996) o Aznalcóllar (1998) es concluyente respecto al desinterés de los gobiernos del PP en sacar lecciones. Una lección de Biescas es que el procedimiento de cálculo de caudales de la Instrucción de Drenaje vigente en el Ministerio de Fomento subestima gravemente los caudales: en Biescas, según demostraron en 1999 Alcoverro et al., salen con la Instrucción 160 m3/seg, cuando el caudal que pasó fue de unos 500 m3/seg. Por eso probablemente se han caído puentes como el de Esparraguera (2000, 4 muertos) o estuvo a punto de haber una catástrofe en el FC Madrid-Francia en Septiembre de 1999 en Ávila, cuando se quedó la vía colgando al destruir la avenida un terrapplén de 15 metros por efecto presa y desbordamiento erosivo.

Otra lección de Biescas era la necesidad de acabar con los campings en zonas torrenciales. Si alguien quiere pasarse por ejemplo por Castejón  de Sos, en la zona inundable-torrencial-del Esera, en los Pirineos, podrá ver un camping en una zona peligrosa. ¿De qué sirvieron los muertos? Cuando en Tenerife, en marzo de 2002, se han producido 8 muertos, ha vuelto a invocarse la tesis de la imprevisibilidad de las inundaciones. Sepa Ud. geomorfología, hidrología, análisis de riesgos, para esto. Como en la Edad Media con los "actos de Dios"; hoy habría que hablar de "actos de los políticos".

Una lección clave de Aznalcóllar, rota la balsa por rotura progresiva (descrita científicamente en 1964-68), un fenómeno que ocurre en arcillas firmes frágiles, un terreno ampliamente difundido en España, y que prácticamente sin avisar se lleva en minutos cualquier estructura, es que entre el 20% y el 25% de nuestras presas hidraúlicas pueden estar sobre estas formaciones geológicas y han sido diseñadas sin tenerlo en cuenta, siendo por tanto una posible bomba de relojería para las poblaciones aguas abajo. Por eso se rompió la presa de Carsington en el Reino Unido hace poco más de una década. España, con el mayor parque de presas, más de 1.200 grandes, de Europa Occidental, es así.

Así que por aquello de que no hay mayor ciego que el que no quiere ver, por aquí se nos hace andar a tientas. No porque en el país no haya expertos, que los hay, de sobra y buenos, sino por culpa del actual gobierno, que no ayuda a que se aprenda de los desastres.
Fórmulas institucionales las hay y diversas.

Una es la Comisión Técnica de Investigación ad hoc, pluridisciplinar e independiente, con expertos que podría seleccionar a ciegas la ANEP a partir de un Catálogo de Recursos Científico-Técnicos para situaciones de crisis que debería estar haciéndose ya. En esto seguimos como en el franquismo, que se cargó estas comisiones, que ya se hicieron p.e. en 1884, cuando el terremoto de Andalucía (1.000 muertos); ahí comenzó el diseño sismorresistente en España. Cuando el accidente del Titanic (1912), se constituyeron dos comisiones: la parlamentaria y la técnica,; así se acabó con el casco bicasco incompleto para el transporte de pasajeros. Así que la décima economía del mundo, el país que va (¿iba?) bien, está en esto peor que hace 100 años.

Se ha impedido no sólo crear una comisión parlamentaria sino declarar en la comisión parlamentaria gallega. Por cierto, en la crisis de Aznalcóllar, durante el mes de mayo de 1998, Isabel Tocino, ministra de Medio Ambiente,  estuvo pidiendo una comisión de investigación en el parlamento sobre Aznalcóllar. ¿Por qué ahora se impide?

Cuando se presentan emergencias como la del Prestige, una de las soluciones obligadas es echar mano de los catálogos de expertos independientes localizables 24 horas sobre 24. La mera aplicación del procedimiento del mínimo coste esperado, una sencilla técnica de decisión conocida hace bastantes décadas, aplicado por un pequeño panel de expertos, hubiera impedido que se alejara el Prestige de la costa en contra de la práctica marítima internacional: acercar y trasvasar (aplicada por cierto en Bélgica hace poco como lección del Prestige).

Si se consolida la tesis oficial de que lo correcto en estas emergencias es alejar los barcos, !ay de las costas y el turismo mediterráneos el día que naufrague un petrolero en un temporal de levante! Porque cuanto más se eleje, mayor extensión de costa afectada: pura geometría a partir del abanico de dispersión de cualquier contaminante en un fluido con corriente predominante: el viento del oeste en el caso gallego.

Así que el problema, y la pelota, no está en el campo científico -que quiere ser útil-, sino en el político gobernante, que merece un rotundo suspenso. Afortunadamente, vivimos en una democracia y tenemos derecho a voto cada cuatro años.


Escrito el 28/1/2003

16 
Escuchar al que sabe: las gentes de la ribera
Autor: Emmánuel Lizcano Fernández
Profesor Titular de Sociología del Conocimiento
Facultad de CC. Políticas y Sociología (UNED)

La disputa entre científicos y políticos sobre quién está más capacitado para conocer y decidir sobre la catástrofe del Prestige olvida un tercer agente social que, precisamente, es no sólo el más afectado por ella sino también el que, de hecho, ha mostrado mayor conocimiento sobre cómo enfrentar el asunto y mayor eficacia a la hora de hacerlo. Me refiero a los marineros, mariscadoras y otras gentes de la ribera.

En efecto, mientras que las primeras declaraciones de científicos sobre el previsible comportamiento del fuel erraban de lleno y mientras que los políticos titubeaban entre la pasividad y las decisiones erróneas, sólo el conocimiento local de quienes llevan toda su vida aprendiendo, viviendo y muriendo de lo que les trae y les quita la mar supo tomar medidas (necesariamente artesanales) y organizarse (necesariamente sin organizadores profesionales) para hacer frente a la catástrofe.

Las gentes de la ribera, a diferencia de políticos y científicos, viven de cara a la mar. Hasta el momento, ellos han demostrado ser los únicos expertos fiables. Y sin embargo -¿o será precisamente por ello?- no sólo ni se plantea la posibilidad de recurrir a su asesoramiento sino que se les rechaza enérgicamente.

Por "prestigiados" que hoy estén el conocimiento científico y el poder político democrático, quizá la actitud más científica y democrática sea la de escuchar al que puede y sabe, aunque ese poder no le venga de las urnas ni ese saber proceda de los laboratorios.
Escrito el 31/1/2003


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