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Investigación militar 

Iniciado el 22/10/2002  y finalizado el 10/12/2003    
Moderado por Xavier Pujol Gebellí.

¿Contribuye la investigación militar al desarrollo del sistema español de I+D?

A menudo se ha comentado que la investigación militar en los países más avanzados contribuye decisivamente al avance de determinadas áreas de la ciencia y la tecnología que posteriormente redundan en beneficio de la sociedad. ¿Es este el caso de España? ¿Continúan justificándose hoy día inversiones multimillonarias en sofisticados sistemas de defensa y combate? ¿Generan estas inversiones un beneficio neto para la sociedad?

Diversos ejemplos, que arrancan de la ya lejana década de los años sesenta y que se extienden hasta nuestros días, podrían emplearse como argumento de una respuesta positiva a las cuestiones anteriores. Uno de ellos, quizás el más significativo, sea el nacimiento de Internet, red global concebida como sistema de comunicación y defensa en caso de un eventual ataque nuclear en los años más duros de la Guerra Fría; otro, es el hoy popular GPS, un sistema de localización creado con fines militares y del que existen, pese a mantenerse el control por parte de las fuerzas armadas norteamericanas, multitud de aplicaciones civiles. Pero hay más: la red de satélites que enmarañan nuestros cielos surgió de aplicaciones militares; la "guerra de las galaxias" de Ronald Reagan, ha mejorado ostensiblemente en los dos últimos decenios los sistemas de telecomunicaciones; y de los programas de defensa que vienen ideándose tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos se espera un avance espectacular tanto en lo que refiere a sistemas de seguridad como de transmisión de información.

Los ejemplos citados ilustran lo que, en el sistema norteamericano de investigación, podría definirse como cadena de transmisión de investigación básica y orientada desde el sistema público, con fuertes inversiones, que es capaz de generar una tupida red industrial de alto valor tecnológico y de investigación aplicada. A esa red no le es ajena la transferencia de tecnología.

¿Ocurre lo mismo en España? A tenor de lo que indican las cifras, podría pensarse que sí. No en vano, España destina el 34% de su inversión pública en I+D a programas militares, prácticamente el doble de la Unión Europea para el mismo concepto. Entre los Quince, tan sólo el Reino Unido, con una cifra cercana al 40%, supera la aportación española. ¿Extrae el sistema español el jugo que a priori podría deducirse de esta inversión?

Los más críticos con el sistema sostienen que no y argumentan que, pese a lo que indican las cifras, la investigación que se realiza en España en programas militares no debería ser considerada, y por tanto contabilizada, como tal por tratarse más bien de desarrollo puro y duro al que se añaden presupuestos de fabricación de helicópteros de ataque, carros de combate, submarinos, misiles, fragatas y aviones.

Del mismo modo, un amplio colectivo de investigadores han reclamado públicamente a partir de una iniciativa de la Fundació per la Pau, que se transfieran los presupuestos de la investigación militar a investigación civil. En el momento del lanzamiento de la iniciativa 1.003 investigadores habían suscrito la petición. Para estos y otros investigadores, la investigación en España "está militarizada", algo que no tiene sentido en el actual contexto europeo, donde salvo tres países (España entre ellos) ninguno supera la barrera del 10% (la mayoría destina entre el 0,5% y el 3% y sólo cinco superan el 6%). Tampoco tiene sentido, argumentan, en un contexto de "investigación por la paz". Y mucho menos en el español, donde la inversión pública en I+D continúa estando lejos de la media europea. Descontando el "presupuesto militar", la inversión se reduciría al 0,75%, el más bajo de la UE en I+D.

Por el contrario, distintos responsables del sistema de I+D español han argumentado públicamente los beneficios de la elevada inversión que destina España a este capítulo. La ex ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, justificaba poco antes del verano las elevadas inversiones como mecanismo para generar "capacitación científica y tecnológica" en distintas áreas. Birulés llegó a comparar la inversión militar con la efectuada con el AVE, de la que, dijo, "podría contribuir a fomentar la I+D del sector". Pedro Morenés, actual Secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica, se ha expresado en términos similares.

Considerados los distintos puntos de vista, ¿cree que la inversión en programas militares contribuye a la capacitación científica y tecnológica de España? ¿Genera esa inversión un tejido industrial? ¿Favorece la I+D militar el desarrollo de programas de investigación básica en España, así como la transferencia de tecnología y la innovación en las empresas españolas? Si cree que no, ¿entiende como justificada la inversión destinada a este fin o, por el contrario, piensa que debería reducirse la aportación española a la I+D militar? En el contexto internacional actual ¿continúa siendo necesaria la investigación militar o tal vez debería dársele otro uso a esos presupuestos?


 Comentarios:

 

1 
El contrasentido de la investigación militar
Autor: Jose M. Iriondo Alegria
Catedrático de Escuela Universitaria
Universidad Politécnica de Madrid

No pretendo rebatir el hecho de que la investigación militar genere indirectamente ciertos beneficios a la sociedad civil, como lo demuestan los antecedentes dados para el caso de los Estados Unidos. No obstante, si planteamos la disyuntiva de otorgar una cierta cantidad de dinero a investigación militar o a investigación civil no me cabe la menor duda que la investigación civil proporcionará mayores y mejores beneficios a la sociedad.

Si trasladamos la problemática al caso de España, la situación resulta todavía más evidente. Si los recursos asignados a la investigación son escasos y muy inferiores a la media europea, ¿qué sentido tiene que la proporción de recursos dedicada a la investigación militar sea muy superior a la media europea? ¿No sería más lógico que, dada la escasez de recursos, ocurriera precisamente lo contrario?
Escrito el 23/10/2002

2 
¿Cómo justificar y evaluar los beneficios de la investigación militar?
Autor: Dr. Jose Ignacio Pascual Chico
Científico
CSIC

Para evaluar de forma correcta el beneficio de la inversión en investigación en temas militares habría que contrastar el porcentaje invertido del total en I+D con los resultados obtenidos. Para ello, habría que buscar parámetros diferentes que los que se utilizan en la investigación científica "civil", esto es, las publicaciones y patentes.

En el terreno militar, imagino que  los parámetros de éxito que justifiquen el enorme gasto estarán relacionados con la industria armamentística. Por ello, la cuestión es: ¿tiene España una industria armamentística que justifique el alto presupuesto invertido? Los pocos datos al respecto que salen a la luz hacen evidente una respueta negativa.

Cualquier otro modo de justificar el alto gasto (por ejemplo, beneficios co-laterales de la investigación militar que derivan en aplicaciones civiles)  pretenden disfrazar esta realidad y denuncian un sistema ineficaz de promover el desarrollo científico y tecnológico desde las administraciones.  

Aparte de los fondos para la investigacion del Ministerio de Defensa, el Ministerio de Ciencia y Tecnología dedica casi 1.000 millones de euros al año (160.000 millones de pesetas) a investigación militar. Para hacernos una idea de la magnitud de esta cantidad, con este dinero se podrían construir 8 centros de radiación sincrotrón como el que se ha proyectado en el Vallés, Barcelona (20.000 millones ptas), o se podrían construir 80 institutos de investigación puntera.

Par contestar a las preguntas formuladas en el debate, habría que conocer los beneficiados de tan grande inversión en investigación militar. Así como la investigación civil está abiertamente representada, a nivel autonómico, nacional y europeo, por organismos e instituciones científicos, los centros recibiendo subenciones para realizar investigación militar se encuentran, en su mayor parte, ocultos por un entramado de responsabilidades civil-militar, del que poco se conoce a nivel general.
Escrito el 23/10/2002

3 
Poco y mal aplicado
Autor: Miguel A de Pedro
investigador cientifico
csic

Lamentablemente, el afán de quitar a otros lo que es suyo (la defensa surge de la necesidad de evitar un ataque, al menos, cuando no, uno no esta en posición de llevarlo a cabo) siempre ha sido un poderoso incentivo para la inversión pública.

Sin embargo hay que reconocer que mucho avances actuales derivan de la investigacion militar. ¿Podrian haberse realizado de otra forma? Categoricamente SI; el dinero para ello siempre ha salido de presupuestos públicos que podían haberse asignado a la investigación como tal, sin implicar la elaboración de sistemas de armas o vigilancia. Incluso desde el punto de vista económico, es evidente que las explotaciones civiles de esos avances superan la importancia de las aplicaciones militares.

¿Es esto aplicable a España? NO. Como se indica claramente en el documento que da lugar a este comentario, aquí se realiza un desarrollo industrial, no se invierte en la investigación avanzada de alto riesgo que es la que en sus respectivos momentos ha dado lugar a los avances reales. Poner un chip más o menos en un nuevo tanque no supone ningun avance básico.

Además, hay que tener en cuenta que la cantidad total de dinero invertida es menor que en los países indicados. Que el porcentaje sea mayor (dentro del presupuesto para I+D) no tiene en cuenta que la base es mucho menor. Un porcentaje del PIB en el mejor de los casos la mitad del de cualquiera de los países citados, y un PIB a su vez menor que el de muchos de esos países.

En definitiva, poco y mal aplicado. Lo mejor, el presupuesto de defensa para Defensa y el de investigación para INVESTIGACION.


Escrito el 23/10/2002

4 
Una investigación que aporta poco a la sociedad
Autor: José Fullea García
Científico Titular
CSIC

Creo que a todos nos gusta que nuestro país tenga un elevado prestigio internacional en todas las áreas, ya sean tanto humanísticas como científicas y, por qué no, también deportivas. Pero a mí me gustaría que la investigación que hacemos en España esté más orientada a contribuir al desarrollo de nuestro ya mermado tejido industrial, aunque perdamos un poco de prestigio internacional, porque pienso que gran parte de nuestra investigación se la regalamos a las multinacionales de los países donde existen empresas con alta tecnología capaces de aprovechar estos avances en I+D.

La investigación militar puede crear a su alrededor un grupo de empresas de alta tecnología, pero se trata de un grupo cerrado que por su naturaleza poco aporta al resto de la sociedad y que su interés en el contexto internacional que nos encontramos es cuanto menos difícil de justificar.
Escrito el 23/10/2002

5 
No hay militares en biotecnología
Autor: José R. Regueiro
Profesor titular
Universidad Complutense

El siglo que empieza es el de la biotecnología, y la aportación de la investigación militar a dicha área es, en este campo, inexistente. Nunca he visto a grupos militares en revistas científicas ni en congresos de investigación, por ejemplo. No sé si habrá flujo de información y know-how hacia empresas, pero desde luego no lo hay hacia el resto del tejido investigador.
Escrito el 23/10/2002

6 
Una experiencia muy personal
Autor: Isabel Delgado Terrón
Técnico Superior de Laboratorio
Metrología y Calibración/INTA

Quiero contar aquí mi experiencia personal.

Después de 10 años de experiencia en investigación en Metrología y Calibración en el Centro Español de Metrología (www.cem.es), organismo autónomo del Ministerio de Fomento, acabo de comenzar a trabajar en una empresa llamada INSA, (Ingeniería y Servicios Aereoespaciales, S.A.). Es con un contrato de obra y servicio denominado "proyecto de metrología y calibración del INTA" y el trabajo se lleva a cabo en los laboratorios de Metrología y Calibración del citado instituto, que pertenecen al Ministerio de Defensa.

Estos laboratorios están acreditados por ENAC (www.enac.es) para realizar calibraciones y ensayos a toda la industria que necesite calibrar sus equipos de medida. En estos laboratorios se investigan y desarrollan nuevos y mejores sistemas de medida con trazabilidad a patrones nacionales o internacionales de medida, según la norma UNE-EN-ISO/IEC 17025, para dar así un servicio con más calidad a la industria y con reconocimiento en Europa.

Por lo tanto mi respuesta es que sí a todas las preguntas...

Creo que la inversión en programas militares contribuye a la capacitación científica y tecnológica de España, que favorece el desarrollo de programas de investigación básica en España, así como la transferencia de tecnología y la innovación en las empresas españolas...

Pero... no favorace en nada al personal investigador.

El personal investigador sobrevive con contratos de obra y servicio, con becas, con asistencias técnicas, dando tumbos entre contrato y contrato de duración determinada, teniéndose que presentar a concursos/oposición si quiere estar como contratado laboral de un ministerio (ya sea el de Defensa, ... o el de Fomento, en el que yo pude estar 10 años investigando aprobando diferentes concursos/oposición hasta que ya no hubo más concursos/oposición a los que presentarse).

El personal investigador dentro de un ministerio no puede tener nunca un puesto de laboral fijo simplemente por méritos propios, por experiencia demostrada. Tiene que examinarse en un concurso/oposición, si es que hay alguno al que presentarse.

La pregunta que yo lanzo a todos es: ¿Favorece la I+D del Ministerio de Defensa nuevos contratos de trabajo a personas? ¿Aumenta su plantilla el Ministerio de Defensa cuando aumenta la inversión pública en I+D? ¿Contempla la I+D de todos los Ministerios la contratación de nuevo personal laboral?  

Escrito el 23/10/2002

7 
Los sofismas de la investigación militar
Autor: Tomás Váquez Moreno
Profesor de Investigación
Inst.Eduardo Torroja (CSIC)

Tan solo transmitir mi opinión de rechazo absoluto al desproporcionado  gasto en "investigación militar"(¿?) en un país, como es España, donde la INVESTIGACIÓN padece la inversión más baja de Europa.

Creo que es un sofisma el argumento de que el desarrollo de la investigación militar redunda en provecho de la sociedad. Incluso en aspectos aparentemente válidos, como el radar o Internet. Sería mucho más rentable que la inversión se orientara directamente al fin de beneficio social que "colateralmente" dicen que se  consigue.

Creo que el gobierno desconfía de la rentabilidad de la investigación realizada en España. Me refiero, naturalmente, a la realizada en la Universidad o en OPIs, como el CSIC. Y lo más lamentable es que nuestros empresarios (¿?) piensan lo mismo.
Escrito el 23/10/2002

8 
Investigación y gasto militar
Autor: Emilio Muñoz
Profesor de Investigación
CSIC

Es verdad que la investigación relacionada con el sector de la defensa ha contribuído decisivamente a la generación de conocimiento,tecnologías y nuevas aplicaciones. Pero eso ha sido así cuando el enfoque estaba en la investigación básica que era financiada con fondos del sector de la defensa. La situación ha sido la contraria cuando el enfoque ha estado en el lado de las aplicaciones muy cercanas al desarrollo. En este caso se trataba de apoyar a la industria de este sector.

Por eso en Estados Unidos -enfoque en la investigación- ha habido resultados espectaculares, mientras que en el Reino Unido -enfoque hacia la industria armamentista- los resultados han sido más pobres.

Quizá sea oportuno recordar a este respecto que la financiación del Proyecto Genoma Humano se inicia en los Estados Unidos con fondos del Departamento de Energía, eufemístico ministerio encargado de apoyar estratégicamente a la defensa.

En España la situación es exactamente la contraria. ¿La peor de las posibles? No se financia con ese 35% ninguna investigación y probablemente tampoco se apoya mucho al sector industrial español.
Escrito el 23/10/2002

9 
Las contribuciones de la investigacion militar
Autor: M. Martinez
Ingeniero
INTA

Considero que antes de poder debatir sobre la inversión en investigación militar habría que saber en qué tipo de investigación se invierte a nivel militar.

Si consideramos el presupuesto del Ministerio de Defensa, hay que saber que parte de este mismo va a institutos de investigación como el INTA, en el hay muchas lineas de investigacion que, apoyadas por intereses militares, contribuyen a avances civiles tanto sociales como empresariales. Se podría hablar de estudios sobre satélites, instalaciones de ensayos, energías renovables con aplicaciones en aeropuertos, desarrollo sostenible (energía del hidrógeno), estudios de ruido, laboratorios de metrología y calibración, sistemas de intrumentación y comunicaciones, y otros muchos progamas y proyectos que incluyen variadas tecnologías y llevados a cabo por personal del INTA
Escrito el 24/10/2002

10 
En España no existe investigación Militar
Autor: Carlos Sánchez López
Catedrático
Universidad Autónoma Madrid

No creo que lo que se da en España sea investigacion militar, sino compra y mantenimiento de armas "último grito" con cargo a presupuestos de investigación.

Por tanto, creo que la pregunta formulada encierra la falacia de dar por hecho que en España existe investigacion militar. En España no existe investigacion militar: simplemente se compran armas.

Y, desde luego, la compra de armas no contribuye de ninguna forma al progreso de la investigacion en España
Escrito el 24/10/2002
De acuerdo
Autor: Enrique Díaz Martínez
Becario postdoctoral
Centro de Astrobiología

Trabajo en el Centro de Astrobiología, dentro del campus del INTA, que a su vez depende del Ministerio de Defensa.
Dentro de lo (poco) que conozco sobre la investigación que se hace en el INTA, creo que, investigación militar, poca. La mayor parte es investigación básica o aplicada a la industria. Sólo hay que ver la página web del INTA.
Escrito el 8/11/2002

11 
carencia de contratos laborales de los investigadores civiles
Autor: Santiago González Vallejo
economista
iu

Investigadores sin desempleo
¿POR QUÉ LOS INVESTIGADORES SE VISTEN DE NARANJA?

Actualmente, cerca de 10.000 investigadores en nuestro país tienen más de 100 tipos de becas de investigación, con una remuneración muy variable, careciendo de contratos laborales y, por lo tanto, de coberturas sociales. El Ministerio de Ciencia y Tecnología ha reconocido la situación de precariedad social en la que se encuentran estas personas pero es renuente a reconocerles la categoría de trabajadores. Y en esta tesitura, es un sarcasmo hablar de investigación militar, dotarla de presupuestos cuantiosos e ilimitados, en términos relativos a la cobertura social que se brinda a los investigadores civiles.

La interpretación sostenida por la Administración central para excluir de la categoría de trabajadores por cuenta ajena a los jóvenes investigadores es que siguen formándose y no se les puede considerar trabajadores por cuenta ajena. Pero además de no ser cierto en el caso  de los investigadores, la laxitud de inspección de la administración sirve a la dolosa práctica de determinadas empresas que buscan el ahorro de las cotizaciones a la Seguridad Social por medio de una 'ingeniería laboral y fiscal', ofreciendo 'becas' en lugar de contratos laborales y que puede tener un infeliz impulso si persiste la ocurrencia del Ministerio de inventarse un Estatuto del Becario con posible cobertura sanitaria pero ahorro de cotizaciones sociales, desempleo o vacaciones. Esto sería un despropósito que entraría en los anales de desgobierno del PP, alentar desde poderes públicos la precariedad y la inestabilidad social.

La investigación es un proceso realizado en equipo, colectivo. Un departamento sigue unas líneas de investigación y el actual 'becario' forma parte de un engranaje que coadyuva al resultado final: existe una dependencia jerárquica y el acceso a los centros de investigación es por concursos de méritos. No son meros estudiantes que no puedan ejercer su título. Por el contrario, son titulados universitarios con una formación suficiente para desarrollar su actividad investigadora, como queda demostrado en el Informe bibliométrico de la producción científica del Personal Investigador en Formación y Perfeccionamiento en España. Por supuesto, al igual que el resto de investigadores, el profesional 'becario' en ese proceso adquiere nuevos conocimientos y destrezas. El problema que debe solucionarse ahora es la inseguridad laboral y social con la que se presta esa actividad.

Resulta necesario que las personas que dedican tres o cuatro años de su vida a la investigación -por no mencionar a las personas que se han perpetuado en este régimen singular de 'becarios'- tengan cubiertas sus necesidades por enfermedad para sí y su familia, hayan devengado derechos para sus futuras pensiones y cotizado para la prestación de desempleo. De esta forma, habrá una mínima red de seguridad para trabajar en la investigación. Y esto no significa funcionarización. Son los mismos investigadores los que reclaman una contratación laboral de tiempo definido, equivalente a los médicos MIR.

En todo caso, es incongruente para un Estado de Derecho que existan personas a las que, mientras trabajan y reciben una compensación económica (sujetas a obligaciones fiscales), se les niegan los derechos sociales inherentes a cualquier contrato.

Aparece como chocante que a estas personas se les niegue la asistencia sanitaria pública, pero que se presupuesten partidas del erario público para brindarles pólizas de seguro de mayor o menor asistencia sanitaria con empresas privadas. Con eso se demuestra la regresividad conceptual del antiguo legislador: no enmienda lo principal -la relación laboral- y provee de parches que redundan en derivar gasto público hacia la esfera del beneficio privado. Lo mismo se podría indicar para las prestaciones por desempleo o jubilación que en esta locura de reducir coberturas sociales, los centristas del PP podrían argüir la posibilidad de que los afectados las cubrieran con privados planes de pensiones.

Así lo han comprendido otros países de nuestro entorno, como Alemania o Austria, en los que sus investigadores cuentan con contrato laboral. En el caso del Estado español, según cálculos aceptados por el propio Senado, el coste global para todas las Administraciones públicas de la inclusión en la Seguridad Social de todos los 'becarios' de investigación (que es en la práctica el único nuevo coste derivado de la conversión de las becas en contratos laborales), sería de unos treinta y seis millones de euros, inclusive los ocho millones de euros que representarían las cotizaciones por desempleo. Además, se trata de sufragar derechos de prestación que se liquidarían, en su caso, en un futuro más prolongado, por lo que, en principio, alimentarían la Tesorería de la propia Seguridad Social.

Se trata, pues, de ser congruentes con la iniciativa aprobada en diferentes Parlamentos como los de Andalucía, Asturias, Canarias, Extremadura, Euskadi y en concreto, en las Cortes de Aragón, y remover obstáculos a la conversión de las actuales becas en contratos laborales, con la promoción de unas relaciones laborales modernas, que eviten la subordinación paternalista del investigador hacia un responsable que puede disponer, en el peor de los casos, de su futuro casi sin límites.

Es hora ya de corregir esta situación, dando categoría de normal -un contrato laboral- a lo que es normal, el trabajo de investigación. Mientras tanto, será posible verlos de color exprimido, explotado, de color naranja, como cuando se hace zumo.

Santiago González Vallejo y Jesús Lacasa Vidal, Área de Economía y parlamentario de Aragón por IU, respectivamente.

Escrito el 24/10/2002

12 
Fondos para investigacion civil
Autor: Jose Antonio Díez López
Investigador Científico
CSIC

Soy partidario de que los fondos que se destinan a Investigación militar, integramente se destinen a investigación civil
Escrito el 24/10/2002

13 
Distribución presupuestaria absurda
Autor: Luis Carretié Arangüena
Profesor Titular
Universidad Autónoma de Madrid

El crudo dato objetivo es suficientemente elocuente de lo absurdo, más bien ridículo, de la distribución presupeustaria en investigación: ¿qué se pretende dotando a la investigación militar en España el segundo mayor presupuesto de la Unión Europea, y, a la investigación civil, el más bajo de todos? No se moleste en buscar una respuesta lógica o relevante desde un punto de vista científico: no la encontrará.
Escrito el 24/10/2002

14 
Investigación militar: la cara oculta de la ciencia
Autor: Fundació per la Pau
La investigación con finalidades militares es una gran desconocida pese a que, a escala mundial, recibe más del 30% de los recursos totales destinados a investigación y desarrollo (I+D). De la investigación militar no se habla en los medios de comunicación, donde sólo cuando hay una guerra aparecen sus productos.

El objetivo de la investigación militar es muy simple y a la vez terrible: crear nuevos armamentos más "eficaces", o sea, que maten más y mejor. Si en las guerras de principios de este siglo la mayoría de las víctimas eran soldados, actualmente, y en buena parte como resultado de las nuevas armas inventadas durante el siglo XX, el 90% de los muertos son civiles. Actualmente, más de medio millón de científicos en todo el mundo están dedicados exclusivamente a la I+D militar. Los recursos que reciben son muy superiores a los que se dedican a cualquier área de investigación civil. Así, a escala mundial, la investigación militar recibe 5 veces más dinero que el destinado a investigación sanitaria o 10 veces el dedicado a investigación agrícola.  

  • Los nuevos armamentos no son necesarios ni siquiera desde el punto de vista estrictamente militar, y se desarrollan exclusivamente debido a la presión que ejercen "lobbies" de industriales y militares sobre los gobiernos. Tanto en la guerra del Golfo como en la de Kosovo, y en contra de la falsa imagen que a veces transmitían los medios de comunicación, el peso fundamental de los bombardeos recayó sobre los aviones desarrollados antes de los años 70, y la contribución de las "armas inteligentes" fue casi despreciable (en la guerra del Golfo, sólo el 8% de las bombas que se arrojaron eran guiadas).
  • La I+D militar fomenta la carrera de armamentos. La adquisición de nuevo armamento por parte de un país conlleva el rearme de los países que lo consideran "enemigo", que a su vez se convierte en una amenaza a contrarrestar, creando así un proceso de rearme sin fin.
  • La I+D militar consume cantidades enormes de recursos que se podrían dedicar a la I+D destinada a resolver necesidades sociales reales, como una mejor alimentación, salud, o preservación de los ecosistemas.  
  • La investigación militar alimenta las guerras en el Tercer Mundo: los "nuevos armamentos" que genera sustituyen a los antiguos, que entonces se exportan masivamente al Tercer Mundo, y van a parar a menudo a regímenes dictatoriales o regiones en conflicto, donde sirven para alimentar las guerras.
  • Referente al uso civil de la I+D militar, los pocos avances derivados de este "uso civil" se habrían podido conseguir de una forma mucho más rápida y barata si los recursos destinados a I+D militar se hubieran dedicado directamente a fines civiles. Además, la mayoría de innovaciones militares no tienen usos civiles, de hecho sólo un 10% de las patentes generadas por la investigación militar tienen alguna aplicación civil. Y es que las características de los productos que piden los militares, como resistencia a ciertas condiciones térmicas, mecánicas, químicas, etc., tienen muy poco que ver con las características que se piden a los productos civiles. Además, toda una serie de características de la I+D militar la hacen extraordinariamente costosa y poco aplicable a fines civiles:
  • Secretismo: Las armas se desarrollan en secreto, sin los controles que existen en la investigación civil. Resulta así imposible detectar los posibles fallos en su desarrollo o los costes exagerados. Los pocos inventos útiles para la sociedad civil quedan en secreto durante años, cosa que retrasa su provecho para la sociedad.
  • EM>Dominio de las (pocas) empresas. Pese a que casi todo el dinero para I+D militar proviene de los Estados, va a parar a un selecto grupo de empresas. Esas empresas controlan el desarrollo de las armas y convencen a menudo a los políticos para que inviertan en armamentos supuestamente "imprescindibles" o "sofisticados". Para ello les presentan unos presupuestos desorbitados, que además van creciendo con el tiempo, destinados en buena parte a engordar la cuenta de resultados de la empresa.
  • Costes astronómicos: Por las razones anteriores, desarrollar un producto militar cuesta unas 20 veces más que un producto civil equivalente. No es de extrañar, pues, que los propios Presupuestos Generales del Estado Español para el 2002 reconozcan que "las características estratégicas y especiales de estos Programas de desarrollo" (refiriéndose a los militares), "los largos períodos de recuperación y los cuantiosos costes que conllevan, hacen que los criterios estrictos de rentabilidad (...) no puedan ser aplicados a este ámbito"


La investigación militar en España
El caso de España merece un apartado especial. En primer lugar, hay que señalar que es el país desarrollado que menos invierte en I+D. En 1999, el porcentaje del PIB que se destinó a I+D en España no llegó al 1%, mientras que la media de la UE está en el 1,83%, casi el doble. Se trata del tantas veces citado atraso investigador de nuestro país. Pero el Estado no sólo destina unos recursos escasos a la I+D, sino que en buena parte están dedicados a la investigación militar. En concreto, en el 2003, de los 4.000,12 millones de euros presupuestados para I+D, 1.373 millones de Euros (el 35 %) van a parar a investigación y desarrollo militar. Hay poco dinero para investigar, y una parte muy importante se dedica a desarrollar nuevas armas. Es interesante destacar que este porcentaje es muy superior al de la mayoría de países de la UE. Así, en Alemania e Italia el porcentaje de gastos en I+D que se dedica a fines militares no pasa del 8%, y en una potencia nuclear como Francia apenas llega al 30%.  

Esta situación es, además, relativamente nueva en España. Los presupuestos destinados a I+D militar se han disparado durante los últimos cinco años, y han pasado de 48.465 millones en 1995 a los ya citados 228.438 en el 2003, lo que supone un incremento de más del 400%. De este dinero, unos 322,97 millones de ? los gestionará el Ministerio de Defensa y el resto el de Industria, e irán a parar mayoritariamente a un reducido grupo de empresas fabricantes de armamento para subvencionar el desarrollo de cuatro nuevas armas: el avión de combate Eurofighter (EFA-2000), la fragata F-100, los carros de combate Leopard y el avión de transporte militar C-295. Mientras los grupos de investigación de las Universidades o el CSIC tiene que trabajar duro para conseguir fondos del Estado para llevar a cabo investigación científica civil, redactar proyectos detallados que pasan diversas comisiones evaluadoras y un largo proceso de tramitación, y en general reciben menos dinero del necesario, un selecto grupo de empresas recibe, sin todos estos controles, una lluvia de millones del Estado para diseñar cuatro nuevos armamentos.

Para dar una idea más clara de la magnitud del gasto en I+D militar del Estado Español, podemos compararlo con el destinado a otras áreas. Los presupuestos para I+D militar son cuatro veces los dedicados a investigación básica en todas las ciencias sociales y naturales (incluyendo físicas, químicas, biológicas, matemáticas, etc.), 12 veces los correspondientes a investigación sanitaria o 28 veces los destinados a investigación agrícola. Y, si hacemos la comparación con los recursos presupuestados para otros fines, los resultados son también sorprendentes. El gasto del Estado en I+D militar es más de 4 veces superior a los presupuestos de cooperación para el desarrollo, 55 veces los recursos dedicados a operaciones de mantenimiento de la paz o 2000 veces la contribución española a la FAO...

Hay más información de todo esto en la web www.fundacioperlapau.org/prouinvestigaciomilitar (en catalán y castellano). También se puede encontrar información de la campaña de objeción científica, y bajar el impreso para declararse objetor científico.

Campaña Por la paz: ¡No a la investigación militar!
FUNDACIÓ PER LA PAU

Escrito el 24/10/2002

15 
¿Gastos Militares en I+D?
Autor: JAIME LISSAVETZKY
Diputado en el Congreso por Madrid. PSOE

En mi opinión, es cuando menos extraño, que un país como España, que ocupa el tercer lugar por la cola en gastos de I+D en la UE (0.9% del PIB frente al al 1.9% de media europea), tenga el dudoso honor de ser el segundo, por arriba, detrás de Gran Bretaña, en gastos militares. Creo, que sirven para maquillar nuestras cifras de gasto en I+D, pero lo que hacen es falsear la realidad.

Como Diputado fuí quien calculó y expuso el 9 de Octubre en la Comparecencia de Presupuestos del Secretario de Estado el porcentaje de gasto (34.3%) para el próximo año (suma de 2 partidas del programa 542 E y el total del 542 C). Las preguntas que allí planteé fueron varias sin que haya conseguido una respuesta clara hasta el momento.

¿Se pueden considerar todos estos gastos militares como I+D? ¿No sería más lógico pensar que, lo normal es que fueran entre el 10% y el 20% de ellos, siendo generoso, como en cualquier proyecto industrial? ¿Cómo se puede considerar gasto en I+D la compra en los últimos años del sistema de seguridad AEGIS a los Estados Unidos, que sólo en 2003 serán 12.688 millones de pesetas en lo referente a las Fragatas F100? ¿No es ésto la compra de un "royalty"? ¿Qué I+D hay ahí? ¿No estamos fabricando repetitivamente unidades, como puede deducirse de los contratos firmados, en los que están previstos, al menos, 148 aviones Eurofighter EF-2000, 4 Fragatas F100 y 235 carros LEOPARD 2E, entre otros? Por cierto, alguno de ellos ya han desfilado: el Eurofighter el año pasado y el LEOPARD este año, aunque en este caso era de !alquiler!. O sea más maquillaje.

Pero siendo esto preocupante, lo es más que se inicien 13 nuevos Programas Militares, que se incluyen en los Presupuestos de 2003, como son los helicópteros de ataque, submarinos, buque de desembarco de tropas, misil METEOR, carro de combate PIZARRO, etc, etc... En definitiva, una exageración.

No se informa cuántos años durarán estas inversiones, ni cuánto vamos a gastar en total. Discutamos sobre si estos gastos son buenos para determinados sectores industriales, para el mantenimiento de puestos de trabajo, pero por favor, no se insulte a nuestra inteligencia. Esto es cosmética y de la mala.
Escrito el 29/10/2002

16 
Investigación militar... también
Autor: Félix Pérez Martínez
Profesor
Universidad Politécnica de Madrid

La lectura de las contribuciones recibidas hasta el momento pone de manifiesto, como no podía ser de otro modo, que un debate como el que se propone está fuertemente condicionado por las posiciones ideológicas previas de sus autores. También queda patente el desconocimiento general sobre lo que en realidad supone la investigación militar en el mundo, particularmente en España, consecuencia directa no sólo de la confidencialidad característica de estas actividades, sino también de un cierto  "miedo escénico" de sus responsables a la hora de informar sobre estos temas a una sociedad, como la nuestra, en la que el peso de nuestro pasado histórico reciente sigue, sorprendentemente, condicionando este tipo de debates.

El resultado no puede ser otro que un conjunto de reflexiones basadas en unas cifras, posiblemente poco exactas, de difícil interpretación y, en todo caso, manejadas por unos y otros para "llevar el agua al respectivo molino ideológico". En los siguientes párrafos, desde mi propio "molino" y con parecidas limitaciones, permítanme aportar un grano de arena al debate propuesto.

Naturalmente que la investigación militar está orientada, entre otras cosas, a la producción de sistemas de armas, y es difícil permanecer impasible cuando contemplamos imágenes de televisión mostrando los efectos que estas producen sobre personas inocentes (en muchos casos ya de por sí sometidas a ideologías y creencias que cuesta comprender), pero también tenemos que convivir con una condición humana que es capaz de sepultar a miles de personas humanas entre los escombros de dos edificios o de producir conflictos que concluyan gaseando a centenares de personas cuyo único delito era intentar disfrutar de una obra de arte. Por no hablar de la estupidez de una especie capaz de desarrollar instrumentos para producir grandes excedentes de bienes y servicios para, simultáneamente, dejar morir de hambre a millones de personas cada año.

A todos nos gustaría vivir en un mundo ideal y sin conflictos. Sin embargo y por desgracia, creo que nuestro modo de vida no está exento de riesgos evidentes y que sólo la existencia de unas Fuerzas Armadas y de Seguridad adecuadamente preparadas puede garantizar el futuro del país al que tenemos la inmensa suerte de pertenecer.

Desde este planteamiento, puedo comprender que se inviertan esfuerzos y recursos en el desarrollo de sistemas para la defensa y la seguridad, y por tanto, en la actividad investigadora en que se sustentan. Lo que no es incompatible con el reconocimiento de la necesidad de dedicar muchos más recursos a otro tipo de investigaciones científicas sin las que el progreso de la humanidad no sería posible. De hecho, lo que caracteriza a las sociedades más desarrolladas es precisamente este hecho.  

En el caso de España la realidad es que se dedican muy pocos recursos tanto a la investigación militar como a la civil, lo que se traduce en una plantilla de investigadores que no se corresponde con nuestro nivel de desarrollo, en la existencia de miles de "becarios precarios" y, lo que es más significativo, en una dependencia tecnológica del exterior - tanto en el campo civil como en el militar -,  una situación más sangrante  si se considera el alto nivel de preparación que tienen los egresados de nuestras universidades, como queda patente cuando salen a esos mismos países para generar conocimientos y tecnologías que luego nos venden a precios en muchos casos abusivos.

En definitiva, no debemos contraponer ambos tipos de investigación sino, por el contrario, buscar las sinergías entre ambas actividades para optimizar los recursos utilizados. No es nada nuevo, durante el pasado siglo la mayoría de los avances tecnológicos  y sus aplicaciones más novedosas se han generado desde el sector de la Defensa, fundamentalmente a partir de los grandes programas de investigación y desarrollo del Departamento de Defensa de Estados Unidos (¿se puede concebir, por ejemplo, la generalización del uso de los ordenadores personales sin los grandes programas militares de los años 60 y 70 que permitieron el desarrollo de la tecnología microelectrónica? ¿Existirían los usos civiles de la tecnología espacial (navegación, topografía, geodesia, astronomía, meteorología, nuevos materiales...) sin que durante la Guerra Fría se hubiera considerado el control del espacio esencial para garantizar la supervivencia de cada bloque? También se ha producido el fenómeno contrario: en la pasada década la utilización de tecnologías duales ha sido el instrumento utilizado para asegurar el nivel tecnológico de los sistemas militares, compartiendo unas tecnologías -especialmente las de la información y las comunicaciones- en desarrollo acelerado de la mano de las aplicaciones civiles.

En el caso de nuestra industria de Defensa, lo cierto es que la combinación de productos civiles y militares, estos últimos con gastos de desarrollo financiados en buena medida con cargo a programas del Ministerio Defensa, les ha permitido un mayor nivel de Investigación y Desarrollo, así como una carga de trabajo más estable, tal como reconoce el "Informe sobre el Sector Industrial de Defensa" publicado por AFARMADE, la Asociación de Fabricantes de Armamento y Material para la Defensa.

Pasando al campo de lo concreto y para aportar algunos datos poco conocidos, lo primero que hay que resaltar es que los presupuestos del Ministerio de Defensa en nuestro país  son inferiores a los del resto de países de nuestro entorno y que su reducción ha sido una constante. En 1979, el presupuesto de Defensa alcanzaba el 3,4% del PIB, a mediados de los ochenta se estaba en torno al 2%, mientras que en el año 2002 se aproxima al 1% del mismo.

Por otro lado, Según el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológicas 2000-2003, el volumen actual de inversiones en I+D en el área de Defensa es (datos del año 1999) del orden de 30.000 millones de pesetas, a los que hay que añadir las actividades relacionadas con el INTA, unos 14.500 millones, y -lo que más debates suscita- unos 190.000 millones en créditos industriales para diferentes sistemas de arma. Asimismo, se dedican fondos de I+D de otros ministerios para investigaciones en este campo, fundamentalmente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, con volúmenes poco significativos en términos globales, aunque cualitativamente muy importantes en una doble vertiente: implican la incorporación de la Universidad y las OPI's (Organismos Públicos de Investigación) y facilitan la participación en programas internacionales. Son cifras que, en términos comparativos, son bajas.

También debe conocerse que la Dirección General de Armamento y Material, en colaboración con el Estado Mayor de la Defensa y los Estados Mayores de los Ejércitos, elaboró durante el año 2000 el primer Plan Director de Investigación y Desarrollo. En él, con la participaron miembros del Ministerio de Defensa, de las empresas del sector y de las universidades, se definen los objetivos y líneas de actuación del Ministerio en este ámbito. El plan establece dos objetivos básicos que reproduzco literalmente:
  
"...contribuir a dotar a las Fuerzas Armadas con sistemas de armas y equipos, cuyo nivel tecnológico y características de todo orden sean los más adecuados para nuestras futuras misiones" y "... preservar y fomentar, en lo posible, nuestra base industrial y tecnológica de Defensa, poniendo para ello énfasis en el crecimiento de nuestra capacidad científico tecnológica."

En torno a estos presupuestos, se ha desarrollado una significativa industria nacional, reducida en proporción a su potencial industrial global, aunque de relevancia tecnológica mucho mayor. De hecho, el sector de Defensa contribuye con un 8% al total nacional de inversión en I+D, proporción once veces superior a la participación en el total de la producción industrial. En buena parte esto es consecuencia directa de su participación en grandes programas internacionales de adquisición de armas que, como ya se ha indicado, han convertido a este sector en el tecnológicamente más avanzado. Además, las empresas están utilizando estas tecnologías para desarrollar productos militares y civiles competitivos, lo que les ha permitido convertirse en un sector netamente exportador y crear casi 100.000 puestos de trabajo, entre directos e inducidos.

Sobre los actuales programas internacionales de adquisición y sin entrar en la polémica sobre a que Ministerio se debería atribuir la partida dedicada a adquisición de nuevos sistemas de armas (personalmente creo que deberían ser atribuidos y gestionados por el Ministerio de Defensa, separando claramente lo que de verdad es I+D de lo que es mera compra de armas), en mi opinión hay algunos puntos que son incuestionables:

  • Si queremos tener unos ejércitos eficaces, debemos dotarles de medios adecuados, lo que implica la necesidad de adquirir sistemas sofisticados y caros similares a los que utilizan los ejércitos modernos.

  • Para las Fuerzas Armadas lo cómodo y seguro, como ocurre en otros sectores de actividad, es optar por unos productos probados (comprándolos en Estados Unidos, por ejemplo) y, por tanto, con más garantías de ser servidos en plazo y funcionando correctamente. La actual política de adquisiciones, que potencia a la industria nacional a través de su adquisición en programas multinacionales de I+D, les supone algunos riesgos que otras instituciones no parecen dispuestas a asumir. Y ello a pesar de que sería fácil de justificar lo contrario con el argumento de que su obligación es disponer del mejor material para cumplir las misiones que tienen encomendadas.

  • Aunque es una actividad orientada a los productos, lo cierto es que este tipo de investigación se está imponiendo, sobre todo en el entorno europeo, como mecanismo para asegurar su éxito comercial.  

Un ejemplo cercano de la importancia de esta política es lo ocurrido con la industria de equipos de telecomunicaciones de nuestro país. La liberalización de este sector a lo largo de la pasada década (ruptura del monopolio de Telefónica, entre otras muchas acciones), se tradujo en que la Administración perdió su fuerza frente a las multinacionales del sector y, como consecuencia, los operadores (antiguos y nuevos) no se consideraron comprometidos con la industria nacional del sector. El resultado fue que una importante industria, tecnológicamente puntera, ha desaparecido. ¿Por qué no nos preguntamos dónde están los miles de investigadores que trabajaban en aquellas industrias? Cuando han llegado las "vacas flacas", ¿por qué no hay respuesta social ante el cierre durante los últimos meses de la mayor parte de los pocos laboratorios que quedaban en este sector?

Como conclusión, más allá del debate ideológico, que respeto y comprendo aunque me parece superado, me preocupa el estado general de la I+D en nuestro país. Me preocupa que, reconociendo los innegables avances en la última década, estemos todavía muy lejos de una situación razonable para nuestro nivel de desarrollo. Me preocupa que el "que inventen ellos", que nosotros especularemos con sus resultados, es algo muy extendido entre nuestras empresas. Me preocupa que, pese a "las grandes declaraciones", nuestros políticos -la mayor parte de ellos sin ninguna experiencia personal en actividades de I+D- encuentren siempre otra prioridad más urgente para los recursos disponibles. Me preocupa el desconocimiento general de nuestros conciudadanos ante estos temas.
        
No convirtamos a nuestras Fuerzas Armadas en el chivo expiatorio de problemas que les son ajenos, entre otras cosas porque es injusto ¡ojalá otros sectores de actividad apoyasen la I+D de la misma manera!. Son instituciones que han sufrido en los últimos años un proceso de reconversión espectacular, que en muy poco tiempo se han modernizado y profesionalizado para prepararse para nuevas misiones de mantenimiento de la paz en entornos internacionales muy difíciles y complicados.  

Lo que tenemos que exigir es que se habiliten fondos de I+D orientados a la innovación tecnológica que permitan reducir la dependencia externa y facilite la competencia de nuestras empresas con el resto de la industria europea y mundial.

No hay que olvidar el efecto difusor de este sector en la formación del tejido industrial español y sus consecuencias sobre el empleo. Todo euro invertido en la industria nacional de Defensa no sólo produce beneficios industriales, sociales y puestos de trabajo, además parte de este dinero revierte a la hacienda pública que, a la postre, sostiene los presupuestos dedicados a la Seguridad y la Defensa. Unos presupuestos que lejos de cuestionarse (lo "políticamente correcto" en estos momentos), deben incrementarse para garantizar nuestra seguridad y potenciar la I+D nacional.  

Afortunadamente, la industria y los organismos públicos de investigación españoles disponen de la base científica y técnica necesaria para hacer frente a los nuevos retos en materia de Defensa y Seguridad. El auténtico dilema consiste en encontrar el modo de utilizarla para asegurar el progreso y la mejora de la calidad de vida en nuestro país y en el resto del mundo.

Escrito el 2/11/2002
Re: Investigación militar... también
Autor: paco rios grandes
profesor
universidad de leon

Defender la necesidad de la investigacion militar es defender, ni más ni menos, la carrera hacia la destrución,a la que nos llevan los militares.

La función de los militares es clara, y su investigación también. Nos dicen que hay que investigar y mejorar nuestro nivel de destrución (ellos dicen defensa) para defendernos de nuestros posibles enemigos. Enemigos a los que nosotros mismos les vendemos las  armas con las que supuestamente nos van a atacar.

Ahora resulta que para acabar con el paro tenemos que fabricar más minas antipersona (como las que producimos en el País Vasco) y demás armas; y, de paso, montamos una ONG que se ocupe de llevar prótesis de piernas y brazos a l@s niñ@s que las van pisando. Así nuestro querido defensor de la investigación militar podra lavar su conciencia y sólo por un euro al día ayudar a conseguir un mundo más justo.
Escrito el 14/11/2002

17 
Qué legado dejamos a la humanidad con nuestra actividad profesional
Autor: Juan Francisco Casanova Domingo
Profesor
Universidad Autónoma de Madrid

Creo que no hay mucho que añadir a la contribución que ha hecho a este debate la Fundació per la Pau.

Personalmente la respuesta al planteamiento sobre la investigación militar la doy preguntándome cuál es la contribución global que como profesional me gustaría haber hecho a la humanidad al final de esta vida.  

Si optase por realizar investigación militar, en caso de que fuese un "buen profesional" en el sentido puramente técnico de la expresión, habría logrado que las personas que usan armas alcanzaran más eficacia en conseguir mortalidad, lesiones, destrucción material y empobrecimiento (precisamente de los lugares y países más pobres), por citar sólo los efectos materiales de las armas. Todo ello con el único objetivo de que las fronteras de algún país se muevan o dejen de moverse.

Por tanto, mi elección está clara en el sentido de no realizar ninguna investigación con fines militares y, por análogas razones, preferiría que nadie más la hiciera.

Escrito el 4/11/2002

18 
Confidencialidad mal entendida y falta de control
Autor: Francisco Hernández Olivares
Universidad Politécnica de Madrid

Mi experiencia como investigador en programas militares ha sido negativa en términos generales. Tanto desde el punto de vista de la formación propia como de la aportación de los resultados de la investigación en los ámbitos militares, como en otros de carácter mas científico, con aprovechamiento social. ¿Se destinan los fondos a otros fines diferentes de los propios de la investigación? No hay un control adecuado sobre su aplicación ni sobre la eficacia de las aportaciones de los grupos de investigación.

Ocurre también  que hay ocultismo o una reserva confidencial mal entendida que hace que determinados grupos de investigación tengan la "exclusiva" de la capacitación para proponer y dirigir proyectos de investigación con fondos militares. Tienen "copadas" las ayudas a la investigación y vetado o controlado el acceso de otros grupos que serían tanto o mas competitivos. Falta publicidad en las convocatorias y en los resultados de las auditorias (¿se hacen?) sobre dichos proyectos, así como de sus resultados mas relevantes que no tengan carácter confidencial: siempre debe haber  una vertiente no confidencial en dichos proyectos.

  

Escrito el 5/11/2002

19 
Las armas son para matar
Autor: Mercedes Peláez López
Cualquier gasto destinado a lo militar debe, no reducirse, sino anularse. ¿Hemos venido a este mundo para matarnos unos a otros? No. Pues para matarse son las armas. Y si contribuye o no contribuye a la investigación no es motivo para ser considerado a la vista de lo anterior.
¡No a la guerra! ¡No a las armas!
Escrito el 5/11/2002

20 
¿Repercuten las ayudas al Ministerio de Defensa en el Avance de la Ciencia?
Autor: Bartolome Ribas Ozonas
Jefe de Área de Toxicología Ambiental
Instituto de Salud Carlos III

Claro que si, cualquier ayuda económica a cualquier Ministerio o Unidad de Investigacion, repercute en el avance de la Ciencia, y por supuesto al Ministerio de Defensa.

La Ciencia tanto básica como aplicada debe tener calidad, y toda ella repercute en definitiva a la Sociedad. Todos los temas en la Ciencia tienen interacción, aunque en el inicio se desconozcan hasta el punto final de una interrelación, que se basa en el desconocimiento de la Ciencia, y en la capacidad de poder enjuiciar en toda su extensión.

¿Cómo se calificaría a un ciudadano, investigador o no, o médico o físico, que se atreviera a sugerir que la Medicina que se estudia hoy es solo estática, y se estudia de forma unilateral, y no en las otras vertientes de la misma? ¿Como los propios efectos de los electrones y los campos electromagnéticos, que circundan nuestro interior a través de los sistemas muscular y nervioso, originándose en la cadena de transporte de electrones mitocodriales? Se diría que no se está en su sano juicio. Tampoco serían publicados los trabajos científicos. Nos han y hemos enseñado mucha patología y las moléculas que en ella participan, pero no a evaluar los electrones entre sus reacciones de síntesis y catabolismo.

El Ministerio de Defensa realiza y puede realizar serias y trascendentales investigaciones para la sociedad que las costea, en el ámbito de los campos electromagnéticos. Se trata de un tema trascendental para el futuro, no sólo para armamento sino también para la Medicina.
Escrito el 11/11/2002

21 
SUBIR EL DENOMINADOR (PRESUPUESTO I+D)
Autor: JOSE ANTONIO REDONDO
Parece anormal que el porcentaje de I+D de defensa sea muy superior al resto de países del entorno; más si se tiene en cuenta que el papel estratégico de las FFAA españolas no es equivalente al que pueda tener el Reino Unido.

Por otro lado debe haber una inversión mínima en este capítulo; no se trata de que la inversión en defensa sea buena o mala, sino que como todo elemento estructural del Estado -la defensa lo es-, es un asunto de necesidad. Desde esta perspectiva no parece adecuado disminuir la inversión en I+D de defensa.

Por otra parte, a la pregunta de si la I+D de defensa repercute en la sociedad en forma de aplicación civil de los avances habrá que esperar unos cuantos años más, pues hasta el año 85 no se puede hablar de una I+D de cierto nivel en España, y esos aspectos se ven, como en el caso de Internet o el GPS con los años.

En definitiva, la solución adecuada es que las Administraciones Públicas aumenten la inversión en I+D civil a un ritmo superior al crecimiento medio de los Presupuestos Generales, y que la de defensa se mantenga.
Escrito el 2/12/2002


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