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"Es una falacia presuponer que solo se pueden mejorar los resultados educativos destinando más fondos públicos"

José G. Montalvo

Profesor de Economía de la Universitat Pompeu Fabra
 

17/11/2011

José G. Montalvo es profesor investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y catedrático del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de València, Premio extraordinario de licenciatura y Primer Premio Nacional Fin de Carrera. Doctor en Economía por la Universidad de Harvard. En la actualidad es director del Departamento de Economía de la Universitat Pompeu Fabra. Consultor del Banco Mundial, de la OCDE y del Banco Interamericano de Desarrollo. Entre sus publicaciones se cuentan once libros y más de noventa artículos científicos en revistas como el American Economic Review, Review of Economics and Statistics, Journal of Business and Economic Statistics, Economic Journal, European Economic Review, Journal of Development Economics, Economics Letters, Applied Psychology, Journal of Economic Growth, International Journal of Industrial Organization, European Journal of Education y el International Journal of Transport Economics, entre otras.

El profesor Montalvo interviene en la mesa "Universidad y mercado de trabajo" con la ponencia "Adaptación de la formación escolar al mercado de trabajo" en el marco del "I Seminario sobre educación y políticas educativas en España" organizado por la Fundación Ortega y Gasset-Marañón y la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).

1.- En el escenario mundial en el que nos encontramos, la Universidad debe, además de transmitir el mejor conocimiento posible, potenciar el desarrollo de habilidades y fomentar la creatividad y el espíritu emprendedor de los estudiantes. A su juicio ¿cuáles son las principales carencias de la Universidad española a la hora de preparar a los jóvenes para una situación como la actual?

En general la universidad española sigue siendo muy poco proactiva respecto a las necesidades de la sociedad y el tejido empresarial. A pesar de que más del 70% de los alumnos reconocen acudir a la universidad para mejorar su empleabilidad el discurso oficial sigue dominado por una visión arcaica y elitista de la universidad. Cualquier intento de aproximar la universidad a las necesidades sociales es tachada absurdamente de "privatización". Tampoco ayuda al fomento del espíritu empresarial el hecho de que los profesores universitarios sean funcionarios y los estudiantes perciban esta posición como un modelo a seguir. De otra manera es difícil entender que una elevada proporción del alumnado quiera ser funcionario y solo una bajísima proporción se plantee emprender una aventura empresarial. Por último la visión que transmiten muchos profesores universitarios del empresariado como un grupo de sanguinarios explotadores de trabajadores tampoco favorece la percepción positiva de la labor emprendedora.

2.- El paro juvenil en los países de la OCDE es el doble de la tasa de desempleo general y la formación sólo contribuirá a frenarlo si se orienta a las necesidades del mercado laboral ¿Cómo se pueden conciliar esas necesidades con la oferta académica?

En efecto, el desempleo juvenil es en la OCDE el doble del desempleo general. En España también se cumple esta relación. En principio no es raro que el desempleo juvenil sea superior al general. El problema se produce cuando el desempleo general es muy alto, como en el caso de España. Hay muchos países avanzados que tienen una mayor proporción de desempleo juvenil sobre el general que España. Pero el desempleo general español es tan alto (21,5%) que el doble de esa cifra es una proporción elevadísima. La formación por sí solo no necesariamente reduce el nivel de desempleo.

Hasta mediados de la primera década de este siglo los universitarios jóvenes tuvieron una tasa de desempleo superior a los niveles inferiores y en la actualidad siguen tienen tasas superiores a los graduados de formación profesional. No es tanto un problema de oferta académica como de habilidades necesarias para desenvolverse en el mercado laboral y actitud con la que se afrontan los retos laborales. También haría falta que los jóvenes tuvieran información realista sobre sus perspectivas en el mercado laboral en función del tipo de estudios y especialidad.

3.- Los datos del Observatorio de la Inserción Laboral de los Jóvenes Españoles (Bancaja e IVIE), que codirige con el profesor José María Peiró, muestran que muchos jóvenes son reticentes a cambiar de lugar de residencia, prefieren tener una plaza de funcionario y consideran poco o nada el autoempleo y la creación de empresas ¿Cómo se puede estimular un espíritu más abierto y arriesgado entre los jóvenes?

La preferencia por el funcionariado y la resistencia a la movilidad geográfica son condicionantes culturales muy extendidos desde hace mucho tiempo. Cambiar estos sesgos es muy difícil. Haría falta una visión social más positiva de la figura del empresario y del emprendedor. También facilitaría las cosas encontrar un ambiente más creativo y activo en la universidad donde se estimulara la asunción de riesgo y la responsabilidad personal en lugar de estimular la cultura de la queja.

4.- Según el informe PISA, la calidad de la formación en España no se corresponde con la inversión que hacen las administraciones en Educación ¿A qué achaca usted este desfase?

Ciertamente hay países con una inversión en educación inferior a la española (tanto en términos del PIB como en per capita) que tienen mejores resultados en el estudios PISA. En cualquier caso es muy difícil saber qué factores explican las diferencias en la relación inversión-resultados. Lo que parece evidente es que se podrían conseguir mejores resultados con los mismos recursos. Presuponer que solo se pueden mejorar los resultados educativos destinando más fondos públicos es una clara falacia.



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