PATRIMONIO  LUGARES DEL SABER  Biblioteca Real: arquitectura
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Introducción
Arquitectura
distribución plantas
Historia
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 Arquitectura 

 

Las bibliotecas que abundaron en los siglos XVI, XVII y XVIII bien podrían calificarse como semipúblicas ya que, aunque pertenecían a monasterios o casas nobles, facilitaban el acceso al lector bien recomendado por sus obras o valedores.

La magnífica biblioteca laurentiana fundada por Felipe II nunca se concibió como una biblioteca pública, sin que ello quiera decir que no fueran acogidos sabios y eruditos investigadores, aunque muchos se lamentaran de su lejanía geográfica.


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CONJUNTO DEL PALACIO REAL DE MADRID Y LA NUEVA CATEDRAL DE LA ALMUDENA, 
SEGÚN UN DIBUJO DE PEDRO HARO. SITUACIÓN BIBLIOTECA REAL


Felipe V de España pone en marcha, el 1 de marzo de 1712, el uso público de la Biblioteca Real. Sin embargo, el concepto de librería pública en esa época no expresaba exactamente lo que ahora entendemos por ello. Lo impedía la enorme extensión del analfabetismo, la total exclusión de la mujer a la lectura y excesivas causas de protocolos que no resultaban fáciles de desentrañar para acceder a los libros.

Como si quisiera simbolizarse la identificación del nuevo establecimiento con las instituciones real y eclesiástica, se la sitúa en el pasadizo que había mandado construir Felipe III en el siglo anterior y que iba de Palacio a la Iglesia de la Encarnación, en terrenos que forman la actual plaza de Oriente.

Paralelamente a la pública se configura la Biblioteca Particular o Librería de Cámara del Rey. A lo largo del siglo XVIII esta librería había ido desarrollando una función de representación de la persona real en su aspecto externo, muestra por tanto del fasto real; y en el interno, por su engranaje a la administración palaciega.

El espacio que se le adjudica a la librería de Cámara en Palacio Nuevo, que se construye con posterioridad a la desaparición del Alcázar, está situado en la planta principal del ala sureste del edificio, en el llamado "aumento de san Gil", proyectado por Sabatini.


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PLANO DE LA BIBLIOTECA


Las bibliotecas del rey, de la reina y de los infantes forman parte del ámbito privado de las personas reales, estas instalaciones personales, por la etiqueta a la que están sometidas y por ser áreas en las que se establece una diferenciación en el acceso tienen una función simbólica importante en la estructura de la sociedad del antiguo régimen, por esta causa la Librería de Cámara, hasta la muerte de Fernando VII en 1734, se integra en el mismo espacio que el dormitorio y el despacho del rey.

Otros elementos vienen a subrayar esta función que la distribución espacial da a la Biblioteca como son la incorporación de objetos suntuarios y la decoración al fresco, que superpone un lenguaje simbólico más al ya establecido por la arquitectura.

En 1808 la Librería de Cámara ocupa doce habitaciones, y cuatro de sus salas tienen bóvedas decoradas por Bayeu y Maella. Años más tarde, en 1826, la librería de Cámara se ha seguido extendiendo por nuevos espacios de igual categoría arquitectónica, existiendo un nuevo espacio dedicado a Biblioteca Numismática y otro a Mapas.

El ámbito suntuoso de estos espacios es igual en calidad y decoración a cualquier otra área de la vida privada del Rey, y a través de ello establece la función diferenciadora del lenguaje de representación del rango.

Las librerías privadas de los demás miembros de la familia real repiten el mismo esquema que la Librería de Cámara, en cuanto al tratamiento espacial y el programa decorativo. Los libros, cuidadosamente encuadernados, suman su propio efecto visual al conjunto, formando parte de un ámbito en el que el fuego de imagen y color tiene una gran importancia. Por ello, las librerías que añaden prestigio y belleza dentro de los espacios reservados se suman al aparato representativo dentro de la vida cortesana.

Ver la distribución de las plantas


   

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