"era de grandes dimensiones: cuatro plantas y un subsótano -
«un magnífico palacio», como decía don Santiago-, aunque
fuese horrendo por fuera, desproporcionado en su conjunto y
con grandes espacios perdidos en su interior. En cada planta
había numerosas habitaciones o cuartos de trabajo,
amplísimos -muchos de ellos tenían una superficie que
oscilaba entre los 70 y los 100 metros cuadrados- y con gran
altura de techo -unos 5 metros-, destinados a los ayudantes y
becarios. Además disponía de un espléndido salón, con
grandes ventanales, dedicados a la biblioteca, en cuyos
anaqueles estaban distribuidos un centenar de revistas y
libros sobre materias afines a las tareas del centro; constituía
una de las mejores bibliotecas de Europa en materias de
Neurología y Biología, conteniendo más de 5.000 volúmenes y
separatas, unas 14.000, de valor incalculable, regaladas por
don Santiago. En fin una cátedra, para conferencias y cursos,
y una sala de juntas, ambas magníficas, completaban el
Instituto" |
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Cajal, sentado, junto algunos discípulos (Domingo Sánchez, a la izquierda, y Enriqueta Lewy, a la derecha). |