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El mismo lo definiría en los siguientes términos, en un artículo publicado en la revista Residencia:
“En la ciencia histológica, la técnica no es fiel servidora de la estética, pero sí de la verdad; huye del irrealismo, que muchas veces sale a su encuentro en forma de artefacto. La aspiración del histólogo es sorprender la verdad perfecta, que nadie sabe cómo es, y base de estampas suprarrealistas, es decir, de imágenes que esbozan formas sin perfiles, fragua interpretaciones y plantea hipótesis, que hacen de su ciencia una perpetua inquietud. Y ocurre a veces que la hipótesis está tan armónica y bellamente construida que vale por lo menos tanto como la verdad.
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Técnica y estética son dos rutas diferentes que sólo en el supremo artista llegan a converger. Unos triunfan por la técnica y otros por la estética, y se puede ser técnico consumado, un virtuoso de la técnica, sin conseguir una obra bella”. |