PATRIMONIO  LUGARES DEL SABER  Colegio Imperial. Historia
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El Instituto de Enseñanza Media San Isidro, en la calle Toledo, ocupa hoy día la sede de la que fue una de las instituciones docentes más relevantes en la historia de España, el Colegio Imperial de los jesuitas.

Ya desde 1572 la Compañía venía teniendo en este solar un colegio en el que estudiaron alumnos tan ilustres como Lope de Vega, Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo. Y fue a partir de principios del siglo XVII cuando, gracias al legado de la emperatriz María de Austria (hija de Carlos V), comenzaron las grandes obras del templo -la catedral de San Isidro- y del propio centro de estudios.



FACHADA DEL COLEGIO IMPERIAL


En 1614 estaba concluida ya la capilla de la Congregación de la Inmaculada; y en 1625 se inició la construcción del edificio conocido como los Reales Estudios, el lugar donde se formaron los hijos de buena parte de la nobleza española durante el Antiguo Régimen hasta la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767.

En el relanzamiento del colegio se debe apreciar la intensa alianza entre los intereses de la Corona y los de la Compañía de Jesús. Felipe IV y el Conde Duque de Olivares prestaron todo su apoyo para crear un centro donde podrían entrar en contacto las elites nobiliarias y, al tiempo, aprender a servir a su soberano en la corte.



EMPERATRIZ MARIA DE AUSTRIA, 
FUNDADORA DEL COLEGIO IMPERIAL


El plan fundacional de los nuevos estudios (1625) recoge este asunto. Allí se mencionan las "necesidades de la república" y la "buena educación de los hijos de los príncipes nobles", la "noticia que dan las ciencias y disciplinas liberales para todos los negocios" y el "servicio al Rey y a la patria".

Así las cosas, no debe extrañar las reacciones contrarias que los planes reales suscitaron: las Universidades de Alcalá y Salamanca, capitales culturales del Renacimiento español, adivinaron pronto la gran amenaza que suponía para ellas un centro como éste destinado a ejercer una visible hegemonía en la cultura del Barroco.



CLAUSTRO DE LOS REALES ESTUDIOS


Desde 1599 estaba ya fraguado el plan docente que se seguía en todos los colegios de la orden, la Ratio Studorium, un proyecto educativo integral donde el latín, las letras y el teatro se combinaban con la filosofía natural y experimental, y todo ello con la esgrima, la danza y otras actividades bajo el respeto a la jerarquía y el fomento a la creatividad.

En el Colegio Imperial se hacían primero los Estudios Menores de Gramática durante seis cursos, que abarcaban desde el aprendizaje incipiente de las declinaciones y conjugaciones hasta la prosodia, el verso y la retórica clásica.

Continuación

   

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