Los estudios de medicina en España, anclados en el sistema universitario del Antiguo Régimen, comienzan su reactivación y modernización durante el siglo XVIII, con el establecimiento de los Colegios de Cirugía; los primeros fueron creados en Cádiz (1748), Barcelona (1760) y Madrid (1780), con el objetivo primigenio de dotar al Ejército y la Armada de profesionales cualificados en el ejercicio de esta actividad.

FACULTAD DE SAN CARLOS, EN LA CALLE ATOCHA

Las enseñanzas impartidas por estos Colegios, normalmente bajo el sistema de internado, eran rigurosas y de calidad y, al contrario de lo que sucedía en las universidades, se impartían en castellano y eran, ante todo, modernas -incluyendo disciplinas como la Botánica y la Química- y eminentemente prácticas; los Colegios se instalaban junto a grandes hospitales, o en su interior, facilitando de este modo el contacto del alumno con las operaciones médicas más cotidianas (operaciones, vendajes, conocimiento anatómico, etc.)

Finalizados los convulsos años que continuaron al declive del proceso de reformismo ilustrado en nuestro país, los Colegios de Cirugía lograrían, gracias a la introducción en los planes de estudio de la "Medicina Interna", un reconocimiento administrativo de rango superior al de las facultades de Medicina, al convertirse en instituciones con capacidad para expedir títulos de médico-cirujano.

SAN CARLOS DESDE EL OBSERVATORIO

En 1843 se produce una nueva reorganización de los estudios de medicina, promovida por el médico y toxicólogo Pedro Mata, en la que se concede únicamente la categoría de Facultad de Medicina a los Colegios de Cirugía de Madrid y Barcelona; las facultades de Sevilla, Valencia, Zaragoza, Valladolid y Santiago quedaron reducidas a "Colegios de Prácticos en el arte de curar", cuya misión sería la formación de titulados para la práctica de la Cirugía menor y la atención de partos.

SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL. CLASE DE ANATOMÍA

Esta situación de privilegio para las facultades de Madrid y Barcelona se mantuvo poco tiempo; apenas dos años después de entrar en vigor las reformas de Pedro Mata, se suprimen los "Colegios de Prácticos" y se crean cinco facultades de Medicina en Madrid, Barcelona, Cádiz, Santiago y Valencia; la de Madrid se integraría, ese mismo año, en la nueva Universidad Central.

Pero, al mismo tiempo, se abría una nueva vía de privilegio, esta vez exclusiva para el establecimiento madrileño: la impartición de estudios y titulaciones de doctorado para todos los médicos españoles quedaban restringidos a la Facultad de Medicina de San Carlos.