PATRIMONIO  LUGARES DEL SABER  Instituto Cajal: historia
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 Historia 

 

El elogio desmedido a Santiago Ramón y Cajal suele presentarlo como un ‘hombre hecho a sí mismo’, como un investigador cuya tarea se desarrolló al margen del apoyo de las instituciones públicas. Esta imagen simplista es válida para los primeros años de su tarea científica, pero no para el conjunto de ella. A partir de su llegada a Madrid, en 1892 como catedrático de Histología en la Facultad de Medicina, Ramón y Cajal comenzó a contar con apoyo institucional para su trabajo. A finales del siglo XIX se remodelaron en profundidad y se dotaron de material los laboratorios de Histología en dicha facultad. Desde allí Cajal pudo empezar el adiestramiento de algunos de sus discípulos. La concesión de diversas condecoraciones internacionales en los primeros años del siglo XX posibilitaron la creación del ‘Laboratorio de Investigaciones Biológicas’, centro creado específicamente para Cajal, con un modesto, pero digno, espacio físico de investigación, una dotación material razonable y una rica biblioteca. Con estos mimbres Cajal logró trenzar una notable escuela de especialistas en neurohistología.

En la década de los veinte, coincidiendo con la jubilación del científico aragonés, se pretendió honrarle con un homenaje nacional. Junto a reconocimientos académicos de todo tipo, se creó el Instituto Cajal, que agrupaba en una sola institución el antiguo Laboratorio de Investigaciones Biológicas y otros centros de investigación biológica.



CAJAL EN SU LABORATORIO (ca. 1900)


Se proyectó un grandioso edificio que debía albergar el Instituto en el ‘Cerro de San Blas’, en la confluencia de las actuales calles Alfonso XII e Infanta Isabel, junto al Observatorio Astronómico. Desgraciadamente, el proceso de construcción del mismo estuvo plagado de malentendidos e irregularidades, que dilataron considerablemente la obra y rindieron un edificio no totalmente adecuado a las necesidades de un centro de investigación. Cuando el edificio se completó en 1933, Cajal era ya muy anciano (murió en 1934) y lo que se había planteado como la culminación de la tarea científica y docente de Cajal encontró dificultades para asentarse.



EL MUSEO DEL DR. VELASCO DIO ACOGIDA AL INSTITUTO CAJAL (1903)


El posterior estallido de la Guerra Civil supuso un nuevo y grave contratiempo para el Instituto, cuyas instalaciones fueron ocupadas por milicianos. Acabada la guerra, la nueva situación política fue poco propicia para los anteriores responsables del Instituto: Tello, discípulo predilecto de Cajal y director del centro a su muerte, fue depurado y Fernando de Castro tuvo que hacer frente a dificultades económicas e institucionales.



EL INSTITUTO CAJAL EN EL CERRO DE SAN BLAS


En los años cincuenta el Instituto Cajal se integró en el Centro de Investigaciones Biológicas y se trasladó a un edificio en la calle de Velázquez. Allí se incorporaron la riquísima biblioteca del Instituto y el ‘legado Cajal’ (su archivo personal, su diplomas y condecoraciones -entre ellas el diploma y medalla del Premio Nobel-, sus preparaciones y microscopios,etc.). A lo largo de los años sesenta y setenta, el Instituto Cajal continuó su labor investigadora sobre el sistema nervioso, ocupándose básicamente en los estudios histológicos y anatómicos del tejido nervioso (en la más pura tradición cajaliana), pero incorporando nuevas áreas de estudio y líneas de investigación. El proceso de ‘molecularización’ de las ciencias biológicas afectó también a la labor investigadora desarrollada en el Instituto y se abordaron investigaciones sobre biología celular, desarrollo, plasticidad neuronal,etc.



CORTEZA CEREBRAL TEÑIDA POR CAJAL


Continuación


   

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