Aranjuez se convierte en propiedad real en 1523. La llegada al trono de Felipe II hace crecer en notoriedad y tierras el lugar denominado Real Sitio; en 1551 se crea un primer jardín botánico, con destilerías de aguas de olor y medicinales. Se construyen acequias, se plantan árboles y se levanta un Palacio, bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.

El trazado de este jardín, denominado "Jardín de la Isla", que servirá de contrapunto estilístico al "Jardín del Príncipe" netamente dieciochesco, se realiza creando calles de flores y plantando gran número de árboles de diversas clases, que se alternaban con vides y parras. Se concedió gran importancia a la plantación de frutales y de arbolado de otras regiones. Para adorno de este jardín se trajeron estatuas de bronce y piedra y se construyeron fuentes; como dato curioso se puede reseñar que, en el año 1637, Felipe V manda a un organista poner música a las fuentes de este jardín.

JARDÍN DEL PRÍNCIPE. PLANTA

La importancia del Palacio, construido bajo el reinado de Felipe II, viene dada por su concepción unitaria como regia villa campestre, el tono arquitectónico del Palacio y la preferente atención del Rey por el proyecto de la navegación del Tajo; está proyectado por Juan Bautista de Toledo y continuado por Herrera y Juan Gómez de Mora. Un incendio, producido la noche del 16 de junio de 1748, destruyó el palacio de este real sitio. Fernando VI no sólo mandaría rehacer el palacio, además encargaría un interesante ensayo urbanístico que renovaría la configuración urbana de la ciudad.

Este vasto plan fue realizado por el italiano Bonavía, hombre del Barroco, escenógrafo, pintor y arquitecto, que desarrolla su labor tanto ejecutando los decorados de las primeras óperas italianas representadas en España como en pintura, fundando la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Esta época de los Borbones se caracteriza por una sorprendente regresión estilística en la arquitectura de sus Palacios, manteniendo en la gran obra de reconstrucción del Palacio de Aranjuez la bella impronta del carácter herreriano del edificio.

PERSPECTIVA DEL JARDÍN DEL PRÍNCIPE 
Y CASITA DEL LABRADORr

Bajo el reinado de Carlos III (entre 1761 y 1768), Sabatini alteró el esquema de disposición palacial existente, quedando unido de forma definitiva, mediante pórticos, a la Casa de Oficios y la plaza de San Antonio.

Con Carlos IV en sus casi treinta años como Príncipe de Asturias se crean los ambientes artísticos más elegantes de la historia de España; su arquitecto, Juan de Villanueva, proyectó las denominadas "Casita del Príncipe" de El Escorial, de El Pardo y los Jardines del Príncipe de Aranjuez con su "Casita del Labrador", pensadas como auténticos joyeros arquitectónicos en los que se guardaban valiosísimas colecciones de arte.

Los Príncipes de Asturias, Carlos y Mª Luisa de Parma, crearon su propio Teatro del Mundo con una escenografía culta que ha llegado hasta nuestros días. Juan de Villanueva, becado en Roma en 1760, se deja influir por la concepción estilística de las villas italianas, aprendiendo lo que allí estaba a la moda: el significado de las ruinas.

A su regreso y sobre el muy formal jardín del "Huerto de la Primavera", ampliado conquistando tierras al Tajo, trazó y construyó en la tradición del "Jardín Romántico" -originado en la descripción del jardín Clarence que hace Jean Jacques Ruosseau en la Nouvelle Holoise, 1761- el Jardín del Príncipe, donde aparecen ruinas, puentecillos, montículos, rocas simuladas, grutas, castillos, estanques de peces y baluartes, muchos de éstos hoy desaparecidos.

La Casita del Labrador es el palacete construido dentro del Jardín del Príncipe. Esta "Casita", de apariencia elegante y empaque de casa grande, se aparta mucho de lo que se espera de una construcción con un nombre tan rústico ("del labrador") e incluso del término "Casita". 

ARANJUEZ: JARDÍN DE LA ISLA, PALACIO REAL, JARDÍN DEL PRÍNCIPE Y CASITA DEL LABRADOR

La mayor parte de los autores consultados coinciden en adjudicar la autoría de su reforma, por orden del Rey Carlos IV, al arquitecto Isidro González Velázquez. Se desconoce cuál fue su intervención y cuál el papel jugado por Juan de Villanueva en este proyecto.

En las hermosas estancias interiores de la Casita del Labrador se concentraron los mejores artesanos para conseguir la "obra de arte total"; legándonos, con la riqueza y refinamiento de sus acabados y la singularidad de sus piezas expuestas, el más importante Patrimonio -y mejor conservado- del conjunto de Aranjuez que ha llegado hasta nuestros días.