PATRIMONIO  LUGARES DEL SABER  Universidad de Alcalá: historia
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De hecho, lo que Cisneros perseguía era reformar los estudios eclesiásticos. Pronto se abrieron tres cátedras dedicadas a las grandes escuelas teológicas: tomista, escotista y nominalista. Y también, en 1532, se fundó la de Sagradas Escrituras, desde donde se acometió el estudio de los textos bíblicos en sus textos originales (griego, latín, hebreo, árabe), un gran proyecto filológico cuyo fruto más renombrado fue la Biblia Políglota Complutense, la gran obra del humanismo cristiano coordinada por Elio Antonio de Nebrija, autor también de la primera gramática de la lengua española (la primera lengua vernacular occidental codificada).

La Complutense fue, por excelencia, la universidad del erasmismo español, el gran centro de la teología y la filología humanistas; el Colegio Trilingue, en este sentido, su máximo exponente.

La inyección que desde la historia y la gramática recibieron los estudios teológicos supuso una suerte de humanización de lo sagrado.



ANTON VAN WYNGAERDE, VISTA DE LA CIUDAD DE ALCALÁ (1565). DETALLE

EL BARRIO DE SANTIAGO FUE SEVERAMENTE REFORMADO Y CRISTIANIZADO

Entre los nombres detacados en estos capítulos merecen recordarse los de Fray Luis de León -aunque su obra esté tan ligada a Salamanca, su gran rival-; Pedro Ciruelo, autor de textos espirituales e investigador de las formas de superchería y hechicería; Ambrosio de Morales, innovador en el terreno de la Geografía y la Historia; o el propio Alfonso García Matamoros, iniciador de una historia cultural hispana apologética que siglos después continuaron en cierto sentido Nicolás Antonio o Menéndez Pelayo.

También en Alcalá se fraguaron otros proyectos científicos, como el famoso de Pedro Esquivel, quien diseñó un programa cartográfico para levantar una trigonometría de la península ibérica en tiempos de Felipe II.

En todo caso, la Medicina fue la otra gran baza de los estudios alcalaínos. Había dos cátedras para su enseñanza, una dedicada a Galeno e Hipócrates y otra a Avicena, el principal autor del galenismo arabizado.

Aunque el avicenismo primó al principio, lo cierto es que la recuperación del Galeno original se convirtió en el gran proyecto intelectual de la Universidad Complutense desde la llegada a la cátedra de Juan Reinoso en 1538.



ELIO ANTONIO DE NEBRIJA EN LA CORTE 
DE JUAN DE ZUÑIGA

CARDENAL CISNEROS


Reinoso se había formado en Italia y era amigo del médico del emperador Andrés Laguna, una de las cumbres de la medicina hispana de todos los tiempos. De Alcalá salieron algunas de las grandes figuras de la medicina renacentista, profesionales que hicieron carrera en la corte y en el Protomedicato, la instancia que autorizaba y administraba la práctica médica.

Y también allí se editaron los Galenos y Hipócrates más empleados en el siglo XVI, las ediciones de Francisco Vallés, Fernando Mena y Cristóbal de Vega. La gran renovación llegaría por vía de la influencia de la Universidad de Valencia y la adopción de la anatomía y la disección vesaliana. El valenciano Pedro Jimeno, discípulo del propio Vesalio en Italia, fue el primer profesor estable en dicha práctica; y su paisano Pedro Marcos, el primer catedrático alcalaíno en esta actividad destinada a revolucionar los saberes médicos.

Hay que subrayar que la cirugía hasta entonces era considerada poco menos que una actividad menor, una práctica de barberos y artesanos. No gozaba del prestigio intelectual ni correspondía al ámbito de la medicina propiamente dicha. La nómina de anatomistas célebres de Alcalá está integrada por Francisco de Arce, Francisco Díaz y Juan Fragoso.



BIBLIA POLÍGLOTA COMPLUTENSE

Otros médicos importantes que pasaron por la Complutense en el denominado "Siglo de Oro de la Medicina española" son el mismo Miguel Servet, quizás el más famoso por su descubrimiento de la circulación menor; Nicolás Monardes, rescatador de Dioscórides y propagador por Europa de la materia médica americana; e incluso Francisco Hernández, el médico de Felipe II que dirigió una importante exploración naturalista por tierras novohispanas.

Vemos pues que la Universidad de Alcalá en el siglo XVI recogió dos de las grandes propuestas científicas e intelectuales del Renacimiento: recuperación y exégesis de los textos clásicos -el saber entendido como un rescate del legado antiguo, una obra de purificación y regreso a las verdades primitivas- y apertura también a ese gran campo que la ciencia moderna fue desvelando, el libro de la Naturaleza, la experimentación de los hechos nuevos que los antiguos desconocieron.

   

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