Durante esos cinco años, estas embarcaciones
transportaron a la flor y nata de los mejores astrónomos
e hidrógrafos de la Marina española, acompañados
también por grandes naturalistas y dibujantes.
En total, había doscientos ocho hombres
a bordo de la Descubierta y la Atrevida cuando partieron de
Cádiz a finales de julio de 1789.
La Expedición Malaspina (1789-1794)
no fue sólo el viaje de un hombre, sino una operación
de magnitudes enciclopédicas e imperiales. El proyecto
nació como una combinación de intereses. No
es despreciable el factor de emulación a los franceses
y, sobre todo, a los ingleses, los grandes rivales en todo
el orbe y especialmente en el Mar del Sur, el antiguo "lago
español".
Sin embargo, también hay que subrayar
que España aún poseía el mayor dominio
colonial del planeta; es decir, la Monarquía tenía
sobrados motivos para fletar una expedición destinada
a investigar e inventariar los recursos naturales y sociales
de sus posesiones.
Quizás la aportación más
original de esta expedición a la historia de la expansión
europea y los descubrimientos, sea la propia naturaleza de
la investigación desarrollada por Alejandro Malaspina
a lo largo del viaje.
Capaz de reunir los trabajos de sus subordinados
y exhumando materiales de los principales archivos y fondos
de la América española, Malaspina trazó
una visión completa de la Monarquía en sus diarios
y escritos; es decir, aspiró a levantar un cuadro razonado
y coherente de todo el Imperio, donde tuvieron cabida los
distintos aspectos parciales de la realidad americana, desde
la minería y las virtudes medicinales de las plantas
hasta la cultura, y desde la repoblación de la Patagonia
hasta el comercio filipino.
La experiencia descubridora y científica
de tres siglos de conocimiento del Nuevo Mundo, la tradición
hispana de relaciones geográficas y cuestionarios de
Indias, encuentran así un justo colofón en el
Siglo de las Luces. Y lo hacen bajo una fórmula característica
del período, pues, imbuido del credo cientifista y
naturalista de la Ilustración, lo que hizo Malaspina
en realidad fue componer una verdadera física de la
Monarquía.
Al igual que Newton había desentrañado
los misterios del universo sometiéndolo a un conjunto
de leyes, a esos principios sencillos y uniformes que explican
toda la multiplicidad de fuerzas y movimientos, Malaspina
encaró su investigación de la Monarquía
con semejante propósito.
Malaspina presentó en la Corte los
resultados científicos del viaje y también un
informe político confidencial, favorable a la concesión
de una amplia autonomía a las colonias americanas.
Con varios de sus colaboradores, entre ellos Bauzá,
se dedicó a preparar la edición de una gran
obra que expusiera los frutos de la expedición. En
mayo de 1795 fue ascendido a brigadier de la armada. Su influencia
política era cada vez mayor, lo que alarmó a
Manuel Godoy, quien lo implicó en una intriga y consiguió
que fuera juzgado por conspiración.
En abril de 1796 fue destituido de todos
sus empleos y grados y condenado a diez años de prisión
en el castillo de San Antón, en La Coruña. Un
año más tarde, la pena de prisión le
fue conmutada por la de destierro a las posesiones de su familia
en Italia, donde murió.
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