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Arquitectura y poder económico
| Plano de situación En formato PDF (6,10 Kb) |
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Edificio Bankinter |
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| La ampliación de la sede de esta institución bancaria va a suponer uno de los más brillante episodios de nuestra arquitectura y el espaldarazo definitivo de la entonces incipiente obra de Rafael Moneo, discípulo aventajado del gran maestro Sáenz de Oíza. Esta obra, realizada junto a Ramón Bescós, ha de resolver el difícil encaje entre el protegido palacete decimonónico el Paseo de la Castellana y los edificios de vivienda posteriores con sus servidumbres obligadas. Moneo resuelve el problema con extraordinaria sencillez, con su acostumbrada lectura y respeto por el contexto urbano, al no abrumar a ninguna de estas dos construcciones, es más, da continuidad y dignidad a las viviendas posteriores respetando la altura y las hileras de balcones y ventanas, y recrea un muro-telón de fondo para el palacete principal. La sutileza con la que el edificio se dobla y se abre en su cara posterior, visible desde la calle del Marqués de Riscal, es un gesto preciosista que resume parte del carácter constructivo de Moneo, alejado desde siempre de la arquitectura espectacular y singular, para preferir "hacer ciudad". Pero también Moneo pretende "hacer historia", al recurrir a un material tan significativo en nuestra ciudad y en nuestra arquitectura como el ladrillo, y al citar esa idea de depuración de elementos artificiales y decorativos, que enlaza la fachada principal de Bankinter con la del Edificio Sindicatos de Cabrero y Aburto, y con la idea de una arquitectura estilizada y casi desnuda de artificio tan del gusto de nuestros venerados Villanueva y Herrera. Poner en clave moderna estos elementos es una actitud clave de esta obra, tan rotunda y sobria que no se olvida del regusto artístico al colocar en las últimas plantas, donde ha cambiado el tamaño y ritmo de las ventanas, unos murales escultóricos obra de Francisco López Hernández. | |
Edificio Bankinter |
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Edificio Bankinter |
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| La indiscutible personalidad de Miguel Fisac es un rasgo preponderante en su obra arquitectónica, lejos de modas y poco fácil de encuadrarse en estilos o corrientes, pues supo tomar con toda libertad, los elementos que creyó necesarios para elaborar su particular lenguaje arquitectónico.
Una de sus constantes fue la investigación y el obtener todas las posibilidades estructurales y visuales de nuevos materiales, ene especial son conocidos sus experimentos con el hormigón. La fachada de la compañía IBM en Madrid se convierte de este modo en escenario para desarrollar un conjunto de piezas prefabricadas de cierre que sirven para cubrir con una piel diferente al edificio, transformando el hormigón en una membrana con formas ligeras y dinámicas. Este exterior es respuesta al programa funcional del edificio que requería un interior diáfano y con luz artificial en el que la fachada sólo marca la rotundidad de los forjados y permite al autor la experimentación de sus inquietudes. |
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Sede de la compañía IBM |
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| Otro edificio importante en nuestra arquitectura contemporánea es esta antigua sede del Bankunión, obra de la entonces joven pareja de arquitectos que debía su fama y su prestigio al celebrado Pabellón Español de la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Posiblemente este edificio sea el primero en llevar con éxito el uso del aire industrial y la modulación de elelmetos, y de la tan recurrente en estos últimos años alta tecnología. Corrales y Molezún rompen con el tradicional uso miesiano del hierro y el cristal para liberarlo de la rigidez con la que se usa en las grandes construcciones en altura, para combinarlo con la externalización de estructuras de servicio, como los tubos del aire acondicionado, siguiendo los nuevos criterios marcados por Rogers y Piano en el coetáneo Centro Pompidou de París. A su vez preceden a Oíza en su torre del BBVA al marcar las posibilidades de la riqueza cromática de los materiales al utilizar el aluminio anodizado y el acristalamiento exterior coloreados. |
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Antiguo edificio Bankunión, hoy Oficinas de la Unión Europea en España |
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Edificio del Banco de Bilbao, hoy BBVA |
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| Si algo marca esta generación de arquitectos españoles, como estamos comprobando, es la singularidad con la que se emplean en cada actuación, huyendo de los lenguajes reconocibles. Sáenz de Oíza resuelve la torre del Banco de Bilbao de manera muy diferente al resto de sus obras, compárese con Torres Blancas por ejemplo, aunque eso sí, no queda casi rastro del ángulo recto lecorbuseriano y sí la suavidad de las formas, de las curvas de su lenguaje organicista. Lo que hace diferente a esta torre frente al resto de grandes bloques del entorno es que es un objeto perceptible, moldeable y abarcable con la mirada, lo normal en estoas estructuras son las grandes líneas de fuga verticales, mientras aquí se privilegia el plano horizontal, una novedad tratada magistralmente por Oíza. El cuidado tratamiento de la piel del edificio, una constante en su obra, es llevado aquí a término con la utilización del acero cortén y su color oxidado característico. Esta propuesta fue resultado de un concurso restringido que ganó Oíza y que tuvo que salvar diferentes dificultades técnicas, especialmente el estar cimentada sobre el túnel del ferrocarril de cercanías, para lo que se adecuó la estructura interior con una cimentación amortiguada. Además, todo el edificio gira en torno a los dos núcleos centrales verticales, que no sólo se constituyen en la estructura interior del edificio soportando todas las cargas, sino que llevan en su interior todo el cuerpo de ascensores y escaleras, dejando diáfano el resto de la planta. |
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Edificio del Banco de Bilbao, hoy BBVA |
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| En este juego constante de idas y venidas con la modernidad que marca la carrera de Gutiérrez Soto, esta obra supone un pequeño homenaje a los grandes edificios neoyorquinos con su estructura de crujías superpuestas en forma telescópica. Esta construcción es posterior al ya mencionado viaje por América, tan decisivo para la recuperación de elementos modernos en la obra del arquitecto y el abandono definitivo de los usos trasnochados. Esta obra es, además, fruto de un polémico y tortuoso concurso que obligó al arquitecto a modificar sus propuestas sobre la marcha pero que dieron como resultado un edificio digno, en el que sobresalen los materiales de calidad y que en parte debía ser todo él un pedestal para la escultura simbólica de la entidad patrocinadora del proyecto. |
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Edificio La Unión y el Fénix |
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| Esta elegante construcción en altura fue en un primer momento la sede del Banco Coca, para hoy en día alojar la empresa de seguros Catalana Occidente. Rafael de la Hoz es un arquitecto versátil y profesional, es decir, plegado al servicio de la funcionalidad y los deseos del cliente y no a la espera del aplauso de la crítica o del público, todo ello expresado con elegancia y, como en este caso, con sutileza. Partiendo de un experimentalismo constructivo esta torre de media altura, como casi todas las de la Castellana, esconde las tensiones que provoca una estructura central, única, que soporta con extraordinario efecto de ligereza toda la estructura del edificio, y cuyo acertado acristalamiento exterior dota a la obra de una efecto sosegado y casi cristalino que enlaza muy bien con el entorno natural con el que se cubre el solar. |
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Edificio Castelar. Antigua sede del Banco Coca, hoy oficinas de Catalana Occidente |
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| El arquitecto Javier Carvajal ha de responder en esta actuación a las necesidades del cliente de obtener la máxima rentabilidad a un solar y a un espacio constreñido por las obligaciones de la ordenanza de edificación del Paseo de la Castellana. Como solución, propone recurrir a la diferenciación de la zona de servicios del edificio, cubierta con un cerramiento opaco, del área de trabajo de las futuras oficinas que queda cerrado por el muro de cristal tan propio de estos edificios. Sin embargo, la personalidad de Carvajal queda expuesta en el uso nítido de los volúmenes, casi geométricos, unido a los pliegues del edificio en la zona que colinda con General Martínez Campos, que nos hacen recordar su uso en su magistral Torre de Valencia. |
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Edificio Allianz, antes Adriática |
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| Estas torres tenían originalmente un destino de apartamentos que fue transformado para la ubicación de las oficinas de un conocido empresario de origen andaluz, que las hizo rebautizar como Torres de Jerez, hasta le defenestración pública de este personaje. La agitación de estas torres no acabó ahí, pues su adaptación a la normativa antiincendios para estos edificios de altura supuso un cierto cambio estético en el conjunto, sobre todo al "esconder" parte de las nuevas instalaciones y maquinaria tras un notable y destacado cierre en la azotea de las torres, que más que una solución parcial se convirtió en un replanteamiento casi total de la estética del conjunto. Antonio Lamela aportó a este conjunto la constante utilización en su carrera de elementos y técnicas novedosas, como se ha comprobado en su participación junto a Richard Rogers de la última ampliación del aeropuerto de Barajas, junto a la novedad y originalidad de esta solución pareada. En esta ocasión un núcleo central de hormigón, que esconde las circulaciones verticales, permite mediante un sistema de cables tensados y vigas exteriores, un interior diáfano, recubierto por una epidermis de cristal coloreado que proyecta sobre el amplio espacio de Colón juegos cromáticos en función de la luz. |
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Torres de Colón |
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| La Torre Europa es una de las últimas actuaciones que colmató el solar del conocido como proyecto AZCA, un lento y desigual programa originado en 1954 que debía componer el gran conjunto comercial y de oficinas con actuaciones en altura tan al gusto de las ciudades occidentales de los años de la reconstrucción. Si en la zona sur se eleva magistral la torre del BBVA y el desparecido Edificio Windsor, Torre Europa ocupa la esquina nordeste del conjunto cerrando actuaciones desiguales en medio de solares nunca bien resueltos y casi problemáticos. Este edificio es sin duda una respuesta particular del arquitecto Miguel de Oriol, quien por el uso de los materiales y las formas del conjunto nos sugiere un tardío gusto por el organicismo llevado a las construcciones en altura. |
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Torre Europa |
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