PATRIMONIO  RUTAS  ESPACIOS NATURALES > DE PATONES DE ARRIBA A LA PRESA DEL PONTÓN DE LA OLIVA
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Datos Básicos

 
 Objetivo de la ruta 
 

Conocer los últimos relieves de Somosierra, junto a hermosos paredones calizos del período Cretácico. El itinerario está recomendado para realizarlo en primavera (meses de abril y mayo), cuando la flora se encuentra en su óptimo fenológico.

 
     
 Didáctica 
 

Conocer distintos tipos de litologías y su flora asociada, así como repasar parte de la historia de los territorios a recorrer. El lugar puede considerarse una encrucijada desde el punto de vista geológico, botánico e histórico.

 
     
 Accesos 
 

Por la carretera nacional N-I se toma la desviación a Torrelaguna, desde aquí seguir la carretera M-102 que llega al pueblo de Patones de Abajo, girando a la izquierda en la desviación que indica a Patones de Arriba.

 
     
 Información, documentación y cartografía previa 
 

Visitar el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio de Patones de Arriba (CITECO), donde además de una interesante exposición sobre la historia, paisaje y curiosidades del lugar, nos pueden informar sobre las excursiones a realizar. En el apartado de "Bibliografía" se puede encontrar información sobre guías, mapas y libros de interés.

 
     
 Alojamientos 
 

Tanto en Patones de Abajo como en Patones de Arriba, podemos encontrar algunos hoteles y establecimientos donde pernoctar. Además, en los pueblos cercanos más grandes, como Uceda o Torrelaguna, la oferta es algo más amplia.

 
     
 Longitud del recorrido propuesto 
 

Aproximadamente 25 km.

 
     
 Observaciones 
 

Ruta ideal para hacer en bibicleta. Deberemos proveemos de agua y comida, aunque en las casas que hay junto al muro de la Presa del Pontón de la Oliva existe un bar, en el que poder repostar tras hacer la primera parte del recorrido. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que no existen fuentes en todo el recorrido.

Patones de Arriba: una casa

 
     

Reseñas

 Patones de Arriba, localidad de interés histórico 
 

Cuenta la tradición que Patones fue un pueblo de origen visigodo que quedó aislado durante la dominación árabe (siglo VIII), manteniendo la tradicional monarquía goda de régimen hereditario gobernada por un rey, denominado "Rey de los Patones", que perduró hasta el siglo XVIII. Los restos arqueológicos encontrados en estos territorios sugieren que hubo asentamientos humanos desde el Paleolítico; ha aparecido industria lítica y pinturas del Auriñacense en las cuevas del Reguerillo y del Aire, así como restos de enterramientos del período Neolítico y del Bronce. Además, en el castro amurallado de la Dehesa de la Oliva, excavado en 1974, existen ruinas de lo que debió ser una importante ciudad celtibérica de la Edad del Hierro. También abundan los vestigios medievales; algunos autores cifran el origen de Patones en tiempos de la Reconquista.

 


Patones de arriba

 

La primera vez que Patones aparece documentado es en 1557, como alquería de Uceda, bajo el nombre de "hoz de los Patones". Debe su nombre a los hermanos Asenjo, Pero y Juan Patón, vecinos de Uceda en 1527 que, poco después, deciden instalarse en una estrecha garganta a la que su apellido dio nombre. Las referencias escritas a la peculiar institución del "Rey de Patones" son de finales del siglo XVII. Parece ser que las diez o doce familias residentes en la localidad acataban la autoridad de un anciano al que daban el título de rey, y que dicho cargo fue hereditario. El primer Rey de los Patones aparece en 1653, año en el que el Cardenal Moscoso habló personalmente con él, aunque su nombre no aparece en dichos documentos. Sin embargo, sí que se tiene constancia de que, en 1684, era Pedro González el rey de Patones; éste muere en 1693, sucediéndole su yerno Juan Prieto, al parecer último rey de Patones, que se mantuvo hasta 1750, año en que el pueblo solicitó al Duque de Uceda el nombramiento de una 'Justicia" o alcalde pedáneo. 

 

Garganta de Patones

Por aquel entonces, Patones era ya una aldea de ganaderos, constituida por unas cincuenta casas, con una importante cabaña de lanar; desde su origen hasta mediados del siglo XIX, Patones perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Uceda. En 1769, ya desaparecida la seudo-monarquía patónica, se le otorga al barrio el título de "lugar". A mediados del siglo XIX, con la nueva disposición provincial de Javier de Burgos, Patones pasa a pertenecer a la provincia de Madrid. Además, se iniciaron entonces las grandes obras de infraestructura de abastecimiento de agua a Madrid (Presa del Pontón de la Oliva) y aparecieron algunos asentamientos dispersos y eventuales vinculados a ella. Patones tenía ya entonces una Casa Consistorial, Iglesia Parroquial y Escuela Primaria. En 1842 se emancipa definitivamente de Uceda y se le asigna término municipal propio.

Patones de Arriba

Ya en el siglo XX, después de la guerra civil y, sobre todo, hacia la década de los 60, a pesar de la construcción de las carreteras que, sustituyendo la antigua vereda, facilitaron el acceso al pueblo, los vecinos de Patones comenzaron a descender al llano, junto a la vega del río Jarama; poco a poco fueron configurando, junto a la carretera M-102, un nuevo núcleo poblacional, Patones de Abajo, que llegó a deshabitar casi completamente al primitivo Patones. Patones de Abajo es hoy día un pueblo nuevo, de estructura lineal, dotado de todos los servicios y equipamientos necesarios, donde se ubican la Iglesia, el Ayuntamiento, las Escuelas y todos los servicios del municipio. Sus habitantes mantienen la actividad agrícola y ganadera, compaginándola con la dedicación al sector servicios y a la construcción.

Patones de Arriba fue redescubierto en los años 70; durante estos años se inició un proceso de adquisición y rehabilitación de edificios, unos para uso como segunda residencia y otros para la instalación de negocios de hostelería. También se han rehabilitado monumentos históricos, como la antigua Iglesia de San José, cuya construcción se solicitó al Arzobispo de Toledo en 1653, que se ha transformado en el Centro de Interpretación Rural de Patones, un proyecto del Ayuntamiento de Patones para coordinar y promocionar la realización de actividades turísticas, educativas, culturales y de ocio en el municipio, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural por haber mantenido el carácter tradicional de la arquitectura serrana de pizarra. También han proliferado los restaurantes y diversos tipos de alojamientos. Además, se ha invertido en pavimentación y rehabilitación de otros edificios públicos. Toda la villa posee un pintoresco aspecto de calles enlosadas y con grandes cuestas y de casas de piedra y pizarra, lo que le confiere un curioso atractivo para el visitante.


Patones de Arriba: una calle

 
     
 Itinerario 
 

La excursión se puede iniciar visitando, en primer lugar, el pueblo de Patones de Arriba, así como el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio (CITECO), sito en el edificio de la antigua iglesia de Patones de Arriba. Entre sus gruesos muros de piedra el visitante realizará un interesante recorrido por el tiempo, a través de varias exposiciones de fotografías, desde la vida de los primeros pobladores de Patones hasta la formación de Patones de Abajo; algunas de estas fotografías están dedicadas a las obras del Canal de Isabel II para la conducción de aguas a Madrid (Presa del Pontón de la Oliva y Embalse del Atazar). Finalmente, existen una serie de paneles que nos darán a conocer el gran valor arqueológico y palentológico e histórico de algunos lugares cercanos, como la Cueva del Reguerillo, el innovador sistema de regadíos del Canal de Cabarrús o la leyenda del Rey de Patones. También existe una gran maqueta del Valle Medio del río Jarama y una serie de paneles con fotografías que muestran cómo es el entorno geográfico y el medio natural de la comarca. La visita se completa con la subida al mirador de la torre, desde donde se contempla una excelente vista del pueblo y su entorno.


Tomillo


Tomillo


Una vez visitado el pueblo de Patones de Arriba deberemos alcanzar un camino que pasa entre las eras del pueblo, y al que se accede desde la plaza de la iglesia por una calle con fuerte pendiente. A medida que abandonamos el pueblo, podemos observar todavía algunas de las ruinas de las casas que quedan. El camino discurre por sustratos de tipo pizarroso, donde también está asentado el pueblo, de ahí la fisonomía de sus casas, aunque en la ladera a la derecha del camino podemos observar el cambio de sustrato a las calizas, que se refleja en la flora y la vegetación, siendo fácilmente detectable la aliaga (Genista scorpius) con sus típicas flores amarillas de forma amariposada o algún tomillo basófilo (Thymus vulgaris); en la parte izquierda del camino abundan las jaras pringosas (Cistus ladanifer), que nunca rebasarán la frontera impuesta por las pizarras. Poco tiempo después alcanzamos el collado, desde donde descenderemos por una ladera de fuerte pendiente hasta un arroyo, por un sendero estrecho. En el arroyo se pueden encontrar algunos restos de vegetación riparia con pequeños fresnos (Fraxinus angustifolia) y sauces (Salix salvifolia). Pasado el mismo, y superando un pequeño repecho, nos encontraremos con la pista del Canal, camino ancho, asfaltado y cómodo de andar; dejamos el Cerro de la Cabeza a nuestra izquierda. Este primer tramo de acceso al camino del Canal, desde Patones, puede ser incómodo de hacer en bicicleta por lo estrecho del camino. Por ello, quizás sea mejor descender por la carretera que une los dos pueblos de Patones hasta cruzarnos con la pista, unos 300 m carretera abajo, junto a un puente por donde discurre la tubería del Canal (itinerario 1).

Durante el recorrido por la pista del Canal, de unos 8 km., con algunas subidas y bajadas, podemos recreamos en la flora y la vegetación de estos territorios. Los sustratos son ricos en bases y eso hace que nos encontremos una de las floras más ricas de la Comunidad de Madrid. Son muy abundantes las labiadas, plantas que contienen numerosos aceites esenciales acumulados en glándulas o pelos glandulares repartidos por toda la planta, o sumidad florida, que son utilizados en medicina popular y en cosmética. También abundan algunas especies de tomillos (Thymus vulgaris, T. zygis), espliego (Lavandula latifolia), salvia (Salvia lavandulifolia), rabo de gato (Sideritis hirsuta), romero (Rosmarinus officinalis), así como otras labiadas olorosas, como Teucrium capitatum, T gnaphalodes, etc. Asimismo, existen otros arbustos olorosos, como el jazmín silvestre (Jasminum fruticans), y otros inodoros, como la jara álbida (Cistus albidus) o la romerina (C. clusii), cuyas hojas, parecidas a las del romero -de ahí el nombre vulgar-, pueden llevar a confusión cuando las flores no están presentes. Entre las gramíneas destaca la atocha o esparto (Stipa tenacissima), escasa en estas laderas casi desprovistas de vegetación arbórea. También hay linos (Linum suffruticosum subsp. differens, L. narbonense) y pequeñas jarillas como Helianthemum asperum o Helianthemum cinereum. También podemos apreciar, en las fisuras de las rocas, algunas de las especies que podremos ver más tarde en el Pontón de la Oliva, como Cheilanthes acrostica, el te de roca (Jasonia glutinosa), el peine de Venus (Adiantum capillis-veneris), Phagnalon rupestre o urticáceas nitrófilas como Parietaria judaica.


Cheilanthes acrostica


Peine de Venus

Jara álbida


Finalmente, podemos encontrar restos testimoniales de la vegetación primitiva de estos territorios, como encinas (Quercus rotundifolia) o coscojas (Q. coccifera) y alguna rosa o escaramujos (Rosa micrantha) o incluso majuelos (Crataegus monogyna). Respecto a la vegetación, son interesantes -y muy extensos a lo largo del camino-, los romerales con romerina o los salviares, todos ellos integrados por las plantas ya mencionadas. En cuanto a los bosques, están reducidos a pequeñas manchas de chaparral, nombre que toma la encina cuando su porte es arbustivo. En estas manchas podemos encontrar algunas plantas nemorales, típicas de los encinares como la peregrina (Rubia peregrina), esparragueras (Asparagus acutifolius), madreselvas (Lonicera implexa) y algún cárice (Carex hallerana). Son interesantes, tanto en estas áreas como en todos los territorios manchegos calizos, los espartales o atochares, comunidades bien desarrolladas de Stipa tenacissima, una gramínea amacollada de gran porte (puede llegar a medir 2 m) que ha sido utilizada para la obtención del esparto. En los bordes del camino, donde el asfalto está suelto, aparece una asterácea anual que coloniza lugares arenosos con aportes de nitrógeno, Andryala ragusina, de flores amarillas y tallos plateados de tacto aterciopelado.


Coscoja

 


Majuelo

 

El territorio ha sido utilizado extensivamente con fines agrícolas, sobre todo en los fondos de valle que podremos divisar desde el camino, donde los cultivos de cereales y hortalizas están muy extendidos. Entre los cultivos arbóreos, los más comunes son los de almendros (Prunus amygdalus), cuyas flores podemos admirar a comienzos de la primavera y sus frutos drupáceos (las almendras) algo más tarde; también aparecen olivares (Olea europaea). Ambos pueden ser apreciados a la entrada del pueblo de Patones de Arriba, en zonas de ladera y aprovechando los sustratos básicos de las mismas.


Rama de olivo

Llegando a la Presa del Pontón de la Oliva, podremos observar los grandes farallones calizos cretácicos, que sirvieron como paredes de la misma. En las fisuras de estas calizas duras vamos a encontrar interesantes plantas; auténticos especialistas, como Sarcocapnos enneaphylla o un gran número de helechos, como el peine de Venus (Adiantum capillus-veneris), Ceterach officinarum, Asplenium petrarchae, A. ruta-muraria y otras angiospermas adaptadas a estos biótopos, como Chaenorrhinum segoviense o el te de roca (Jasonia glutinosa). En las zonas más nitrificadas aparecen otros táxones, como Parietaria judaica. En los laterales del muro de la presa podemos observar plantas de porte arbóreo como es el caso de la higuera (Ficus carica) o el fresno (Fraxinus angustifolia). Es este un sitio muy apreciado por los escaladores, a los que siempre podremos encontrar disfrutando de este deporte en las paredes de la presa. Allí podremos comer y pasar un rato agradable contemplado el paisaje en la parte de atrás del muro de la misma, ya que hoy día no está en uso. Al fondo vuelven a aparecer los sustratos pizarrosos y los jarales de jara pringosa (Cistus ladanifer).

Presa del Pontón de la Oliva

La conformación geológica de esta área es muy interesante, con zonas homogéneas de gran singularidad y diversidad. La Cueva del Reguerillo, declarada Monumento Histórico-Artístico en 1944, se encuentra emplazada en pleno Monte de la Dehesa de la Oliva, penetrando en ella por una boca abierta en lo alto de los farallones calizos que enlazan con la presa del Pontón de la Oliva. Posee gran interés y considerable desarrollo, pudiéndose contemplar en ella muy variadas formaciones de estalactitas y estalagmitas. Otras cuevas de interés son la de la Escarihuela y la del Aire, cercanas a la del Reguerillo.

Cueva del Reguerillo

Después, podremos iniciar la vuelta por el mismo camino o por la carretera, según si estamos cansados de andar por el camino. Una vez en Patones y con el fin de contemplar con más detalle el paisaje de pizarras, es conveniente orientarse por algunos de los caminos que salen del pueblo, en dirección norte y que llevan al Arroyo de Patones (itinerario 2). Aquí, la flora y la vegetación cambian por completo, ya que los sustratos pizarrosos son muy pobres en bases; esto lo podremos comprobar no solo por el cambio en la flora, también por el empobrecimiento de la misma. Así, podremos contemplar extensos jarales de jara pringosa (Cistus ladanifer) que también tienen algunas labiadas olorosas como cantuesos (Lavandula pedunculata), algún tomillo (Thymus mastichina) y pequeñas jarillas (Halimium umbellatum subsp. viscosum). También encontraremos algún resto de encinar de Quercus rotundifolia, con un estrato herbáceo parecido al del camino del Canal aunque no igual, en el que no están presentes algunas especies, como Carex hallerana o la propia coscoja.

   

Diseño realizado a partir del Mapa Topográfico Nacional de España (escala 1:25.000). Instituto Geográfico Nacional

 

Para saber más