Itinerario geológico por el norte de la Comunidad de Madrid 


 Parada 1

Taludes junto a la autovía A-1, al nordeste de San Agustín de Guadalix.

Acceso

La parada se realiza después de pasar San Agustín de Guadalix, junto a un restaurante próximo al km. 38 de la A-1 (Madrid-Burgos), pero en el lado noroeste de la autovía, es decir, en el carril contrario al que llevamos según llegamos desde Madrid (ver la foto aérea).

Para poder acceder debemos hacer el Cambio de Sentido tomando el desvío a la derecha que hay pasado el km. 38 y justo antes del km. 39 (¡atención para no pasárselo!). Una vez en dirección a Madrid, nos saldremos de la autovía en una explanada que veremos a la derecha, justo a continuación de una señal de Desvío a 500 m. Se trata del aparcamiento para clientes del restaurante.

Una vez terminada la visita a este afloramiento, nos incorporaremos a la autovía en dirección a Madrid tan solo unos cientos de metros, para tomar enseguida el primer desvío a la derecha (precisamente el que indicaba la señal de Desvío a 500 m). Hacemos el cambio de sentido para retomar la A-1 en dirección a Burgos (ver la foto aérea anterior).

Existe también la posibilidad de parar en el lado sureste de la autovía, y tomar un camino que sale hacia el sur. En los taludes de este camino y del meandro del río se puede observar la misma arcosa con niveles de conglomerado. En la foto aérea de antes está indicado con un punto negro.

Material y edad

Arcosa del Mioceno medio (aprox. 15-10 millones de años).

Características

Se trata de un sedimento arenoso poco consolidado, con poca cementación, lo que le hace deleznable y fácilmente erosionable por los agentes atmosféricos (¡y por las excavadoras que hicieron el aparcamiento!). En algunas partes presenta mayor cohesión debido a la mayor cantidad de arcilla. Si nos fijamos en el corte del talud (ver la foto), de abajo a arriba se pueden observar variaciones en la tonalidad y en el tamaño de los granos: son los estratos. Nos indican la acumulación sucesiva de diferentes capas en el tiempo: las más antiguas abajo, y las más recientes arriba.

Si miramos la arcosa en detalle, preferiblemente con una lupa, veremos que está formada por granos de arena de composición variable, forma más o menos redondeada, y tamaño bastante grueso para ser una arena. Los geólogos clasifican los granos con más de 2 mm como grava. Cuando estos granos de varios centímetros son muy abundantes y con formas redondeadas, entonces a la roca o sedimento se le llama conglomerado.

La composición de los granos es fundamentalmente de cuarzo, feldespatos y micas. El cuarzo se caracteriza por ser translúcido y de tonos grisáceos, los feldespatos son opacos y de tonos blanquecinos, y las micas son brillantes y aplanadas, unas veces blancas (moscovita) y otras negras (biotita).

Imagen: En el talud de la Parada 1 vemos los sedimentos arenosos (arcosas) que forman una gran parte del piedemonte de la sierra.

Origen

¿De dónde vienen estos minerales? Contamos con un indicio detectivesco muy útil para saber de dónde vienen los granos más pequeños, y son los granos más grandes: los cantos de grava que hay dispersos en la arcosa son muestras directas de las rocas que se erosionaron para dar lugar al material que vemos aquí. Encontraremos algunos de cuarzo, otros de granito, otros de gneis, otros de feldespato... En resumen, nos están indicando que en una zona próxima y más elevada se estaban erosionando rocas con esta composición. Los fragmentos erosionados fueron después arrastrados por las aguas y depositados donde los vemos ahora, ¡pero el paisaje era completamente distinto al actual! Estamos hablando del Mioceno, y en concreto hace entre 15 y 10 millones de años. El clima era más cálido y húmedo que el actual, la vegetación diferente, y el relieve formado por grandes abanicos aluviales, es decir, grandes llanuras con pendiente que bajaban desde montañas situadas al norte, hacia lagos situados al sur, por la zona de Madrid ciudad.

En cambio, el paisaje que vemos hoy es resultado del encajamiento del río Jarama y su afluente el río Guadalix en estos sedimentos poco consolidados. Como las arcosas no han estado enterradas a mucha profundidad, no están suficientemente compactadas y cementadas para convertirse en una roca dura y resistente a la erosión. Por lo tanto, el relieve de esta zona es alomado, sin afloramientos rocosos, y cuando no hay vegetación son frecuentes las cárcavas y pequeños surcos de erosión por la escorrentía del agua de lluvia que arrastra los granos. El talud norte del aparcamiento tiene buenos ejemplos de estos surcos.

 

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