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En la Nochebuena de 1734 ardió el viejo Alcázar madrileño; era preciso construir una nueva residencia para la Familia real y, por supuesto, ésta debía ornarse de jardines. Giovanni Battista Sacchetti (ca.1700-1764) diseñó por deseo de Felipe V- unos espacios ajardinados en torno a las nuevas edificaciones, pero éstas no llegaron a llevarse a efecto. Los proyectos de Esteban Boutelou (1776-1814), Ventura Rodríguez (1717-1785) y Francisco Sabaniti (1722-1797), destinados a ajardinar los alrededores del Real Palacio no tuvieron mayor éxito en su tiempo, aun cuando sus diseños habrían de acabar influyendo en la actual organización del espacio, desarrollada en los comienzos del reinado de Isabel II.
El Campo del Moro que debe su nombre a su primitiva vinculación con los terrenos donde se asentó un alcázar musulmán- tiene su entrada por el paseo de la Virgen del Puerto. Justo bajo este paseo se conserva la gruta inicialmente una boca de tunel- construida por Juan de Villanueva (1739-1811) para enlazar el Palacio Real con la Casa de Campo; Juan de Villanueva trabajó en este proyecto, emprendido por José Bonaparte, desde 1809 hasta el momento de su muerte. La primigenia estructura de ladrillo y granito por él construida fue rematada con piedra de rocalla tal como hoy se conserva- durante las reformas llevadas a cabo por Enrique Repullés Segarra, a fines del siglo XIX.
De la ordenación geométrica de calles diseñada por Nicolás Pascual y Colomer se conserva también el paseo, paralelo a la fachada de Palacio, que permite llegar desde la plaza de la "fuente de las conchas"- hasta dos pequeños edificios, construidos ambos a fines del XIX: el "chalet de corcho" situado a mitad de camino- y el "chalet de la reina" ya al final de este paseeo-. Este ultimo edificio es un diseño de Enrique Repullés Segarra, concebido como lugar de descanso; la construcción quiere recordar una pequeña casa tirolesa, con estructura entramada de madera. En el extremo sur-oeste del parque, próximo al cruce entre el paseo de la Virgen del Puerto y el parque de Atenas, se encuentra otra construcción, visible desde el exterior, de dos pisos de altura, también obra de Enrique Repullés, cuyo entramado de madera recuerda al "chalet de la Reina"; es la primitiva casa del guarda. Entre los dos ejes cruzados que restan del diseño de Narciso Pascual y Colomer se ha construido un entramado de caminos sinuosos, ricos en vegetación arbórea, donde junto a grandes platanos (Platanus hispanica Miller), se entremezclan castaños de Indias (Aesculus hippocastanum L.), álamos blancos (Populus alba L.), álamos temblones (Populus tremula L.), pinos piñoneros (Pinus pinea L.) y abetos (Picea abies (L.) Karsten), entre una amplia variedad de árboles, la mayor parte exóticos. Esta rica vegetación llega a producir una cierta sensación de bosquete umbroso, propenso a la paz y el sosiego, en el que, de manera aleatoria, quedan dispersas algunas estatuas. Una concepción de corte naturalista, bien distinta al amplio tapiz central que comunica la entrada con la "estufa de las camelias". Es ésta, la "estufa de las camelias", la más antigua de las construcciones realizadas en este jardín. Su construcción se encuadra entre las soluciones planteadas para salvar el desnivel existente entre el Palacio y el parque; éste se solventa con una estructura de murallones ideada por G.B. Sacchetti- donde, junto a rampas abovedadas, se encuentra esta "gruta grande", utilizada como invernadero, y otra, de menor tamaño, la "gruta chica", en el tramo final de las cubiertas, hoy utilizada como sala de ensayos por la banda de música de la Guardia Real. Esta "gruta grande" se enmarcaba dentro de un jardín acuático nunca realizado- en el que ella ocupaba el espacio de cierre. La "gran gruta" pasaría a ser conocida con el nombre de "estufa de las camelias" a mediados del siglo XIX, cuando los jardineros de la Real Casa, se dedicaron en halago regio- al cultivo en nuestro país de las muchas variedades de estas plantas, especialmente admiradas en los jardines nobles europeos de la época.
El Campo del Moro no responde, pues, a ningún estilo paisajístico; en él conviven los modelos formalistas presentes en su eje principal- con las pinceladas románticas del museo de carruajes o los diseños naturalistas de los bosquetes y casitas de Repullés que actualmente conforman la mayor extensión del parque.
El parque de Atenas, una zona ajardinada lindante con el meridión del Campo del Moro, destinada desde el siglo XVII a los ejercicios de equitación y esgrima de la Guardia Real, recibe esta denominación desde 1971. El ajardinamiento de este espacio, inicialmente conocido como "la Tela", se inició tras la delimitación del Campo del Moro, en los años centrales del XIX; el espacio, de propiedad municipal, fue ordenado como un bosquete de árboles y arbustos de hoja perenne.
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