No importa que estés en el escenario del verano, en el centro de sus desafíos. Distante de sus fuegos vas caminando a solas, entre estatuas nevadas, por las piedras del puente de Carlos,
infinito. Te miras caminar, te ves mirando como el hielo cuaja en islas efímeras, corre río abajo, se unce en un punto lejos de aquí
-¿qué aquí?- entre nuevas orillas.
El relámpago es indecible. |
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