Hablo del nacimiento de los viejos dioses. Son accidentes en el curso de las meta-formaciones que ya presentía Ovidio en sus codificadas fábulas.
Un inestable mesón, una azarosa respuesta (¿que fue o no fue?) a no sé qué. No. Sí. ¿O fue sólo un resplandor? ¿Un azar? Sí. ¿O no? En estas ocasiones, ¿qué significa sí o no? Surgió. Y el resto, tan aburrido, sólo es meditación, cálculo sin dios, y examen de la energía del cero en la oscilación. Estudien en Blojintsev el movimiento perpetuo, los átomos excitantes, y el vacío que perdura cuando no hay nada excitado, la existencia que existe aún sin existente como tú, lector, cuando te deja en tu nada el supuesto autor, el seudo-excitador, como yo que, por desgracia, no soy ni un dios, ni un fotón, mas provoco con mis versos una rara oscilación en el vacío absoluto donde no hay ni tú, ni yo. |
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