El nombre que nunca quería. Sentía mareos de pisar la Tierra. «Genial», «innovador», «apabullante», «un titán»: él no quería. Desde el principio se resistió por todos los medios. Náuseas, migrañas, hipocondrías.
La escuela, simplemente en blanco. Disimula, afecta mediocridad, pereza. Los estudios: insoportables, pesados, repulsivos, tiempo en vano. No comprende las matemáticas, no retiene los clásicos, como un cerdo de ignorante en Historia, Política y Filosofía moral.
Se supone que va a ser médico: no puede ver sangre. Lo quieren meter a cura: no sabe latín. Un negado. De todo se desentiende, vacila, elude consecuencias, le faltan codos y coraje.
El matrimonio: un despilfarro de tiempo. Los hijos: preferibles a un perro. Rehúye las diversiones: son lo peor, lo más horrible. |
|