Lector que estás leyéndome en algún interino declive de la noche, ¿qué sabes tú de mí? ¿En qué despeñadero de qué historia podemos encontramos?
Quienquiera que tú seas te exhorto a que me oigas, a que acudas hasta estos rudimentos del recuerdo donde me he convocado a duras penas para poder al fin reconocerme. Ven tú también si me oyes hasta aquí.
Lector, número imaginario, azar copulativo, sustitúyeme y busca por esos vericuetos de la complicidad cuándo, en qué sitio se hizo veraz la vida que a medias inventamos. |
|