Cuanto más sabemos y más ancho vemos, más comprendemos que dependemos de cosas minúsculas. ¿Cuántos ángeles pueden posarse simultáneamente en la punta de una aguja?, preguntaba un Magíster de la Universidad de la Sorbona, allá por el siglo XIII.
¿Y por qué tan neutral, tan seguro de sí mismo Don Neutrón? Uno anda dando vueltas con sus eléctricas cargas y él, estable, ni se entera de que uno, aunque chiquito, podría como una broma armarle la de no-Dios, la desintegración. Basta un salto, quanto o tanto, ¡y se acabó, señorón! |
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