La nueva Física nos ha enseñado que cuando dos partículas simples se unen, no es para formar una compleja sino para fundirse en una nueva partícula que es también simple y radicalmente distinta de cuanto antes existía. Atengámonos a ello. Evitemos las posibles resonancias humanístico-biológicas. Lo que existe es un colectivo, no una reproducción, ni una suma de partículas aisladas: El amor a todos los niveles: Un conjunto en perpetua interacción.
¿Y si todos fuera nadie? ¿Y si empeñarse en nombrar sólo fuera complicar la claridad de marcharse?
¿Y para qué señalar si no hay nada señalable? ¿Y si la luz sólo fuera simplemente un vaciar?
¿Y por qué tanto besarnos? ¿Y por qué tanto mordernos si ni tú ni yo existimos en esta nada adorable?
¿Por qué explicar si no hay tiempo? ¿Por qué nombrar? No existimos. Sólo existe hoy este aire de un veintisiete de Junio.
Pero podemos contar: Trece, doce, once, diez. Porque es siempre apasionante la cuenta atrás.
No somos uno en otro. Somos nadie, nada más. y una anónima luz, y un amor mortal. |
|