Pero queda todavía una chance: que se acabe este funesto big bang, que el universo empiece a contraerse y a enfriarse, camino del gran crunch: acabarían entonces los adioses, los alejamientos, las separaciones: se invertiría la flecha del tiempo, moriríamos antes de nacer, la gigantesca nuez del coco iría a parar a la basura aún antes de que partiéramos el dicho coco, o más bien, uniéramos sus partes: primero el vagabundeo de Ulises, después la guerra de Troya, y recién a lo último, el juicio de Paris: le saca a Helena la manzana, piensa qué hacer, se la devuelve a la Discordia; renace tras las cortinas Polonio, Lady Macbeth ve sus manos sangrientas limpiarse al arrancar la daga del corazón del rey; entran Eva y Adán al Paraíso bajo la severa mirada del Ángel: Estimada Serpiente, o bien, lagarto (habría recuperado ya sus patas) acá le devuelvo esto, haga el favor de pegarlo al árbol. Y chau, después se mezclaría la luz con la tiniebla, el Tipo diría el nombre de cada cosa al revés, después de ver cómo se esfuma. Torna Hermes al muslo de su padre Zeus, éste al vientre de la Tierra, Urano al seno del Tiempo. En la brutal contracción, el universo entero se concentraría en un solo punto, miles de millones de veces más denso que un agujero negro, un punto ¡un punto! ¡Basta de manchas, rayas, islas! ¡De líneas, dimensiones, planos! ¡Todo el peso de todo lo que pesa y pesando ocupa un sitio e incordia a los demás, al menos, a los que la mala suerte tienen de compartir su miserable espacio-tiempo, todo eso condensado en un punto, sin dimensión, puro, matemático, una cosa conjetural, irreal, incapaz de sufrir, inútil para dañar! Y en el camino hacia la apoteosis, tendremos al fin el tiempo revertido, una honorable despedida, un segundo acto cómico en que todos caminan para atrás, como los buceadores al entrar en el mar. Pero parece, más bien (y como siempre «pero» es el verdugo de lo que más nos gusta) pero parece que cuando el crunch empiece el universo ya se habrá enrarecido y helado tanto que ni la sombra de la sombra de la vida podría existir en sitio tan frío: el baile del revés queda reservado para el polvo de las estrellas; contrayéndose es poco probable que hagan nada parecido a bolas de gas o de fuego, y obviamente, menos que menos, vida. Tampoco se regresa así entonces y tampoco de otro modo a lo que antes fue. (.......................) El trayecto punteado que el barco de la Economic Galápago hizo una vez, hace mucho en el tiempo, se va volviendo la idea de un trayecto, hilván que no retiene el conjunto: tu dedo recorre las líneas de las costas y los nombres de lugares en versal y versalita fluyen bajo el índice, las islas derivan como grandes tortugas, convexas, sin fecha, sin ancla. |
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