La babosa, animal sutil, se recrea en jardines impávidos. Tiene humedad de musgo, acuosidad de vida a medio hacerse. Es apenas un frágil caracol en proyecto, como anuncio de algo que aún no existe. En su moroso edén de baba Proclama que andar por este mundo significa ir dejando pedazos de uno mismo en el viaje.
La babosa se gasta dando vueltas a su espiral. Lleva a cuestas su paranoia, aplastante condición de su ser.
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