Ciencia y Cultura


William Wordsworth
(Gran Bretaña)

EL PRELUDIO. LIBRO XIII (FRAGMENTO)
De la Naturaleza viene la emoción; y los estados
De quietud son igualmente don suyo:
Ésta es su gloria; estos dos aspectos
Son los cuernos que, mellizos, constituyen su fuerza.
De ahí que el Genio, que prospera con el cambio
De la paz y excitación, en ella encuentre
Su mejor amiga y la más pura; de ella toma
Esa energía con la que busca la verdad,
De ella esa calma venturosa de la mente
Que lo inclina a recibirla aun sin buscarla.

Los más humildes intelectos participan
De este don, cada uno a su medida;
Me incumbe a mí decir qué sé yo de todo esto:
iFácil cometido!, pues fluyen prontas las palabras
Que la gratitud inspira y la confianza en la verdad.
Largo tiempo en busca de saber troté
El campo de la vida humana, ignorante en mente
Y corazón; mas la aurora que empieza ahora
A renacer me dice que no en vano
Aprendí a reverenciar aquel Poder
Que es la forma y cualidad visible
Y la imagen misma de la auténtica razón;
Que madura sus procesos por fiables leyes;
No da vida a esperanzas impacientes o falaces,
Ni al calor de la pasión ni al celo extremo,
Ni a vanos artificios; no incita a los quiebros repentinos
De un intelecto que se loa a sí mismo,
Mas adiestra en la bondad y exalta por la fe humilde;
Sostiene, ante esa mente que intoxican
Los objetos del momento y la danza acalorada
De las cosas transitorias, un concierto temperado
De objetos que perduran, y que de esta forma
La disponen, cuando está lanzada
A deshacerse de agobios que la oprimen,
A buscar en la humana sociedad y el individuo,
Lo que haya de bueno y deseable, permanente
Como ella, constante en la forma
Y la función o, por cabal vicisitud,
Ligado al ciclo de vida y muerte. Sobre todo,
Ahora recobré aquellos pensamientos perceptivos
Que, viendo poco de valía o de sublime
En eso que la pluma historiadora tanto se complace
En pregonar -poder y energía separados
Del propósito moral-, temprano me enseñaron
A mirar con sentimientos de amor fraterno
A las cosas simples que, en este mundo bello,
Existen silenciosamente humildes.
Histórico de poesías