Ciencia y Cultura


RIESGOS Y VENTAJAS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO EN LA VIDA POLÍTICA

 

El conocimiento científico como referente político en el siglo XXI. Nombela Cano, César (Ed.).  Fundación BBVA. Madrid, 2004. 497 páginas


Un tema polémico en un excelente libro


 
 

¿Pueden los científicos asesorar a los políticos sin perder su independencia? Una feliz iniciativa del Profesor César Nombela, materializada a través del Foro Complutense y oportunamente editada por la Fundación BBVA, nos proporciona información abundante y muy significativa para conocer el estado de esta cuestión.

Comencemos por una afirmación compartida por todos, por lo menos por todos los participantes en este libro. En su texto de presentación, el rector Berzosa escribe: "La gestión de lo público, lo que se viene llamando gobernanza, precisa cada vez más de referencias basadas en una ciencia sólidamente fundamentada". Y más adelante: "los expertos en diversos temas de Ciencia y Tecnología tienen -y cada vez lo tendrán en mayor grado- un papel fundamental que desempeñar a la hora de formular las opciones que se abren hacia el futuro... La labor de los expertos requiere un ambiente de libertad en el que ejercitar su tarea... de acuerdo con la ética científica más exigente".

Pero ¿Pueden los científicos aportar esa ciencia sólida, independiente y transparente? Aquí se acaba el consenso, porque las respuestas que encontramos en el libro no son siempre afirmativas y cuando lo son, con importantes matizaciones. Y son respuestas muy autorizadas, porque el Profesor Nombela, desde su triple experiencia de científico prestigioso, gestor de política científica como presidente del CSIC y colaborador de la industria desde su cátedra en Farmacia, ha seleccionado un competente conjunto de investigadores, políticos y periodistas que aportan, cada uno desde su propio ámbito, su visión personal sobre este problema.

La aportación, por ejemplo, de Alejandro Herrero, del Institute for Reference Materials and Measurements de la UE, comienza con esta contundente frase: "Past crisis have resulted in the European public losing confidence both in the scientific advisors supporting public policy decisions and on the decision makers themselves" (p.273). Para reconstruir la confianza perdida aconseja insistir en los tres principios ya citados: excelencia, independencia y transparencia, pero constata las dificultades para implantarlos. Ana Mato, representante del partido Popular, es consciente también de estas dificultades: "En el caso de un científico vinculado a un partido político ¿Dónde acaba el político y empieza el científico?"(p. 418) y más adelante reconoce "El conocimiento científico se diferencia de otras formas de pensamiento por su objetividad, racionalidad o sistematicidad, características complicadas de unir al pensamiento o a la ciencia política" (p. 419). Y mucho más a la acción política, se podría añadir.

Esta es la situación del asesoramiento científico en todo el mundo. La profecía del profesor de Harvard S. Jasannof en 1990, citada por Herrero (p.278): "In politicised environment such as the U.S. regulatory processes, the deconstruction of scientific facts into conflicting, socially constrained interpretations seems more likely to be the norm than the exception" se está cumpliendo.

¿Nos deben llevar estas consideraciones a abandonar el camino ya emprendido del asesoramiento científico en la toma de decisiones políticas? No, en absoluto y por una razón poderosísima: no hay otro camino. La mayor parte del estimulante libro que estamos comentando está dedicada a describir el esforzado caminar de casi una decena de científicos españoles de prestigio reconocido, que intentan hacer útil a la sociedad el conocimiento que han alcanzado en sus respectivas áreas. La diversidad de los abordajes es casi tan grande como la de los temas tratados, lo que muestra que todavía no hay, si es que puede haberlo, un algoritmo, un método, unas reglas que nos permitan resolver el problema de la interacción ciencia-acción política. Más bien, lo que se desprende de los trabajos incluidos es que se trata de un proceso heurístico en el que cada uno sigue intuitivamente, sujeto al acierto y al error, los caminos que le permiten avanzar para llegar al objetivo que sí es de todos: la aplicación de unos conocimientos, que son esenciales para una correcta acción normativa en el sociedad y el ambiente en el que vivimos y en el que, tan o más importante, tienen que seguir viviendo nuestros descendientes.

Para explicar la complejidad de la interacción ciencia-tecnología-gobierno de la sociedad, el Profesor Fernández-Rañada utiliza un modelo conceptual muy de moda en muchas ciencias hoy día: la estructura de redes, y postula que "la comprensión de esa red será necesaria para transitar con éxito por las próximas décadas". Este libro es una excelente aportación para empezar a estudiar las conexiones en la gran red ciencia-gobierno-sociedad y su lectura permite atisbar algo de su estructura. Sin pretender robarles el placer de sacar sus propias conclusiones, creo que estarán de acuerdo conmigo, al acabar la lectura del libro, que hay unas algunas conexiones en esa red que son insuficientes, débiles y probablemente no muy fáciles de establecer. Pero son absolutamente esenciales, si no queremos acabar diciendo, parodiando a Unamuno: Que inventen (o gestionen, o legislen) ellos. que ya investigamos nosotros.

José Martínez Peinado
Dpto. Microbiología. Facultad de Biología
Universidad Complutense