Ciencia y Cultura


Y LA LUZ SE HIZO

 

Jugando con la luz y Jugando con la luz 2. P. M. Mejías, R. Martínez-Herrero, J. Serna y G. Piquero.  Editorial Nivela. Madrid, 2005 y 2006. 96 páginas.


Una propedéutica de la luz


 
 

Los fenómenos luminosos han despertado la curiosidad del hombre desde los albores de los tiempos. Grandes pensadores de todas las épocas, movidos por el ansia de conocimiento o simplemente por la necesidad de aplicaciones prácticas, se han interrogado sobre la naturaleza de la luz. Y no es de extrañar que así haya sido porque la información que obtenemos de nuestro entorno proviene en gran medida del sentido de la vista. Físicos de la talla de Newton, Maxwell o el propio Einstein dedicaron toda su capacidad a ahondar en la esquiva naturaleza de la luz. Se ha llegado así a una descripción razonable de los principales fenómenos ópticos, muchos de los cuales todos hemos podido observar sin necesidad de un laboratorio especializado: La reflexión de nuestra imagen en un espejo, la aparente deformación de un objeto sumergido cuando se observa a través de la superficie del agua, el arco iris en el horizonte o el color rojizo del cielo al atardecer.

La luz juega con nuestros sentidos y despierta nuestro interés por saber más sobre ella. Los autores de Jugando con la luz y Jugando con la luz 2 responden a estas pretensiones de manera desenfadada pero con rigor. Profesores de Óptica en la Universidad Complutense de Madrid, nos invitan a un fascinante viaje al mundo de los fenómenos ópticos más comunes. Y lo hacen a través de la propuesta de sencillas experiencias caseras, sin más artilugios que papel, tijeras, gafas de sol, vasos de agua o cámaras de fotos desechables. La explicación de los fundamentos físicos de cada una de estas experiencias se desarrolla en un lenguaje sencillo y diáfano. Y todo ello sin escribir una sola ecuación en las casi 90 páginas que tiene cada volumen. El texto se acompaña de abundantes ilustraciones, todas dibujadas a mano. Sin duda todo un acierto, pues se transmite al lector la sensación de que no se va a dar de bruces con un texto académico o formal. Los autores indican expresamente en la contraportada que el único requisito es ser mayor de 12 años. Queda claro que se trata de una invitación dirigida a toda persona interesada en jugar con la luz, aunque carezca de conocimientos técnicos.

Iniciamos, pues, el viaje acompañando a los autores en este recorrido por los fenómenos ópticos que frecuentemente acontecen en nuestra vida diaria. Pero aunque estén ahí, al alcance de la mano, seguro que no hemos reparado en muchos de ellos. ¿Quién podría imaginar que podemos estimar el diámetro del Sol con un par de cartulinas? Pues bien, practicando un pequeño agujero a una de ellas y empleando la segunda cartulina como pantalla podremos lograrlo de manera muy sencilla. Más adelante podremos comprobar la refracción de la luz con ayuda de un vaso con agua y una moneda, o la reflexión total (base de la transmisión de la luz en guías de ondas) mediante un bolígrafo BIC. La construcción de un telescopio no encierra mayores dificultades si seguimos las precisas indicaciones de los autores, y un nuevo catálogo de imágenes aparecerá ante nosotros. Y paso a paso vamos recorriendo este itinerario de juegos con la luz...

No pretendo ser exhaustivo en la presentación de los contenidos del libro pues no me gustaría arruinar el factor sorpresa que acompaña a la investigación de la naturaleza. El asombro que puede causar una experiencia realizada de manera sencilla, y por tanto inmediata y directa, es una de las mayores bondades de estos dos libros. Estimado lector, sea curioso y emprenda el viaje. Se lo recomiendo vivamente porque estoy seguro que va a disfrutar aprendiendo.

Francisco Domínguez-Adame
Universidad Complutense