Lo primero que hay que destacar de este interesante título es la rapidez en la publicación de la versión española, una traducción muy cuidada que introduce un subtítulo muy oportuno para recalcar el objeto último de estudio de este libro, la Internet en particular. Recalcamos este aspecto porque no son abundantes los trabajos que se centren en los aspectos sociales y económicos de los contenidos de la Red, cuando la mayoría de los indicadores publicados sobre la Sociedad de la Información tienen que ver con infraestructuras.

El libro consta de una serie de trabajos firmados por algunos de los principales expertos norteamericanos (estadounidenses y canadienses) en estas áreas y ciertamente la lista de autores es impresionante. Sin embargo, se trata de autores con perspectivas similares, lo que le da demasiada homogeneidad a los textos y evidentemente sesgada pues no hay representación europea alguna ni en los autores ni en los datos. En el aspecto positivo destacar la gran cantidad de información empírica que proporcionan la mayoría de los autores. No se trata de opiniones más o menos acertadas, sino que acompañan abundantes datos que lustran o corroboran sus comentarios. La citada unidad de contenidos permite una bibliografía única, bastante amplia, pero ciertamente no exhaustiva ni totalmente representativa.

Curiosamente, el libro tiene dos falsas introducciones: Una de carácter metodológico (prólogo por Witte) donde se defiende el modelo de encuesta a través de muestreos bien diseñados, a pesar de las limitaciones que esto representa en el entorno web y una segunda, donde Howard describe los contenidos que se desgranan en los siguientes capítulos bajo el críptico título de "medios de comunicación incrustados". Un análisis en detalle de la segunda parte de este capítulo descubre la voluntad de los editores de describir los aspectos sociales de la Web en términos más cercanos y conocidos, al asimilar la Internet a un medio de comunicación más, aunque obviamente con sus particularidades y evolución propia.

Norris (cap. II), Larsen (Cap. III), Shade (cap. IV) o Nakamura (Cap. V) analiza las comunidades on-line, constituidas como (¿doble?) resultado de la búsqueda de profundización de intereses o mera ampliación de los contactos personales, incluyendo condicionantes tales como la afinidad religiosa, el género o la raza.

La parte que aborda el tema de las elecciones resulta decepcionante, pues se trata de una serie de estudios de caso muy puntuales, centrados en problemáticas menores, sobre las que se realizan prolijas encuestas. Mucho más interesantes son los capítulos dedicados a los medios de comunicación, cuya visión es ciertamente más global (Parte II).

Las partes III y IV ofrecen diversos estudios de caso, que se podrían haber presentado conjuntamente. Un caso especial es el capítulo XII que no se engrana fácilmente con el resto del libro. El relativo a la publicidad del comercio electrónico es un poco anecdótico y se centra en el mundo adolescente y posiblemente esté ya obsoleto (Cap. X), lo que sin duda es cierto para el dedicado a la música (Cap. XIV). Sobre comunidades de desarrolladores de software existen trabajos más amplios y desarrollados que el presentado en el Cap. XI y lo mismo cabría decir sobre el dedicado a lectura (Cap. XIII). El estudio de la tolerancia es muy interesante, tanto en sus aspectos metodológicos como en los resultados e interpretación proporcionados.

La parte final tiene un carácter más personal. Es la parte más sesgada pues todos son estudios norteamericanos y la perspectiva es claramente ajena o al menos lejana a nuestra experiencia. El capítulo XIX sobre el futuro de Internet es apetecible en un contexto muy amplio, más allá de lo propiamente dedicado a la Red.

Resumiendo, se trata de una importante aportación a la bibliografía en español sobre el tema, que abre numerosas líneas de trabajo, y que aunque con sesgos ciertos, su abundante soporte empírico permite abordar estudios comparativos con nuestra situación.