Ciencia y Cultura


COMPETITIVIDAD DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA Y CAMBIO CLIMÁTICO

 

Competitividad y cambio climático: nuevos retos para la industria española. Baena, Antonio; Puedo, Ana.  Colección EOI Medio Ambiente. 2007. 220 páginas.


Un estudio, comprensible para cualquier profano, sobre el significado del cambio climático y los efectos que plantea este nuevo reto en la competitividad de la industria española.


 
 

El cambio climático ha suscitado en los últimos tiempos ardientes discusiones y se han alzado diferentes voces sobre el efecto que el endurecimiento que las políticas medio ambientales pueden tener en las empresas.

El concepto de cambio climático, según la Convención Marco de las Naciones Unidas, es un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad del clima observada durante periodos de tiempo comparables.

En el libro los autores comienzan explicando el concepto de cambio climático y las posturas que tanto los científicos como los gobiernos han tomado respecto a este tema.

Así, se pone de manifiesto que los científicos tienen posturas divididas. Por una parte están los que afirman que dicho cambio de las temperaturas se está produciendo y aportan evidencias científicas para probar su tesis y, por otra parte, están los escépticos frente a la postura anterior.

La opinión del primer grupo, representado por el Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es la más generalizada. Las conclusiones del IPCC han desencadenado una respuesta internacional ante este suceso, poniendo en marcha diversos instrumentos tanto políticos como jurídicos con el objetivo principal de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

En cuanto a los estados, la Unión Europea ha dado una rápida respuesta para intentar atajar el cambio climático. La política europea en este tema gira entorno a tres iniciativas ligadas entre sí: la ratificación del Protocolo de Kyoto, el esquema de comercio de emisiones y una serie de políticas y medidas para reducir las emisiones en todos los sectores de la economía.

España, por su parte, ratificó la Convención Marco de Cambio Climático en diciembre de 1993 y adoptó en 1997 el Protocolo de Kyoto, asumiendo unos compromisos de limitación de sus emisiones de GEI mediante un reparto de carga con el resto de los países de la Unión Europea.

Lógicamente, esto tiene un impacto de forma directa en los sectores económicos que más emisiones emiten a la atmósfera, principalmente el sector energético, siderurgia, cemento, cal, vidrio tejas y ladrillos, azulejos y baldosas, pasta de papel y cartón.

En el libro, los autores llevan a cabo una investigación empírica para evaluar si los diferentes sectores pueden ver afectada su competitividad y su empleo por la aplicación de la normativa sobre comercio de emisiones.

Las investigaciones precedentes que se han realizado en esta materia, han encontrado resultados contradictorios. Por un lado, una parte de la doctrina alerta sobre la posible pérdida de competitividad y empleo en aquellas zonas geográficas con una legislación medioambiental más exigente y, por otro lado, la otra parte piensa que la legislación medio ambiental puede constituir un incentivo al desarrollo al favorecer el uso de tecnologías menos contaminantes y más eficientes a las que se utilizan en la actualidad, lo cual puede tener efectos positivos sobre la competitividad.

Aunque, por lógica, cabe esperar que el impacto de la normativa de comercio de derechos de emisiones no sea similar en todos los sectores industriales afectados. Según se explica, los principales factores que influyen en el impacto de la normativa sobre cada sector y que se analizan en el libro para cada sector son: tamaño de la empresa y presencia internacional, cantidad e intensidad de emisiones, capacidad de mejora de procesos, capacidad de absorber costes, capacidad de trasladar a precios el impacto de los costes, grado de diferenciación del producto y volumen de las exportaciones y principales competidores internacionales.

En el libro se han analizado 251 empresas pertenecientes al sector energético, refino, cemento, siderúrgico, cal, tejas y ladrillos, azulejos y baldosas, vidrio y fritas, pasta de papel y cartón y cogeneración. Incluso se estudia el impacto en los sectores de servicios relacionados con el comercio de emisiones. La técnica utilizada para el sondeo fue la entrevista telefónica con un cuestionario precodificado y el contacto seleccionado ha sido la persona responsable de cambio climático. Los resultados obtenidos en el estudio han puesto de manifiesto algunas conclusiones interesante:

· La mayoría de las empresas muestran mayor disposición a acometer inversiones para mejorar su eficiencia energética que a acudir al mercado para la compra de derechos contaminantes. Este hecho puede constituir un incentivo para la innovación tecnológica como Porter (1991) puso de manifiesto, al argumentar que una política ambiental exigente desencadenaría un proceso de innovación que a la larga aumentaría la competitividad de las empresas afectadas, superando los costes que debe asumir en el corto plazo consecuencia de la nueva normativa.

· La mayor parte de las empresas piensan la normativa tendrá efectos negativos sobre sus resultados, aunque no sabe cuantificarlos. Lo que las empresas han declarado es que repercutirán a los precios de sus productos los costes que deban asumir para la adaptación. Esto sugiere una pérdida de competitividad en el corto plazo, como consecuencia del incremento de los precios en el sector industrial. Pero cabe esperar mejoras en la competitividad en el largo plazo, por el incentivo creado por la innovación tecnológica.

· No se esperan por parte de las empresas grandes impactos en el empleo industrial, ni parece existir temor a la deslocalización de la industria hacia países con una normativa ambiental menos restrictiva.

· Se ha clasificado a los sectores en tres categorías según su grado de sensibilidad frente a la normativa de cambio climático: sensibilidad baja (generación de electricidad y refino), sensibilidad media (cemento, tejas y ladrillos, vidrio y fritas) y sensibilidad alta (siderurgia, cal, azulejos y baldosas, pasta y papel).

· En cuanto a las empresas de servicios se han analizado en total 22 empresas vinculadas a los negocios de consultoría, asesoría legal, ingeniería, intermediación, implantación de sistemas informáticos y verificación. Estas empresas demandan personal muy cualificado y esperan altas tasas relativas de crecimiento en los próximos años, aunque se prevée que el volumen absoluto de nuevos puestos de trabajo será reducido.

Si hay que poner alguna limitación al estudio es que cuenta con la restricción del periodo de tiempo en el que se realizo, 2005, ya que en la actualidad existe una actualización del la normativa más restrictiva para el periodo 2008-2012.

En resumen, el libro presenta conceptos complejos de explicar de una forma sencilla, aunque sin profundizar excesivamente en la materia; tiene muchos gráficos que apoyan las ideas teóricas y facilitan la lectura y significado de lo que se pretende exponer; el estudio está bien estructurado y es entendible para cualquier profano en la materia que desee tener un entendimiento sobre el significado del cambio climático y sobre los efectos que en la competitividad de la industria española plantea este nuevo reto.

M. Mar Alonso Almeida
Profesora de Organización de Empresas de la
Universidad Autónoma de Madrid