En una sala remodelada por él mismo, dos centenares de dibujos cartografían medio siglo de dedicación a la arquitectura. Desde su etapa de formación hasta el liderazgo de una firma que construye en todo el mundo, el diálogo entre el ojo y la mano a través del lápiz ha sido para Norman Foster un instrumento de análisis y de pedagogía, útil tanto para la concepción de las obras como para la explicación de sus intenciones. Como muchos de los croquis iniciales se contienen en los cuadernos de notas que siempre acompañan al arquitecto, la exposición incluye también medio centenar de éstos; y como esta producción gráfica es una herramienta para la construcción de edificios, se muestran media docena de maquetas que recuerdan la naturaleza tridimensional de la arquitectura, por más que tantas veces se geste en el humilde soporte bidimensional del papel. Pero aproximarse a la intimidad de los trazos puede arrojar luz sobre el proceso creativo que ha dado lugar a algunas de las obras maestras del siglo XX, y también sobre la capacidad de la arquitectura para mejorar nuestras ciudades y nuestras vidas.

Los años de formación. Del dibujo al proyecto arquitectónico

El dibujo de arquitecturas vernáculas, históricas y contemporáneas en sus viajes por Europa es el ejercicio donde se afinan las destrezas analíticas e imaginativas que permitirán al joven Foster abordar sus primeros proyectos, en su Manchester natal y después en la norteamericana Universidad de Yale.

Los sesenta. Primeras obras y el reto de la democracia industrial

Establecido en Londres como Team 4, Norman Foster realiza en Cornualles innovadoras obras residenciales, que pronto darán paso a su fascinación con la lógica de la industria, iniciando su carrera independiente con un centro social para Fred Olsen que reúne a descargadores y oficinistas bajo el mismo techo.

Los setenta. El culto a la precisión en monumentos de la técnica

Los contenedores sofisticados, neutros e igualitarios que albergaban a la vez a personas y máquinas en IBM, trabajo y ocio en Willis Faber, arte y enseñanza en el Sainsbury Centre, se reemplazan al término de la década por el expresionismo estructural del Hongkong Bank, su obra más celebrada.

Los ochenta. La construcción liviana, entre el territorio y la memoria

El amante de los aviones encontró en los aeropuertos y museos de aviación la ocasión de explorar una nueva ligereza, que también se manifiesta en las obras en altura y en las intervenciones en centros urbanos y edificios patrimoniales, donde el arquitecto respeta con sensibilidad la memoria construida.

Los noventa. El corazón de las ciudades y el poder del diseño

Conjugando la excelencia técnica con la conciencia ecológica, en el urbanismo, las infraestructuras o el diseño industrial, Foster transforma el perfil y los pavimentos de Londres, levanta el techo de Europa en Alemania y regenera el Reichstag, convirtiendo un icono ominoso en un símbolo de esperanza.

El siglo XXI. Un alcance global y una responsabilidad global

Desde Suiza hasta Sierra Leona, y desde el Golfo hasta Pekín, el trabajo de Foster + Partners sigue dirigido por el lápiz de un arquitecto que transita sin esfuerzo de la escala titánica a los proyectos diminutos, atento a su responsabilidad con el planeta y con su propia trayectoria creativa.