En la sede del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, sorprendente palacio historicista de principios del siglo XX, se ha inaugurado una interesante exposición dedicada al ingeniero Ildefonso Sánchez del Río. Es la primera muestra monográfica dedicada a este ingeniero. Supone, por tanto, una oportunidad para conocer el legado de uno de los ingenieros más destacados de la denominada Generación del 27, a la que también pertenecieron figuras tan relevantes como Eduardo Torroja, José Entrecanales o Carlos Fernández Casado. Todos ellos, no siempre en las mejores condiciones materiales y colectivas, supieron poner al día la ingeniería civil en España, convirtiendo el hormigón armado en un material para una arquitectura moderna y para modernizar el país.
Esta exposición, que enriquece y supone un hito ineludible para la historia de la ingeniería en España, ha sido organizada por la Fundación Juanelo Turriano, institución que lleva más de 20 años difundiendo la historia de la ciencia y la tecnología.
Ildefonso Sánchez del Río fue un ingeniero polifacético, autor de innovadoras obras de hormigón armado, pero que también desarrolló numerosas patentes y fundó una empresa de inestimable futuro como Dragados y Construcciones. Sánchez del Río contribuyó decisivamente, con sus obras, sus patentes y su actividad empresarial, a la madurez en España de un material indispensable para la modernidad como fue el hormigón. Su intuición estructural, su imaginación formal, que lo condujeron a la adopción de soluciones innovadoras, así como su carácter emprendedor, conforman un legado que justifica y nutre esta exposición.
Los comisarios de la muestra, Pepa Cassinello y Bernardo Revuelta, desvelan este carácter poliédrico - e incluso inspirador - del legado de Sánchez del Río a través de distintos paneles o ámbitos. El visitante conoce, de manera ordenada, la trayectoria personal y profesional de Sánchez del Río, el contexto internacional en que la desarrolló y sus principales aportaciones, agrupando los diferentes temas y actividades que llevó a cabo. Así, nos encontramos secciones dedicadas a las tipologías constructivas que más cultivó (depósitos de agua, paraguas, puentes), a sus patentes, a sus cubiertas onduladas y a sus obras de mayor relevancia (Mercado de Pola de Siero, Palacio de Deportes de Oviedo).
La exposición es clara, de elegante presentación, sin vanas ostentaciones o gestos impropios, sugestiva y atractiva. Cuenta con planos originales, memorias y artículos manuscritos, croquis, bocetos, cuadernos de cálculo, fotografías, cartas y documentos diversos, procedentes del propio Archivo de Ildefonso Sánchez del Río, que custodia en gran parte la Fundación Juanelo Turriano y que, paralelamente a la organización de la muestra, ha catalogado y digitalizado para su conservación y consulta. La exposición cuenta con tres maquetas, dos de ellas realizadas ex profeso, enormemente sugerentes. En especial la de la cubierta del Mercado de Pola de Siero, que permite visualizar, con un sencillo pero efectivo recurso, el aspecto exterior de su volumetría y su atrevida estructura.
Con motivo de esta muestra, se ha editado un catálogo a cargo de renombrados especialistas, entre ellos los propios comisarios de la muestra y Urbano Arregui, José Calavera, Enrique González Valle, Javier Manterola, Fernando Sáenz Ridruejo, Francisco Javier Sánchez del Río y José Antonio Torroja, que abordan y dimensionan la figura de nuestro ingeniero. El catálogo también destaca por su calidad, solidez y atractivo. Un cuidado y buen libro para una cuidada y buena exposición.