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Responsables:
Santiago Clúa Nieto
M.ª José Jiménez Castroviejo
Elena Barragán Villa
Hilario J. Ceballos Rodríguez
Centro:
Colegio Sagrado Corazón de Jesús (Madrid)
Fuente: VII Feria Madrid por la Ciencia 2006
Dirigido a: Público en general
Materiales
Copas de cristal de diferentes tamaños.
Tabla gruesa (entre 1 y 2 cm).
Escarpias roscadas.
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Fundamento científico
Se trata de tocar un instrumento musical hecho con copas de cristal que se hace sonar frotando
circularmente el borde de las copas con un dedo mojado en agua.
Al frotar la copa, esta vibra con una frecuencia determinada. Por tanto, suena con un
tono definido. Esto sucede porque se produce una onda estacionaria cuya frecuencia depende
de la forma, tamaño y tipo de cristal de la copa. Mojarse el dedo en agua sirve para aumentar
el rozamiento; desempeña el mismo papel que la resina que se da al arco del violín.
Desarrollo
Para que se produzca el sonido conviene lavarse las manos y enjuagarlas muy bien. Si el
dedo no está muy limpio, incluso debido a la propia grasa de la piel, no se produce bien el
sonido. Hay que frotar el borde de la copa muy suavemente y despacio. Quizá no suene a
la primera, pero no desesperes, es cuestión de cogerle el truquillo.
Las copas han de ser de cristal fino preferiblemente. Cuanto más grande es la copa, más
grave es el tono que produce. Con un excelente oído musical se ve (mejor dicho, se escucha)
qué tono da la copa (a falta de buen oído, se puede hacer con un afinador de los que
se utilizan para afinar los instrumentos musicales). Seguramente no dé ninguna nota
exacta. Para afinarla, se llena de agua hasta que la nota suene correctamente. A medida
que la copa se va llenando con agua, el tono se va
haciendo ligeramente más grave. Por tanto, no se
puede afinar a un tono más agudo.
Las copas se fijan a una madera con tres escarpias
que sujetan el pie. Es preferible montarlo sobre
una tabla robusta, ya que la caja de resonancia es
la propia copa. Se pueden poner alzas para conseguir
que todas las copas queden al mismo nivel y
sean más fáciles de tocar.
Para mojar el dedo, se utiliza agua de otro recipiente;
no el agua que se ha usado para afinar la
copa, porque si no, se desafina.
Una curiosidad: se atribuye a Franklin la invención
de una armónica de cristal automática. Consistía
en una serie de cuencos de cristal ensartados
en un eje que giraban con un pedal, cuya parte inferior
estaba en un recipiente con agua.
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