Es curioso y espectacular el efecto del vacío sobre una esponjita de fregar: Se coge un bote transparente con tapón de goma al que el visitante puede hacer vacío manualmente. Se pone una esponja de fregar que haya sido utilizada anteriormente. Al principio está limpia, pero según va sacando el aire el visitante, se va formando espuma blanca en su exterior que cada vez va aumentando hinchándose más y más hasta ocupar casi todo el recipiente. Para el tapón saltarín: Se coloca un matraz Erlenmeyer pequeño cerrado dentro del recipiente al que puede quitarse el aire manualmente. Se cierra el matraz con un tapón de goma con un poco de vaselina. Algún voluntario debe realizar vacío poco a poco En un momento dado el tapón se desprende violentamente. Como complemento curioso se puede añadir una ventosa pequeña adherida por dentro a la pared del recipiente donde se hace saltar el tapón. El vacío hace caer la ventosa y, por el contrario, hace saltar el tapón.

El visitante acciona el tirador para conseguir vacío . También aprieta el tapón para que vuelva a entrar el aire. Después de conseguir mucha espuma con la esponja,lo más divertido es cuando el visitante vuelve a introducir el aire, al abrir el tapón, pues toda la espuma vuelve a entrar rápidamente en la esponja quedando limpia como antes. En la otra experiencia, cuando un visitante consigue suficiente vacío provoca que los niños se ríen cuando salta de golpe el tapón.